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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Sobre "Un día perfecto", la película de León de Aranoa


un dia perfecto
Un día perfecto”, la película de Fernando León de Aranoa, transcurre en la guerra de Bosnia, pero bien podría ser un relato de lo que a diario sucede en cualquier ambiente laboral o social de nuestro entorno. O político: te enamoras de una causa, te la crees, dedicas tu tiempo y tu energía a ello… y antes o después te percatas de lo difícil que resulta cambiar el rumbo de las cosas. La vida se empeña en tener su propia inercia y tú, por lo general, sueles estar a merced de los acontecimientos. Así que más vale que lo asumas cuanto antes.
La película cuenta la historia de un equipo de cooperantes en los Balcanes que intenta sacar de un pozo el cadáver de un hombre para evitar así la contaminación del agua que bebe la población de la zona. Pero la cuerda con la que cuentan para ello se rompe y hay que buscar otra. Ahí empiezan los problemas: nunca la búsqueda de una simple cuerda permitió acercarse con tanta nitidez al absurdo, complejo y desconsolador ambiente de una guerra. Todo son obstáculos y dificultades para quienes quieren ayudar. No solo se les mira con desconfianza sino que, allá por donde van, encuentran todo tipo de impedimentos para conseguir la cuerda salvadora.
Nuestra vida diaria está llena de cosas así. Necesitamos una cuerda para que la gente no se muera de sed y es esa misma gente la que nos impide conseguirla ¿Tiene sentido hacer las cosas en las que crees, cuando aquellos a los que quieres ayudar desconfían de tu buena fe? ¿Tiene sentido hacer lo que crees justo cuando la legalidad y sus administradores te lo impiden hasta el punto de ser capaces de criminalizarte por ello si te empeñas demasiado?
Como en la película de León de Aranoa, basada en “Dejarse llover”, una novela de la médico madrileña Paula Farias, todos somos cooperantes en busca de una cuerda que nadie nos quiere dar. La hostilidad, la desconfianza o el miedo lo impiden y cuando al fin damos con ella… no la podemos usar porque topamos con la legislación vigente. Vean la película y comprobarán hasta qué punto sus protagonistas se encuentran con los mismos problemas con los que la mayoría de nosotros hemos de enfrentarnos a diario. Como los personajes que encarnan Benicio del Toro y Tim Robbins en la película, más vale echar mano del cinismo y el sentido del humor si queremos sobrevivir a las contrariedades.
Solo tiene sentido ayudar si no creemos demasiado en lo que estamos haciendo. Porque si nos da por pensar que nuestro trabajo es importante, si dotamos de trascendencia aquello en lo que nos ocupamos lo más probable es que al final, cuando comprobemos los resultados, se nos acabe quedando cara de tonto. El laberinto en el que se mueve el equipo que comandan Robbins y del Toro les lleva a concluir que sí, que es importante hacer lo que tienes que hacer, pero nunca has de esperar que te reconozcan ningún mérito. Y, por supuesto, más vale que estés siempre preparado para la decepción.
La legalidad respalda muchas veces la injusticia, y si te empeñas en plantar cara apostando por el voluntarismo, lo más probable es que ese exceso de celo acabe funcionando en contra de tus intereses. Más vale, como hacen los protagonistas de “Un día perfecto”, asumir que la mayor parte de las cosas que suceden a nuestro alrededor carecen de sentido. Y si lo tienen, nada que ver con lo que se espera, se desea o se imagina.
Farias y León de Aranoa nos cuentan la historia de gentes que quieren ser útiles y dotar de sentido a su vida en laberintos tan absurdos como injustos. Nos cuentan nuestra propia historia.
J.T.

miércoles, 15 de abril de 2015

¿Por qué tenemos tanto miedo?



"La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje miedo de decir... Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida... Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo; los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo...."

Comienzo hoy con estas palabras de Eduardo Galdeano, quien se marchó dejándonos huérfanos el pasado lunes, porque me sirven para ilustrar una cuestión a la que vengo dándole vueltas desde hace bastante tiempo: ¿Por qué tenemos tanto miedo?

¿Qué es lo que nos lleva a aguantar un trabajo infecto y mal pagado en lugar de mandar al patrono al carajo? ¿Tan poca confianza tenemos en nosotros mismos para salir adelante? ¿Qué es lo que nos lleva a callarnos cuando escuchamos sandeces o, sencillamente, algo con lo que no estamos de acuerdo? ¿Por qué no acostumbramos a decir lo que pensamos? ¿Qué tenemos que perder?  ¿Por qué no ponemos en marcha nuestras ideas, nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestras ambiciones en lugar de vivir  atenazados, sometidos y engañándonos esperando a que las cosas cambien por arte de magia ¿A qué esperamos? ¿Qué más nos puede pasar?

¿Qué más le puede pasar a quien, para comer, ha de acudir cada jueves a las colas de Cáritas en su parroquia?  ¿Qué más le puede pasar a quien le quitan la casa y además ha de seguir pagando la hipoteca pendiente?  ¿Qué más le puede pasar a quien, cuando cae enfermo, no tiene dinero para pagarse las medicinas que le recetan? Cuando inicias la cuesta abajo siempre piensas que la cosa remontará. Y por miedo a perder lo que aún no te han quitado, continúas tragando.

Conozco gente que hace tiempo que no sale de vacaciones, que antes cambiaba de coche cada equis tiempo y un buen día decidió prescindir de él. Siguió tragando para aguantar el tirón, aunque cada año entraba en casa menos dinero y cada trabajo que conseguían era más cutre que el anterior. Un septiembre, al comienzo del curso escolar decidieron no comprar los libros que necesitaban sus hijos para estudiar; cuando llegó el frío no encendieron la calefacción, dejaron de comprar ropa, luego cortaron internet y empezaron a aplazar recibos de luz y agua y aguantar hasta la amenaza de corte. La consumación de la tragedia apareció cuando el dinero no llegaba para pagar el alquiler o la hipoteca. Ya solo quedaba lugar para la desesperación el día que recibió la notificación de desahucio.

Y cuando te quitan la casa y te dejan tirado como una colilla descubres que tenías que haber pegado un puñetazo en el primer minuto de partido. No haber tragado ni un puto contratiempo y haber salido a la calle a partirte el pecho para evitar el desastre. Igual te habrían dado de hostias hasta en el carnet de identidad, pero no habrías tenido miedo. Porque el miedo lo tienen que tener ellos, los que desahucian, los que roban, los que mienten, los que se llevan tu dinero a los paraísos fiscales, los que te están haciendo pagar un desastre financiero del que tú no tienes ninguna culpa...

Siempre hay peligro para los que lo temen, decía Bernard Shaw, y es cierto. Los ricos, y los políticos que defienden a los ricos, huelen el miedo. No les podemos dar esa ventaja, hay que actuar antes que nos muerdan. Más.

Acabemos con esos miedos que tan crudamente denunciaba Galeano. No dejemos hueco al "miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, a la noche sin pastillas para dormir ni... al día sin pastillas para despertar".

J.T.

lunes, 21 de julio de 2014

La desigualdad es violencia

Una de las claves de la cómoda supervivencia de quienes controlan el poder ha sido siempre tener pillada por los huevos a la mayor cantidad de gente posible, sobre todo si se encuentra entre los 25 y los 45 años: personas que se compren pisos con hipotecas colosales, que tengan hijos en edad escolar, un trabajo que los amarre bien y que los convierta en sumisos y eficientes empleados -ya se sabe, hace mucho frío fuera-...

Quienes putean, como está ocurriendo, a este segmento de la población, y aumentan así la desigualdad social a una velocidad escandalosa, yo creo que se están haciendo directamente el harakiri.

