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miércoles, 10 de julio de 2013
Rota: escudo antimisiles y soberanía
Si en economía y en política España apenas toma ya decisiones soberanas, en materia militar… no te quiero ni contar. ¿Sabéis lo que está pasando en la base naval de Rota?
En seguida os lo cuento. Yo no sé por qué nos empeñamos en creernos soberanos cuando, miremos hacia donde miremos, nuestra capacidad de maniobra es cero. Cero patatero, como la previsión de crecimiento para 2014 tras la nueva revisión del Fondo Monetario Internacional. Somos peleles, habitantes de un cortijo cuyo señorito principal es Estados Unidos y donde el margen de maniobra que hasta hace poco nos quedaba lo hemos perdido también a medida que hemos dejado a Europa meter las narices en nuestras vidas y haciendas.
Soberanía, ¿qué soberanía? ¿la económica, la política? Amos, anda!. Pero si el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (la dichosa “troika”) nos tienen pillados por los güebos y van de machaque en machaque hasta nuestro desastre final. Si nuestros gobernantes, siempre acojonados, no paran de hacerles la pelota, sufrir humillaciones y volver de Bruselas con deberes por hacer que, mira tú por dónde, en la medida que más le gustan a la troika, más nos joden la vida a los ciudadanos.
Soberanía, ¡qué soberanía? ¿la militar, la estratégica? Amos, anda!. Como se ha encargado de recordarnos Bonifacio R. Cañibano, hace pocas semanas llegó a Rota Greg S. Pekari, el nuevo comandante naval de los Estados Unidos, el hombre que se encargará de preparar la Base para la instalación del escudo antimisiles de la OTAN tras un acuerdo entre España y EEUU que empezó a fraguarse con el gobierno anterior, se firmó el 10 de octubre de 2012 y permite el despliegue de cuatro destructores estadounidenses. Desde el pasado 21 de mayo, hace siete semanas, ese acuerdo está ya en vigor. En Rota, como dice mi amigo Boni “se están armando hasta los dientes a la chita callando”. En poco tiempo han construido otro muelle porque ya no caben tantos barcos y submarinos como tienen que atracar: La Sexta Flota tiene que instalar esos cuatro sofisticados destructores que albergarán el escudo antimisiles para que empiecen a funcionar el año que viene. Además en el pueblo esperan la llegada de 1.300 marines y 2.100 personas más, entre miembros de las familias de los militares y el personal civil de apoyo. De momento se han instalado ya los comandos de la FAST (Flota de Seguridad y Antiterrorismo), una unidad de élite encargada de la seguridad de las instalaciones y embajadas de los EE.UU en Europa.
Soberanía, ¿qué soberanía? ¿la comercial? Pues tampoco, porque a pesar de poner nuestro suelo a disposición de los intereses estadounidenses para que marines y guerreros varios puedan volar y navegar mejor hasta países de Oriente Medio como Irán y tener también desde aquí cómodamente controlado el Estrecho, el norte de África y el Sahel, a pesar de eso tenemos que tener cuidado con lo que vendemos a países como, por ejemplo, Venezuela. Porque si a los chicos de Obama no les gustan nuestras ventas lo tenemos chungo para hacer negocio.
Como recordaba Juan José Téllez en Público el pasado domingo, el gobierno de ZP no pudo vender en su día unidades aeronavales a la Venezuela de Chávez porque parte de la tecnología de los aparatos venía con el marchamo de Silicon Valley y la administración norteamericana hizo valer el embargo en materia de Defensa que mantiene contra Caracas.
Quitan y dan trabajo a su antojo y conveniencia: antes que finalice este mes de julio está prevista la firma de un acuerdo entre Navantia y la Armada de los Estados Unidos para que esos cuatro buques estadounidenses que atracarán en Rota, y que llevarán a bordo el sistema Aegis del escudo antimisiles, puedan ser reparados en los astilleros de la Bahía de Cádiz.
Soberanía, ¿qué soberanía? Nos dicen los diccionarios que “la soberanía es el poder supremo del Estado, sobre el cual no existe ningún otro poder superior, que no está sometido al control de otro estado u organismo”. En el caso concreto del aumento de actividad en la base de Rota, es muy llamativa y elocuente la escasa y mínima atención que estas semanas le han prestado los medios al asunto.
Desde el punto de vista informativo, la escasez de referencias a lo ocurre ahora en la base me parece una verdadera vergüenza. En el terreno de la opinión, mis rastreos apenas han tenido éxito. Solo he dado con artículos como los de Cañibano y Téllez, textos que modestamente me gustaría contribuir a su conocimiento y difusión invitándoos a su lectura completa. Los links los he marcado sobre sus respectivos apellidos.
Si nuestra cada vez mayor pérdida de soberanía apenas suscita atención informativa, lo que se dice política parece que tampoco. Todavía no hemos escuchado ningún tipo de explicación por parte del gobierno de Rajoy sobre lo que está pasando en Rota. Tampoco del Presidente de la Junta andaluza, ni de su vicepresidente de IU al que, como recuerda Boni, tanto se ha echado de menos en las últimas marchas contra las bases. “ Esas citas anuales a las que Valderas nunca faltaba”.
La verdad es que siempre hemos sido un cortijo de Estados Unidos, así que… Pero es que ahora, además, lo somos también de Europa, que a su vez funciona cual títere de Obama y de sus chicos, como acaban de demostrar varios hechos recientes bochornosos (espionaje, Evo Morales…)
Soberanía... ¿qué soberanía?
