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lunes, 5 de mayo de 2014

Las amenazas de Mónica de Oriol


Quiso zanjar el asunto pidiendo perdón, pero yo lo siento mucho: me niego a que Mónica de Oriol se acabe yendo de rositas y se minimicen sus amenazas como si no hubiera ocurrido nada tras las burradas que soltó en público el pasado día 24. “¿Ha pedido perdón? Pues venga -hay quien dice-, pelillos a la mar”. Y de eso nada. La presidenta del Círculo de Empresarios se pasó dieciocho pueblos porque no sólo despreció y puso a parir al millón largo de “ni-nis” que tenemos en España sino que dejó también muy clarita su apuesta por rebajar el salario mínimo, por disminuir e incluso liquidar los subsidios y reducir también la indemnización por despido a 18 días por año. Y de todo eso creo que es bueno que quede constancia, porque responde exactamente a lo que piensa mañana, tarde y noche la casta empresarial al completo.

Fueron tantas las lindezas desgranadas por la señora Oriol en su desaprensivo desahogo durante su más reciente encuentro con la prensa que, a pesar de que han transcurrido ya unos días, considero que es bueno levantar acta notarial, para la historia, de sus nada casuales palabras. Así que me he tomado la molestia de, tras encontrar un video con el resumen de sus más atrevidas perlas, transcribirlas aquí. Hélas:

“[los jóvenes] se salían del colegio porque sin cualificación ganaban mil y hasta mil quinientos euros. Eran el rey del mambo el viernes y el sábado. Los amigos del cole sin un puñetera duro, y ellos llegaba el viernes y el sábado e invitaban a todas las niñas. ¿Qué hacemos con esa gente, cero cualificación? Tenemos un millón de personas así, que no tienen formación ninguna y un salario mínimo que te obliga a pagarles, aunque no valgan para nada, un dinero que no producen…” 

 "…A gente diferente, trato diferente. Tú no puedes homogeneizar un mercado que no es homogéneo. En el Círculo defendemos que el salario mínimo solo se aplique a partir del momento en que tengas una cualificación o que hayas hecho formación dual. Que a las empresas les permita coger a chavales sin cualificación en formación dual: un salario inferior al marcado y darles formación en el intermedio. De esa manera rompemos una barrera, porque a esta gente nadie les contrata. Les das una oportunidad de entrar en el mercado de trabajo, y luego que se busquen la vida una vez que han entrado porque el problema es entrar en el mercado…”

“Más flexibilidad, aproximar el coste del despido a lo que es la media europea, que está en 18 días. En febrero de 2012, lo que se hizo fue bajar de 45 a 33. Seguimos siendo los últimos de la cola, después de Francia e Italia, cuando lo que tenías que haber hecho, ya que haces una reforma… chico, ponte a la cabeza. Parécete a Austria, parécete a Alemania, parécete a Inglaterra, parécete a Irlanda, que son los que no tienen paro”.

“Insistimos en que es importantísimo darle la segunda vuelta a la reforma laboral, para no perder esa generación perdida de todos los ni-nis, reciclarlos obligándoles a que se formen en formación profesional, o entrando en empresas por la vía dual rebajando el salario mínimo”. 

"…es decir, hacerlos más baratos para que sean atractivos a las empresas, primer punto, y eso aceleraría la creación de empleo porque, en fin, todos compramos cuando lo que se nos ofrece es razonable de precio, por eso vamos a las rebajas. Pero no compramos, si estamos apretaos, cosas que son caras. Y cara es una cosa que produce menos que la satisfacción o la productividad que te crea”.

"Nos parece que la reforma laboral ha sido muy importante, pero se ha dejado el capítulo de reducir la dualidad de este mercado y se ha dejado también fuera el tema de la empleabilidad y de los subsidios, que son los más generosos del mundo mundial, que no están condicionados a la búsqueda activa de empleo, que generan situaciones de rentas de trabajo y de parasitismo sobre los que sí trabajan”. 

"La reforma laboral ha sido la más revolucionaria en el ámbito que ha tocado, que es la descentralización de la negociación colectiva. El protagonista de su vida tiene que ser el ciudadano; el protagonista de la empresa tiene que ser el empresario, no las organizaciones empresariales; el protagonista en la negociación con la empresa tiene que ser el trabajador, no unos representantes sindicales que normalmente hace muchos años que no trabajan”. 

Que conste en acta esta elocuente vomitona de la presidenta del Círculo de Empresarios, madre de seis hijos y miembro de una de las dinastías -los Oriol- con más tradición empresarial en nuestro país. Es biznieta del fundador de la compañía ferroviaria Talgo, sobrina del expresidente de Iberdrola e hija del arquitecto Miguel Oriol.

