¿Sabrá Mariano Rajoy qué es y dónde está el Calar Alto? La verdad es que cuando alguien se pasea por el mundo con el
Marca en la mano, no sería extraño que desconociera que
el Calar Alto es un observatorio astronómico hispano alemán que, ya a mediados de los años setenta del siglo pasado, puso a Almería y a España en el mapa de la astronomía europea y planetaria.
Contar entre los activos de tu país con un observatorio como el Calar Alto es, francamente, para sacar pecho sin ningún recato. Su prestigio, sus observaciones, sus descubrimientos y el reconocimiento internacional del centro, algo que se puede verificar
pinchando en enlaces como éste, permitirían a cualquier gobernante con mínimas inquietudes intelectuales presumir de ello en los foros internacionales con incontestable autoridad moral.
Tampoco se puede decir que los predecesores de Rajoy le hicieran nunca demasiado caso al observatorio astronómico de El Calar Alto, situado a 2.168 metros de altitud en la sierra de los Filabres, y donde las excepcionales condiciones meteorológicas garantizan más de 200 noches de observación al año. Un centro de investigación cuyos telescopios e instrumentos asociados han alimentado con datos, durante los últimos cuarenta años, miles de publicaciones científicas y centenares de tesis doctorales. Hay pocos así en el mundo.
Pero esta caterva de depredadores (Guindos, Montoro, Báñez, Soria, Mato,Wert...) que capitanea Rajoy parece que ha decidido, no sólo no hacerle ni puñetero caso al observatorio astronómico almeriense, sino que son capaces hasta de cargárselo directamente. Cerrojazo y punto. En el proceso de acoso y derribo al que este gobierno pp está sometiendo todo aquello que huele a cultura, investigación, ciencia o desarrollo, parece obvio que
enclaves como El Calar Alto no les hacen ninguna falta a estos avariciosos indocumentados. Se trata de una verdadera joya, pero a estos acólitos de los dictámenes neoliberales les importa un verdadero pimiento.
¿Cuánto cuesta el mantenimiento anual del observatorio más puntero de Europa? Hace varios años, eran cuatro millones de euros, cinco mil veces menos que el dinero inyectado a Bankia; el ocho por ciento del dinero descubierto a Bárcenas en Suiza; una cantidad inferior incluso al precio del ahora embargado palacete de los Urdangarín en Pedralbes...
Hace algo más de un año se dispararon las alarmas:
Los ocho astrónomos del observatorio almeriense y el personal que les ayuda a que su trabajo sea posible, unas cincuenta personas en total, empezaron a intuir que sus patronos podrían acabar, más pronto que tarde, dejándolos tirados. Los alemanes (Max Plank) y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), socios propietarios del centro a través de la empresa Centro Astronómico Hispano Alemán (CAHA)
firmaron un convenio en el que se comprometían a mantener operativas las instalaciones hasta 2018 -lagarto, lagarto, ¿y después qué?- pero eso sí, a cambio de tijeretazos en el presupuesto verdaderamente astronómicos, nunca mejor dicho.
Llegaron a proponer hasta el setenta y cinco por ciento de recortes. Luego se quedó en el sesenta, y este año 2014 el Calar Alto está resistiendo, mal, con poco más de dos millones de euros. Es decir, casi la mitad del presupuesto de antes. Ya han dimitido dos directores y entre los trabajadores los primeros en caer han sido el personal de limpieza y cocina, ocho personas que ya han dicho adiós y cuyo trabajo ahora lo realizan empleados de una empresa externa. Por menos de la mitad del medio millón de euros que los propietarios aseguran que costaba antes. Pésimo síntoma. Una vez cortadas las primeras ocho barbas, el resto de trabajadores ha puesto las suyas a remojar. Este jueves han finalizado una primera semana de huelga, durante la que han protestado en Madrid frente a la sede del CSIC, en Granada ante el Instituto Astronómico de Andalucía y en Almería ante las oficinas de la empresa CAHA.
He seguido con interés esas manifestaciones; he constatado, contrariado, la escasa repercusión que han tenido en los medios, incluidos los locales y autonómicos; he percibido desánimo e impotencia entre los profesionales que, a fecha de hoy, continúan siendo el soporte de un enclave científico puntero en todo el mundo. Pero lo que más me ha llamado la atención, lo que realmente me ha abierto las carnes, es que en su protesta había carteles y eslóganes pidiendo que "solo se les recorte el 25 por ciento". Me he tenido que frotar los ojos varias veces para verificar que estaba leyendo bien.
Pero vamos a ver, compañeros, que vuestros sueldos, yo lo sé, son más bien normalitos ¿cómo es que admitís entonces una rebaja del 25 por ciento? ¿cómo que aceptaríais de buen grado un tijeretazo que fuera "sólo" de la cuarta parte de vuestros actuales ingresos? ¿Significa eso que asumís la machacona y tendenciosa propaganda del gobierno que sostiene que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? ¿tanto ha calado la mentira de que la culpa de la crisis es nuestra? ¿tan inevitable veis el cierre? ¿tanto miedo tenemos ya en el cuerpo? ¿tan negro lo vemos todo que ya no salimos a la calle para exigir mejoras, para mantener nuestras conquistas, para reclamar el derecho a prosperar, sino que lo hacemos para que, dado que -con perdón- nos la van a meter hasta el fondo, al menos acabe siendo solo "la puntita nada más"?
Como avisa Juan Carlos Monedero en su libro Curso urgente de política para gente decente, "el capitalismo necesita una sociedad de individuos que no tengan más remedio que vender su mano de obra en el mercado de trabajo al precio que éste le ofrezca". Así que, lo que modestamente creo que nos toca, es no permitir que esa humillación acabe siendo inevitable. Como sucede tantas veces en la vida, toda renuncia a derechos, toda capitulación frente a quienes aprietan las tuercas solo sirve para que se abra la veda. Para que, más tarde o más temprano, vuelvan a apretárnoslas hasta que reventemos. Nunca estarán satisfechos. Siempre querrán más. Veremos qué ocurre con los observatorios de Canarias. O con el que los aragoneses están ultimando en Teruel.
No podemos tolerar que se carguen el Calar Alto. No podemos dejar que un proyecto científico pionero, con más de cuarenta años de éxitos, pase a dormir el sueño de los justos. ¿Serán capaces Rajoy y su cohorte de liquidarse este observatorio, a pesar del valor añadido que tiene, del prestigio que aporta a nuestro país? Por favor, que alguien le esconda el
Marca aunque sea un ratito, imprima unos pocos folios con
alguno de los links de este post y se los ponga en la mano a Mariano aunque sea resumiditos y bien señalados con marcadores de colores. Para que no le cueste mucho al muchacho enterarse de la película. Claro que tendrán que aprovechar un hueco en el que no estén poniendo algún partido en la tele.
J.T.