Cuando uno tiene algo que conservar, o proteger, cuando hay expectativas de prosperidad y de posibles mejoras el personal, por lo general, suele aguantar carros y carretas. Pero cuando vas cumpliendo años, se te echan encima los treinta, y luego los cuarenta, y el asunto continúa siendo un desastre: cuando ni tienes trabajo, ni te puedes plantear tener hijos, ni mucho menos meterte en un piso... concluyes entonces que cada vez tienes menos que perder si decides ponerte el mundo por montera, luchar porque las cosas mejoren y batirte el cobre donde haga falta: justo lo contrario de lo que suele interesarle al poder.

Así las cosas, ¿cómo es posible entonces que estén dotando de tanta autoridad moral a tanta gente y proveyéndonos a todos de argumentos para que el día menos pensado acabe montándose el gran pollo? ¿Cómo es posible que estén poniendo tan en bandeja la contestación ciudadana? Indigna constatar, como concluye Thomas Piketty en su libro "El capital en el siglo XXI", que el 1 por ciento de la población se está apoderando de la parte del león de la riqueza y a cambio solo aporta angustia e inseguridad al 99 por ciento restante. Una desigualdad que, para el pensador francés, "de no combatirse enérgicamente, puede llevar a la autodestrucción del sistema que incluye la propia democracia". Ya no es suficiente, como manifestaba este domingo en "El Magazine" Jimmy Wales, inventor de la Wikipedia, que el poder apueste por la ignorancia y la escasez de conocimientos de la población para tenerla controlada.

Y si el mundo de puertas abiertas de internet ha cambiado las cosas, la verdadera tumba de quienes todavía están en el poder va a ser haberle robado las expectativas a la generación clave, a la que dinamiza y aporta músculo a la columna vertebral de cualquier sociedad con ganas de vida y de sacarle el mayor partido posible a esa vida. 

No es bueno tener cabreada a la gente de entre 25 y 45 años, jóvenes y menos jóvenes que, para más inri, empiezan a tener sus padres también en paro, muchos de ellos con años aún por delante hasta alcanzar la edad de la jubilación. Y quienes han conseguido llegar al estatus de pensionista, mosqueados vivos cuando escuchan que el gobierno lleva tiempo metiendo mano al fondo de reserva para pagarles a fin de mes.

Cada vez menos cosas que perder, cada vez más argumentos para salir a la calle y darle a esto un vuelco espectacular cuando llegue la hora de votar. Con este panorama, resulta difícil entender la estrategia del gobierno. ¿Realmente quieren hacerse el harakiri o la soberbia y el pedestal desde el que analizan y proclaman su particular mundo feliz les impide intuir el hostión que pueden llegar a pegarse?

J.T.

P.D. Hasta el otoño no encontraremos en las librerías españolas el libro de Piketty traducido al castellano

lunes, 5 de mayo de 2014

Las amenazas de Mónica de Oriol


Quiso zanjar el asunto pidiendo perdón, pero yo lo siento mucho: me niego a que Mónica de Oriol se acabe yendo de rositas y se minimicen sus amenazas como si no hubiera ocurrido nada tras las burradas que soltó en público el pasado día 24. “¿Ha pedido perdón? Pues venga -hay quien dice-, pelillos a la mar”. Y de eso nada. La presidenta del Círculo de Empresarios se pasó dieciocho pueblos porque no sólo despreció y puso a parir al millón largo de “ni-nis” que tenemos en España sino que dejó también muy clarita su apuesta por rebajar el salario mínimo, por disminuir e incluso liquidar los subsidios y reducir también la indemnización por despido a 18 días por año. Y de todo eso creo que es bueno que quede constancia, porque responde exactamente a lo que piensa mañana, tarde y noche la casta empresarial al completo.

Fueron tantas las lindezas desgranadas por la señora Oriol en su desaprensivo desahogo durante su más reciente encuentro con la prensa que, a pesar de que han transcurrido ya unos días, considero que es bueno levantar acta notarial, para la historia, de sus nada casuales palabras. Así que me he tomado la molestia de, tras encontrar un video con el resumen de sus más atrevidas perlas, transcribirlas aquí. Hélas:

“[los jóvenes] se salían del colegio porque sin cualificación ganaban mil y hasta mil quinientos euros. Eran el rey del mambo el viernes y el sábado. Los amigos del cole sin un puñetera duro, y ellos llegaba el viernes y el sábado e invitaban a todas las niñas. ¿Qué hacemos con esa gente, cero cualificación? Tenemos un millón de personas así, que no tienen formación ninguna y un salario mínimo que te obliga a pagarles, aunque no valgan para nada, un dinero que no producen…” 

 "…A gente diferente, trato diferente. Tú no puedes homogeneizar un mercado que no es homogéneo. En el Círculo defendemos que el salario mínimo solo se aplique a partir del momento en que tengas una cualificación o que hayas hecho formación dual. Que a las empresas les permita coger a chavales sin cualificación en formación dual: un salario inferior al marcado y darles formación en el intermedio. De esa manera rompemos una barrera, porque a esta gente nadie les contrata. Les das una oportunidad de entrar en el mercado de trabajo, y luego que se busquen la vida una vez que han entrado porque el problema es entrar en el mercado…”

“Más flexibilidad, aproximar el coste del despido a lo que es la media europea, que está en 18 días. En febrero de 2012, lo que se hizo fue bajar de 45 a 33. Seguimos siendo los últimos de la cola, después de Francia e Italia, cuando lo que tenías que haber hecho, ya que haces una reforma… chico, ponte a la cabeza. Parécete a Austria, parécete a Alemania, parécete a Inglaterra, parécete a Irlanda, que son los que no tienen paro”.

“Insistimos en que es importantísimo darle la segunda vuelta a la reforma laboral, para no perder esa generación perdida de todos los ni-nis, reciclarlos obligándoles a que se formen en formación profesional, o entrando en empresas por la vía dual rebajando el salario mínimo”. 

"…es decir, hacerlos más baratos para que sean atractivos a las empresas, primer punto, y eso aceleraría la creación de empleo porque, en fin, todos compramos cuando lo que se nos ofrece es razonable de precio, por eso vamos a las rebajas. Pero no compramos, si estamos apretaos, cosas que son caras. Y cara es una cosa que produce menos que la satisfacción o la productividad que te crea”.

"Nos parece que la reforma laboral ha sido muy importante, pero se ha dejado el capítulo de reducir la dualidad de este mercado y se ha dejado también fuera el tema de la empleabilidad y de los subsidios, que son los más generosos del mundo mundial, que no están condicionados a la búsqueda activa de empleo, que generan situaciones de rentas de trabajo y de parasitismo sobre los que sí trabajan”. 

"La reforma laboral ha sido la más revolucionaria en el ámbito que ha tocado, que es la descentralización de la negociación colectiva. El protagonista de su vida tiene que ser el ciudadano; el protagonista de la empresa tiene que ser el empresario, no las organizaciones empresariales; el protagonista en la negociación con la empresa tiene que ser el trabajador, no unos representantes sindicales que normalmente hace muchos años que no trabajan”. 

Que conste en acta esta elocuente vomitona de la presidenta del Círculo de Empresarios, madre de seis hijos y miembro de una de las dinastías -los Oriol- con más tradición empresarial en nuestro país. Es biznieta del fundador de la compañía ferroviaria Talgo, sobrina del expresidente de Iberdrola e hija del arquitecto Miguel Oriol.

Que no nos venga, pues, con cartas de arrepentimiento escritas con la boca pequeña. Lo que dijo el otro día esta empresaria vasca de rancio abolengo no sólo es lo que piensa toda la casta a la que pertenece, la que tutela a este gobierno títere, sino que es exactamente lo que todas las organizaciones empresariales aspiran a conseguir más pronto que tarde. ¿Les vamos a dejar?

J.T.

lunes, 10 de febrero de 2014

Aquellos brillantes becarios que tuvieron que marcharse de aquí

Esta foto de José Pablo en Perú me sugiere tantas cosas...

