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jueves, 21 de febrero de 2013

Hada madrina




Primera campanada, como un disparo. El príncipe grita, del susto ella se tira la ensalada de remolacha en el vestido, pero ya es tarde para disculpas.
Segunda, tercera, cuarta, echa a correr escaleras abajo, ni se da cuenta de que le falta un zapato.
Quinta, sexta, séptima, la gente la mira con horror, pero ella no puede pararse a pensar.
Octava, novena, en última instancia, para qué quiere esos zapatos de cristal que le llevan haciendo daño toda la noche.
Décima, undécima, se quita el otro zapato y corre lo más rápido posible.
Duodécima, el vestido manchado de rojo, descalza, y desorientada en la carretera que lleva al pueblo.
«Me haré cargo de tu defensa», dice su abogada, como si tuviera una varita mágica. «Hasta que aparezca el asesino y el arma del crimen, haremos que esto parezca un cuento de hadas.»


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Relato escrito para el concurso de Microrrelatos sobre Abogados del mes de enero 

martes, 3 de julio de 2012

Mineros de cuento



Llegaron los siete a casa con la cabeza mirando a los pies y sin apenas palabras. Aún así, al sentarse a la mesa, el sabio dijo «por mucho que dé vueltas a la cabeza, no sé qué podemos hacer» a lo que el gruñón respondió «nada, como siempre», el feliz contestó «todavía tiene que haber esperanza para nosotros», el dormilón bostezó y el tímido se sonrojó. El mocoso, de tanto llorar, se había quedado sin mocos ni lágrimas y el mudito encogió los hombros con una mueca de tristeza en la sonrisa.
Entonces Blancanieves dejó sobre la mesa la bandeja con la cena: ocho manzanas envenenadas, y les dijo: «Claro que hay qué hacer, con este manjar salimos esta misma noche con todos los compañeros para Madrid. Nos van a oír»


Con este relato me sumo a la iniciativa de Microrrelatos negro carbón

viernes, 18 de mayo de 2012

Cuentos para Violeta



Los colores de Matilde

Aquella mañana, Matilde se despertó muy contenta y llamó a la abuela para que la ayudara a vestirse.
— Abuela, hoy he tenido un sueño de colores, ha sido precioso
— ¿De colores? ¿Y cómo puede ser eso?

Matilde nunca había visto los colores porque era ciega desde que nació, por eso era tan especial para ella, y por eso tampoco lo entendía su abuela.

— Abuela, el cielo era azul como en primavera, cuando la brisa suave acaricia la piel y tú me dices que es un día luminoso. Los árboles tenían las copas altas, igual que las que nos dan sombra en las tardes de verano y eran muy verdes, como el olor de la hierba recién cortada. El sol era amarillo como en los días que calienta la cara. Y había una casa multicolor, rosa como la suavidad de mis peluches, violeta como el olor de las flores y naranja como cuando me abrazas y me aprietas fuerte los días de lluvia.

Dibujo de Lourdes Medina


Pintar el mundo de colores

Ya no era una niña cuando empezó a pensar que le faltaban colores al mundo, que las personas se habían vuelto más grises de lo que ella recordaba y el cielo se llenaba de polvo y suciedad más a menudo de lo habitual.
Había que hacer algo y había que hacerlo pronto –se dijo una fría mañana de marzo. Entonces se puso manos a la paleta, un árbol por aquí, un tejado por allá, un sol ahí arriba y pincelada a pincelada pintó el mundo en el que ella quería vivir.
Con cada pincelada notaba como su corazón se alegraba y cada vez el cuadro tenía más vida y armonía. Cuando terminó de pintar miró a su alrededor y unas ligeras cosquillas en la barriga le avisaron de que el mundo era un poquito más feliz.


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Estos dos cuentos los escribí para regalar en el 8º cumpleaños de mi hija, inspirada por el dibujo de Lourdes.

sábado, 9 de julio de 2011

Fin de cuento

Foto de Pablo Díaz

Como castigo, la madrastra de Cenicienta barría las flores de la última escena, antes de que se proyectara la película de nuevo.

miércoles, 13 de abril de 2011

Lo que te puedes encontrar en el bosque


En primavera me gusta caminar solo por el bosque, el susurro de los árboles parece hablar. Sin embargo hoy reparo en que estoy oyendo voces de verdad y paro para saber de donde vienen. Camino sigilosamente hacia ellas y veo un grupo de personas arrodilladas alrededor de lo que parece un ataúd de cristal, tras los matorrales desde los que estoy no puedo ser visto, pero sí observar.
Veo que uno de ellos se mueve y me doy cuenta de que no está de rodillas, es un enano, su vestimenta es bastante extraña y la de los demás también. Y en la urna hay una mujer, pero no parece muerta, por el color de las mejillas, y por la expresión. Además parece guapa.
Definitivamente son enanos todos los que están a su alrededor. Sin hacer ruido me voy de allí lo antes posible, espero que no me vean.
Cuando llegue al pueblo compraré entradas para el circo, el espectáculo promete, es lo más friki que he visto en mucho tiempo.

jueves, 31 de marzo de 2011

Lobo devorador



Esta colaboración promete!!!
Tengo otro marcapáginas de Juanlu (Luiyi) del blog Dibujos, con un cuento que escribí para Caperucita en 140 caracteres.

La imagen la veréis mejor aquí


Lobo devorador
Caperucita, una niña de colmillos afilados, encontró el amor en el lobo, él la devoró con la mirada, la escuchó y se la comió a besos.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Caperucita en 140


Cuento liberador

Fue la loba quien ayudó a Caperucita Roja y a la abuela a salir del armario en el que llevaban años metidas.

La cesta

Si Caperucita revisara su cestita vería que lo que envía su madre a la abuela no es precisamente comida, el lobo lo sabe.

Vejez

Caperucita lleva pastillas azules a su abuelita para que las tome el cazador. El lobo hace de gancho.

Venganza

La madre de Caperucita sabía que su hija vengaría el abuso y humillación sufridos por una manada de lobos en su infancia.

Caza ilegal

Caperucita, enviada especial al bosque para destapar la caza indiscriminada de lobos protegidos por cazadores furtivos.

Mundo imaginario

Doctor, mi hija confunde lobos con coches y cazadores con semáforos ¿cree usted que lee demasiados cuentos?

Refranero

Tanto fue Caperucita al bosque, que finalmente encontró a su medio lobo. Vivieron felices y comieron perdices.

Lobo devorador

Caperucita, una niña de colmillos afilados, encontró el amor en el lobo, él la devoró con la mirada, la escuchó y se la comió a besos.


*Relatos enviados al concurso Caperucita Roja en 140 caracteres de Cuentos y más

martes, 19 de octubre de 2010

Cuentos liberadores


Fue la loba quien ayudó a Caperucita Roja y a la abuela a salir del armario en el que llevaban años metidas.

jueves, 7 de octubre de 2010

Piedras


En La Palma, las piedras son grises, volcánicas, basálticas.
Cuando voy a la playa me siento entre las piedras e imagino historias. Elijo algunas y les cuento cuentos de colores.
Cuando me levanto para irme, tengo la sensación de que ya no son tan grises.

Relato inspirado en la pintura “Piedras I” de Manu Marzán

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