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viernes, 17 de julio de 2015

La web de Carmena y los periodistas censores

Definitivamente, nos estamos volviendo locos. Nos pasamos la vida los periodistas defendiendo con uñas y dientes nuestro derecho a equivocarnos, a expresarnos en libertad sin que nadie ose insinuarnos cómo tenemos que contar las cosas, y nos empeñamos nosotros mismos en ponerle puertas al campo.

Probablemente "Versión Original", la web puesta en marcha este miércoles por el ayuntamiento de Madrid para puntualizar según qué informaciones periodísticas, no sea la mejor de las decisiones, pero lo que no tiene ningún sentido es que muchos "avezados" periodistas, ciertas asociaciones profesionales y hasta editoriales de periódicos otrora respetables se lancen a degüello, a las primeras de cambio, contra una iniciativa que, podrá estar todo lo equivocada que queramos (a mi juicio no lo está) pero a cuya difusión sus promotores tienen todo el derecho del mundo.

Probablemente Carmena no haya tomado la mejor de las decisiones; probablemente, como ella misma le ha reconocido a Antonio Miguel Carmona, desde un punto de vista político no haya sido un acierto pero... ¿por qué los periodistas nos entrometemos en este asunto y no les dejamos equivocarse en paz?

¿Por qué periódicos como "El País" tienen las santas narices de dedicarle un editorial al tema y acabar diciendo textualmente que "conviene que Manuela Carmena reconsidere la web lanzada por el Ayuntamiento madrileño y la reoriente seriamente o la retire"? ¿Por qué insistimos en querer privar de algo a quienes no les toleraríamos que nos privaran de nada?

Las reglas del juego de la comunicación no es que hayan cambiado, es que se están inventando cada día desde la aparición de internet sin que nadie se atreva a pronosticar, a fecha de hoy, dónde y cómo acabará todo esto. Y en ese mundo indefinido e impredecible tienen perfecta cabida iniciativas como "Versión Original", cuyos promotores están en su absoluto derecho de puntualizar una información que ellos creen inexacta, incompleta o sencillamente, les molesta y quieren responder valiéndose de las herramientas a su alcance, entre ellas una web en internet. En cualquiera de los casos, y por muy friki que pudiera parecernos, ¿quiénes somos los periodistas para prohibir esto?

¿Por qué nos molesta tanto que nos puntualicen, que nos corrijan, que nos enmienden la plana? ¿Por qué quienes más alzan la voz contra esto son los que más dispuestos están a fabricar primeras páginas de risa o informaciones claramente sesgadas? ¿Por qué a los periodistas que manipulan los tenemos en la misma asociación de la prensa que nunca los ha denunciado, pero que ahora se apresura a arremeter contra una triste web municipal?

¿Por qué la FAPE (Federación de Asociaciones de la Prensa) se alinea con una señora como Esperanza Aguirre, todavía jefa de la oposición municipal madrileña, reina durante años de la manipulación y de la intromisión del poder político en la televisión pública, y que ahora tiene la caradura de promover un pleno urgente para debatir la conveniencia de que exista una web municipal como "Versión Original"?

Estoy hasta las narices de tanta hipocresía, de tanto personal rasgándose las vestiduras para provocar un ruido artificial ante algo que, si realmente está mal hecho, en el pecado llevarán la penitencia, ¿no?

¿Qué es lo que tememos de la web municipal del Ayuntamiento de Madrid? ¿Que tengan capacidad de réplica, que aporten datos...? ¿Y por qué no valoramos la parte positiva? Si ellos son una fuente, que lo son, usémosla, aprovechémonos de ella, verifiquemos lo que cuentan y si nos están engañando metámosles caña, pero dejémosles vivir, por favor ¿A dónde queremos llegar poniéndole, como decía más arriba, puertas imposibles al campo?

A la información libre solo le pueden temer sus enemigos. Y si la página web del ayuntamiento de Madrid no es información, ni es libre, ellos mismos acabarán quedando en evidencia más pronto que tarde ¿A qué viene esa prisa en cargárnosla antes de comprobar, en el día a día, cuáles son sus verdaderas intenciones? Por lo visto, ya no se trata de matar solo al mensajero, sino también al caballo del mensajero.

Como periodista, me avergüenza que la organización profesional a la que pertenezco haya decidido tomar partido en clave sectaria y prohibicionista ante una iniciativa que, podrá ser más o menos afortunada, pero tiene legítimo derecho a existir. Quien así actúe, no me representa. Nadie tiene derecho a negar la existencia de un canal de información, y mucho menos que nadie los periodistas, que nos pasamos la vida defendiendo el derecho a expresarnos en libertad y nos dejamos literalmente la vida en ello.

Promoviendo acciones como el ataque a la web del ayuntamiento de Madrid estamos legitimando y dotando de autoridad moral a quienes, en un momento dado, decidan hacer con nosotros algo parecido, que ya lo hacen, dicho sea de paso. Si alimentamos la fiera, si contribuimos a labrar nuestra propia fosa es que, repito, nos hemos vuelto definitivamente locos.

J.T.

domingo, 7 de septiembre de 2014

El mundo en cifras



Hay datos que conviene refrescar de vez en cuando para que no se nos olviden nunca, como que Hitler, Stalin y Mussolini estuvieron nominados para el premio Nobel de la Paz y que Ghandi se murió sin haber obtenido el galardón. Y hay cifras que hablan por sí solas, como algunas de las que aparecen en la revista económica alemana "brand eins", una publicación que he conocido gracias a mi hija mayor, Patricia, que ha aparecido en casa estos días con el ejemplar del pasado mes de agosto.

En la página 8, firmadas por Holger Frölich, aparecen 10 "estadísticas" tan diferentes entre sí como, a mi juicio, elocuentes e ilustrativas. Con la ayuda de mi hija en la traducción, me he permitido ampliarlas con datos de nuestro país. Aquí está el resultado:


1. Lenguas oficiales

Número de Estados miembro de la ONU: 193
Número de lenguas oficiales de la ONU: 6
Número de Estados miembro de la Unión Europea: 28
Número de lenguas oficiales de la Unión Europea: 24

2. Nobel de la Paz

Número de nominaciones al Premio Nobel de la Paz de Adolf Hitler: 1
De Joseph Stalin: 2
De Benito Mussolini: 1
Mahatma Gandhi obtuvo 5 nominaciones, pero nunca consiguió el premio

3. El dinero de la guerra

Gasto militar anual de Estados Unidos: 600 mil millones de dólares
Gasto militar anual de Rusia, China e Irán: 198 mil millones de dólares

4. El "encierro" del fundador de Wikileaks

Superficie de la habitación que Julian Assange ocupa desde 2012 en la embajada de Ecuador en Londres: 20 metros cuadrados
Coste anual de la comida de Julian Assange: 11.276 euros
Coste diario de la vigilancia de Julian Assange por parte de la policía británica: 13.760 euros

5. La inmigración en Europa

Porcentaje de extranjeros en España sobre el total de la población en 2012: 12,1
En 2013: 11,7
En 2014: 10,7
Número de extranjeros sobre el total de la población de Alemania en 2012: 9,1%
En 2013: 9,3
Porcentaje de extranjeros en Luxemburgo en el año 2012: 43,8

6.  Delincuencia

Número de presos en Estados Unidos por cada 100.000 habitantes: 710
En Alemania: 79
En Turquía:179
En España:147

7. Misterios aéreos

Número de aviones con más de 14 pasajeros a bordo desaparecidos desde 1948: 83

8. Finanzas

Número de habitantes en el distrito financiero de Londres (City of London): 7.400
Número de personas que trabajan allí: 360.000

9. La hegemonía de Google

Duración de la caída parcial o total de todos los servicios de Google el 17 de agosto de 2013: 5 minutos


Descenso del tráfico mundial de Internet durante ese espacio de tiempo: 40 por ciento

10. Sin internet no somos nadie

Velocidad media de conexión a Internet en Corea del Sur, en megabits por segundo: 23,6 (primera del ranking mundial)
En Estados Unidos: 10,5
En Alemania: 8,1
En España: 7,2 (puesto número 32 del ranking mundial)

J.T.

martes, 27 de mayo de 2014

¿Para cuándo un 25M en el periodismo?


