Que qué te ha dicho el dermatólogo, te pregunto. Me respondes que todo está bien, que solo tienes queratosis y que nunca es maligna. Y donde el doctor ve queratosis yo veo constelaciones; estrellas que brillan por la noche cuando te acaricio. Tenía miedo de que dijeran que lo que he descubierto en tu cuello es una supernova, que te quisieran extirpar la estrella que me guía hacia tu norte o que saquen a la luz el agujero negro por el que se cuelan tus pecas cada invierno. Pues yo creo, te digo, que a la medicina le falta poesía.