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sábado, 12 de septiembre de 2015

La Diada solo podía ser un éxito


Esto no va a ser ya nunca más como fue. Aunque solo fuera por razones de calendario, ya tocaba un meneo del calibre del que estamos viviendo. No se le puede estar tocando al personal las narices permanentemente, como hacen Rajoy y su cuadrilla pepera, sin que eso no acabe teniendo la contestación adecuada. Han acabado con la paciencia del personal porque llevan mucho tiempo tomándose a la ligera dos de los asuntos más delicados que existen en materia de convivencia: la obligación de luchar contra la desigualdad social y el derecho de cada pueblo a decidir cómo quiere gobernarse.

Hace décadas que la desigualdad aumenta en nuestro país, que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres. A más del noventa por ciento de la población las cosas le van peor que hace ocho años mientras que el número de mega-ricos ha aumentado un treinta por ciento. Inasumible. Como tampoco se puede admitir la prolongada desidia, cuando no la insidia de los gobiernos centrales, en materia de política autonómica. Que floreciera la contestación y el rechazo social era cuestión de tiempo porque, aunque el descontento lleva años siendo evidente, el actual gobierno ha cometido la irresponsabilidad de echarle aún más gasolina al fuego. El proverbial tancredismo de Rajoy ha rematado la faena y ha ido acelerando el desarrollo de los acontecimientos. No sé yo si se puede cabrear a más gente y en menos tiempo de lo que lo han hecho ellos.

El meneo tenía que llegar y es tiempo ya de abrir muchas ventanas que traigan aire limpio y fresco. A la hora de afrontar la gestión política y económica de nuestro país hacen falta caras, actitudes y esquemas mentales nuevos. Ni las aspiraciones ni la sensibilidades son las que eran hace treinta años. Cada vez que hablo de esto, tengo a gente de mi quinta que se me cabrea, pero lo siento mucho. Estoy hasta las narices de ver a ese juguete roto llamado Felipe González salir a la palestra, liarla parda y hacer que suba el pan cada vez que escribe o habla. El número que ha montado con lo de Catalunya ha sido un lamentable desatino. Y en el peor momento. No aguanto tampoco la cara de amargao de José María Aznar, otro jarrón chino incapaz de permanecer en el ostracismo y que cada equis tiempo parece que necesita montar un pollo para que no olvidemos sus desmanes. 

¿Y del todavía gobierno PP, qué me dicen? Sugiero echar una ojeada de vez en cuando a la foto oficial en las escaleras de Moncloa. Terrible. Rostros siniestros que trasmiten de todo menos tranquilidad: miedo, desconfianza, alarma, recelo... Si luego repasamos lo que han hecho, podremos constatar una vez más que sí, que es verdad aquello de que la cara es el espejo del alma. Ante tan oscuro panorama era lógico que el revulsivo llegara: en forma de opciones políticas de nuevo cuño por un lado y de grandes protestas ciudadanas por otro reivindicando el derecho a decidir cómo quieres que sea tu futuro y el de tus descendientes.

Por eso la Diada viene siendo un éxito mayor cada año que pasa. Por eso las elecciones municipales tuvieron en las comunidades históricas el resultado que tuvieron. Por eso las elecciones autonómicas del próximo 27-S en Catalunya van a ser tan importantes. Nadie sabe qué pasará, pero una cosa parece clara: esto no será ya nunca más como fue. 

JT


lunes, 16 de septiembre de 2013

La ultraderecha asoma la patita


Episodios como el asalto por parte de un grupo de radicales a la Oficina de Turismo de Catalunya en Madrid cuando se celebraban los actos de la Diada en el centro cultural Blanquerna, a mí me dan mucho miedo. Al menos mediáticamente, creo que se ha pasado demasiado de puntillas sobre el asunto. 

Los ultras llevan mucho tiempo aumentando sus áreas de influencia y esto no pinta nada bien. No puedo evitar asociar ideas y recordar aquellas irrupciones de los fascistas, en plena Transición, los domingos por la mañana en el Rastro madrileño arrasando con todo lo que pillaban por delante. Aquellos guerrilleros de cristo rey que en el 78, cuando en el parlamento se cocinaba la Constitución, andaban por Madrid campando por sus respetos. O aquellos ultras que, en enero del 77, acabaron con la vida de varios abogados laboralistas en un despacho de la calle Atocha de Madrid.