Querida María José Durán, sigo por facebook tus peripecias en el sur del sur de América Latina. Recuerdo cuando me contaste que querías marcharte a Chile y yo, que te necesito aquí para podernos dar más prisa en cambiar todo esto, no tuve más remedio que animarte a que te largaras.

He sido testigo de muchos de los cabezazos contra la pared que te pegaste antes de tirar la toalla. He visto cómo lo mucho que vales, tu gran capacidad para hacer este país un poco mejor, no solo no fue apreciado por los indocumentados que te pagaban el sueldo sino que no pararon hasta aburrirte. Creo que hiciste bien en marcharte. Pero querida mía, yo necesito que vuelvas.

A ti, querido Enrique Carnicero, qué quieres que te diga. Una mente creativa como pocas. Durante el año que tuve la fortuna de tenerte de becario pude disfrutar de tu envidiable capacidad para traducir la vida en imágenes y planos secuencia. Las cosas que te traías entre manos siempre tenían un punto exquisito, un ángulo en el que los demás no reparábamos hasta que tú nos lo hacías ver. Ahora te disfrutan en Irlanda. Allí consigues salir adelante haciendo lo que te gusta después de haber llamado aquí a mil puertas sin que nadie supiera entenderte o dispusiera del presupuesto necesario para lanzarse contigo a una aventura de éxito seguro.

Yo quiero que vuelvas, Enrique, y quiero que sepas que, por lo que a mi respecta, pienso hacer todo lo posible para que te vayan haciendo sitio.

En cuanto a mi querida Patricia Calderón, a ver cómo te lo cuento: He visto a poca gente con tan excelente disposición, tan buen humor, tan poco miedo a aceptar desafíos. ¿Recuerdas cuando, sin aviso previo, te propuse hacer aquella salidilla en San Fernando en plena huelga de Astilleros? Los neumáticos ardían detrás tuyo y Manolo Garrido, desafiante, te apuntaba con la cámara. Te dio igual, lo resolviste como si llevaras toda la vida en haciendo información en directo. Ni un segundo de duda, había que hacerlo y lo hiciste. Fenomenalmente, además. Nunca olvidaré lo mucho que nos peleamos y nos reímos juntos porque conectar contigo era muy fácil. Ese pundonor con el que te ponías a la tarea, esa energía pura es la que necesitamos aquí para doblarle el pulso a quienes están usando el poder para fulminar nuestras esperanzas.

Pero te has ido. Andas por esas Europas, ahora creo que en Alemania, en busca de ese hueco que aquí no encontraste. Como también hizo nuestra amiga Rocío Martínez o nuestra otra María José, Morón, con José Pablo, su pareja quienes, hartos de contratos basura, de promesas incumplidas, expectativas fallidas y todo tipo de coitus interruptus laborales, decidieron irse a tomar... por mundo. Así han llamado a su blog y a su página de facebook, en las que cuentan sus peripecias mientras recorren el mundo con un presupuesto de veinte euros diarios. Seguro que los amortizan porque son envidiablemente creativos, osados... y muy capaces.

Os necesitamos aquí María Josés, Enrique, Patricia, José Pablo. Os necesitamos para construir ese país que quienes nos gobiernan no quieren que tengamos. Entiendo que os hayáis marchado. Y por eso entiendo como un desafío para los que aún estamos aquí luchar para darle a esto el vuelco suficiente para que volváis a tener aquí vuestro lugar. Para que os animéis a regresar y no se marche nadie más, para que cese una sangría que nos descapitaliza y ensombrece las perspectivas de futuro.

Vosotros hacéis falta aquí. Mucha falta. Quienes sobran son ese diez por ciento de depredadores, mentecatos, arribistas y especuladores que han dejado esto hecho unos zorros. Por vosotros, por los que os fuisteis, vamos a intentar que podáis poner pronto fecha a ese billete de vuelta que lleváis, seguro, en vuestros bolsillos.

Este país no se puede convertir en lo que quiere Botín, en lo que quieren esos contables que nos gobiernan en nombre de la troika. Este país tiene que ser como queramos el noventa por ciento de sus ciudadanos, que queremos reformar el código penal para meter en la cárcel a los defraudadores, para que, como dice el amigo Iglesias, los policías le pongan las esposas de una vez a los responsables de la crisis.

J.T.


miércoles, 15 de enero de 2014

Planes de pensiones en oferta para cincuentones incautos ¡Llame ya!


“Estimado ciudadano mayor de cincuenta años: 

Ponemos en su conocimiento que con lo que lleva usted cotizado en su vida, a menos que espabile y suscriba un fondo de pensiones cuanto antes -privado, por supuesto-, el día en que se jubile cobrará una mierda de pensión. Así que usted verá, o se pone las pilas, se pasa por su banco amigo y se deja engañar una vez más o, si luego acaba muriéndose de asco antes de morirse de verdad, no diga que no le hemos avisado. 

Conclusión: haga el favor de no dormirse en los laureles y ¡llame ya! Llame a Bankia, por ejemplo, o a Novagalicia, o a cualquiera de esas honestas entidades financieras graciosamente rescatadas con préstamos europeos que devolveremos… con sus impuestos y sus ahorros. 

¡Llame ya! Las pobres entidades bancarias continúan necesitando dinero fresco para acabar de tapar el descomunal socavón financiero en el que nos sumieron durante años con prácticas especulativas que nos han llevado a la ruina. 

¡Llame ya! Entre irse de vacaciones y ahorrar para un fondo de pensiones, no lo dude: fondo de pensiones ¿Invertir? Ya lo harán los bancos por usted con ese dinero que, no sea desconfiado, se alegrará de recuperar en su vejez. ¿Cómo? ¿que no le llega para eso? ¿que está usted en paro? ¿que tiene un trabajo basura? No sé, no sé, ¿no será que se conforma con poco, que no piensa lo suficiente en el futuro? 

¿Cómo? ¿que sí que tienen trabajo, usted y su pareja, pero que entre los dos sueldos que entran en casa se las ven y se las desean para llegar a fin de mes porque han de pagar la hipoteca de un piso que ahora vale la tercera parte que cuando lo compraron? No sea usted alarmista, hombre. No vaya de víctima. Alquílelo y trasládese a otro más pequeño, más barato y más lejos de donde tiene su vida y su trabajo. También puede venderlo, así se libera de la hipoteca y vive de alquiler. ¿Qué dice, que menuda faena? ¿Y por qué no lo pensó usted antes? ¿Ve cómo teníamos razón cuando le decíamos que estaba usted viviendo por encima de sus posibilidades? 

¿Por qué se cree que hemos decidido mandarle ese estudio con una proyección de la mísera jubilación que le puede quedar al paso que va? Pues porque nos preocupamos por usted y queremos que tenga una vejez tranquila… si suscribe un plan de pensiones privado, claro está. ¿Sus hijos? ¡Ah!, pero ¿no están ya en el extranjero buscándose la vida? ¿a qué esperan? 

Lo hacemos por su bien, de verdad. Esto empieza a ir un poco mejor, créanos, pero para que vaya todo lo bien que queremos que vaya es preciso que la gente como usted deje de quejarse, trabaje más horas por menos dinero, ahorre y se abra un fondo de pensiones cuanto antes. Así que ya sabe. No sea tonto y… ¡Llame ya!”

(Traducción al castellano de la carta que la ministra de Empleo y Seguridad Social proyecta enviar durante 2014 a los mayores de 50 años anunciándoles el importe de la pensión que cobrarán cuando se jubilen. Eso siempre que mantengan sus bases de cotización actuales y bajo la atrevida hipótesis de que consigan tener trabajo hasta los 67 años…. si no cambian la ley y retrasan, aún más, la edad de jubilación)

Por la traducción
J.T.

jueves, 17 de octubre de 2013

Las pensiones nunca volverán a ser lo que eran

Nos han dejado jodidos para siempre. La jugada que nos están haciendo Rajoy y sus muchachos -y muchachas- adquiere de manera dramática la dimensión de putada cuando concluyes que el daño es irreversible. Ya no hay marcha atrás.

