Es imposible apartar la mirada de las noticias de odio que estos días nos llegan desde Estados Unidos. La matanza de Orlando no hace más que ratificar el largo camino que queda por la lucha contra la homofobia alrededor del mundo, no solo en las partes dónde ser homosexual o transexual sea delito, si no también en aquellas dónde se suponen que los derechos humanos están más avanzados. Sin duda alguna, hoy más que nunca, hace falta una mayor visibilidad para conseguir que los delitos de odio, ya sea por orientación sexual, género, raza, y evidentemente religión (no faltarán estos días los que condenen el Islam sin reflexionar antes sobre otras religiones que también son duras con lo diferente. Sin escuchar como parte de la comunidad está dando apoyo al colectivo LGTBI), sean condenados unánimemente. No hay que olvidar tampoco el gran problema armamentístico que existe en el supuesto país de las libertades, dónde conseguir una arma es más sencillo que comprar un huevo Kinder, una debate que el lobby de las armas siempre dinamita en pro de los intereses comerciales de los mismos.
Los casos de odio en Estados Unidos siempre se han utilizado como referencia para la lucha del colectivo LGTBI, tanto es así que momentos como los altercados de Stonewall o el asesinato del activista político Harvey Milk, han sido clave para la evolución de los derechos, otro de los casos es el de Matthew Shepard, un joven asesinado en Laramie, Wyoming, por el cual se consiguió (muchos años después) una enmienda en pro de la lucha contra el odio. Es precisamente ese caso el que ocupa hoy el blog con el filme para televisión El crimen de Laramie – o Proyecto Laramie -. Un falso documental que intenta indagar como ha afectado el caso a la población de Laramie.
En octubre de 1998, Matthew Shepard fue hallado cubierto de sangre y en estado de coma atado en una valla a las afueras de Laramie, pocos días después el joven fallecía en el hospital. Los culpables del homicidio fueron rápidamente identificados como dos jóvenes de la ciudad. El caso resonó en todos los medios de comunicación y se convirtió en toda una referencia para la lucha contra la homofobia. El filme recoge las entrevistas que se hicieron a varios habitantes de la ciudad, para construirlas a modo de falso documental –o documental ficcionado- contando la historia que sucedió.
El crimen de Laramie, dirigida por Moisés Kaufman, es una estupenda apuesta televisiva que se basa en la obra de teatro homónima del mismo Kaufman, dónde un grupo de estudiantes de teatro se traslada hasta Laramie para entrevistar a algunos de sus habitantes. Son las propias declaraciones las que se transcriben en boca de los actores que dan vida a los protagonistas de esta historia. Unos actores que son, sin duda alguna, una de las mayores bazas del filme, pues cuenta con un reparto de lujo. Nombres como Steve Buscemi, Christina Ricci, Dylan Baker, Jeremy Davies, Clea DuVall, Michael Emerson, Amy Madigan, Clancy Brown, son algunos ejemplos del espectacular reparto que da vida a esos entrevistados.
A pesar del homogéneo tono de telefilme, Kaufman sorprende con algún que otro despunte en dirección y montaje, para dar vida, sin perder nunca el sentido narrativo, a una película que no olvidemos, se basa en retratar unos hechos históricos recogidos a través de declaraciones, algo que por lo pronto podría parecer repetitivo, pero que el director resuelve muy bien, y consigue mantenernos atentos al hilo argumental.
El filme, además de ser todo un alegato en contra de la homofobia, busca también mostrar como los medios pueden demonizar un lugar a causa de un hecho aislado, dando carta blanca a toda declaración, a favor o en contra de esos derechos, para mostrar la realidad lo más aproximada posible. Encontramos así a personajes que sienten vergüenza de que algo así haya podido ocurrir en un lugar aparentemente pacifico, otros que no esconden el rechazo a los que no son como ellos, tanto los que condenan de todos modos la violencia, como los que no –terrible personaje el del reverendo-, los que viven escondidos en su armario en una población rural o los que no temen a dar la cara. En conjunto es un filme coral, dónde todas las voces intentan ser recogidas, que busca concienciar no solo a través de un acto atroz, si no también a favor de una localidad donde no todo es demoníaco.
Es una lástima que casos como el de Matthew Shepard sigan hoy siendo noticia, igual que lo es que haya países que encarcelen o condenen a las personas por su orientación sexual. Que todavía hoy haya personas de primera y segunda clase, y que quede todavía un largo camino por recorrer. Filmes como El proyecto Laramie no solo nos ayudan a no olvidar, si no a luchar contra el odio y por los derechos de todos.
Los casos de odio en Estados Unidos siempre se han utilizado como referencia para la lucha del colectivo LGTBI, tanto es así que momentos como los altercados de Stonewall o el asesinato del activista político Harvey Milk, han sido clave para la evolución de los derechos, otro de los casos es el de Matthew Shepard, un joven asesinado en Laramie, Wyoming, por el cual se consiguió (muchos años después) una enmienda en pro de la lucha contra el odio. Es precisamente ese caso el que ocupa hoy el blog con el filme para televisión El crimen de Laramie – o Proyecto Laramie -. Un falso documental que intenta indagar como ha afectado el caso a la población de Laramie.
