Mostrando entradas con la etiqueta cajas de ahorro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cajas de ahorro. Mostrar todas las entradas

viernes, 17 de octubre de 2014

Cuando la corrupción nos parecía tan normal

Para ser un eficaz corrupto en el poder, la mejor manera de conseguirlo es rodearte de estómagos agradecidos. El asunto consiste en ir haciendo favores a tus subordinados sin parar desde que te sientas en el sillón. Apenas alguien te debe algo, ya lo tienes pillado. Y a partir de ese momento estarás en condiciones de hacerle "ofertas" que no podrá rechazar.

Esta peliculera y mafiosa táctica ha sido la utilizada por buena parte de los mangantes que han ocupado sillones desde donde se ha gestionado poder en nuestro país durante los últimos treinta y cinco años Si yo te doy una tarjeta negra para que te pegues la vidorra, no tendrás más remedio que mirar para otro lado cuando descubras lo sinvergüenza que soy y la descomunal dimensión de lo que trinco.

El ex juez Elpidio Silva, que no estaba invitado a la fiesta, apareció un buen día en escena y osó ponerse a investigar y a preguntar: Blesa, Miami, sobreprecio, Aznar, Faes... No le dio tiempo a preguntar mucho más: fumigado por entrometido.

Lo de las tarjetas, parece obvio, es solo la punta del iceberg, la engañifa para distraer de los desfalcos importantes, esos de los que algún día tendremos cumplida cuenta. ¿Hemos estado ciegos? ¿Hemos estado tontos? ¿De pronto se ha hecho la luz como por arte de magia? Me contaba una buena amiga periodista en Navarra hace años, cómo estando con Gabriel Urralburu, entonces presidente de la Comunidad, en una  tradicional comida navideña, éste les comentó con toda naturalidad:

- Bueno, en unos días no nos vamos a ver porque mañana me voy con mi mujer a París y de ahí en el Concorde a Nueva York en el viaje anual de Caja Navarra.

- Escuchábamos aquello, me cuenta mi amiga, y nos parecía tan normal.

Ahí puede que resida parte del problema. Nos "parecía tan normal". Incluso envidiábamos el privilegio y hasta soñábamos con que algún día nos cayera la breva. No existía conciencia de transgresión o estábamos todos anestesiados. El caso es que el trinque, la prebenda y la coyunda han planeado durante muchos años sobre una manera de funcionar que no ha dejado títere con cabeza: todos comprados, todos trincados, todos pillados por los "güebos" ¿Alguien que haya tenido poder, libre de culpa, estaría en condiciones de tirar la primera piedra?. Encontremos aunque sea una sola perona "justa", limpia de polvo y paja, para que no nos pase como en Sodoma y Gomorra. La solución no puede ser que todo acabe ardiendo.

Nadie pensó que esto tendría un tope. La vaca daba leche y punto. Para qué preocuparse. Con el edificio ya derrumbándose, las cajas rescatándose y los juzgados atestados de casos de corrupción, algunos han seguido moviendo pasta gansa en paraísos fiscales y otros han aprovechado también hasta el último minuto posible para ir sacando del cajero el máximo "permitido" de mil euros diarios. Alehop! Como quien, en un incendio, es capaz de jugarse la vida para recuperar un billete de cincuenta euros. ¡Cuánta miseria!

La codicia, como la vanidad, son nuestra ruina. Desde Esquilo y Sófocles lo sabemos. Shakespeare nos lo recordó para siempre de manera brillante en muchas de sus piezas teatrales. Pero no parece que queramos aprender. Supieron tentar para comprar silencios y fueron muchos, demasiados, los que decidieron tragar y vender su primogenitura por un plato de lentejas. Parecía todo tan normal...

J.T.

martes, 7 de octubre de 2014

Las tarjetas de la vergüenza


-Tenemos que darnos prisa en solucionar lo de Cajamadrid, chicos, porque cada día que pase sin arreglarlo, son votos que le damos a Podemos.

Ignacio González, todavía presidente de la Comunidad de Madrid, se mostraba así de inquieto la mañana de este lunes ante la demoledora bola de nieve en que se está convirtiendo el asunto de las tarjetas en negro de la entidad de ahorro madrileña. Tan nervioso está, que quiere que el equipo directivo explique cuanto antes el turbio asunto de las 86 tarjetas que consejeros y altos ejecutivos de Caja Madrid y Bankia, bajo la presidencia de Miguel Blesa y Rodrigo Rato, usaban a su antojo y al margen de cualquier control, incluido el fiscal, en joyerías y clubes de golf entre otras lindezas.

Pero no es Ignacio González, el del ático marbellí, el único que necesita tomar tranquilizantes para afrontar la vertiginosa marcha de los acontecimientos en estos últimos días. Cospedal huye como de la peste cuando le preguntan sobre el asunto y se abre paso entre los periodistas casi a codazos, Aguirre dice que la culpa es de quienes proporcionaban las tarjetas de la vergüenza y no de quienes las usaban...  El secretario de organización del PSOE, César Luena, que tiene pringados en el asunto a 16 de sus correligionarios, se ha ido corriendo a interponer una denuncia tributaria para que se investigue "a todas y cada una de las personas que utilizaron las tarjetas de la vergüenza"... Rajoy ya está preparando a los suyos para que se resignen a no volver a tener mayoría nunca más... "Cuando un compañero mete la mano, no es compañero, declara Cayo Lara mientras, lamiéndose la herida, admite que alguien de IU está pringao hasta las trancas... Dimiten por el asunto representantes de las principales centrales sindicales, se intenta justificar sin éxito el presidente de la patronal madrileña...