Ahora que se ha liao parda en el mundo de la política, igual va siendo hora también de que suceda algo parecido en el universo del periodismo. ¿Por qué lo digo? Pues os cuento:

El mismo día en que el Instituto Nacional de Estadística hace público que más de la cuarta parte de las personas que residen en nuestro país se encuentran en riesgo de exclusión social, el mismo día también en que el mismísimo papa de Roma pone Andalucía en el mapa para denunciar el sesenta por ciento de paro juvenil en esa Comunidad o que el FMI vuelve a enfilarnos "sugiriendo" otra subida del IVA y otro bocado a nuestros miserables sueldos... ese mismo día todos los medios, excepto algún digital, relegan estos asuntos y optan por otorgar mayor relevancia a las intrigas de salón, cuchilladas y conspiraciones varias en que están sumidos los partidos políticos en nuestro país desde la noche del domingo:

Que si Aguirre vuelve a las andadas contra Rajoy, que si los aspirantes a liderar el psoe desafían los planes de Rubalcaba, que si Patxi también se va, que si Susana Díaz por aquí, que si Alfonso Alonso por allá...

Los periodistas seguimos sin enterarnos de nada. El tsunami está ahí y nosotros andamos  preocupados por salir guapos en la foto con la ola de fondo. Hacemos periodismo de carril. Gastamos los pocos recursos que tenemos de manera equivocada. En lugar de salir a la calle a buscar y contar buenas historias mandamos las cámaras y los micrófonos a que nos pisoteen la dignidad cubriendo ruedas de prensa en las que ni siquiera se admiten preguntas.

Y cuando salimos a la calle nos vamos a Preciados o a la Puerta del Ángel, micrófono en ristre, a grabar encuestas callejeras en las que preguntamos chorradas. Con lo que ha costado la cobertura de la final de la Champions en Lisboa habría dinero para conseguir, por ejemplo, que Informe Semanal volviera a ser lo que fue durante muchos, pero que muchos años más.

En el oficio periodístico están por un lado los cuatro figurones y directivos que se levantan una pasta gansa y por el otro el resto, una colección de respetables pringaos sin horario y sin prebendas que en el mejor de los casos se lleva a casa mil euros mal contados al mes. Excepción hecha de los que trabajan en medios públicos que están algo mejor pagados pero que, por muy competentes que sean, nunca podrán contarnos las cosas como son, sino como sus jefes quieran que sean contadas. Más dignidad pisoteada.

El mundo del periodismo tiene un reseteado pendiente. Los figurones y los directivos son a sus jefes lo que los políticos que llevan treinta y tantos años en la poltrona son al verdadero poder: mayordomos de los dueños del tinglao. Esta dinámica triste y perversa ha de concluir cuanto antes y la manera de hacerlo es la misma que en política: los puteados somos muchos más y basta con proponernos que las cosas cambien, pero proponérnoslo en serio. Los tiempos son propicios porque internet y todas las nuevas tecnologías pueden ayudar mucho a ello. Pero quizás haya que apretar el acelerador para incomodar más al poder. Denunciar injusticias y destapar escándalos caiga quien caiga es cuestión de tomar la decisión, ponerse a ello y no temer ni a las presiones ni a las represalias. Porque tenemos razón y los resultados no tardarían en demostrarlo. 

El meneo que ha sufrido el bipartidismo en nuestro país tras los resultados del 25M lo tiene que sufrir también el periodismo. Vengo diciéndolo desde hace tiempo. Desde la transición, los prebostes de la política y los de la información han funcionando según unos esquemas muy parecidos que en ambos casos huelen a naftalina y a corrupción. Cambiemos el chip ya. Vayámonos a un comedor de Cáritas y contemos cada día la historia de uno de sus comensales. Contemos el día a día de los Cetis (Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes) de Ceuta y Melilla, busquemos los porqués de cualquier tema polémico, expliquémoslo con todo lujo de detalles y desde todos los ángulos, y dejemos al lector que saque sus propias conclusiones. 

Hablemos del fracking, inundemos las escaletas y los planillos de informaciones sobre desahucios y estafas bancarias, persigamos los temas de corrupción y no nos limitemos a cubrirlos el día que haya una detención o una citación judicial. Esta es la verdadera información política. La otra, la de las caras, los nombres, el periodismo declarativo y los análísis de tanto sobrao vocero del poder solo interesa a los egos de sus protagonistas y a sus sumisos adláteres... Todo esto se explica en las redacciones, todo esto lo saben quienes ocupan los despachos, pero seguimos haciendo periodismo de convocatoria, de corta y pega y de escaso contraste. Periodismo de poca vergüenza.

En nuestras agendas de contactos abundan los números de teléfono de cargos políticos y de instituciones y escasean los de las fuentes de verdad, esas que nos proporcionan informaciones sabrosas. Y si no escasean, lo parece. Como pasa en política, sabemos hacerlo bien pero no queremos, no nos dejan o no nos atrevemos. Y tampoco pongo el listón muy alto: en un día como el de hoy hubiera bastado con los teletipos para apostar en apertura por informaciones como la del INE, el Papa o el FMI... Pues no: aquí tienes cuarto y mitad de Rubalcaba, otro tanto de Rajoy, de Esperanza Aguirre, de Susana Díaz, de Patxi López... ¡qué pereza!

Lo decía antes: como les pasa a los políticos en lo suyo, parece que los periodistas tampoco hayamos entendido nada de lo que está pasando en nuestro oficio. Los políticos de siempre van perdiendo votos y los medios de siempre van perdiendo compradores. Encerrados en sus chiringuitos y empeñados en mirarse al ombligo, ellos han despilfarrado el capital de credibilidad que tenían... y nosotros también.

Algún día nos llegará el 25M del periodismo y entonces nos quedaremos con cara de alelaos, sin entender nada, sin saber qué decir e intentando disimular de mala manera. Como les pasó a Valenciano, Cospedal o Arias Cañete la noche del pasado domingo. 

Como en política, en periodismo el miedo también tiene que cambiar de bando.Ya.

J.T.

domingo, 27 de abril de 2014

Por qué los periódicos se nos caen de las manos


La vida real es mucho más interesante que las películas. Las cosas que nos pasan a diario suelen esconder historias de bandera, historias de primera página que, por lo general, los periodistas de los medios tradicionales ni las huelen: ni las olemos. O nos las comemos con patatas.

La mayoría de los medios de comunicación parecen más interesados en competir con las novelas y con el cine que en rescatar la única e insustituible esencia del oficio periodístico, que es ir a un sitio, ser testigo de lo que ocurre, hablar con cuantos más protagonistas del asunto, mejor… y acto seguido, contarlo antes y mejor que nadie. ¿A que parece que está tirado? Pues nada: en la mayoría de los medios tradicionales ni se va a los sitios donde pasan las cosas, mucho menos se buscan historias propias; ni se habla con protagonistas, ni tampoco se tiene ninguna prisa en contarlo cuanto antes. ¿Mejor que nadie? Pero si muchos se limitan a cortar y pegar, sin detenerse siquiera a revisarlo por si existe alguna falta de ortografía… Un desastre. 