Han finiquitado tiempos y costumbres que ya no volverán. Ellos solitos nos han hecho más daño que todos los gobiernos de la democracia juntos. Nos han ido desnudando por capas y pronto, al paso que vamos, acabaremos en pelotas.

Algún día, claro está, volverá a haber trabajo. Trabajo donde ya no existirán los comités de empresa y donde hablar de convenios colectivos será como hablar de la prehistoria. Trabajo donde jugarán con tu tiempo a su antojo y dispondrán de tu vida y tu descanso a cambio de un escaso puñado de euros con los que a duras penas te llegará para cubrir tus necesidades mínimas.

Iremos de trabajo en precario a trabajo en precario hasta el desastre final. Porque ¿qué joven de veinte, treinta años, incluso de cuarenta piensa a día de hoy que llegará el momento en que podrá jubilarse y cobrar una pensión digna que le permita hacer frente a sus necesidades?  Los de cincuenta, los que aún tienen trabajo, se tientan la ropa temiendo no llegar a tiempo y los ya jubilados constatan impotentes cómo les están robando la cartera mientras el ladrón les niega la evidencia en su propia cara.

Juan Torres vaticinaba este miércoles en una conferencia en Madrid que en menos de diez años los pensionistas habrán perdido el 20 por ciento del poder adquisitivo que tienen en estos momentos. Como sucede con todas las medidas que viene adoptando el gobierno en los dos últimos años, pellizco a pellizco, bocado a bocado, nos dejan cada día más indefensos.

No es cierto, según Torres que,  porque los viejos ahora vivan más, el sistema de pensiones sea insostenible. El problema es el paro y la precariedad salarial, porque si hubiera trabajo y la gente cotizara en condiciones no habría que tocar la hucha donde se guarda el fondo de reserva ni abortar las revalorizaciones como han hecho. No hay ni que matar a los viejos ni que bajar las pensiones, decía Torres. Sólo repartir de otro modo porque hasta 2010, cuando había ya cuatro millones de parados, el sistema daba superávit.

El remate de la faena es inducir al acojonado ciudadano a apostar por un plan de pensiones privado. Otra trampa saducea según el autor, junto con Vicenç Navarro, de "Lo que debes saber para que no te roben la pensión" editado por Espasa. ¿Por qué? Primero porque hace olvidar a la gente que la pensión es un derecho social, un sistema de reparto basado en la solidaridad para ayudar incluso a quienes no  pudieron generar derechos mínimos por no haber cotizado lo suficiente. Y segundo porque el Estado deja de ingresar seis mil millones de euros al año por las bonificaciones fiscales que practica a quienes suscriben planes de pensiones privados. Una cantidad, qué casualidad, muy parecida a la que han tenido que sacar del fondo de reserva. Bonificaciones injustas, según Torres, porque se prima a quien gana lo suficiente para poder ahorrar y se penaliza al que cobra una miseria.

Tocar las pensiones es la evidencia más palpable de que esto no rula, de que el gobierno no sabe ya qué hacer para complacer la voracidad de los depredadores. O no tiene ningún interés en saberlo. 

J.T.

jueves, 8 de agosto de 2013

Historias de treintañeros machacados por la crisis


M. Sandra, 36 años. Ganaba dos mil euros y hace tres años se metió en un piso de 165.000. Le dieron 195.000 de hipoteca a 40 años. Paga 750 euros al mes. Hace poco más de un año que se quedó en el paro: 900 euros. Para poder comer hace chapuzas en negro, entre ellas organiza reuniones tipo tuperware y vende material de sex-shop. Está sin pareja, sin hijos y sin perspectiva de tenerlos. 

María S., 34 años. El mismo día que su pareja y ella firmaban ante notario el hipotecón que los mantendría "unidos" durante los próximos 35 años empezaron los movimientos en su empresa que derivarían en absoluta inestabilidad y flagrante amenaza para sus dos mil cien euros de sueldo. Un mes antes se había planteado la posibilidad de quedarse embarazada. Le espera el paro o trabajar lo mismo por la mitad de lo que cobra ahora. 

M.L. Fernández, 37 años. Hipoteca a 30 años de 900 euros largos al mes. Ganaba 2.200. Su pareja, autónomo, no vende una escoba desde hace un año. Ella se acaba de quedar en el paro justo cuando deshojaba la margarita de si quedarse embarazada o no. 

A.N. Gómez, 35 años. Lo han puesto de patitas en la calle con su mujer embarazada de su segundo hijo y obras en una casa de la familia donde ella piensa abrir un pequeño negocio: préstamo para la obra, por supuesto, mas hipoteca a veintimuchos años de la casa donde viven. 

Estas cuatro historias, que conté en mi blog hace ya casi dos años y medio (el 3 de marzo de 2011) no tuve que salir a buscarlas a la calle. Las tenía muy cerquita mío. Se trataba de la situación por la que estaban pasando cuatro personas a las que quiero mucho. 

¿Cómo diréis que están hoy, 8 de agosto de 2013, dos años y medio después, esas cuatro personas? 
Pues os cuento: 

A M.Sandra, que está a punto de cumplir 39 años, le quedan todavía 35 de hipoteca. Con lo que gana ahora trabajando a salto de mata apenas si le llega para cubrir la cuota. Así que ha decidido alquilar una de las habitaciones del piso y, por supuesto, sigue vendiendo material erótico de casa en casa. Continúa sin pareja, sin hijos y sin perspectiva de tenerlos. 

María S. tiene un trabajo para ir tirando en el que le pagan bastante menos de lo que cobraba antes. Ahora está de baja porque, valiente ella, acaba de ser madre. Desde que ha vuelto de la clínica su pareja y ella no paran de hacer cuentas. Del todo, la verdad, no les salen. 

M.L. Fernández se cambió de ciudad para ganar cuatrocientos euros menos que antes en un trabajo que no le gusta y que no sabe cuánto le durará. Se ha separado y se ha visto obligada a rebajar sus expectativas tanto personales como económicas. Cuando llega fin de mes y comprueba que le han ingresado la nómina, respira aliviada. Muy aliviada. 

A.N. Gómez, desde que fue padre por segunda vez, empleó la mayor parte de su tiempo en ayudarle a su mujer en el negocio recién abierto y en ocuparse de los niños. La prestación por desempleo que cobraba se le acabó y ahora va de chapuza en chapuza, con algún contrato a tiempo parcial que, cuando dura un mes, lo celebra con los amigos. 

Hace dos años y medio, cuando conté estas historias, confieso sinceramente que abrigaba la esperanza de celebrar con ellos, a estas alturas ya, la alegría de haber dejado atrás tanto machaque. ¡Iluso de mí! A día de hoy los cuatro deben prácticamente lo mismo, son más mayores, tienen más obligaciones y cobran mucho menos. 

Cobran mucho menos... desde nuestro punto de vista, porque desde el del FMI o la Comisión Europea aún hay que rebanarles los sueldos un diez por ciento más.

J.T.

martes, 30 de julio de 2013

Vacaciones de verano, ¿para quién?


El día treinta y uno te despedías de muchos compañeros, que se marchaban en agosto de vacaciones, y el día uno besabas y abrazabas a los que volvían, que llegaban todo relajados y lustrosos. Durante los desayunos y los pasilleos de ese día y los siguientes te enterabas de lo bonito que estaba Praga o te empapabas, nunca mejor dicho, de fotos y detalles de las cataratas del Iguazú.

