1.
La novela gráfica que más me gustó en los últimos tiempos, y miren que leo muchas, observen, presten atención a lo que estoy diciendo. La leí primero en la web de Fierro, donde ya no está disponible (no entiendo si no está caída toda la página, ¿se terminó la Fierro web de El Destape?), esperando el nuevo episodio semana a semana como quien mira la novela. Y pasado un tiempo, me la regaló la Loba en versión física, palpable, la volví a leer y por eso la reseño.
2.
Carolina es joven, tiene un título pero también un trabajo de mierda, malos hábitos de autocuidado y mucha ansiedad. Y unes amigues que no la escuchan. Y una madre con una relación tóxica, que Carolina juzga aunque también, ¿desde dónde, Carolina? La historia íntima se vuelve paranormal, o quizás sólo escala en épica, una neurosis que deviene otra cosa, no sabemos. Como en El cisne negro, ahora pienso.
3.
El uso del lenguaje visual, lo que en cine llamaría el uso de planos y de montaje, parte de lo más tradicional pero aprovecha los recursos y se vuelve moderno-experimental en el capítulo de la droga, hermoso (medio Calvi), y de nuevo en el clímax de la historia, que leí con el corazón en un puño. Creo sin embargo que lo que más destaco de Inframundo, lo más original o que más me impactó, es la falta de concesiones que tiene el guión para con la protagonista -a la cual siempre le deseamos lo mejor, pero sin dejar de ver sus pifies con el gesto torcido- así como una vocación en el relato de mirar las cosas de frente, sin eufemismos, sin ahorrarnos el asco, el cringe, el miedo, la bronca, la risa, la ternura. El final es una piña en la cara, en su simpleza. Posta, una locura esta historieta. Todo cumplido me queda corto.