¿Por qué sucede esto? Hay quien lo achaca a la convulsión que ha supuesto internet, pero mucho antes de la aparición de la Red, los periódicos ya habían renunciado a su verdadero cometido. Hace muchos decenios que la colonización publicitaria convirtió en imposible indagar en las tripas de aquellas instituciones o empresas que financian la supervivencia de los medios. A los políticos, claro, se los llevaban los demonios porque mientras a ellos los medios los ponían a parir, a las empresas anunciantes nadie les metía mano. Hasta que alcaldes, ministros y presidentes de la diputación descubrieron que las subvenciones eran mano de santo: subvención al papel, ayuda a las cuotas de la seguridad social, subvención por difusión, contratación de propaganda y publicidad institucional… 

El tiempo ha ido pasando y la conjunción astral ha sido tal que la libertad de información, sobre todo en los grandes conglomerados de medios, se ha convertido en una verdadera quimera. Entre la crisis global, la revolución digital, la agonía del papel impreso, la diversificación de la oferta, el adelgazamiento de las plantillas, el teletrabajo y las megadeudas, cada vez parece que es más difícil contarle a la gente lo que le ocurre a la gente. Acabamos contando auténticos cuentos chinos: yo, banquero dueño de un medio, te cuento lo que me interesa contarte y me la trae al pairo que te lo creas o no. Lo que realmente me importa es mantenerte al margen de mis manejos, conchabeos y corruptelas varias. 

Sobre el futuro del periodismo se sabe muy poco. Existe la certeza de que las cosas dejarán muy pronto de ser como son. Pero nadie sabe cómo serán. Los grandes periódicos pierden los lectores, las televisiones la audiencia y los periodistas el trabajo. Y para sobrevivir, mientras las cosas se aclaran, las empresas periodísticas, unas más entrampadas que otras, se han entregado atadas de pies y manos a los bancos y a los patrocinadores. Ya apenas existen los editores vocacionales como Antonio Asensio, Jesús de Polanco o Juan Tomás de Salas, por ejemplo. Ahora la propiedad de buena parte de los medios está en manos de bancos, fondos de inversión, multinacionales… Vocacionales estos de la cuenta de resultados y punto. ¿Qué para eso hay que hacerle la pelota hasta la saciedad al gobierno de turno? Se le hace. Que todo el problema sea ese. 

Con este panorama, ¿qué margen le queda al periodista profesional para desempeñar su oficio honestamente? En los últimos meses, los tres periódicos más importantes de España han cambiado de director. Los anteriores no le gustaban a Soraya Sáenz de Santamaría, espada flamígera de Rajoy en materia de medios de comunicación. A Pedrojota Ramírez no le perdonaron que aireara en “El Mundo”, el periódico que dirigió durante casi veinticinco años, los mensajes que el presidente del gobierno intercambiaba con Bárcenas, el corrupto tesorero del pp, y en los que le instaba a ser paciente y le aseguraba que “estaba haciendo lo que podía”. 

En Moncloa decretaron la sentencia del siempre controvertido director y la empresa editora de “El Mundo” no dudó en servir su cabeza en bandeja de plata para que el gobierno levantara pedal, se apiadara de ellos y decretara el final de la asfixia financiera. En “El País”, tres cuartos de lo mismo: con más de tres mil millones de deuda, los dueños han sabido entender, perfectamente también, la voluntad de Soraya: colocar un director de fiar que les permitiera dormir tranquilos y tener cubierto ese flanco a conveniencia de los intereses gubernamentales y del partido que los sustenta. En “La Vanguardia” su propietario, el conde de Godó, fue en su momento convenientemente llamado al orden porque tenía un director, Josep Antich, demasiado alineado con las tesis independentistas catalanas. Moraleja: fuera Antich y dentro Màrius Carol, probado hombre de bien que durante años se dedicó a la información institucional y mantiene excelentes relaciones hasta con Zarzuela. 

Así es como funciona la cosa. Esto es lo que hay. Verifíquenlo ustedes mismos. Abran su periódico favorito (local, regional, nacional, da igual) por cualquier página y comprueben cómo se parece cada día más a los boletines institucionales o a los catálogos comerciales. Son cada vez más turiferarios del poder y menos servicio público, menos contadores de historias, menos denunciadores de injusticias, más propicios a los ajustes de cuentas… El propietario de una cadena andaluza de periódicos suele proclamar sin reparos que él no quiere tristezas en portada, ni inmigrantes, ni desahuciados, ni pobres, ni descamisados ni gente con problemas. Esos no compran periódicos, suele decir. A mí ponedme noticias de empresas y de empresarios en primera, que esos son lo que nos compran. ¿Se trata de una excepción? Ni mucho menos. Ese es el comportamiento habitual, que unos reconocen en voz alta y otros no. 

Por eso los periódicos se caen de las manos. Por eso cada vez se acerca menos gente al quiosco a comprarlos ni siquiera para envolver el pescado del día siguiente. Porque no contienen historias, porque dentro no se le cuenta a la gente las cosas que le pasan a la gente, sino solo aquellos asuntos que el poder y el dinero no tienen inconveniente en que salgan a la luz. O peor aún, tienen mucho interés en que aparezcan, en cuyo caso, como se sabe, no estamos hablando de periodismo ni de información, sino de propaganda o de publicidad. Las cifras de difusión de los periódicos de papel van cuesta abajo y sin frenos y los que queremos continuar dedicándonos a contar historias intentamos como locos descubrir cuanto antes por dónde demonios irá el periodismo en el futuro. Mientras tanto, vamos pedaleando como podemos para evitar caernos de la bicicleta.

J.T.

(Publicado en "Público" y, bastante más ampliado, en el número uno del periódico "De-Cerca", de El Ejido (Almería) dirigido por José Antonio Gutiérrez)

viernes, 6 de diciembre de 2013

El regreso de "La Tuerka" y la muerte de Mandela




Yo no sé si las cosas ocurren o no por casualidad, si tienen relación porque la tienen o porque nosotros nos empeñamos en relacionarlas, pero sea de una u otra manera, para la historia quedará que la muerte de Nelson Mandela, el momento en que a la redacción de Público llegaba la noticia, coincidió con el instante en que Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero se pasaban el uno al otro la corbata roja santo y seña de la presentación de "La Tuerka".

Una hora antes, el programa de debate más temido y respetado de este país había vuelto a poner sus motores en marcha tras un pequeño paréntesis que para sus incondicionales empezaba a ser desesperante. Por fin Pablo Iglesias estaba de nuevo en el aire moderando ese tipo de tertulia que quizás muchos sueñan pero que nadie, salvo el equipo de La Tuerka" se atreve de momento a materializar. Tema de estreno: la ley antiprotesta, mal llamada ley de seguridad ciudadana. Entre sus contertulios Diego Cañamero, Jesús Cintora o Miguel Durban... y leña al mono. ¡Qué mono teníamos todos!, pero ya estaban aquí, instalados en la redacción de Público y emitiendo en directo a través de la web del diario.

Por tratarse de la noche de la rentrée, habían preparado sesión doble: dos horas de emisión. Y como esta temporada está previsto que se emitan cuatro programas a la semana, Iglesias se va a repartir las tareas de presentación con... Juan Carlos Monedero.

Se juntó todo: el anuncio de la muerte de Mandela, los minutos más interesantes del debate y la llegada del momento en que Juan Carlos Monedero, con camisa blanca, tenía que hacer su aparición en escena por primera vez. Entre bambalinas y metiéndome donde no me llamaban -tuve el privilegio de estar entre los testigos de la rentrée- se me ocurrió comentarle que a los realizadores de televisión, por lo general, les molesta el color blanco.

- Pues a mi es lo que me ha dicho el realizador, me contestó Monedero

En seguida pude comprobar que había perdido una magnífica oportunidad de permanecer callado, porque se trataba de la liturgia diseñada para escenificar el traspaso de "poderes": Iglesias, también con camisa blanca, se desprendía de su corbata roja y Monedero se la colocaba para ocupar su lugar y dar paso al segundo debate de la noche, esta vez dedicado a la Memoria Histórica, que inauguraron siendo casi los primeros en contar en directo que Nelson Mandela acababa de fallecer, a los 95 años, en su casa de Johanesburgo.

Como recuerda mi amigo Juan Luis Piqueras, Mandela fue un "desobediente", como lo son  lo amigos de La Tuerka, y ahí sin duda estuvo la clave de su victoria: en que su voluntad y su conciencia estaban por encima de cualquier acto represor. En la España de hoy Mandela estaría en las calles, en las mareas, con los desahuciados y frente a este gobierno absolutista. Como La Tuerka.