Un desastre. Parece claro que habrá un antes y un después de lo de las dichosas tarjetas. Hasta ahora existía la sensación de que un escándalo tapaba a otro escándalo. Pero esto de las tarjetas es la gota que colma el vaso. El hilo, quizás también, del que tirar para que salten escándalos similares en otras cajas más y en muchas instituciones públicas. Y para que nos apetezca recordar, uno por uno, a todos los ladrones y presuntos que llevan ya meses y meses ocupando las primeras páginas de los periódicos por haberse llevado el dinero público a manos llenas.

Este escandaloso episodio refuerza ante la ciudadanía la sensación de lo ladrones que son y la convicción de que es necesario echarlos cuanto antes. Lo de Cajamadrid y los 86 beneficiarios de sus tarjetas es la mejor manera de reunir todo lo que abarca el término casta, tan cansino para unos como oportuno para otros. Están todos, no falta nadie. Y en un solo caso. Hay prisa por actuar, como también ha confirmado el Fiscal General del Estado, que contaba cómo el Fiscal Antocorrupción se ha puesto a trabajar en el asunto sin perder un minuto.

Saben que el cabreo del personal crece al mismo ritmo que el miedo que la mayor parte de las fuerzas políticas le van teniendo a una debacle electoral. Como dice Enric Juliana, cada día que pasa son más los que esperan las elecciones "con la papeleta entre los dientes" para tomarse la revancha.  Todos. Están todos. Como si se hubieran puesto de acuerdo para llevar a los de Podemos en carroza hasta la Moncloa. O hasta donde decidan instalar la presidencia del gobierno.

J.T.

domingo, 27 de junio de 2010

Cajas de ahorro. Andalucía pierde el tren


Otra vez hemos perdido el tren

Entre Cajamadrid y la Caixa se van a repartir la tarta, el poder y todo lo repartible en materia de cajas de ahorro en nuestro país: Andalucía, una vez más, se queda a verlas venir

Os contaba en este mismo blog en marzo del año pasado que algunas décadas atrás, los pocos dineros que teníamos en esta tierra abandonada entonces por inversores y poderosos, solían acabar en las cuentas de beneficios de unos señores de Bilbao que vivían en Neguri (consejeros de administración del Banco de Vizcaya, de Banesto, del Banco Central o del Bilbao).

Han pasado los años: llegó la democracia y con ella las autonomías y una cierta prosperidad: ha cambiado el plan, pero los resultados continúan siendo los mismos: en materia financiera, Andalucía sigue estando en segunda división.

El año pasado se la quisieron meter doblada a Unicaja con Caja Castilla La Mancha, resistieron la presión y al final se evitó una fusión poco recomendable, pero eso no ha alejado ningún fantasma ni asegura que estemos en mejores condiciones para competir. Es verdad que en los últimos meses se están acelerando cosas (a la fuerza ahorcan), pero demasiado tarde ya para algunos asuntos.

En Andalucía quedan cinco cajas de ahorro: Cajasur (Córdoba), Caja Jaén, La General de Granada, Unicaja de Málaga y Cajasol de Sevilla. Unicaja , Caja Jaén y Cajasur acabarán siendo una sola. La General de Granada se resiste a cualquier tipo de fusión y Cajasol va a absorber Caja Guadalajara que sobre el papel -ya veremos- es un marrón algo más llevadero que Caja Castilla La Mancha.

Es decir que Andalucía se quedará con tres cajas pero ninguna de ellas alcanzará unas dimensiones suficientes para hacerle sombra ni a la Caixa ni a Cajamadrid que son las que realmente parten el bacalao.

Los trasfondos los desconozco, porque no soy especialista en información económica y mucho me temo que ni siéndolo tendría yo muchos más datos claros a fecha de hoy. Pero creo que estamos en las vísperas de un tsunami en materia de cajas de ahorro cuyas consecuencias aún ni imaginamos.

Rajoy y Zapatero, en su reunión de hace unos días, sólo se pusieron de acuerdo en que hay que meter mano a las cajas para que espabilen, se fusionen cuanto antes y se reduzca así el número de entidades de este tipo en nuestro país. El gobernador del Banco de España lo considera inaplazable para evitar más riesgos.

Cómo quedará todo es un misterio aún. Pero que Andalucía en este terreno, como en tantos otros durante las últimas décadas, ha vuelto a perder el tren, es un hecho.

Hace poco tuvimos aquí en Sevilla a todos los prebostes de la CECA (Confederación Española de Cajas de Ahorro). Era una reunión en la que saltaron chispas con el asunto de la sucesión del que hasta ese día había sido el baranda de la institución, Juan Ramón Quintás. Tras aquel tenso e infructuoso encuentro, Quintás acabó dimitiendo ese mismo día.

Cajasol era el anfitrión. Anfitrión por no decir convidado de piedra. En aquella reunión del pasado 17 de marzo en Sevilla quedó claro que los que pintan y pintarán cada vez más se llaman Isidro Fainé (la Caixa) y Rodrigo Rato (Cajamadrid). Braulio Medel (Unicaja) y Antonio Pulido (Cajasol) oirán, verán y callarán.

Andalucía, una vez más, pierde el tren frente a Madrid o Cataluña. Y esta vez creo que por nuestra mala cabeza. Más de quince años llevamos hablando de fusiones sin rematar ninguna faena de envergadura. Y, claro está, nos ha pillado el toro.
---
Esta entrada fue publicada por primera vez en "Las carga el diablo" el 10 de mayo de 2010

J.T.