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Si bien se deja leer, el clásico universal del nobelizado Hermann Hesse es en gran medida un bodrio. Los giros de la historia son predecibles, Siddharta es siempre perfecto como un dios, y si bien la novela dice que Siddharta aprende cosas, no constan esos aprendizajes, ni se justifican las declaraciones de perfección que Hesse atribuye a sus personajes. La única mujer es una prostituta, aunque para ser justos con Hesse es una prostituta buena, y la relación de Siddharta con su amigo Govinda no puede ser más gay (siempre lo mismo con vos Hermann, sacá a tus personajes del clóset de una vez). Así que, en definitiva, una gilada la novela. Pero lo bueno es que leí un clásico así que me sube la barrita de cultura, además leí otra novela del nobelizado éste así que más aún porque Nóbel, y lo más importante, leí/taché otro volumen de mi colección COMPLETA de Club Bruguera y ahora estoy más cerca del Nirvana.