Mandela el desobediente eligió para morirse la noche del regreso de esta irreverente y necesaria tertulia, y lo hizo momentos antes que sus presentadores llevaran a cabo el relevo de corbata. Juan Carlos y Pablo, profesores de la facultad de Ciencias Políticas de Madrid son, como Mandela, dos desobedientes con la cabeza muy bien amueblada. Los dos últimos libros de Monedero son "La Transición contada a nuestros padres " y "Curso urgente de política para gente decente" y los de Pablo Iglesias "¡Abajo el régimen!" y "Maquiavelo frente a la gran pantalla". Los cuatro lirbos son muy recientes. Recorren España presentándolos y reventando el aforo de las salas donde las editoriales convocan los encuentros... y aún les queda tiempo para pasearse por las tertulias de las televisiones generalistas parándole los pies a esos sobraos de la derecha que no estaban acostumbrados a vérselas con contrincantes de tanta envergadura.

Ahora vuelven con la "La Tuerka", una de las iniciativas de comunicación más higiénicas que existen en este momento en nuestro país. Por eso creo que es bueno celebrar su regreso. La impunidad con que se mueve la derecha desde hace dos años necesita de espacios como éste, que a través de internet alimenta e ilustra a quienes hasta ahora se cansaban de buscar y no encontraban. Helo aqui. Un programa de debate serio, documentado y respetuoso y que, como Mandela, no obedece ciegamente a nadie.

Como Mandela, en "La Tuerka" apuestan por la fuerza de la razón; como Mandela saben que el valor no es la ausencia de miedo sino el triunfo sobre él, que hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que se sobrepone a él y consigue al final que ese miedo cambie de bando. Ese Mandela indoblegable es el que Monedero glosa en su blog de este viernes : "No hagáis de Madiba un icono vacío de la resignación- escribe el profesor. No era el Tío Tom: era Malcon X, Lumumba, un pantera negra. Se ha ido con el Che, con Allende, con Chávez, con Ho Chi Min, con Biko y con esos millones de hombres y mujeres anónimas que se reflejan en cada una de esas peleas contra cualquier imperio, contra cualquier opresor".

Mandela se murió la noche que regresaba "La Tuerka". En el momento del relevo de la corbata roja. Una casualidad. Pero ahí queda.

J.T.





martes, 19 de noviembre de 2013

Cómo buscarse la vida en internet… a pesar del gobierno



"El puesto de trabajo para toda la vida ha muerto. Nos enseñaron a ser mediocres para sobrevivir en el mundo laboral, y eso es una estafa. El mayor valor de un profesional es el talento. Nos da miedo arriesgar y eso beneficia a las empresas"

Estas son algunas de las decenas, cientos de frases, todas ellas por el estilo, que el pasado fin de semana escuché en Sevilla durante la celebración del Evento Blog España, el EBE 2013, la gran cita de la web social en habla hispana que ya va por su octava edición.

Las conferencias de este encuentro, considerado de referencia para los amantes y profesionales del mundo digital, tienen un tono estimulante y reconozco que asisto a ellas con interés porque son un semillero de ideas para sacarle partido a tantas posibilidades como ofrece internet. Pero no puedo evitar percibir en muchas de las exposiciones, talleres, puestas en común y actividades en general un cierto tufillo similar al que desprenden algunos libros de autoayuda.

"- El valor eres tú.
- Cuando dibujas tu propio mapa, la gente te sigue.
- Piensa en cuáles son las necesidades de tu cliente potencial y cómo piensas satisfacerlas."

Sin duda es de agradecer la puesta en común de experiencias profesionales realizadas en el mundo de internet por españoles que trabajan en Munich, Bruselas o Nueva York y que ayudan a abrir los ojos, proporcionan ideas e inducen a muchos a explorar caminos que pueden acabar convirtiéndose en soluciones óptimas para ganarse la vida.

Sin duda es bueno que quienes hacen apuestas y se arriesgan animen a quienes dudan sobre qué hacer con su vida a que se tiren a la piscina como en su día hicieron ellos. A mí me gusta arriesgarme y lo he hecho muchas veces pero he procurado no olvidar que se trata solo de una opción. Jugársela a cara o cruz no puede acabar convirtiéndose en una obligación. Que la gente esté dispuesta a buscarse el pan como sea no puede significar que le otorguemos carta blanca a quienes gobiernan para que nos recorten conquistas sociales y nos roben derechos laborales con el argumento de que quien apuesta por emprender acaba sacando la cabeza y ganándose la vida sin problema.

Creo que la lucha por salir adelante, buscando ideas en encuentros tan estimulantes como el Evento Blog EBE 2013, ha de combinarse con la pelea permanente por evitar que nos desmonten, una tras otra, las escasas piezas de ese endeble mecano llamado Estado del Bienestar que aún quedan en pie. 

Como la imaginación se dispara cuando te machacan, surgen opciones como el coworking, una iniciativa que permite a profesionales que no comparten empresa, ni tampoco sector de actividad, unirse para trabajar juntos en un mismo espacio. Así, explicaron los ponentes, se combate la soledad laboral y disminuyen los gastos. El coworking nace como uno de los efectos colaterales de una revolución laboral a nivel mundial, añadieron.

Pues mire usted, pues no. Vivimos una revolución, vale, una tormenta que cuestiona millones de actividades, negocios y maneras de afrontar la lucha por la supervivencia. La irrupción de lo digital en nuestras vidas tiene el carácter de verdadero tsunami, de acuerdo. Pero eso no puede convertirse en una coartada para que los de siempre aprieten tuercas, bajen sueldos y se dediquen a mandar gente al paro para salvar lo insalvable en lugar de reconvertirse y buscar salidas junto a los empleados y no mandarlos a hacer gárgaras.

Que ya apenas se pueda plantear que un trabajo sea para toda la vida no puede significar la liquidación del derecho a la estabilidad laboral de aquellos que trabajan para empresas cuyos dueños, que los hay, continúan ganando pasta a manos llenas. 

Los ponentes, moderadores y asistentes en general que han participado en el Evento Blog EBE 2013 eran en su mayoría jóvenes que no solo no están dispuestos a desanimarse sino que tienen miles de ideas. Pero no hay que despistarse: eso es a pesar de la gestión de quienes nos gobiernan. En ningún caso gracias a ella, no perdamos la perspectiva. Que nadie, y menos ningún político, ose interpretar estas actitudes como respaldo a la política de liquidación por derribo que el gobierno del pp lleva practicando durante los dos últimos años. 

Lo que existe es necesidad de sobrevivir, de sacarle partido a la creatividad. Y quienes se mueven lo hacen a pesar del gobierno, a pesar de tanto empresario instalado en el pleistoceno y a pesar de esos bancos saneados con nuestro dinero, con ese dinero que tan fenomenalmente le vendría a tanto emprendedor con ideas y con ganas de comerse el mundo como tuve la fortuna de conocer este pasado fin de semana en Sevilla. Eso sí, yo le quitaría al encuentro el tufillo a libro de autoayuda.

J.T.

miércoles, 23 de octubre de 2013

El "patio" periodístico necesita un buen meneo


La connivencia entre los políticos y los periodistas en España es una de las distorsiones que más ha perjudicado a la tarea de comunicar en nuestro país. Las bibliotecas contienen decenas de volúmenes escritos por periodistas en los últimos decenios donde se demuestra cómo esa relación, tan jugosa para quienes la protagonizan como perjudicial para la esencia del trabajo informativo, se ha practicado desde los comienzos de la llamada Transición hasta nuestros días. 

No hubo entonces línea divisoria entre hacer pasillos en el Congreso, codearse con sus señorías en el baño o tomando un café… y el desenfadado compadreo que acababa derivando no en cuidar las fuentes, sino en publicar solo aquello que esas mismas fuentes consideraban apropiado. 