En octubre de 1998, Matthew Shepard fue hallado cubierto de sangre y en estado de coma atado en una valla a las afueras de Laramie, pocos días después el joven fallecía en el hospital. Los culpables del homicidio fueron rápidamente identificados como dos jóvenes de la ciudad. El caso resonó en todos los medios de comunicación y se convirtió en toda una referencia para la lucha contra la homofobia. El filme recoge las entrevistas que se hicieron a varios habitantes de la ciudad, para construirlas a modo de falso documental –o documental ficcionado- contando la historia que sucedió.
El crimen de Laramie, dirigida por Moisés Kaufman, es una estupenda apuesta televisiva que se basa en la obra de teatro homónima del mismo Kaufman, dónde un grupo de estudiantes de teatro se traslada hasta Laramie para entrevistar a algunos de sus habitantes. Son las propias declaraciones las que se transcriben en boca de los actores que dan vida a los protagonistas de esta historia. Unos actores que son, sin duda alguna, una de las mayores bazas del filme, pues cuenta con un reparto de lujo. Nombres como Steve Buscemi, Christina Ricci, Dylan Baker, Jeremy Davies, Clea DuVall, Michael Emerson, Amy Madigan, Clancy Brown, son algunos ejemplos del espectacular reparto que da vida a esos entrevistados.
A pesar del homogéneo tono de telefilme, Kaufman sorprende con algún que otro despunte en dirección y montaje, para dar vida, sin perder nunca el sentido narrativo, a una película que no olvidemos, se basa en retratar unos hechos históricos recogidos a través de declaraciones, algo que por lo pronto podría parecer repetitivo, pero que el director resuelve muy bien, y consigue mantenernos atentos al hilo argumental.
El filme, además de ser todo un alegato en contra de la homofobia, busca también mostrar como los medios pueden demonizar un lugar a causa de un hecho aislado, dando carta blanca a toda declaración, a favor o en contra de esos derechos, para mostrar la realidad lo más aproximada posible. Encontramos así a personajes que sienten vergüenza de que algo así haya podido ocurrir en un lugar aparentemente pacifico, otros que no esconden el rechazo a los que no son como ellos, tanto los que condenan de todos modos la violencia, como los que no –terrible personaje el del reverendo-, los que viven escondidos en su armario en una población rural o los que no temen a dar la cara. En conjunto es un filme coral, dónde todas las voces intentan ser recogidas, que busca concienciar no solo a través de un acto atroz, si no también a favor de una localidad donde no todo es demoníaco.
Es una lástima que casos como el de Matthew Shepard sigan hoy siendo noticia, igual que lo es que haya países que encarcelen o condenen a las personas por su orientación sexual. Que todavía hoy haya personas de primera y segunda clase, y que quede todavía un largo camino por recorrer. Filmes como El proyecto Laramie no solo nos ayudan a no olvidar, si no a luchar contra el odio y por los derechos de todos.
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TÍTULO ORIGINAL The Laramie Project AÑO 2002 DURACIÓN 97 min. PAÍS Estados Unidos IDIOMA Inglés DIRECCIÓN Moisés Kaufman GUIÓN Tectonic Theatre (Obra teatral: Tectonic Theatre) MÚSICA Peter Golub FOTOGRAFÍA Terry Stacey REPARTO Dylan Baker, Steve Buscemi, Jeremy Davies, Peter Fonda, Janeane Garofalo, Joshua Jackson, Laura Linney, Christina Ricci, Nestor Carbonell, Camryn Manheim, Clea DuVall, Michael Emerson, Mark Webber, Ben Foster, Amy Madigan, Clancy Brown, Tom Bower, Summer Phoenix, James Murtaugh, Richard Riehle, Terry Kinney, John Nance PRODUCTORA Cane/Gabay Productions / Good Machine / HBO
GÉNERO Drama. Intriga
TEMÁTICA Homosexualidad. Basado en hechos reales. Telefilm. Drama judicial. Falso documental. Crimen. Teatro. LGBTIQ
SINOPSIS
Basada en hechos reales. El film narra la reacción de la ciudad de
Laramie tras el brutal asesinato de Matthew Sheppard, un estudiante
homosexual de la Universidad de Wyoming, víctima de la violencia e
irracionalidad de dos homófobos.
PREMIOS
2002: Emmy: 4 nominaciones, incluyendo mejor telefilm, dirección y guión
CRÍTICA
+ "Un símbolo del sufrimiento y el dolor de la comunidad LGBT." (Cinegayonline)
PUNTUACIONES
6,5 | 6,0 | 7,3 | |||
NOTA MEDIA: 6,6 |
TRAILER
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