Que no nos venga, pues, con cartas de arrepentimiento escritas con la boca pequeña. Lo que dijo el otro día esta empresaria vasca de rancio abolengo no sólo es lo que piensa toda la casta a la que pertenece, la que tutela a este gobierno títere, sino que es exactamente lo que todas las organizaciones empresariales aspiran a conseguir más pronto que tarde. ¿Les vamos a dejar?

J.T.

jueves, 19 de septiembre de 2013

¿Quién engaña a los inmigrantes?


Cruzan a nado el espigón de El Tarajal en Ceuta o tumban la doble y elevada valla de Melilla con orquestados saltos acrobáticos. Consiguen pasar y al día siguiente sus caras de alegría aparecen en las primeras páginas de los periódicos dibujando triunfales signos de la victoria con sus dedos magullados. En la tele compruebo extrañado su alborozo y en la radio escucho, desconcertado, sus cánticos: "Oé, oé, oé, viva España"... Me cuesta entenderlo.

Hace cinco-diez años, cuando me dedicaba a contar estas historias para los informativos de la tele, yo hablaba con ellos en los CETIs (Centros de Internamiento Temporal de Inmigrantes) de Ceuta o Melilla, o en los puertos de Tarifa, Motril o Almería y creía entenderlos. Los infiernos de donde venían les impelían a jugarse la vida y apostar por gastarla, en caso de sobrevivir, en la que ellos consideraban prometedora tierra de leche y miel. Alguien los ha engañado, pensaba yo ya por aquel entonces, pero aún así los entendía.

Quizás no era engañados, sino encandilados como tomaban la decisión de lanzarse a la aventura. Me consta que muchos habían forjado sus sueños de futuro viendo los canales españoles de televisión y el mundo irreal que transmitían muchos programas de hace años (casa bonitas, calles llenas de gente con ropa atractiva, mercados atiborrados de alimentos de calidad, cocineros recomendando recetas de ensueño, campos de fútbol con el césped sembrado de jovenzuelos millonarios…)

Pero a estas alturas no lo entiendo. Ahora, en la televisión, aunque continúa hablándose de los pornográficos salarios de algunos futbolistas también se habla, y mucho, de crisis; se cuentan historias de familias españolas que lo pasan muy mal para poder comer; se cuenta cómo crece el paro cada mes, cómo hay mucho inmigrante que ha elegido volver a malvivir en su país en lugar de hacerlo aquí; también se cuenta cómo le quitan las casas a quienes no pueden pagar la hipoteca y cómo hay quien acaba con su vida por no ser capaz de afrontar tanta adversidad.

Tiene que ser muy grande su infierno para que, si saben lo que está pasando, celebren llegar aquí como lo hacen. Quiero pensar que les faltan datos o que la desesperación les hace confiar a ciegas en quienes les engañan. No creo que sea la tele. No creo que sea el ministro Montoro proclamando triunfal que “España va a asombrar al mundo muy pronto” quien los seduzca, tampoco creo que les motive la bajada de la prima de riesgo o la venta de optimismo al por mayor de un gobierno instalado en la negación de todas las evidencias hasta el punto de conseguir desesperar incluso a sus más fervientes incondicionales.

Muchos de los inmigrantes que yo conocí en los CETIs fueron repatriados o sobreviven vendiendo cedés piratas por los bares, o pañuelos en los semáforos de media España. Han asumido ya que esa va a ser su vida. Son pocos los que trabajan de manera regular, los que han podido organizarse con trabajos que les permiten tener bicicleta, piso barato compartido con media docena de compatriotas y, en casos excepcionales, coche de decimotercera mano. Eso tras nueve horas de extenuante faena bajo los plásticos de invernaderos caldeados. Horas  pagadas a precio de infamia merced a esa reforma laboral de la que tanto se pavonean Báñez, Soraya SS y compañía.

No creo que quien se juega la vida y paga además un dinero a las mafias para llegar hasta aquí aspire a esa vida de explotación, miseria e incertidumbre. Tampoco pienso que hayan ni oído hablar de esa entelequia llamada Eurovegas ni de sus presumibles decenas de miles de puestos de trabajo, un mafioso proyecto que cada día que pasa tienen más pinta de acabar yéndose al carajo.

Parece de coña que nuestros hijos escapen hacia el norte ante la falta de expectativas en nuestro país, y los jóvenes de más al sur peguen saltos de alegría cuando consiguen llegar hasta aquí. ¿Cómo ha de ser su miseria para que esto les parezca jauja?

