1.
Agus del Rosal editó un libro y lo tituló Postres y casas. Lo publicó en papel y todo, y la edición está re linda, pero sino acá está online también para todos y todas.
2.
Cuando era chico y se murió mi bobe, por algún motivo infantil que no recuerdo le adjudiqué esa muerte a un muñequito que yo tenía, una muñequita en realidad, medio pinipona trucha con cuerpo blanco y pelo naranja a la que le había agregado una cadenita en una mano como arma y a la que denominaba Doña. Se llamaba Doña porque me recordaba a una mujer que trabajaba en mi escuela primaria y a la que también llamaba Doña. Cuestión que no sé por qué pensé que Doña tenía poderes malignos y tenía algo que ver con la muerte -por otro lado completamente natural- de mi bobe, y entonces la guardé (la encerré) en un cofre, como castigo y para que no pudiera hacer más daño. Doña daño. Años después ya no creía en mi propia mistificación, y creo que me deshice de ella de alguna manera. A toda esta historia enterrada en mi memoria me hizo acordar este poema de Agus del Rosal que es el que más me gustó y que por lo que veo no está en la edición digital: