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jueves, 23 de julio de 2009

American Psycho, de Bret Easton Ellis

1. Así como terminé Menos que cero, agarré American Psycho del anaquel de la biblioteca en el que lo veo desde el primer día. Claro que antes de Menos que cero yo tenía una idea sobre American Psycho creada por la película del mismo nombre del año 2000, que me había parecido malísima en su momento. (Ahora sospecho que no debo haber entendido un carajo). Creo que desde Bukowski que no hacía eso, tener ganas de leer uno atrás del otro.

2. American Psycho es un libro muy largo y muy denso, al punto que en un momento de su lectura decidí que era una mierda, y al punto también de que tardé un mes en leerlo, mucho más de lo acostumbrado. Nevertheless (?), no es una mierda, ni ahí. Denso sí es. Es casi una permanente descripción densa de cosas y de marcas: ropa, electrodomésticos, muebles, principalmente.
Una cosa que me parece muy mal de la novela es el título. Si no se llamara así, hasta bien entrada la novela no sabrías de qué va. Los rasgos psicóticos de Bateman aparecen, pero muy bien deslizados en las situaciones, dentro de la marabunta de cosas que se dicen y que por fuerza de repetición se vacían. Si existe la remota posibilidad de que alguien no sepa nada de nada de qué se trata American Psycho, tenga estómago y le gusten las marcas de ropa, le recomiendo que deje de leer esto acá y me pida el libro prestado, porque ahora entramos en SPOILER ALERT.

3. En serio, lean lo que sigue sólo si ya saben de qué se trata el libro

...

¿ya se fueron?

...

Bien.
Patrick Bateman es un asesino serial que hace unas cosas de chanchas... súper chanchas. Un asco. Muy repulsivo. La descripción densa que conforma todo el libraco y que la mayor parte del tiempo se aplica a los trajes Armani o las sofisticadísimas lectoras de CD (y bueno; es que fue publicada en el '92, en los very early noventas: hablando del asunto, eso le suma mucha onda porque por los noventas son los nuevos ochentas...*) de pronto se utiliza para una situación horrible en la que Bateman le saca un ojo a un linyera con un cuchillo, por contar una de las menos horribles. Hay escenas muy REVULSIVAS, un montón de necrofilia entre otras cosas. Asco, guácala, Bret Easton tenés la cabeza llena de mierda. Muy creativa su mierda por cierto. American Psycho es una novela claramente muy planificada, muy investigada. Nada está ahí porque sí, aunque a lo mejor hay cosas de más, partes que me podría haber ahorrado de leer. De hecho hay tres capítulos que se llaman Whitney Houston, una banda y otra banda, que son pura y exclusivamente la historia de esas bandas a lo largo de los discos, con análisis de las canciones detallados y blablabla, que supuestamente son, como el resto de los capítulos, opiniones expresadas por Bateman, aunque no deben diferir mucho de las de Ellis. Ba, no sé. A lo mejor a Ellis no le gustan esas bandas, pero puede ser. El primero lo leí entero. El segundo lo leí hasta la mitad y después en diagonal, para ver si había algo sobre la trama que no perderse. El tercero que apareció lo saltié directamente. Está claro que tiene un sentido que esos capítulos aparezcan en la novela, que aparezcan donde aparecen, no es una decisión caprichosa; pero son un embole. No los lean, salteenlos, son malísimos. Pero ta, es una de las pocas cosas que no me gustaron.