Del norte -todavía- nos visitan viejos jubilados en busca de sol, de luz, de buen clima. Del sur, jóvenes fibrosos que temen morirse de inactividad y malnutrición si se quedan en su tierra. Y nosotros, aquí en medio, en un país triturado y desguazado durante años por sinvergüenzas y desaprensivos, pero un país cuyas apariencias parece que aún consiguen "dar el pego". Somos como esos estirados y dadivosos aristócratas venidos a menos que aguantan durante tanto tiempo el tipo disimulando su miseria que, cuando se arruinan del todo y necesitan que alguien les ayude, entonces ya nadie les cree.

J.T.


martes, 30 de julio de 2013

Vacaciones de verano, ¿para quién?


El día treinta y uno te despedías de muchos compañeros, que se marchaban en agosto de vacaciones, y el día uno besabas y abrazabas a los que volvían, que llegaban todo relajados y lustrosos. Durante los desayunos y los pasilleos de ese día y los siguientes te enterabas de lo bonito que estaba Praga o te empapabas, nunca mejor dicho, de fotos y detalles de las cataratas del Iguazú.

Mi costumbre de no hacer vacaciones por estas fechas me ha llevado a vivir variados momentos como los que acabo de contar. Toda una sabrosa liturgia en épocas de vino y rosas. Por lo general la gente tenía una cosa llamada trabajo fijo, el concepto "ere" no había aparecido en el horizonte -por lo que ni siquiera existía tal término- y en las empresas periodísticas, que son las que mejor conozco, el becario que llegaba en julio era becario, y no sustituto explotado, y en los medios de comunicación aún mandaban los periodistas, no los gerentes.

Pronto llegaron los contratos por obra, promovidos por cierto por un ministro, entonces socialista, llamado Boyer; se oteaba en el horizonte la aparición de los contratos basura y algunos desmanes más, pero la gente todavía solía contar con las vacaciones como parte de la rutina familiar y laboral. Ahora, para quien todavía pueda hacerlo, empieza a resultar arriesgado planificar cualquier descanso con demasiado tiempo de antelación.

Las últimas tropelías en materia de legislación laboral, y la torticera aplicación que los empresarios se han apresurado a hacer de ella, han llevado a muchos trabajadores a no diseñar ya demasiados planes a largo plazo. Ahora casi nadie sabe qué va a ser de su vida no el año que viene, sino ni siquiera dentro de seis meses. ¿Cerrará la empresa? ¿Me echarán? ¿Harán otro ere? ¿Me bajarán el sueldo?

Miles de empresas donde se producían esos entrañables relevos vacacionales de julio y agosto ya no existen. Muchas de las que quedan en pie han metido tales tijeretazos, gracias a la reforma laboral, que las plantillas se han quedado esqueléticas, desmotivadas, con los sueldos rebajados y con el miedo metido en el cuerpo.

España iba a cambiar tanto que no la iba a reconocer ni la madre que la parió, dijo alguna vez alguien. Creo que el autor de esta frase no se podía imaginar que ese cambio iba a ir por donde ha ido: Casi seis de cada diez jóvenes, en paro -de los jóvenes que quedan aquí, porque decenas de miles se han marchado ya fuera del país. Seis millones de personas que, queriendo y pudiendo trabajar, no encuentran el modo de hacerlo. Decenas de miles de trabajadores obligados a darse de alta en autónomos para continuar haciendo el mismo trabajo que hacían pero ya como proveedores y facturando, es decir, cobrando mucho menos por lo mismo que hacías antes y buscándote tú la vida con hacienda y la Seguridad Social. ¡Ah! y allá tú si te tomas vacaciones...

Es verdad que este miércoles y este jueves las carreteras y los aeropuertos vuelven a un trasiego muy por encima de lo habitual.  Pero mucho me temo que en los maleteros de los coches y en las mochilas de las estaciones va metido mucho menos optimismo que en otras épocas. Nos han hecho más pobres, más indefensos, menos seguros. Han quitado un buen bocado de protección a los jubilados y muchas esperanzas a los más jóvenes...

Y el figura que ha perpetrado todo esto en tan sólo dieciocho meses, el responsable máximo del desaguisado, es quien comparece este jueves para contarnos que la cosa mejora que es un primor, que nos espera un estupendo futuro y para negar, antes que cante el gallo, a su correligionario y otrora amigo Bárcenas tres y tres mil veces si es necesario.

En aquellas empresas que aún no han cerrado, este uno de agosto no creo que se hable de Praga ni del Iguazú: quizás sintonicen la tele o la radio para ver qué cuenta el elemento. El millón de familias que ya tiene a todos sus miembros en paro estarán en casa, así que de ellas no se va a librar tampoco. Ni de los que estén en la carretera, que para eso existe la radio. Hay expectación, por mucho uno de agosto que sea.