Se instaló en la práctica diaria del periodismo en nuestro país el nefasto “off the record”: tú, periodista, tienes el privilegio de contar con una información que yo te doy, pero sólo te la doy a cambio de que no la publiques. No a cambio de no citar la fuente, no, lo que sí sería legítimo, sino a cambio de que no la publiques, a cambio de que estafes al destinatario último de la razón de tu trabajo.  
Esto convirtió, y continúa convirtiendo, a muchos profesionales de la información en España en silenciosos cómplices de verdaderas bombas de relojería. Durante años algunos se dejaron utilizar, muchos abandonaron la crónica, la entrevista y el reportaje para transmutarse en opinadores “bien informados” y mejor pagados… y otros se convirtieron lisa y llanamente en comerciales de publicidad o empresarios de la comunicación. 

Todas las fronteras acabaron transgrediéndose con los directores de los medios a la cabeza y cuando llegaron los tiempos de la televisión privada, aquello fue ya “puro lejano oeste”. El sistema de concesión de canales fue, y continúa siendo, tan perverso como el resto de las relaciones entre políticos y periodistas. Uno de los episodios que más perjudicó a la libertad de expresión y que más propició el mamoneo entre periodistas y políticos. 

Quien quiera puede consultar en algunos de los libros escritos por Pedrojota, por ejemplo, cómo se jacta de haber sido mentor y tutor de Aznar antes que éste llegara al poder. Luis María Anson poseía ya un amplio currículum de “conspirador” cuando encabezó con Camilo José Cela en 1994 en Marbella el nacimiento de la AEPI (Asociación de Periodistas Independientes), un grupo de comunicadores beligerante con la situación política de aquellos momentos y que acabó siendo conocida como”el sindicato del crimen”. 

Cebrián, competente como director de periódico, hizo bueno el principio de Peter cuando abandonó esta tarea para empezar a meterse en todos los charcos, a no dejar de tocar palos diferentes hasta conseguir alcanzar su propio nivel de incompetencia, fumigarse el imperio Polanco y verse obligado a ponerlo en manos de fondos de inversión americanos y algún que otro desaprensivo buitre añadido. 

Son solo algunos ejemplos, dado que esto es un post y no una tesis doctoral. Nombro a algunos de los jerifaltes, pero la lista engorda, y mucho, a medida que repasas los escalafones y las nóminas de asesores y tertulianos. 

Esto en cuanto a los medios privados porque, como se sabe, los nombramientos de los responsables de los medios públicos son designaciones políticas que, cuando han recaído -escasas veces- en profesionales teóricamente neutrales han derivado en patéticos episodios con desenlaces traumáticos. Vamos, que han acabado como el rosario de la aurora. 

Parece evidente que todo este patio necesita un buen meneo. En plena prehistoria de la era digital (en el primer minuto del partido, como ha dejado dicho alguien) ya parece atisbarse que las connivencias entre políticos y periodistas lo tienen un poco más crudo para monopolizar y canalizar una información que ahora, desde mil frentes distintos, consigue llegar sin trabas al gran público, a todo bicho viviente esté donde esté. 

Esta novedosa y revolucionaria coyuntura podría propiciar la recuperación del auténtico sentido del periodismo, que viene obligado a reinventarse y replantearse todo: desde sus fuentes de financiación hasta lo que significa estar permanentemente expuesto a ser juzgado por tu trabajo, conocer lo que opina sobre su contenido quien se interesa por él y entender que la llamada “interactividad” ha llegado para quedarse. 

Las connivencias quizás no desaparezcan nunca, como lo demuestra la pugna por contar con webs y periódicos digitales que existe en estos momentos en todas las organizaciones, instituciones y demás entidades habituadas a mangonear en los medios. Pero esta nueva manera de llegar al gran público deja también abiertas las puertas, de par en par, al periodismo en estado puro para quien sepa y quiera practicarlo. Esa manera de trabajar tiene que encontrar su modo de sobrevivir, es verdad, pero en igual tesitura se encuentran quienes durante años impusieron y rentabilizaron la connivencia, el “off the record”, la conspiración y las informaciones privilegiadas.

J.T.

miércoles, 7 de agosto de 2013

La carta de Bezos a los trabajadores del "Washington Post"


A mi la carta de Bezos a los trabajadores del Washington Post me mosquea mucho.

Yo no sé si el dueño de Amazon tiene la intención, o no, de entrar como un elefante en una cacharrería en la redacción de uno de los periódicos de referencia más emblemáticos del mundo, pero chirría la prisa que se ha dado, tras adquirirlo por 250 millones de dólares, en escribirle a los trabajadores asegurándoles que pueden dormir tranquilos. O sea, que no pueden dormir tranquilos.

No está entre las cualidades más destacadas de Bezos preocuparse demasiado por sus trabajadores, por lo menos por su calidad de vida. En una de las primeras naves de Amazon los empleados llegaban a soportar temperaturas de hasta 43 grados. Prefería pagar los gastos derivados de atender las lipotimias que invertir en aire acondicionado.

Asegura Bezos en su carta que quiere el Washington Post para "experimentar y para inventar". Es decir, para jugar. Un juguetito para el nene, que total le ha costado lo que gana en un mes. Con la fortuna que acumula ya, podría comprarse cada día, de aquí a final de año, un rotativo de ese nivel. Los dos mil trabajadores y los casi 500.000 lectores del diario saben que está en juego lo que para unos ha sido su medio de vida y para otros su fuente de información.

Desde hace bastantes años ya, como el resto de los rotativos influyentes, el Washington Post desarrolló en internet su versión digital, adaptó el modelo informativo y publicitario a los retos que plantea la red y, también como los profesionales de la información de todo el mundo, sus periodistas y directivos experimentaron, buscaron caminos nuevos e intentaron encontrar respuesta a las preguntas que iba planteando el desarrollo de las nuevas tecnologías: ¿cómo renovarse? ¿cómo reciclarse? ¿cómo reinventarse? ¿qué cosas cambiar en el ejercicio diario del periodismo? ¿cómo y dónde contar las historias? Y ahora viene Bezos con su carta a descubrir la pólvora.

El componente añadido de influencia política y social de los medios de comunicación es quizás un fuerte atractivo para estos nuevos ricos que se encuentran con incunables a precio de saldo por culpa de la implacable crueldad del mercado. A día de hoy los medios de comunicación tradicionales que todavía no han desaparecido o están en manos de un banco o han caído en las garras de tiburones financieros, especuladores de todo pelaje o personajes con cash como Bezos que, con la caida en picado de los precios de los periódicos, se preguntan por qué no divertirse con un juguetito nuevo. Ojalá me equivoque.

Apenas quedan ya en los medios empresarios con vocación de comunicar. El dueño "profesional" de un periódico era alguien cuyos beneficios se debían a su preocupación por el prestigio del medio del que era propietario.

Tenían muy claro que la condición indispensable era  nombrar directores con mando en plaza que dispusieran del presupuestos con criterios periodísticos. Sabían que esa es la única inversión rentable a largo plazo si de lo que estamos hablando es de informar, de comunicar, de contar historias. Pero los presupuestos hace mucho que pasaron a manos de los gerentes, con la coartada de que así lo exigían los nuevos tiempos.

Y no es verdad, a la ruina de muchos medios ha contribuido también que sean los gerentes quienes dictaminen si un viaje se hace o no, si hay coche para una cobertura o si se puede pagar una noche de hotel para que un redactor se quede en un determinado lugar hasta que verifique, compruebe y contraste lo que tiene entre manos, tal y como dictaminan las reglas del oficio periodístico.

Dejar los periódicos en manos de los gerentes significó ir perdiendo el respeto a los lectores, olvidar que el verdadero patrimonio de un medio es y será siempre lo potentes que sean las historias que cuente, la capacidad que tengan de conectar con el interés del lector.