J.T.
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miércoles, 19 de junio de 2013
Obama y el otro muro de Berlín
Obama y su familia llegan la tarde-noche de este martes al aeropuerto de Tegel (Berlín)
La calle Bernauer, una de las más ligadas a la imagen del muro de Berlín, fue de las que sufrieron con más crudeza las consecuencias de la división de la ciudad el 13 de agosto de 1961, 9 días después del nacimiento de Obama.
Quizás Kennedy pensaba en los dramas vividos en esa zona cuando visitó Berlín en junio del 63 y dijo entre otras cosas, en el célebre discurso que pronunció allí, que el muro era "una ofensa no solo contra la historia, sino también una ofensa contra la humanidad, separando familias, dividiendo maridos y esposas, hermanos y hermanas y a la gente que quiere vivir unida"
En esa calle, y sobre todo en la confluencia con Brunenstrasse, la línea que separaba la ciudad llegó a pasar literalmente por el interior de algunos edificios, de tal modo que sus habitantes vieron cómo les tapiaban la puerta principal (que quedó en parte occidental) y solo podían acceder a sus viviendas por los patios (parte oriental). Si se asomaban a la ventana estaban de hecho en Berlín Oeste. Así que muchos -unos con mejor suerte que otros- huyeron deslizándose por las fachadas... hasta que sellaron con ladrillos todas las ventanas.
Finalmente desalojaron las viviendas y las demolieron. Más tarde se crearía una zona de nadie, zona de la muerte con torretas de vigilancia y detectores antihuida. La distancia de esa zona entre los dos muros oscilaba entre los 30 y los 500 metros. Desde que el muro cayó en noviembre del 89 el tiempo se ha ido encargando de diluir muchos vestigios de aquella etapa de la historia de la ciudad.
En aquel entonces, el Obama que estos días visita Berlín como presidente de los Estados Unidos tenía 28 años, los mismos que el muro. Los jóvenes de todas partes de Europa que habitan ahora la ciudad, que viven y trabajan en ella lejos de sus casas y sus familias, tienen aproximadamente esa edad de media.
Los menores de 30 años que se mueven en 2013 por las calles de Berlín y que la han convertido en un enclave mágico, seductor y lleno de vida, cuentan con muchos lugares en la ciudad que recuerdan lo que sucedió durante los años del muro. Pero hay dos espacios que yo creo fundamentales: uno es el barrio de la calle Bernauer y otro el East Side Gallery de la calle Mühlen (1300 metros lineales de muro superviviente y lleno de graffitis) donde probablemente Obama y su familia, como todo el que visita Berlín, se haga una foto.
El East Side Gallery es un testimonio palpable de lo que sucedió durante 28 años en Berlín. Una galería de arte al aire libre cuya permanencia, a medida que transcurre el tiempo, adquiere mayor valor. Sería una atrocidad que desapareciera como parece que pretende la especulación inmobiliaria.
La construcción de una pasarela para conectar con un bloque de apartamentos de lujo llevó en marzo a retirar varias placas del East Side. Tras múltiples protestas, el ayuntamiento ha prometido recolocarlas cuando finalicen las obras. Primer aviso. El boom inmobiliario que experimenta Berlín -ha tardado, pero ha llegado- amenaza también al otro espacio emblemático del muro al que me refería al principio: el de la calle Bernauer.
Esa zona la conozco mejor. Por ahí he atravesado en bastantes ocasiones las señales que indican en el suelo por dónde discurría el muro. Y cada vez que he rebasado esas señales no he podido evitar un cierto escalofrío. Escalofrío al recordar a los que perdieron la vida justo en esa zona, al imaginarme la estación de metro cerrada, al recorrer la llamada zona de la muerte donde estaban los edificios que demolieron y donde permanecían los descampados... hasta ahora, que esos descampados se están llenando de grúas, de cimientos, de ladrillos... Adiós, Historia; hola, especulación.
Si el muro significaba el contrapeso que frenaba las ansias depredadoras del capitalismo, su desaparición fue el pistoletazo de salida de las tropelías que han llevado a los "mercados" y a quienes mueven sus hilos a liquidarse el estado del bienestar y fumigar los derechos laborales arrancados por los trabajadores desde que acabó la segunda guerra mundial. Los especuladores inmobiliarios arrasando Berlín son el remate de la faena.
Obama viene ahora a Berlín y se encuentra con otro muro, el que ha construido la troika con sus políticas de desigualdad. Y tengo para mí que el BCE, la CE y el FMI lo escenifican intentando eliminar, con los especuladores como ariete, cualquier vestigio de la existencia del anterior.
Si el muro que cayó hace casi 24 años separaba familias, en palabras de Kennedy, y dividía a la gente, el muro económico actual también separa familias, distancia padres e hijos, crea incertidumbres de futuro, promueve innumerables agravios comparativos, empobrece a unos a costa del enriquecimiento de otros... ¿Escucharemos a Obama al menos una frase en la que exprese su disconformidad con las medidas económicas que aplica Europa y que tanto sufrimiento y humillación está causando a los países más pobres?
"La libertad es indivisible. Y cuando un hombre está esclavizado los demás no son libres" dijo también Kennedy en su discurso de Berlín hace 50 años. Pues eso.
J.T.
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