Mi costumbre de no hacer vacaciones por estas fechas me ha llevado a vivir variados momentos como los que acabo de contar. Toda una sabrosa liturgia en épocas de vino y rosas. Por lo general la gente tenía una cosa llamada trabajo fijo, el concepto "ere" no había aparecido en el horizonte -por lo que ni siquiera existía tal término- y en las empresas periodísticas, que son las que mejor conozco, el becario que llegaba en julio era becario, y no sustituto explotado, y en los medios de comunicación aún mandaban los periodistas, no los gerentes.

Pronto llegaron los contratos por obra, promovidos por cierto por un ministro, entonces socialista, llamado Boyer; se oteaba en el horizonte la aparición de los contratos basura y algunos desmanes más, pero la gente todavía solía contar con las vacaciones como parte de la rutina familiar y laboral. Ahora, para quien todavía pueda hacerlo, empieza a resultar arriesgado planificar cualquier descanso con demasiado tiempo de antelación.

Las últimas tropelías en materia de legislación laboral, y la torticera aplicación que los empresarios se han apresurado a hacer de ella, han llevado a muchos trabajadores a no diseñar ya demasiados planes a largo plazo. Ahora casi nadie sabe qué va a ser de su vida no el año que viene, sino ni siquiera dentro de seis meses. ¿Cerrará la empresa? ¿Me echarán? ¿Harán otro ere? ¿Me bajarán el sueldo?

Miles de empresas donde se producían esos entrañables relevos vacacionales de julio y agosto ya no existen. Muchas de las que quedan en pie han metido tales tijeretazos, gracias a la reforma laboral, que las plantillas se han quedado esqueléticas, desmotivadas, con los sueldos rebajados y con el miedo metido en el cuerpo.

España iba a cambiar tanto que no la iba a reconocer ni la madre que la parió, dijo alguna vez alguien. Creo que el autor de esta frase no se podía imaginar que ese cambio iba a ir por donde ha ido: Casi seis de cada diez jóvenes, en paro -de los jóvenes que quedan aquí, porque decenas de miles se han marchado ya fuera del país. Seis millones de personas que, queriendo y pudiendo trabajar, no encuentran el modo de hacerlo. Decenas de miles de trabajadores obligados a darse de alta en autónomos para continuar haciendo el mismo trabajo que hacían pero ya como proveedores y facturando, es decir, cobrando mucho menos por lo mismo que hacías antes y buscándote tú la vida con hacienda y la Seguridad Social. ¡Ah! y allá tú si te tomas vacaciones...

Es verdad que este miércoles y este jueves las carreteras y los aeropuertos vuelven a un trasiego muy por encima de lo habitual.  Pero mucho me temo que en los maleteros de los coches y en las mochilas de las estaciones va metido mucho menos optimismo que en otras épocas. Nos han hecho más pobres, más indefensos, menos seguros. Han quitado un buen bocado de protección a los jubilados y muchas esperanzas a los más jóvenes...

Y el figura que ha perpetrado todo esto en tan sólo dieciocho meses, el responsable máximo del desaguisado, es quien comparece este jueves para contarnos que la cosa mejora que es un primor, que nos espera un estupendo futuro y para negar, antes que cante el gallo, a su correligionario y otrora amigo Bárcenas tres y tres mil veces si es necesario.

En aquellas empresas que aún no han cerrado, este uno de agosto no creo que se hable de Praga ni del Iguazú: quizás sintonicen la tele o la radio para ver qué cuenta el elemento. El millón de familias que ya tiene a todos sus miembros en paro estarán en casa, así que de ellas no se va a librar tampoco. Ni de los que estén en la carretera, que para eso existe la radio. Hay expectación, por mucho uno de agosto que sea.

J.T.

domingo, 2 de junio de 2013

Estoy en Berlín, luego estoy "en casa" según González Pons


Paseo con mi hija mayor, 29, por el barrio berlinés de Mitte, donde hace casi cinco años que se instaló. He venido a visitarla y nos estamos poniendo al día. Hoy nos hemos acordado de aquellos amigos míos cuyos hijos tienen más o menos la misma edad que ella. 

Mi amigo Juan Ramón y su mujer, le cuento, dividirán sus vacaciones de verano entre Francia y Suecia; su hija mayor trabaja en Estocolmo y el pequeño en París. José Manuel y Pilar tienen ya los billetes para Bangkok: 15 días en agosto con su hija pequeña, que lleva allí seis meses y le quedan otros tantos. La mayor está a punto de aceptar una oferta en Australia; Enrique tiene a su hijo en Argel, Gregorio en Bruselas... 

Yo a mi hija la veo contenta con su trabajo y con su vida aquí en Berlín, la verdad. Y para mí supone un alivio que sea así, pero me niego a aceptar, no puedo tolerar de ninguna manera que eso sea utilizado como coartada por el gobierno del pp para aliviarse ellos, para minimizar la importancia de su incompetencia a la hora de ofrecer oportunidades profesionales a la juventud, para trivializar el trágico e incesante goteo que está vaciando las ciudades españolas de sangre joven. 

González Pons tendría autoridad moral para argumentar que trabajar en la Unión Europea es trabajar “en casa” si a continuación pudiera añadir que hay muchos jóvenes noruegos, suecos, alemanes y holandeses que también trabajan en España. Pero la libre circulación de profesionales se produce en un solo sentido: nuestros hijos se están largando y en España no se instala ni dios porque, además, con la que tenemos encima… sólo faltaría eso. Hay muchos que volverían apenas pudieran pero falta sitio, falta actividad, faltan oportunidades. 

Esa entregada Fátima Báñez a quien se le llena la boca hablando de movilidad exterior; esa orgullosa Aguirre, ufana ella de lo bien y mucho que valoran a nuestros jóvenes talentos en otros países... una y otra pasan sospechosamente por alto la tragedia que supone vaciar las universidades, las empresas y los laboratorios españoles de gente joven que pueda perpetuar una excelente siembra de decenios hecha ahora añicos en cuatro días. Un destrozo dañino y cruel para las generaciones que vienen detrás. Una ruina. 

Escucho estos días en Berlín conversaciones entre jóvenes treintañeros... Hablan de sus problemas en el trabajo, no de sus problemas para encontrar trabajo. Hablan de los precios de los pisos, de turnos, de libranzas... Algunos incluso se han casado ya y pasean en carrito, tanto por las calles de Berlín como por las de media Europa, bebés alemanes, holandeses o noruegos cuyos abuelos son españoles, italianos o portugueses. 

No están de paso, no han ido a formarse como argumenta el irrepetible Wert. Han ido para quedarse durante mucho tiempo. Para gastar allí sus horas, su capacidad, su formación: su vida. 

A los centros de trabajo, a las industrias, a las ciudades españolas cada vez les faltan más jóvenes bien formados que hablen idiomas, que tengan imaginación, energía y ganas de prosperar. Los teníamos pero han huido. Habíamos invertido en ellos pero esa inversión está siendo rentabilizada por otros países que los reciben con los brazos abiertos, encantados de no haberse tenido que gastar ni un céntimo en su formación. 

Ni ellos se esperaban un chollo tal, ni nosotros tal desmadre. Sobre todo porque estos insensatos que nos gobiernan ven cómo nos vamos hundiendo y siguen actuando como entregados palmeros de aquellos que nos ponen el pie encima a ver si nos ahogamos del todo. 

Claro que según González Pons, siempre nos quedará Alemania, que es como "estar en casa".

J.T.

lunes, 8 de abril de 2013

Españoles por el mundo, ¿se van o los echan?

- Papá, me voy a Alemania

Corría el verano de 2008 cuando mi hija mayor me dijo esta frase que tantos españoles de mi generación hemos escuchado de boca de nuestros hijos en algún momento de los últimos cinco años. Le gustaba Berlín, había decidido hacer allí su máster y luego ya vería. Ese "luego ya vería" se convirtió en que comenzó a trabajar allí cuando terminó los estudios y ya va camino del quinto año fuera de nuestro país.