Una empresa periodística, y esto más vale que lo tenga claro el nuevo propietario del Washington Post y si no más vale que respete y avale la opinión de quien entiende el negocio, solo se garantiza el futuro si reinvierte en lo que en su día la hizo fuerte: la información. Un empresario periodístico tiene que conseguir que la gente busque sus productos con ganas y quede contenta tras haberle dedicado su tiempo, su atención, su dinero... Una empresa periodística además ha de ser generosa, tener contenta a su gente. Todas estas reglas son de obligado cumplimiento en papel, en internet o en grafito

La fuerza de un medio es la fuerza de las historias que cuenta, y la fuerza de las historias que cuenta es la energía y el tiempo que un periodista pueda dedicarle a esa historia. Esto nunca desaparecerá, pero tiene que ser verdad que un comprador como Bezos no va a meter sus narices en el trabajo interno del periódico más allá de lo estrictamente imprescindible. En su carta a los trabajadores los tranquiliza diciendo que él va a continuar en el otro Washington, en Seattle, a cinco horas de avión.

Si de verdad tuviera la intención de que fuera así, no hubiera tenido necesidad de decirlo.

J.T.

domingo, 23 de junio de 2013

Snowden, el segundo filtrador errante

Edward Snowden se ha convertido en un ciberfugitivo por haber osado usar con el espionaje estadounidense el mismo mecanismo que ellos usan con el mundo mundial: dejarlos en pelotas.

La gran paradoja del ciberespionaje está en que en su propia fuerza reside también su mayor debilidad:  la interactividad, una de las características esenciales de internet, lleva a que todo controlador es susceptible a su vez de ser controlado.

Lleva razón Obama cuando dice que no se puede aspirar ya, si queremos cien por cien de seguridad, a un cien por cien de privacidad. Lo que pasa es que ésta es una frase con mucha trampa: al paso que vamos la privacidad de los ciudadanos será cero si no lo es ya y a cambio nunca ningún país conseguirá obtener el cien por cien de seguridad.

Por eso resulta infantil reaccionar como toda la vida de dios: intentando matar al mensajero: yo vulnero todos los derechos a la intimidad, a la confidencialidad y a la privacidad que me da la gana pero si tu vulneras el desahogo y la impunidad con que lo hago que sepas que voy a ir a por ti y te va a caer la del pulpo. Yo veo desnudo al que quiero, me entero de las intimidades y miserias de todo bicho viviente pero si alguien cuenta lo que yo hago le meto un puro que lo dejo sin aliento.

Con Snowden tenemos ya al segundo filtrador errante huyendo de las garras de Estados Unidos. Assange lleva ya más de un año refugiado en la embajada de Ecuador en Londres. Pero no podrán ponerle puertas al campo. Si los ciudadanos somos vulnerables, los poderosos también lo son. Esa es la novedad. Tendrán que inventarse otra manera de hacer las cosas. O continuar con la misma, pero sin que les importe tanto que nos enteremos.

Lo único que hizo en su día el soldado Maning poniendo en manos de Wikileaks decenas de miles de documentos de las guerras de Afganistán e Irak y de cables de la diplomacia de Washington fue evidenciar lo que ya todos nos maliciábamos. Snowden ha filtrado a The Guardian y The Washington Post dos documentos que recogen otros tantos programas secretos de espionaje del Gobierno de EE UU, uno para el registro de los números de teléfono y duración de las llamadas telefónicas de la compañía Verizon en el país y otro, conocido como Prisma, que permite el acceso a correos electrónicos, chats, fotos y otros materiales intercambiables en Internet. Lo único que ha hecho con eso el ahora perseguido ciberespía es confirmar nuestras fundadas sospechas de que vivimos una vida vigilada, que controlan nuestros pasos y hasta nuestra respiración.

Y digo yo: ya que van a seguir espiándonos, por qué no se relajan y aceptan que por los mismos métodos con los que ellos nos vigilan,  nosotros podemos verificar que lo hacen'. Si los ciudadanos estamos intentando aprender a convivir con la conciencia de estar permanentemente vigilados y a asumir que es inevitable, cuánto van a tardar ellos en admitir que siempre existirá el riesgo de filtraciones que los dejen en evidencia?

Estados Unidos tienen la impunidad a través del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA), ese ente fantasmagórico y siniestro que firma las autorizaciones para que Facebook, Microsfot, Google o Apple se abran de piernas cada vez que les piden datos de sus usuarios. Pero nosotros, a través de filtradores como Maning, Assange o Snowden, podremos verificar que estamos en lo cierto cuando imaginamos que, en materia de intimidad, ante ellos vivimos literalmente en pelotas.

Las filtraciones de Snowden son muy clarificadoras y se agradecen. Esa transparencia sobre lo que hace el poder es muy saludable. Pero en lo que a mi juicio se equivoca el voluntarioso muchacho es en imaginar que sus denuncias pueden servir para conseguir que se respete nuestra privacidad. Esa es ya una guerra perdida. Yo no creo en absoluto que Snowden sea un traidor. Tampoco un héroe. Más bien un ingenuo.

J.T.


domingo, 4 de noviembre de 2012

En menos de cinco años al panorama mediático no lo va a reconocer ni la madre que lo parió

Uno de los últimos ejemplares en papel impreso de la revista  
"Newsweek", 
tras 80 años de excelente periodismo. 

El demoledor tsunami bajo el que intentan sobrevivir en estos momentos los medios de comunicación es de tal calibre que me atrevo a pronosticar que en menos de cinco años al panorama mediático, no ya en nuestro país sino en el mundo entero, no lo va a reconocer ni la madre que lo parió.

La emblemática revista "Newsweek" ha anunciado oficialmente que cierra la edición de papel el próximo 31 de diciembre; centenares de rotativas en todo el mundo funcionan cada día que pasa a menos rendimiento; las imprentas rebajan sus tarifas y algunas venden ya a precio de saldo buena parte de su maquinaria. El mismísimo "País" parece sentenciado a desaparecer en papel según alguien asegura haberle oído decir a J. L. Cebrián... Los periódicos de provincias cada vez tienen menos páginas, menos subvenciones y menos esperanzas. Las radios pelean por la publicidad como nunca en su vida... El "streaming" ha puesto a temblar a cientos de perfeccionistas de la realización televisiva... Algunas redes sociales cuestionan claramente la efectividad de las agencias de noticias...

Las regulaciones de empleo y de salarios en los medios de comunicacón no tienen el mismo cariz que en otras industrias. Presagian la desaparición del modelo sin que esté claro cuál lo va a sustituir. 

Una cosa parece clara: ese modelo, sea cual sea, se desarrollará a través de la Red. ¿Cómo se renovará pues el profesional de la información, el periodista? ¿Cómo se materializará el reciclaje? ¿Cómo nos reinventaremos? ¿Cómo afrontar el ejercicio del periodismo? ¿Cómo y donde contar las historias? El componente añadido de influencia política y social que actualmente tienen los medios de comunicación tal y como los conocemos, ¿qué pasará con él?

Me parece una tarea sumamente estimulante trabajar para buscar, y tratar de encontrar, respuestas a estas cuestiones.

De momento no sé vosotros, pero yo no sé muy bien por dónde hay que tirar. Eso sí, estoy seguro de una cosa: el periodista que se empeñe en oponer resistencia, quien se quiera aferrar a continuar haciendo las cosas como hasta ahora se han venido haciendo será un periodista -profesionalmente hablando y más pronto que tarde- irremisiblemente muerto.

J.T.

lunes, 24 de septiembre de 2012

La izquierda empieza a descubrir el poder de las redes


Alguien ya dio la voz de alarma en twitter el otro día: "Cuidado con estos rojos, venía a decir, que cada vez tienen más presencia en las redes y en internet". Lo decía alguien, por supuesto, que no se consideraba "rojo".

