Hoy día de reyes toca decir adiós a la Navidad, mañana las tiendas y calles dejarán atrás los adornos para entrar de lleno en la campaña de las rebajas, alargando así el espíritu consumista que nos tiene a todos atrapados. Despidiendo la natividad, me permito hacerlo con un filme navideño sobradamente conocido por su nefasta crítica. Este es El Grinch, una versión en carne y hueso de una de las famosas historias del Dr. Seuss, que a su vez adapta la versión animada El Grinch: El cuento animado (How the Grinch Stole Christmas! [Dr. Seuss' How the Grinch Stole Christmas!]; Chuck Jones, Ben Washam, 1966), una de las películas que jamás faltan a la cita navideña en los pases televisivos de esa gran nación llamada Los Estados Unidos de América.
Por fin llega la Navidad a Villa Quién, todos los habitantes preparan alegres la celebración de las fiestas, intentando no nombrar al extraño ser que vive en la cima cercana a su pueblo, El Grinch. Esa especie de ogro verde odia la Navidad, y todo lo que se relaciona con ella, así que los quienes evitan a toda costa pensar en él durante estas fiestas tan señaladas. Solo una pequeña niña siente curiosidad por entender el odio que El Grinch siente por estas fiestas, así que decide investigar un poco, y de pasada, entender cual es el verdadero sentido de la Navidad.
Como pasa con la mayoría de películas que adaptan historias del Dr. Seuss, la exportación fuera de su país es un deporte de riesgo. El mejor de los ejemplos es El Grinch, una película cuya historia es poco o nada conocida fuera de las fronteras americanas, y por consiguiente tiene el riesgo de no llamar la atención al público foraeno. Con la película de Ron Howard el resultado fue un desastre en taquilla y una acogida nefasta por parte de la crítica, siendo valorada como una mala película. Pero si somos capaces de adentrarnos dentro de El Grinch, sin fijarnos en el peso que lleva a sus espaldas, es fácil darse cuenta de que en realidad es una película demasiado infravalorada.
Y no es que el filme sea una gran obra maestra, ni mucho menos. La película cuenta con un guión algo pobre, ya que intenta alargar una historia de por sí bastante corta con un resultado no demasiado brillante, y con unos personajes secundarios algo planos y que rellenan la película sin mucho que ofrecer. Y aunque estas palabras puedan sonar a apocalipsis, en realidad el filme es de lo más salvable, no solo por ser entretenido y ameno -y mucho mejor que otras cintas navideñas-, si no por el enorme imaginario que contiene dentro.
Dentro del campo de la animación es bastante sencillo adaptar la obra del Dr. Seuss. Aunque filmes como Lorax. En busca de la trúfula perdida (Dr. Seuss’ The Lorax; Chris Renaud, Kyle Balda, 2012) o Horton (Horton Hears a Who!; Jimmy Hayward, Steve Martino, 2008) no sean un prodigio cinematográfico, logran no perder las bases de la obra de Seuss. Lo complicado es llevar ese imaginario a la pantalla en una cinta donde los personajes sean de carne y hueso. Dado lo complicado del ejercicio, hay que reconocer que la película de Howard es un prodigio en si misma, no solo consigue ser fiel al estilo del autor, si no que además se lo apropia y hace de él un delicioso espectáculo para nosotros.
El estilo visual de El Grinch es una maravilla, todo el diseño artístico es alucinante, e inevitablemente podemos llegar a relacionarlo con el mismo imaginario del mejor Tim Burton. El diseño de los personajes, sus vestimentas, el maquillaje, la iluminación... todo en El Grinche está cuidado y es una gozada visual. Desde esa perspectiva es fácil defender una película dónde el guión escasea un poco, ya que al menos podemos gozar desde otra perspectiva.
Pero ojo, no es solo que el diseño visual del filme sea lo único potable, es fácil hacer la prueba: si tenéis algún pequeñajo cerca, de bien seguro que disfrutará con este filme navideño, lo que demuestra que aburrido no es, y que es capaz de proporcionarnos un rato de lo más divertido.
Eso sí, existen dos grandes peros en la película ya no tan salvables. Uno es el azucarado final que ya desde el clímax se va cocinando a fuego lento y va caramelizando toda la pantalla. Pero claro, si nos adentramos en la historia original, un cuento sobre los verdaderos valores de la Navidad más clásica, nos daremos cuenta que el resultado podría haber sido mucho peor. Por otro lado tenemos a Jim Carrey, actor que da vida al verde protagonista. Carrey no tarda en comerse el propio Grinch y nos invita a un espectáculo de lucimiento en el que nos agota con sus gestos absurdos y, a medida que avanza más el filme, con menos gracia. Carrey abusa de lo estúpido y llega a cansar a cualquiera, por lo que si películas como La Máscara (The Mask; Chuck Russell, 1994) no son santo de tu devoción, es mejor ni acercarse a la película de Howard.