Desde entonces su majestad el skype nos ha mantenido en contacto, yo he ido a verla cuando he podido y ella ha venido también (más veces que yo allí) con la frecuencia que le ha sido posible. Sobre su estado de ánimo no voy a contar nada aquí porque corresponde a su esfera personal. Hablaré de mí, de cómo vivo yo la historia y de lo que me parece que le está pasando a la gente joven de nuestro país.

A mí me satisface que mi hija se esté abriendo camino en la vida, y me da igual donde sea. Pero no puedo evitar que me asalte una terrible asociación de ideas: el recuerdo de las lágrimas que, cuando yo era niño, presenciaba cada vez que desde mi pueblo de la Alpujarra almeriense veía partir un autobús repleto de lugareños para ganarse en Alemania el jornal que en España no podían. Porque la situación actual, salvando las distancias, empieza a tener demasiadas similitudes con aquella.


Como me ocurre a mí, los hijos de muchos de mis amigos inundan en estos momentos no ya el mapa de Europa sino del mundo entero. Bangkok, Durban, Doha, Seatle o Wellington acogen ahora mismo en sus calles y plazas a hijos de amigos míos que se ganan la vida con mejor o peor fortuna. El denominador común de nuestras vidas es la cuenta de skype y el rastreo de billetes de avión comprados con antelación para poder ir a visitarlos a precios asequibles.

Así estamos, según los datos, aproximadamente unas 400.000 familias en toda España. Con nuestros hijos desparramados por  Ámsterdam,  Bruselas, Buenos Aires, Copenhague, Dublín, Lisboa, Londres, Munich, Nueva York, París, Roma, Santiago de Chile, Berlín o Viena. Muchos de ellos salieron este domingo siete de abril a la calle con una pancarta cuyo rotundo lema "no nos vamos, nos echan" unos podemos compartir más que otros, pero es cierto que la frase define un estado de ánimo que afecta a un buen porcentaje de los jóvenes españoles que viven y trabajan fuera de nuestro país.

Salieron a la calle en 33 ciudades de todo el mundo para secundar la iniciativa puesta en marcha por la plataforma "Juventud sin futuro". 33 ciudades donde jóvenes españoles denunciaron la falta de expectativas profesionales que España les ofrece. Y que si están fuera no es precisamente porque les vaya bien sino porque entienden que al menos serán capaces de sobrevivir mejor que aquí. 

Es cierto que ha cambiado la actitud de quien se marcha fuera. Hasta hace cinco-seis años podían hacerlo, como ha ocurrido toda la vida, porque era una posibilidad  que estaba ahí y que si se querían se aprovechaba. Pero ahora se marchan fundamentalmente por exclusión, porque no tienen más remedio, porque aquí en España tienen muy poco, o nada, que hacer. Entre los menores de 25 años hay un 57,6 por ciento de paro.


Por eso no se puede tolerar que a Marina del Corral, secretaria general de Inmigración y Emigración, no se le cayera la cara de vergüenza cuando hace unos días atribuyó la marcha de jóvenes españoles al extranjero "al impulso aventurero de la juventud". La señora del Corral  considera "desvirtuados los discursos que sostienen que la salida de trabajadores cualificados españoles está estricta y únicamente vinculada a la situación de crisis". Es decir, que el barco se hunde y los pasajeros no tienen más remedio que tirarse al agua, pero hay muchos a los que le gusta nadar. Y se queda tan pancha.

A pesar del brillante dictamen de la eminente secretaria general de Inmigracion y Emigración, para un joven español marcharse al extranjero ha dejado de ser una opción y se ha convertido prácticamente en una obligación. Ahí está el quid. O te mueres de asco o te vas.

Claro que marcharse no significa que no te vayas a morir de asco igualmente. Como nos recuerda en alguno de sus editoriales la página web de Juventud sin Futuro, "la precariedad es un mal endémico en toda Europa, y se sufre igual en inglés, alemán o francés que en español. Muchos de los jóvenes que se han marchado fuera pasarán un largo periodo encadenando trabajos temporales, poco relacionados con su cualificación, carentes de derechos y con salarios ínfimos".  Y luego ya veremos porque eso de que se trata de una situación pasajera, y que en breve quien quiera podrá regresar porque volverá a haber trabajo aquí, eso... está por ver.

Mientras tanto muchos de mis amigos y yo, que aún recordamos aquellas maletas de cartón con las que tantos de la generación que nos precedió se marcharon a Alemania, nos seguiremos apuntando al skype y a la búsqueda de vuelos baratos al tiempo que terminamos de ver crecer a los hijos más pequeños que aún tenemos en casa. Haciendo votos porque si también deciden marcharse, que sea porque lo eligen libremente. No porque no les quede otro remedio.

J.T.


sábado, 23 de abril de 2011

¡¡¡REACCIONA!!!


En una semana se ha encaramado a los primeros puestos de las listas de venta. A las reales, no a las manipuladas por las grandes distribuidoras y los depredadores centros comerciales.

El éxito de "Reacciona" permite constatar que hay ganas, creo que muchas, de amueblarse con argumentos para analizar lo que está pasando y buscar la manera de actuar en consecuencia.

Eso es lo que brinda este libro de ciento setenta páginas editado por Aguilar y coordinado por mi querida Rosa María Artal que prologa el venerable nonagenario francés Stéphane Hessel, autor de "Indignáos", y en el que escriben Jose Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza o Baltasar Garzón entre otros.

Hay ganas, creo que muchas, de libros como éste. Sigue "Reacciona" la estela de "Indignáos". El éxito de ventas y la excelente acogida de ambos evidencia hambre por este tipo de "sacudidas".


Frente a tanta agresión a la que nos someten los poderes de siempre, frente a tanta sensación de impotencia, que alguien nos llame a la indignación, que alguien nos invite a reaccionar y se decida a escribir sobre ello, parece como si se hubieran puesto a la tarea tras escuchar el eco de nuestro desconcierto y nuestra  rabia. Tras leerlos...

Primer paso: no tragarnos ni una sola palabra de lo que venden los neoliberales. Todo es mentira. Los ciudadanos no tenemos la culpa de nada. Como mucho, de no habernos organizado para frenarlos hace ya tiempo.

Segundo paso: Reaccionar, indignarse con la avaricia bancaria, con los estafadores, con los gobernantes pusilánimes, con los responsables de un panorama mediático de juzgado de guardia...

Tercer paso: Empezar a actuar, decirle a tanto impune como anda suelto por ahí que no van a conseguir vendernos sus motos ni acojonarnos, que nos tienen hasta las narices y que vamos a actuar en consecuencia.

Tranquilos, queridos "profesionales" de la política. La cosa no va sólo con vosotros. Va sobre todo contra quienes hacen con vosotros lo que les da la gana. Que lo permitáis, que os dejéis, eso sí es vuestra culpa. Así que nuestra obligación es no permitíroslo.

No permitíroslo ni a vosotros ni a quienes os manejan a su antojo.

Y a esa tarea es a la que nos estamos poniendo. Ya.

Con "Reacciona" como libro de cabecera.

J.T.

domingo, 6 de marzo de 2011

¡Indignémonos!


"... apelemos todavía a una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el del consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos."

Autor de esta frase: Stéphane Hessel, 93 años, superviviente a los horrores de un campo de concentración nazi y militante activo de la Resistencia francesa. Se trata del penúltimo párrafo de un libro mínimo aparecido en Francia hace pocos meses titulado "Indignez-vous" (Indignaos) y que ya ha superado allí los dos millones de ejemplares vendidos.