Alguien de los que llevan años haciendo todo lo posible por reducir a la mínima expresión toda crítica. O lo que ellos llaman crítica, que en la mayor parte de los casos se limita a ser un periodismo objetivo y plural. La muerte de CNN+, sobre todo para quienes la sufrimos directamente, quizás fue el episodio más llamativo de los últimos tiempos, pero hace bastante que lleva pasando lo mismo con casi todos aquellos medios que se atreven a "sacar un poco la patita" de la crítica independiente o apuestan por un tratamiento plural de la información.

Desde hace algún tiempo ya, no pasa semana sin que te desayunes con un "ere" nuevo en algún medio de comunicación, cuando no directamente con el cierre del medio o con alguna reducción drástica de plantilla. En resumen, con menos oferta plural en los quioscos, con menos apuestas por el periodismo de investigación, con más periodismo de "corta y pega" porque los cuatro a los que no han despedido no llegan a más...

El cierre de "Público" y el desembarco en tve han venido a inclinar la balanza de la oferta en televisión, en radio y en los kioscos del lado de los mensajes de derechas, que cada vez cuentan con menos posibilidades de réplica para que los interesados por una información completa puedan contrastar e interpretar por sí mismo lo que se les cuenta.

Menos mal que, al menos de momento, nos queda internet. La fuerza de las redes sociales es imparable y sus mensajes, que se propagan como la espuma, ayudan a la izquierda a recuperar la visibilidad que le niegan los medios tradicionales.

Me atrevo a pronosticar que esto irá a más a medida que todos los ciudadanos, no sólo los más jóvenes ni los más avezados en las nuevas tecnologías, descubran esta fuerza y contribuyan a potenciarla.

Sucede con las redes sociales, y comienza a suceder también con los periódicos digitales. Hasta hace poco, ahí la derecha también ganaba por goleada. Pero parece ser que se comienza a espabilar, y ya contamos, además de con "El Plural", el más veterano, con la versión digital de "Público", "Más Público", "El Huffington Post" y el "eldiario.es", apuestas todas con una pinta excelente que permiten ser optimistas ante la desalentadora orfandad de ópticas de izquierdas detectable en el periodismo que se practica en estos momentos en España.

Como decía antes, algunos se han percatado y empiezan a dar la voz de alarma. Pero en las redes, creo y espero que no puedan. Lo creo y lo espero en nombre del equilibrio, que no de la ley del péndulo.

Gracias a las redes, quizás unos y otros descubran que lo mejor para el futuro de todos es la apuesta sin tapujos por la pluralidad, por el debate y por la búsqueda de soluciones desde la discrepancia más razonable. 

J.T.


martes, 28 de febrero de 2012

El mundo horizontal


Esto no va a ser ya nunca más como fue

Los tiempos que vienen son tiempos para subvertir
Los tiempos que vienen no son tiempos de templar gaitas

Aunque nunca he tenido poder, tengo la edad de la generación que más tiempo lleva en el poder en la historia de nuestro país.

La generación que está en el poder es la generación "sandwich". Es la generación cuyos padres hicieron todo lo posible para que tuviéramos una educación y un futuro mejor que el de ellos. Es la generación que se abrió paso a codazos, entre agitadas manifestaciones, libros que devorábamos y que digeríamos unos mejor que otros, y unos sueños de libertad cocinados y aderezados entre sexo, drogas y  rock and roll.

Cuando empezamos a abrirnos camino y tuvimos hijos, nosotros también quisimos que tuvieran un futuro y una educación  mejor que la nuestra. Tenemos ahora, pues, jóvenes formados a los que hemos educado para que se coman el mundo pero nosotros no acabamos de asumir que ha llegado la hora en que hemos de dar un paso atrás.

Cada vez que hablo de esto, tengo a  gente de mi quinta que se me cabrea, pero quizás es que no me explico bien: No se trata de quitarnos nosotros de en medio de un día para otro, sino de dejarles a los jóvenes su espacio antes de que ellos nos lo quiten por lo militar, que es lo que acabarán haciendo si continuamos/continúan aferrados a los sillones.

En muchas organizaciones, en muchas empresas, en los partidos políticos... se suele ver a los jóvenes con recelo. Con la boca chica se admite su presencia pero en el fondo no se le abren las puertas con franqueza.

Con el boom de las redes sociales, todo se ha acelerado. El mundo está evolucionando a una velocidad vertiginosa y a muchos nos está pillando con el paso cambiado. Las redes sociales han traído la horizontalidad a nuestras vidas y están poniendo en cuestión las estructuras de poder tradicionales. Como antes pusieron en cuestión la fotografía o la correspondencia por correo  tal como se entendía hasta hace cuatro días. O la música. O el cine, los libros, la televisión, los periódicos...

Los jóvenes a los que nos resistimos a dar paso (que no significa quitarnos nosotros absolutamente de en medio, repito, sino aprender a coexistir) se mueven en una longitud de onda que, o la asumimos y la interiorizamos, o las costuras del tinglado político, económico y social que todavía mantenemos en pie a duras penas, acabará reventando por sus cada vez más débiles costuras.

El mundo se ha abierto tanto que en poco tiempo todo funcionará de otra manera.

Y las empresas, las organizaciones, los partidos tienen que aprender a adelantarse a los acontecimientos

Si insisten en ir a remolque de lo que ocurre, más tarde o más temprano desaparecerán tal como se conocen hoy día.

Ha llegado el momento, queridos carrozas de mi generación, de ponerse las pilas.

Ha llegado el momento de asumir que el control, la planificación y el diseño de estrategias habla hoy un lenguaje mucho más vertiginoso y urgente que aquel al que estábamos acostumbrados.


Esto no va a ser ya nunca más como fue

Los tiempos que vienen son tiempos para subvertir
Los tiempos que vienen no son tiempos de templar gaitas.

J.T.

domingo, 27 de marzo de 2011

La funesta, y peligrosa, manía de prohibir

Boxeo. Prohibido informar

Toros. Prohibido retransmitir

 Tabaco y licores. Prohibido hacer publicidad

Internet. Prohibido descargar

Campañas electorales. Prohibido minutar la información con criterio periodístico


¿Cuál será la próxima prohibición?


J.T.

domingo, 24 de octubre de 2010

"No creas a nadie. Te estarán mintiendo"


                       Julian Assange

Es la frase final de la entrevista a Julian Assange que este domingo publica el País. Se la dice a Joseba Elola, el compañero que lo ha entrevistado en secreto, porque este hombre ha osado mojarle la oreja a los poderes más intimidadores y, por supuesto, a todos los medios de comunicación.

Julian fundó hace menos de cuatro años Wikileaks, el sitio web  especializado en publicar de forma anónima documentos secretos o delicados. Ha inventado un sistema que preserva y oculta las fuentes. Se trata de una conexión cifrada que nos permite a cualquier usuario subir documentos sin que eso nos comprometa. Assange y su Wikileaks nos garantizan que a través de su página no dejamos rastro.

Resultado: la salida a la luz de documentos comprometedores. Los más graves: los que evidencian la guerra sucia de las tropas de Estados Unidos en Irak, asesinatos y torturas incluidos.

Assange está en el punto de mira de aquellos poderes que no están dispuestos a tolerar ni su trabajo ni la existencia de la página que inventó.

A mí me parece fascinante que la existencia de Wikileaks ponga tan de los nervios a quienes siempre han estado acostumbrados a funcionar con absoluta impunidad. Por eso me parece importante, y me voy a limitar a ello, resaltar algunas de las frases que pronuncia en la entrevista de este domingo en El País.

"Dado el estado de impotencia actual del periodismo, me parecería ofensivo que me llamara periodista"

"Periódicos y televisiones se han convertido en seleccionadores de contenidos tutelados"

"Creí que sabía cómo funciona el mundo. Nada me preparó para lo que me he encontrado"

"El entorno de los medios sinternacionales es tan malo y tan distorsionador que nos iría mejor si no hubiera ningún medio, ninguno"

Para abrir boca no está nada mal, ¿verdad?