Estos de ahora son también grupos violentos. Esa es la cuestión. La parafernalia de la que se rodean asusta (banderas, eslóganes e himnos nostálgicos); sus ideas escandalizan... pero el problema es que no se detienen ahí: en ocasiones ha habido víctimas, como se encarga de recordar el Movimiento contra la Intolerancia en sus informes anuales (Informes Raxen)

Los datos que figuran en el informe de 2012 (página 84) estiman en unos 4.000 los incidentes y agresiones al año; localizan grupos racistas y xenófobos en todas las Comunidades Autónomas; cifran en más de 1.000 los “sites” (webs, blogs, canales, foros, redes...) xenófobos y de intolerancia. Los conciertos de música neofascista son decenas al año. La cifra de ultras y neonazis estaría ya por encima de los 10.000 en toda España. Y el informe habla también de ¡más de 80! personas muertas desde 1992 por "crímenes de odio".

Pese a la ausencia de datos oficiales, los datos del Informe "Raxen", que aparecen documentados con fechas, lugares, nombres y apellidos, permiten deducir que existe una cifra oculta que puede ser mucho más elevada. Detesto los alarmismos, pero me preocupa la táctica del avestruz que desemboca, por ejemplo, en que actos como el de la irrupción violenta en el centro Blanquerna no se detecten de antemano.

Según contaba Luis Izquierdo el pasado domingo en "La Vanguardia", partidos como Falange, Nudo Patriota Español, Alianza Nacional, Movimiento Católico Español y Democracia Nacional se han sumado a un movimiento conocido como "La España en Marcha", que ha convocado una capea para el próximo día 28 de Septiembre en la que se anuncia "la quema de trapos separatistas" junto a la foto de una estelada ardiendo.

El 12 de octubre, día de la Hispanidad, está anunciado un acto en Barcelona para reclamar la españolidad de Catalunya que figura en las webs de casi todos los partidos aludidos. En la de Falange Española puede leerse: "No permitas que troceen tu nación. Planta cara al separatismo"

En la página de Democracia Nacional, este partido mostraba hace unos días su "incondicional apoyo a los jóvenes que el pasado día once de septiembre mostraron su indignación y oposición frente a los movimientos abiertamente secesionistas que se están produciendo en Cataluña".

En el perfil de Facebook de Unidad Nacional Española, que cuenta con 7.000 fans, se dice que "Catalunya es la comunidad más corrupta de España, la región peor gobernada y administrada por trogloditas, que se enriquecen abusando y empobreciendo a la población para luego echarle las culpas al resto de España".

No es  ninguna broma todo esto. Como no lo es "Amanecer Dorado" el referente griego de estos grupos, que el viernes pasado agredieron con palos y barras de hierro en el Pireo a un grupo de 30 jóvenes que pegaban en la calle carteles del Partido Comunista. Ocho de los agredidos acabaron en el hospital. 

J.T.

viernes, 13 de septiembre de 2013

¡Qué aburridas son las declaraciones de los políticos!


Si el comportamiento del ser humano es perfectamente previsible, el de los políticos, a ratos también humanos, lo es todavía mucho más.

Soraya SS y su cohorte se podían haber ahorrado sus declaraciones tras la Diada: todos sabíamos, o nos temíamos,  que iban a apelar a la mayoría silenciosa. Como la consejería de Interior catalana se podía haber ahorrado la suya: todos sabíamos que iba a exagerar la cifra de participantes que cubrieron los más de 400 kilómetros de la "Vía catalana por la independencia". Susana Díaz, la nueva presidenta andaluza, se podía haber ahorrado la no-contestación de esta mañana en la Ser cuando Pepa Bueno le preguntaba sin éxito una y otra vez si reconsideraría el nombramiento de Griñán como senador en el caso de que resultara finalmente imputado en el asunto de los Eres. Totalmente previsible su "si eso se produce, ya se verá".