Salvando esas dos distancias la película es de lo más entretenida y al menos nos deja gozar de un estilo visual realmente admirable. Si sois capaces de soportar al peor Carrey, el filme es de lo más ameno.
Por fin llega la Navidad a Villa Quién, todos los habitantes preparan alegres la celebración de las fiestas, intentando no nombrar al extraño ser que vive en la cima cercana a su pueblo, El Grinch. Esa especie de ogro verde odia la Navidad, y todo lo que se relaciona con ella, así que los quienes evitan a toda costa pensar en él durante estas fiestas tan señaladas. Solo una pequeña niña siente curiosidad por entender el odio que El Grinch siente por estas fiestas, así que decide investigar un poco, y de pasada, entender cual es el verdadero sentido de la Navidad.
Como pasa con la mayoría de películas que adaptan historias del Dr. Seuss, la exportación fuera de su país es un deporte de riesgo. El mejor de los ejemplos es El Grinch, una película cuya historia es poco o nada conocida fuera de las fronteras americanas, y por consiguiente tiene el riesgo de no llamar la atención al público foraeno. Con la película de Ron Howard el resultado fue un desastre en taquilla y una acogida nefasta por parte de la crítica, siendo valorada como una mala película. Pero si somos capaces de adentrarnos dentro de El Grinch, sin fijarnos en el peso que lleva a sus espaldas, es fácil darse cuenta de que en realidad es una película demasiado infravalorada.
Y no es que el filme sea una gran obra maestra, ni mucho menos. La película cuenta con un guión algo pobre, ya que intenta alargar una historia de por sí bastante corta con un resultado no demasiado brillante, y con unos personajes secundarios algo planos y que rellenan la película sin mucho que ofrecer. Y aunque estas palabras puedan sonar a apocalipsis, en realidad el filme es de lo más salvable, no solo por ser entretenido y ameno -y mucho mejor que otras cintas navideñas-, si no por el enorme imaginario que contiene dentro.
Dentro del campo de la animación es bastante sencillo adaptar la obra del Dr. Seuss. Aunque filmes como Lorax. En busca de la trúfula perdida (Dr. Seuss’ The Lorax; Chris Renaud, Kyle Balda, 2012) o Horton (Horton Hears a Who!; Jimmy Hayward, Steve Martino, 2008) no sean un prodigio cinematográfico, logran no perder las bases de la obra de Seuss. Lo complicado es llevar ese imaginario a la pantalla en una cinta donde los personajes sean de carne y hueso. Dado lo complicado del ejercicio, hay que reconocer que la película de Howard es un prodigio en si misma, no solo consigue ser fiel al estilo del autor, si no que además se lo apropia y hace de él un delicioso espectáculo para nosotros.
El estilo visual de El Grinch es una maravilla, todo el diseño artístico es alucinante, e inevitablemente podemos llegar a relacionarlo con el mismo imaginario del mejor Tim Burton. El diseño de los personajes, sus vestimentas, el maquillaje, la iluminación... todo en El Grinche está cuidado y es una gozada visual. Desde esa perspectiva es fácil defender una película dónde el guión escasea un poco, ya que al menos podemos gozar desde otra perspectiva.
Pero ojo, no es solo que el diseño visual del filme sea lo único potable, es fácil hacer la prueba: si tenéis algún pequeñajo cerca, de bien seguro que disfrutará con este filme navideño, lo que demuestra que aburrido no es, y que es capaz de proporcionarnos un rato de lo más divertido.
Eso sí, existen dos grandes peros en la película ya no tan salvables. Uno es el azucarado final que ya desde el clímax se va cocinando a fuego lento y va caramelizando toda la pantalla. Pero claro, si nos adentramos en la historia original, un cuento sobre los verdaderos valores de la Navidad más clásica, nos daremos cuenta que el resultado podría haber sido mucho peor. Por otro lado tenemos a Jim Carrey, actor que da vida al verde protagonista. Carrey no tarda en comerse el propio Grinch y nos invita a un espectáculo de lucimiento en el que nos agota con sus gestos absurdos y, a medida que avanza más el filme, con menos gracia. Carrey abusa de lo estúpido y llega a cansar a cualquiera, por lo que si películas como La Máscara (The Mask; Chuck Russell, 1994) no son santo de tu devoción, es mejor ni acercarse a la película de Howard.