Stéphane Hessel, 93 años

Hemos hablado de la penúltima frase. La última dice así:

"A aquellos que harán el siglo XXI, les decimos, con todo nuestro afecto: Crear es resistir, resistir es crear"

Ediciones Destino ha puesto a la venta hace unos días la versión en castellano -"Indignaos"- por cinco euros el ejemplar.  "Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica", lo han subtitulado.


José Luis Sampedro, en el prólogo de esta edición en lengua española, suelta perlas de la siguiente guisa:

"...los financieros, culpables indiscutibles de la crisis, han salvado ya el bache y prosiguen su vida como siempre sin grandes pérdidas. En cambio, sus víctimas no han recuperado el trabajo ni el nivel de sus ingresos"

José Luis Sampedro, 94 años

"¿Quién es la gente pudiente? Los que se han apoderado de lo que es de todos. Y como es de todos, es nuestro derecho y nuestro deber recuperarlo al servicio de nuestra libertad"

Os invito a leer "Indignaos". Apenas son cuarenta páginas. Merece la pena.

Y otro día lo comentamos, si os parece

J.T.

jueves, 3 de febrero de 2011

Persigue tu pasión, no tu pensión


Ahora que media España está con la calculadora en la mano haciendo cuentas para ver cuántos años le quedan para jubilarse y cuánto va a cobrar cuando ese día llegue, quizás sea el momento de recordar esta frase que leí hace poco:

"Persigue tu pasión, no tu pensión"

Reconozco que hay trabajos infames, que sólo una minoría privilegiada consigue ganarse el sueldo dedicándose a lo que le gusta. Eso es verdad. Pero si existe una ocupación a la que nos gusta dedicarnos y podemos hacerlo, yo creo que hay que tirarse en plancha a por ella sea cual sea nuestra edad y condición, estado civil o militar.

El trabajo que no nos gusta hay que intentar, si se puede, quitárnoslo de encima cuanto antes. Pero si tenemos una pasión, si hay algo que nos gusta hacer, yo creo que nunca debemos renunciar a conseguirlo.

Sé de muchos amigos prejubilados que eran felices con lo que hacían y ahora se apagan lentamente, atrapados por un estatus que les facilita la vida (tienen la paga asegurada) pero que al mismo tiempo les consume (cobrar la pensión les impide trabajar).

Yo me niego a optar por la pensión. Quiero seguir. Apuesto por permanecer vivo y alerta y eso implica moverse, trabajar, hacer cosas... lo más apasionadamente posible. Siempre. La pensión puede esperar. La pasión... ¡nunca!

J.T.

lunes, 17 de enero de 2011

No me conformo. Diez desahogos

No me conformo ni acepto el fatalismo que admite que las cosas son como son y no pueden ser cambiadas.

No me conformo ni me creo que no se pueda discutir lo que dictan los llamados mercados.

No me conformo con la moda de meter miedo para que nadie saque los pies del tiesto

No me conformo con la caradura de quienes ofrecen mantener un trabajo pero a cambio de bajar sueldos y hacer perder derechos

No me conformo ni acepto, como argumento para que traguemos con carros y carretas, que la crisis es la crisis y que a partir de ahí a joderse tocan

No me conformo con el aumento de la precariedad, ni con el crecimiento del paro o la indefensión de los currantes ante quienes los contratan mientras éstos se frotan las manos porque se ha decretado barra libre para los desaprensivos.

No me conformo con la pasividad de tantos que parecen haber sido anestesiados con litros de cloroformo para evitar que se rebelen frente al descaro de banqueros, políticos, empresarios y financieros varios

No me conformo ni quiero pagar las consecuencias de los atropellos perpetrados por especuladores y tiburones sin vergüenza ni piedad

No, no me conformo con la impunidad de personajes como Berlusconi, ni con la televisión basura, ni con la complicidad tácita de quienes, pudiendo, no evitan tanto desmán

No me conformo con el panorama cultural, social, político y económico que veo, vivo y sufro

J.T.

"Basta!": La  Mafalda de Quino ya estaba así de cabreada... hace casi cuarenta años

domingo, 16 de enero de 2011

Cal que neixin flors a cada instant


A mis querid@s amig@s y compañer@s reunid@s en la Alameda sevillana el pasado sábado para darnos cariñitos mutuos, quiero dedicarles esta preciosa canción de Lluís LLach: "Cal que neixin flors a cada instant" ("Es necesario que nazcan flores a cada instante")

Primero pongo la letra original y luego os la traduzco

Fe no és esperar,
fe no és somniar.
Fe és penosa lluita per l'avui i pel demà.
Fe és un cop de falç,
fe és donar la mà.
La fe no és viure d'un record passat.

No esperem el blat
sense haver sembrat,
no esperem que l'arbre doni fruits sense podar-lo;
l'hem de treballar,
l'hem d'anar a regar,
encara que l'ossada ens faci mal.

No somnien passats
que el vent s'ha emportat.
Una flor d'avui es marceix just a l'endemà.
Cal que neixin flors a cada instant.

Fe no és esperar...

Enterrem la nit,
enterrem la por.
Apartem els núvols que ens amaguen la claror.
Hem de veure-hi clar,
el camí és llarg
i ja no tenim temps d'equivocar-nos.

Cal anar endavant
sense perdre el pas.
Cal regar la terra amb la suor del dur treball.
Cal que neixin flors a cada instant.


Traducción:


Fe no es esperar,
fe no es soñar.
Fe es penosa lucha por el hoy y el mañana.
Fe es un golpe de hoz,
fe es dar la mano.
La fe no es vivir de un recuerdo pasado.

No esperemos el trigo
sin haber sembrado,
no esperemos que el árbol dé frutos sin podarlo;
debemos trabajar,
tenemos que ir a regar,
aunque nos duelan los huesos.

No soñemos con tiempos pasados
que el viento se llevó.
Una flor de hoy se marchita justo al día siguiente.
Es necesario que nazcan flores a cada instante.

Fe no es esperar ...

Enterremos la noche,
enterremos el miedo.
Apartemos las nubes que nos esconden la luz.
Hemos de ver claro,
el camino es largo
y ya no tenemos tiempo de equivocarnos.

Hay que ir avanzando
sin perder el paso.
Hay que regar la tierra con el sudor del trabajo.
Es necesario que nazcan flores a cada instante.




Pues eso

J.T.

Fotos de Gádor Tortosa

viernes, 7 de enero de 2011

Los reyes me han traído maletas

Los regalos de sus mágicas majestades suelen tener algo de premonición.

Entre las cosas que este año  han tenido a bien depositar en mi balcón junto a mis zapatos, las copitas de anís y el barreño de agua para los camellos, quiero destacar lo que más me llamó la atención en la mañana de ayer: los reyes me han traído maletas.

Sus majestades me sugieren pues, viajar. Viajar mucho. Y entiendo el mensaje, que uno al que mi querido amigo Curro me ha transmitido esta mañana: Ni un minuto más para mirar atrás. A la calle ya, a por todas.

Llenaré las maletas, pero poquito.

Mucho mejor, siempre, ligero de equipaje.

J.T.

jueves, 6 de enero de 2011

2010, "annus horribilis" para miles de periodistas en España


- Cuentas lo del paro como si fueras el único, me comenta Rafi tras leer mi post de ayer. Tampoco es para tanto tirarse una mañana en la oficina de empleo, añade.

Lleva razón la madre de mi hija Gádor cuando me hace este comentario. Ayer osé hablar sobre mi regreso al inem después de catorce años sin pisarlo, le explico, porque eso está siendo mi vida de estos días y creo que entre las utilidades de un blog se encuentra también ésta: poder reflejar tu cotidianeidad, por poco extraordinaria que sea.

Quienes nos dedicamos a contar las cosas de los demás hemos acostumbrado al personal a olvidarse que, tras las historias que ven, leen, o escuchan cada día hay una persona con los mismos problemas o más que aquellos que contiene su información.