4. Cuando Ellis escribió esta novela ya era famoso. Hasta ya había una película basada en su primer libro. Este es su tercero. Después siguió escribiendo y hay tres o cuatro más para que alguien me regale si quiere. Cuestión que mientras Menos que cero es la novela de un re capo escritor de 20 años, American Psycho es la novela de un treintañero que se tiene que mantener a la altura de las circunstancias. Cumple con eso: el libro fue polémico, fue de culto, fue best seller, estuvo prohibido en algunos países y se vendía embolsado en otros, los dos epígrafes seleccionados están perfectos, la primera y la última frases del libro son relativas (la primera es de la Divina Comedia y la última me hizo acordar, por un lado al "desaparezca aquí" de Menos que cero y por el otro a "'muera el perro', dijo el 18" de Rayuela), la crítica social y el retrato del yuppie de Wall Street están re bien y todo eso. Me lo imagino a Ellis haciendo un cuadro sinóptico en un pizarrón: a ese nivel. De la parte así planeada mi cosa favorita es eso de que nadie sabe quién es nadie nunca (literalmente, los personajes se llaman distinto según con quién hablen porque nadie corrige a nadie cuando lo confunden con otro). Pero lo que más me gustó está en otro lado. En varios momentos me sentí identificado con Bateman. Eso en realidad es de la parte planeada, si la novela está en primera persona todo el tiempo. Pero me sentí identificado de la misma forma que me pasó con algunos personajes en Neon Genesis Evangelion (remember la teoría del erizo) o con Pink en The Wall. No sé si me explico. Me refiero a una forma más recóndita de identificarse, más construida pero más elegida también y para uno mismo, no una imagen exterior, una idea. Justamente, una idea tan para uno mismo que no se puede terminar de explicar a otro. Bueno, esa forma inexplicable de entenderse a veces a uno mismo me hizo sentirme identificado con Patrick Bateman.

5. Me muero por hablar del final así que si alguien lee el libro o ya lo leyó, mándeme un mail o algo.



* Mi teoría sobre las décadas. Las décadas se ponen de moda en intervalos alternados: En los noventa (fines) están de moda los setenta (la falsa moda hippie) y esta moda se extiende hasta principios de la década del 2000 (¿los dosmiles? ¿los ceros? ¿las unidades?). En la década del 2000, se ponen de moda los ochenta, claramente. Hay varios ejemplos en la televisión. Y ahora, fines de la década (sí, en dos años estamos en otra década problemática de nombrar: ¿los diéces?), están de moda los noventas. Hace como un año o dos ya que se consolidó la moda. Diganme si los flogger no son un revival noventoso en cuanto a ropa. En fin, habrá que profundizar la discusión teórica en torno a este importantísimo y controversial tópico.

miércoles, 24 de junio de 2009

Menos que cero, de Bret Easton Ellis

1. No sé qué esperaba cuando me compré este libro. Esperaba sexo drogas y rock&roll, pero no esto. Menos que cero es un libro que parece superficial y uno lo lee tranca, interesado en que los personajes cojan, y de pronto te encontrás comprometido en una situación heavy. No es que no lo preavisara la contratapa: lo que pasa es que Menos que cero funciona de alguna manera como un espiral descendente. Un libro que empieza bastante lento y plácido (con merca y sexo ambiguo, pero tranca) y se va acelerando hasta que al final ya es un total y muy perturbador quilombo.

2. Es perturbadora, en serio. Bueno, por lo menos para mí. Lo terminé de leer durante un práctico de la facu de esos que no da lo aburridos que son: no es el libro más adecuado para leer en esa situación. A mí me descolocó totalmente. Tampoco es para antes de irse a dormir... En realidad no sé si en alguna situación no sería perturbador.

3. Bret Easton Ellis (cuyo nombre no logro aprenderme bien) escribió esta novela a los veinte y la publicó a los veintiuno, vendió 50.000 copias y se hizo millonario. Hijo de puta.

4. Me gustó mucho el uso que en la novela se hace de la memoria que Clay (el protagonista) tiene, de un pasado feliz y familiar. Está muy buena. Fin.

5. ¡Ah, pará! Se trata de un chico que está en New Hampshire estudiando en el Junior College y vuelve a su Los Ángeles querido por las vacaciones, donde se reencuentra con amigos de la secundaria, ex novias, dealers, sus padres, un montón de nombres y la gente más frivola, vacía y rubia de los EEUU de América de Reagan. Maneja un re coche descapotable y escucha música new wave y toma merca, fuma porro, coje con chicos y chicas y va a muchas, muchas, muchas fiestas y también a tomar vino blanco a lugares y casi siempre la pasa mal. A la larga o a la corta, la cosa se va poniendo pesuti en su ambiente y en su cabeza.
Ahora sí fin.