Aquí tenéis el link de la entrevista completa. Yo ya la he leídc, pero me la pienso empapar una y otra vez. Hay muchas cosas que asimilar en lo que nos cuenta Asssange. Para que los mensajes que nos llegan queden bien asimilados, no está de más repetírnoslos de vez en cuando. Eso es también lo que Assange practica cuando se despide de Elola. Tres veces le repite el último de los consejos que le da: "No creas a nadie. No creas a nadie. No creas a nadie. Te estará mintiendo"

J.T.

Foto de Carmen Valiño en El País Domingo

sábado, 23 de octubre de 2010

Las teles y los periódicos tendrán que espabilar


El lenguaje en internet es más libre, dentro de un orden, que el que se utiliza en los medios de comunicación tradicionales, y a mi juicio ahí está el duro reto al que se enfrentan estos últimos.

Es verdad que en la red hay cabida para todo: desde los mayores “frikismos” y exabruptos hasta los más comedidos y timoratos. Pero en los periódicos, las radios y las teles de siempre, no.

Así que no tendrán más remedio que espabilar. No se la pueden estar cogiendo permanentemente con papel de fumar, midiendo y escogiendo la palabra políticamente correcta cuando en internet eso no ocurre.

¿Significa eso que todo lo que rodea al internet es bueno? Seguro que de manera absoluta no, pero se ha abierto la veda.

En internet hay mayor libertad, mayor capacidad de llamar a las cosas por su nombre, menos reparos para expresarse. Y ese es el clima en el que crecen y han crecido quienes en estos momentos tienen menos de veinticinco años.

Si la tele y la prensa no quieren perder a los niños y adolescentes de hoy, cuya educación se ha fermentado en plena efervescencia de internet, no tendrán más remedio que valorar el caldo en el que estos jóvenes, sus potenciales clientes a medio plazo, se han ido cociendo a fuego lento.


Quien se acostumbra a llamar a las cosas por su nombre y a leerlas así en los post de sus amigos y en las redes sociales en general, es muy difícil que se acomode al lenguaje de aquellos medios que todavía se andan con paños calientes.

La claridad, meter caña, llamar a las cosas por su nombre es una conquista de internet que los poderosos harán los posible por minimizar, dificultar e incluso prohibir. Así ocurre en los sistemas totalitarios. Pero tienen difícil ponerle puertas al campo.

Creo que los poderosos lo tienen difícil a medio plazo, ni siquiera a largo. Tanto ellos como los medios de comunicación a su servicio en la sociedades con libertades escasas. Y en aquellos otros países presuntamente más libres, también lo tienen crudo aquellos medios (la mayoría) que han sobrevivido y sobreviven porque le han bailado el agua al poder desde que el mundo es mundo.

J.T.

jueves, 12 de agosto de 2010

La caverna, a sus anchas


Acaparan los digitales en Internet, colonizan las autonomías en las que gobierna la derecha disfrutando de jugosas licencias para difundir sus exasperados mensajes, ganan por goleada en número de radios y periódicos afectos…. El discurso fascistoide o directamente fascista abunda cada vez más en los medios de comunicación ya sean los de toda la vida, ya sean hijos de las nuevas tecnologías.

La verdad es que yo daría cualquier cosa por tomármelo como mi querido jefe José María Izquierdo: con el sentido del humor y el arte de fino estilista con que lo hace a la hora de clavarles el aguijón analizando, con la retranca que le caracteriza, aquellas frikadas que perpetran a diario estos ultramontanos en los innumerables medios que tienen a su disposición.

Pero mucho me temo que mi querido Josemari es la voz que clama en el desierto porque los fachas lo acaparan prácticamente todo: a radios, periódicos, e internet hay que sumarle ahora la tdt, inundada de emisoras con un mensaje tan retrógrado y reaccionario que te retrotrae a aquella etapa de la transición en la que periódicos como “El Alcázar” o “El Imparcial”, de vocación directamente golpista, nos ponían los pelos de punta a diario cuando veíamos sus portadas en el quiosco.


A veces me tengo que frotar los ojos y sacudirme los oídos para creerme que lo que veo y oigo en emisoras como intereconomía, veo7, cope televisión, estv y algunas otras de la misma calaña, no es estricta y exclusivamente producto de mi imaginación. Me cuesta mucho asumir, la verdad, que lo que sueltan por sus boquitas lo piensan de verdad.

Los de la derecha más dura, y eso que lo tienen todo –menos el boletín oficial del estado, eso es verdad, al menos de momento- están desaforaos, desmelenaos, deslenguaos…. Desataos, vamos. Y los otros sin espabilar, con todas sus miserias al aire perdiendo el tiempo con peleas para ver a quién ponen de candidato en Madrid o en Guadalajara, ¿serán capullos?

Miedo me da el otoño, el invierno y la primavera que nos esperan… Con toda la caverna mediática ladrando mañana, tarde y noche, la crisis aplastándonos y las elecciones municipales a la vuelta de la esquina.

J.T.

sábado, 17 de julio de 2010

Manifiesto en defensa de los "derechos fundamentales" de Internet

(Primera publicación: 2 de diciembre de 2009)




Manifiesto divulgado hace unos meses en el que periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet exponían diez puntos en los que se manifestaba la firme oposición al Anteproyecto de Ley de Economía sostenible que incluía modificaciones legislativas perjudiciales para el libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet.

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.


5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.


10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

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"Manda narices que, a estas alturas de la película, tengamos que hablar de derechos fundamentales frente a un lobby presuntamente progre y un gobierno que presume de lo mismo", escribía yo en el anterior blog que me ha desaparecido. Por eso, continuando con la política de recuperación de mis entradas de la primera etapa de "Las carga el diablo" incluyo aquí el manifiesto que se difundió masivamente los primeros días de diciembre del año pasado.


J.T.

martes, 6 de julio de 2010

Esos músicos y cineastas cabreados...

(Primera publicación: 4 de diciembre de 2009)

Me parece un gran privilegio vivir un momento tecnológico, económico, social y cultural como éste.

Lo que está pasando en Internet presagia un mundo que, como dijo alguien en su día, en poco tiempo no lo va a conocer ni la madre que lo parió.

Es tópico reiterar que vivimos una revolución, pero algo importante está pasando. Se remueven los cimientos de algo cuyas consecuencias desconocemos.

El tsunami que se desató la mañana del pasado miércoles, cuando en muy pocas horas el "manifiesto en defensa de las libertades fundamentales en internet" se propagó por la red a la velocidad de la luz, lleva todo el camino de convertirse en un momento clave, de esos que fijan un antes y un después en la manera de abordar ciertos asuntos.


Ángeles González Sinde, todavía ministra de Cultura


Los chicos -y chicas- del ministerio de cultura no acaban de querer enterarse que el mundo está cambiando. Se resisten a admitir que todos los chollos, al igual que todas las prebendas que en el mundo han sido, tienen su principio y su fin y que los derechos de los autores hay que defenderlos, sí, pero no a costa de poner en peligro la libertad de expresión como denunciábamos en el manifiesto todos los que modestamente contribuimos a propagarlo.

Todavía me froto lo ojos, y los oídos, porque no acabo de creerme que quien saliera en todos los informativos el otro día vaticinando en tono apocalíptico “el fin de la música” si no se paraban las descargas en internet fuese ni más ni menos que mi admirado Luis Eduardo Aute. Vergüenza ajena me produjo escuchar a la cantante Rosario llorando, pobrecita, porque se iba a morir de hambre si esto seguía así.



Mis hasta ayer adorados Luis Eduardo Aute y Rosario Flores


- No se enteran, Juan, me decía la mañana de este viernes el abogado sevillano David Bravo, especializado en asuntos de propiedad intelectual. Pronosticar el fin de la música porque esté en peligro una determinada manera de propagarla, sostiene David, es como anunciar el fin del sexo porque te descargues una película porno.

En el punto quinto del manifiesto que difundíamos el miércoles, podía leerse textualmente:
“Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo”

Saber adaptarse, buscar otro modelo. Ésa es la clave

J.T.