Había muchos indicios, todos basados en hechos concretos.
Le había visto bajar la mirada al hallar la mía, ruborizarse al encontrarnos, mirarme de reojo mientras yo parecía no darme cuenta, incluso un día, intentó pedirme que saliéramos juntos, sin éxito, porque yo estaba a otra cosa y no le hice caso.
Todos los indicios apuntaban a lo mismo, y racionalmente yo estaba segura de lo que él sentía.
Sin embargo, nunca hubo una prueba decisiva y terminamos alejándonos.
Un día le vi besando a otra y me dí cuenta de que todo habían sido meras sospechas.