Y así podríamos seguir hasta el último cargo del último pueblo de España, fuere del partido que fuere: raramente nos sorprenden, raramente se saltan el guión, raramente transgreden las declaraciones de manual del que todos acaban echando mano para ir tirando, que el tiempo pase y la velocidad con la que unas noticias matan a otras juegue a su favor.

Yo propondría a los políticos una técnica para que todos ahorráramos tiempo y dinero: catalogar del uno al cien, o al mil o al dos mil, da igual, las respuestas más previsibles, las más repetidas, que además por lo general suelen ser sosas, planas, ambiguas y con escaso o nulo interés. Así a sus asesores les bastaría con hacernos llegar el número de respuesta que toca en función de lo que le preguntemos; nosotros tiraríamos de directorio y... ¡hop! cobertura resuelta:

- Oye, le diríamos, qué valoración hace tu jefe de...?

- La 83, nos contestaría, por ejemplo. Y ya tú sabrías que la contestación que tendrías que colocar, según aparecería en el directorio, sería: "Respeto las decisiones judiciales"

- La 25. Iríamos al manual y copiaríamos: "No he podido leer aún el informe al que usted se refiere"

Respuestas como "Habrá que estudiarlo antes de tomar una decisión" o "Es mejor esperar a ver qué dicen los expertos" tendrían también su correspondiente número. Podrían agruparse por temas, en distintas "carpetas", de tal modo que fuera muy fácil echar mano de frases como "Esto va mejor", "El trimestre que viene mejoramos ya seguro" o "Estamos saliendo de la crisis". La de los "brotes verdes" estaría en la carpeta de frases poco afortunadas o quemadas de tanto usarse. Y no podría faltar ni un apartado con perífrasis enrevesadas para que tarde en entenderse lo que realmente quieren decir ni frases que de pronto se ponen de moda como "Estamos en un tiempo nuevo".

También, cómo no, dispondríamos de un manual de réplicas basadas en el "y tú más". Arsenales de datos a los que recurrir apenas el aludido por un determinado ataque quisiera replicar. Ahorraríamos tiempo, desplazamientos, material, minutados y transcripciones. Serviría para lo mismo, es decir, para nada, pero sería mucho más barato, más limpio y más breve.

Fuera ya de coñas, yo creo que ha llegado el tiempo en que los políticos tendrían que dejar de ser tan previsibles. No puede ser que cada vez que salen los datos del paro, del IPC, la encuesta del CIS  o la cifra de muertos en carretera sepas ya de antemano cuáles son los "totales" que te van a soltar. ¿Para qué tanto gasto en liturgias inútiles?

El tiempo que perdemos en darle bola a bustos parlantes que comparecen de manera periódica con la pasmosa habilidad de no decir nunca nada nuevo, de repetir siempre la misma y cansina cantinela, es tiempo que no utilizamos para lo verdaderamente indispensable en periodismo: trabajar esas historias a pie de calle que tantas veces se nos escapan vivas, esas que todos estamos deseando conocer y propagar, y que los políticos tanto temen que salgan a la luz (los nombres y las caras de los ciudadanos que sufren las consecuencias de su manera de gobernar: enfermos sin operar, dependientes sin atender, niños sin comer, sí, sin comer; parados sin perspectivas de trabajar, desahuciados por no poder pagar los plazos de la hipoteca...)

Por eso nos entretienen diciendo sin decir, compareciendo sin contar nada, o mintiendo descaradamente cuando ya se ven acorralados. ¡Cuántas previsiones informativas cuya obligada cobertura nadie osa hoy por hoy discutir dejaría yo con un palmo de narices! Porque entre que convocan para entretener y que tú caes en la trampa de acudir (por criterio periodístico unas veces y por imposición empresarial otras), se te va pasando el arroz, pierdes el tiempo, los recursos y las energías... y los meses van transcurriendo. Tú sin contar las historias que realmente sabes que interesan y ellos sobreviviendo. Hasta que todo estalle.

Porque entre los factores del comportamiento humano que son perfectamente previsibles está también la pérdida de la paciencia, que suele aparecer cuando quienes te gobiernan no solo te toman por tonto día tras día sino que no se cortan un pelo en mentirte en tu cara usando, además, previsibles frases de manual. Todo tiene un límite.