J.T.

lunes, 13 de febrero de 2012

Ni un paso atrás



¿Tanto esfuerzo para llegar a esto?

¿Tantos sueños para despertarse así?

¿Tanta fe en un mundo mejor para acabar en manos de quienes hemos acabado?

¿Tanta lucha por la dignidad para vernos hoy como nos vemos?

¿Tanta entrega durante tantos años para construir un mundo mejor... para esto?

Prometedme hoy, amigos de tantas luchas, que no nos vamos a rendir. 

Decidme que no vamos a permitir que se carguen el trabajo de tantos años. Que no desandaremos el camino por el que tanto nos costó avanzar.

Prometedme que no estáis dispuestos, como yo tampoco lo estoy, a dar ni un solo paso atrás.

Decidme, mis queridos amigos de toda la vida, compañeros de tantos viajes, que no me equivoco cuando pienso que todo lo que está pasando nos va a fortalecer para continuar en la lucha.

A nuestros hijos, que vivieron y aguantaron nuestro esfuerzo, nuestros sueños, nuestra fe, nuestra entrega... les debemos... el continuar siendo como éramos, actuar como actuábamos. Así que lo haremos, ¿verdad?

Decidme que no nos rendiremos.

J.T.

domingo, 28 de agosto de 2011

Por favor, que no nos salven tanto y que nos expliquen clarito qué puñetas está pasando

Alonso y Sáenz de Santamaría: idilio súbito 
para proponer juntos (Psoe y PP) la reforma de la Constitución

Es lo que más nos conviene
No hay otra solución
Cualquier otra opción sería mucho peor
Es lo que tenemos que hacer si no queremos que todo se vaya al garete

Estas son algunas de las frases con las que los políticos vienen justificando en los últimos días la decisión de modificar la Constitución para fijar un techo de déficit presupuestario, o ampliar la edad de los contratos en prácticas, o encadenar los contratos temporales…

Ni un argumento

Ni una explicación mínimamente sólida. Frases así le he oído estos días a José Montilla, Elena Salgado, Rubalcaba… Ideas que, para que no quepa ninguna duda de por dónde van todos los tiros, suscribe encantada la derecha.

Pero ningún argumento

Si lo que ocurre es que manejan informes, o datos, terribles, preocupantes para nuestro futuro… ¿por qué no dejan de actuar de manera paternalista y los comparten con todos? ¿por qué no nos los cuentan, que ya somos mayorcitos?

¿Por qué se empeñan en salvarnos tanto? ¿por qué para “salvarnos” se dedican a ampliarnos la edad de jubilación, a perpetrar reformas laborales impresentables y a intentar metérnosla doblada con reducciones de sueldos por decreto o intentos de aprobar negociaciones colectivas claramente lesivas para los intereses de la poca gente que todavía tiene un puesto de trabajo?

Si todo está tan mal, si el riesgo de que todo se vaya al garete es tan alto, por qué no nos lo explican clarito, con pelos y señales y se dejan de monsergas?

Me temo que porque les importa más salvar su culo, aunque para ello nos pongan, sin ningún tipo de escrúpulos, a los pies de los caballos, a merced de quienes han decidido que impere la ley del más fuerte. De quienes mueven los dineros y con ellos las voluntades de los que gobiernan.

Una de dos: o quienes nos gobiernan son ya -definitiva y únicamente- meros muñecos de quienes mueven los hilos, o son directamente sus cómplices. O las dos cosas.

J.T.

lunes, 21 de junio de 2010

Huelga a la japonesa de los policías de Dos Hermanas



Van los policías locales, se cabrean porque les van a bajar el sueldo y se ponen a multar como locos.

Bolígrafo y block de sanciones en ristre, deciden disparar a todo coche que se mueve o que, estando parado, entienden que no se encuentra debidamente aparcado.

Resultado: De 4-5 multas al día pasan a tramitarse en el ayuntamiento sevillano de Dos Hermanas más de cien. Gran mosqueo de los ciudadanos, pero peor mosqueo aún el del alcalde

- ¿Esto qué cojones es?
- Cumplimos con nuestro deber, alcalde
- Y antes entonces, ¿qué hacíais, mamones?

El caso es que las multas han quedado paradas, el asunto en manos de un juez y los maderos mosqueados, en evidencia.

Se han cabreao porque les han bajado el sueldo y han decidido pegarle patadas a zetapé y al alcalde del pueblo en el culo de los vecinos de Dos Hermanas

Como nos decía el teniente de alcalde:
- Esta tarde tengo dentista. Miedo me da que le hayan bajado el sueldo.

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(publicado por primera vez el 3 de junio de 2010)


J.T.