Salvando esas dos distancias la película es de lo más entretenida y al menos nos deja gozar de un estilo visual realmente admirable. Si sois capaces de soportar al peor Carrey, el filme es de lo más ameno.
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TÍTULO ORIGINAL How the Grinch Stole Christmas AÑO 2000 DURACIÓN 105 min. PAÍS Estados Unidos IDIOMA Inglés DIRECCIÓN Ron Howard GUIÓN Jeffrey Price & Peter S. Seaman (Libro: Dr. Seuss) MÚSICA James Horner FOTOGRAFÍA Donald Peterman (AKA Don Peterman) REPARTO Jim Carrey, Rachel Bailit, Jeffrey Tambor, Christine Baranski, Taylor Momsen, Bill Irwin, Molly Shannon, Jeremy Howard, T.J. Thyne, Lacey Kohl, Nadja Pionilla, Clint Howard, Bryce Dallas Howard, Jim Meskimen PRODUCTORA Universal Pictures presenta una producción Imagine Entertainment
GÉNERO Comedia. Fantástico. Infantil
TEMÁTICA Navidad. Cine familiar. Remake
SINOPSIS
El Grinch es una especie de ogro verde que siempre ha vivido aislado en
la cima de una montaña, en las afueras de Villa Quién. Habituado a la
soledad, lo que le destroza los nervios son los villancicos que la gente
del pueblo canta en Navidad; para vengarse, decide robar los regalos de
Santa Claus.
PREMIOS
2000: Oscar: Mejor maquillaje. 3 nominaciones
2000: Nominada al Globo de oro: Mejor actor comedia o musical (Jim Carrey)
2000: Premios BAFTA: Mejor maquillaje y peluquería
2000: 2 Nominaciones a los Premios Razzie: Peor guión y peor remake o secuela
2000: Nominada al Globo de oro: Mejor actor comedia o musical (Jim Carrey)
2000: Premios BAFTA: Mejor maquillaje y peluquería
2000: 2 Nominaciones a los Premios Razzie: Peor guión y peor remake o secuela
CRÍTICA
+ "Si por algo destaca El Grinch es por su formidable acabado formal, visual y sonoro. El maquillaje que luce Jim Carrey es sencillamente espléndido. Además, el esfuerzo realizado en el campo de la dirección artística (con participación de integrantes del Circo del Sol), crea un mundo de fantasía irrepetible." (Decine21)
- "Si llegada esta Navidad queréis disfrutar de una buena tarde con los más pequeños de la casa, salid a dar un paseo y disfrutar del frescor invernal, bajo ningún concepto torturéis a nadie de la familia con 'El Grinch'. [...] El oscarizado Ron Howard dirige esta fallida fábula navideña donde la nula originalidad queda a un lado para ver a Jim Carrey cubierto de pelo verde." (Laura Sande: Ecartelera)
- "Su extrema fidelidad al espíritu del doctor Seuss tal vez sea su talón de Aquiles a los ojos del espectador alejado de tal referente: Howard no copia a Burton, sino que bebe de sus fuentes primigenias, pero se queda corto (y mucho: quizás ni lo intenta) a la hora de insuflar a su versión ese aliento personal que permitió al autor de Eduardo Manostijeras obtener poesía inédita a partir de material ajeno." (Fotogramas)
- "Si llegada esta Navidad queréis disfrutar de una buena tarde con los más pequeños de la casa, salid a dar un paseo y disfrutar del frescor invernal, bajo ningún concepto torturéis a nadie de la familia con 'El Grinch'. [...] El oscarizado Ron Howard dirige esta fallida fábula navideña donde la nula originalidad queda a un lado para ver a Jim Carrey cubierto de pelo verde." (Laura Sande: Ecartelera)
- "Su extrema fidelidad al espíritu del doctor Seuss tal vez sea su talón de Aquiles a los ojos del espectador alejado de tal referente: Howard no copia a Burton, sino que bebe de sus fuentes primigenias, pero se queda corto (y mucho: quizás ni lo intenta) a la hora de insuflar a su versión ese aliento personal que permitió al autor de Eduardo Manostijeras obtener poesía inédita a partir de material ajeno." (Fotogramas)
PUNTUACIONES
6,0 | 4,2 | 6,0 | |||
NOTA MEDIA: 5,4 |
TRAILER
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