Dos mil diez ha sido un "annus horribilis" en general, pero también para miles de periodistas en nuestro país, entre los que nos encontramos los afectados por el violento cierre de CNN+ o la degradante compra de Cuatro por parte de Telecinco.

Los conflictos, despidos y problemas laborales varios que ha tenido este año el sector de la comunicación en España han contado con escasa cobertura en los medios, por no decir nula en muchas ocasiones: en cualquier caso, muy por debajo siempre de la otorgada a los problemas de Astilleros, de los agricultores, de cualquier fábrica de las zonas metropolitanas de Barcelona, Bilbao o del polo químico de Huelva... por no hablar ya de los controladores o de los funcionarios.

Becarios precarios y periodistas de ridículos contratos por seis meses renovables copan decenas de informativos y rellenan cientos de páginas de periódicos contando los problemas laborales de los demás sin que quienes les leen, ven o escuchan intuyan siquiera que quien firma la información soporta por lo general una situación personal mucho más noticiable que aquello que está contando.

La vieja máxima de que los periodistas no somos noticia nos hace afrontar con excesivo pudor el hecho de airear nuestros propios problemas y quizás por eso le suene raro a Rafi que al padre de su hija le haya dado estos días por hacerlo. Es verdad: quedarse en el paro está dentro de la normalidad, pero creo que ha llegado el momento, aunque sea en modestos blogs como éste, de empezar a contar también nuestras "normalidades". 

Ya está bien de ponerle altavoz a los problemas de todo el mundo menos a los nuestros.

J.T.

miércoles, 5 de enero de 2011

Mi regreso al inem después de catorce años

Vista general de la Plaza del Museo de Sevilla. Al fondo, las oficinas del inem

El inem y la calle Alfonso XII. Se entra por otra puerta en la que no hay rótulo

- Tiene usted que traer la solicitud de prestaciones debidamente cumplimentada, el dni, original de la tarjeta de demanda de empleo, certificado de su empresa donde consten los últimos ciento ochenta días trabajados, libro de familia y la declaración de la renta del año pasado. ¿Le parece bien cita para el miércoles diecinueve?
- De acuerdo
- ¿A qué hora?
-¿A las nueve por ejemplo?
- Lo anoto. Es mejor temprano, sí. Podrá pasar directamente sin esperar. Si tiene algún problema o alguna duda que resolver antes de ese día nos llama a este teléfono, apunte... 95540......

No es la primera, ni tampoco la segunda, ni la tercera vez en mi vida que acudo a una oficina del inem para inscribirme. La última fue hace ya casi catorce años. Percibo muchos cambios: lo veo todo más limpio, más sistematizado, menos masificado, los funcionarios son más amables... España ha cambiado mucho en estos catorce años y las oficinas del inem y sus funcionarios parece que también.

Hay turnos electrónicos, no escucho gritos, ni enfados, ni peleas del público con los que les atienden, no se fuma, la gente va mejor vestida, duchada, huelen bien... Detrás de cada una de las personas que aguardan su turno sentadas a mi alrededor hay, seguro, una historia que contar. 

Entretengo la espera imaginándome la de la señora delgada, elegante y bien peinada que está justo a mi lado y que anota algo en un pequeño papel. Me puede la curiosidad. Leo: diadema, colgante, descambiar pijama niña..., me imagino que son los reyes para su nieta, faltan pocas horas para que salga la cabalgata...

Observo ahora al cuarentón con traje y portafolios que espera delante mío leyendo "La Razón"... Probablemente ellos estén también jugando a imaginarse mi vida, a intentar adivinar qué puñeta me ha podido ocurrir hasta encontrarme aquí sentado aguardando mi turno para tramitar el paro.

No hay tensión en el ambiente. Nadie despotrica, nadie se mete con el gobierno, nadie se queja. Reconozco que, quizás por prejuicios, me sorprende el versallesco y relajado ambiente general. Una de dos: o las cosas han cambiado mucho en estos catorce años o yo he tenido suerte al escoger el día para venir a interesarme por mi futuro inmediato.

El inem es la empresa a la que siempre vuelvo. Cada vez que me marcho porque encuentro un trabajo tiendo a pensar que es la última, pero no. Este oficio al que elegí dedicarme parece conllevar sin remedio periódicas y reiteradas visitas a las oficinas de empleo. 

Llevo mucho tiempo contando en este blog  los riesgos de optar por el ejercicio profesional del periodismo y las precariedades en que se mueven la mayor parte de los profesionales. Hoy, mira por dónde, no tengo que soltaros ningún rollo para contaros cómo veo yo el patio. Hoy me basta con "cortar y pegar" un pequeño fragmento de esta mi jornada de vísperas de reyes.

J.T.


lunes, 3 de enero de 2011

Paz Vega, testigo de mi marcha de Sogecable

A las puertas de Sogecable (Tres Cantos, Madrid), instantes después de la firma

Este lunes he firmado el finiquito que certifica el final de una etapa profesional que ha durado doce años.

Desde este martes cuatro de enero ya no soy delegado en Andalucía de CNN+ ni de Cuatro.

Me marcho porque como tantos otros compañeros, más de un centenar, el cierre de CNN+ ha precipitado para todos nosotros una hecatombe de mayores dimensiones de lo que jamás imaginamos.

La compra de Cuatro por parte de Telecinco no incluía la adquisición de CNN+ cuyo cierre en un principio, y hasta hace poco más de un mes, nadie parecía contar con la posibilidad de que llegara a producirse.

Prisa se quedaba con CNN+ y, a pesar de sus pérdidas, parecía que la opinión mayoritaria dentro de la empresa era mantenerla. La entrada de Liberty, un fondo de inversión americano, en Prisa a finales de noviembre, cambió radicalmente las cosas y fue entonces cuando se decretó el cierre inapelable para final de año.

Como sabéis, las personas que trabajábamos para Cuatro y CNN+ éramos sustancialmente las mismas. Eso significa que al desaparecer el canal de noticias los compradores de Cuatro, es decir, Telecinco, se han encontrado como os contaba más arriba con un centenar largo de personas en plantilla más de las que tenían previstas.

¿Qué están haciendo ahora? Pues apostar por abrir el grifo de las bajas voluntarias ofreciendo cuarenta y cinco días por año trabajado al que decide irse.

Ésta ha sido mi opción y, a día de hoy, la de unos veinte compañeros más.

El proyecto CNN+ ha muerto, nuestra situación laboral no tenía mucho más recorrido y es bueno, a mi juicio, saber entenderlo a tiempo.

Me vine a Sevilla para contribuir al nacimiento de una criatura, CNN+, que ya no existe.

Desconozco si acabaré diciéndole adiós a Sevilla, pero de momento se lo digo a una etapa que considero un privilegio haber vivido.

Quienes confiaron en mí -Francisco Basterra, Boni Cañibano, Mariá de Delás-, ya no están desde hace tiempo. No han podido despedirme porque se habían ido antes que yo.

Los señores ante quienes he firmado mi baja, y a quienes agradezco su amabilidad y su buen trato, pertenecen al departamento de Recursos Humanos de Telecinco.

En la sede de Sogecable les han habilitado un despacho para formalizar los finiquitos que, a juzgar por los enormes carteles cinematográficos que cuelgan de sus paredes, debió pertenecer en su día a alguno de los programas del Plus dedicados al cine.

Gracias a ello he tenido la fortuna de contar con Paz Vega como testigo de este trascendental momento de mi vida. Frente a la silla donde me he sentado para firmar mi marcha se encontraba este sugerente fotograma -en grandes dimensiones- de la protagonista de "Lucía y el sexo", de Julio Medem, elegido en su día para el cartel promocional de la película.

No todo van a ser penas ¿verdad?

J.T.

El autor de la foto a las puertas de Sogecable es mi amigo Iñaki Alonso, al que le profeso un afecto incondicional.