sábado, 31 de julio de 2021

Ese polvorín llamado Ceuta

-“No a los cordones sanitarios, pero tampoco sí a los cordones sanitarios que establece Vox para poner en riesgo la convivencia de Ceuta, para incendiar Ceuta y dividir a los ceutíes”. En boca de Juan Jesús Vivas, presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta por el Partido Popular, estas palabras adquieren suma importancia.

Que Ceuta haya promovido declarar “persona non grata” al líder ultraderechista Santiago Abascal es una decisión de gran trascendencia porque, para que la moción saliera adelante, era necesario que el Partido Popular no votara en contra. Y no lo hizo. Sus concejales, con el Alcalde-presidente a la cabeza, se abstuvieron. Y el broncas de Abascal fue repudiado en uno de los enclaves políticos más calientes de este país.

Lo consiguieron sumando siete votos del PSOE, dos del Partido por la Dignidad y la Ciudadanía, que fue la formación de donde partió la iniciativa, y uno del representante de un partido local llamado “Caballas”. Diez de un total de veinticinco que, con las nueve abstenciones del PP, permitieron mandar un recado muy clarito a los representantes de Vox en la corporación de la Ciudad Autónoma, concejales que siempre andan montando el pollo en cualquier pleno: ¡hasta aquí hemos llegado, basta de tonterías!

Abascal y las gentes de su partido llevan demasiado tiempo pasándose de la raya, pero en Ceuta rebasaron todas las líneas cuando el líder en persona se presentó allí el 24 de mayo despechugado, a lo legionario hortera, y se permitió afirmar que en la Asamblea de Ceuta existen partidos quintacolumnistas de Mohamed VI". Esto, justo a los pocos días de que Marruecos, enfadada porque el líder del Frente Polisario estuviera siendo atendido en un hospital de La Rioja, decidiera “facilitar” la entrada en Ceuta de varios miles de jóvenes marroquíes.

Para el presidente ceutí quien, recordemos, pertenece al Partido Popular, las palabras de Abascal fueron “de una tremenda gravedad, mucha más gravedad, precisó, que las declaraciones políticas que se puedan hacer de reproche o de censura hacia una determinada persona”. Al fin y al cabo, declararlo "persona non grata" es una resolución política que no tiene ningún efecto jurídico.

Lo que hizo Abascal fue "ofender, ha repetido Vivas estos días sin esconder su cabreo, poner en riesgo nuestra convivencia y alimentar la discordia”. La complejidad social de un lugar tan especial como Ceuta se entiende mal fuera de allí. Musulmanes, judíos, hindúes y cristianos conforman una sociedad laberíntica que exige un tacto exquisito a la hora de gestionar la convivencia diaria. Entre sus ochenta y cinco mil habitantes, por un lado existe un gran porcentaje de militares y funcionarios y, por otro, más de cuarenta mil son musulmanes con carnet de identidad español. Como para que alguien que no tiene ni idea de esa realidad aparezca por allí para agitar el gallinero.

“Yo soy el representante de todos los ceutíes, incluso de los que votaron al partido de Vox, ha repetido Vivas estos últimos días sin molestarse en disimular su cabreo. Abascal tuvo la oportunidad de visitarme cuando vino por aquí y recabar mi opinión, y si lo hubiera hecho yo le habría dicho que Ceuta no está para fuegos”.

A los jerifaltes madrileños del Partido Popular les llevó un tiempo entender que lo que el presidente Juan Jesús Vivas y sus ocho compañeros de corporación habían hecho, contribuyendo con su abstención a declarar “persona non grata” a Santiago Abascal, era lo pertinente. Vivas lleva veinte años gobernando la ciudad y es un señor de derechas, sí, pero allí, como en Melilla, los códigos políticos no funcionan lo mismo que en la península. Por eso no dudó en transmitir su disposición a dimitir, y la de varios de los suyos, si se le obligaba a recular. Si os creéis tan listos, debió decirles, venid aquí y toread vosotros. Y, claro, Pablo Casado se acojonó cuando se dio cuenta del callejón casi sin salida en el que se había metido y empezó a intuir las dimensiones que el marrón podría adquirir si no le daba pronto carpetazo al asunto.

Así que todo el mundo empezó a tragarse sus palabras y a dar marcha atrás. Los primeros los de Vox, cobardes como siempre, que amagaron con romper relaciones con el PP y han acabado limitándose a “tomar nota”; luego amenazaron con interponer un recurso para forzar una nueva votación que revocara la declaración de "persona non grata" o forzara al PP a abstenerse por segunda vez, pero de momento la cuestión se aplaza hasta septiembre.

En la sede de Génova, los lechuguinos y lechuguinas de la cúpula, chitón sobre el asunto y donde dije digo, digo Diego. Igual sería bueno que aprovecharan las vacaciones para estudiar un poco de geografía e historia españolas.

Cuando un fascista irrumpe en un lugar como Ceuta con una caja de cerillas en una mano y una garrafa de gasolina en la otra, no se puede perder el tiempo templando gaitas. Si Ceuta le ha sacado tarjeta roja a Abascal… puede que el PP de la Ciudad Autónoma le haya sacado amarilla a Pablo Casado.

J.T.

Publicado en Público y en Confidencial Andaluz

domingo, 25 de julio de 2021

Entre octogenarios resabiados y jóvenes analfabetos


Les cabreó mucho ver a Franco salir de su guarida y quizás por eso están ahora saliendo en tromba de sus sarcófagos. Dejaron su franquismo en el armario hasta que han entendido que es el momento propicio para volverlo a sacar a pasear. Y en eso andan.

Abascal les mola y Ayuso también. Los viejos franquistas que en la transición pasaron por demócratas y que aún siguen vivos, los octogenarios herederos de tanta prebenda como la dictadura otorgó a sus familias, reparten estos días titulares en los que se cuestiona que en 1936 tuviera lugar un golpe de Estado y atribuyen “directamente” (sic) la responsabilidad de la guerra civil al gobierno de la República.

No fue la única burrada que Ignacio Camuñas soltó el lunes 19 de julio en Ávila, sentado a metro y medio de un Pablo Casado que parecía encantado con lo que estaba escuchando. Hubo otro momento de su intervención muy grave también, y que ha pasado casi desapercibido. Fue cuando dijo que “hay que llevar al Congreso a las fuerzas nacionales que tienen una implantación nacional en nuestro país y dejar a las fuerzas regionales en los parlamentos regionales y en las corporaciones locales”. Es decir, fuera los partidos nacionalistas de la Carrera de San Jerónimo. Con un par. Aunque el los llamó “fuerzas regionales” por si quedaba alguna duda sobre su hostilidad con el Estado de las Autonomías.

Me ha extrañado que esta sugerencia pasara casi sin pena ni gloria, sobre todo porque quien fuera ministro de la UCD en tiempos de Adolfo Suárez remató su homilía golpista interpelando directamente al líder del PP:

- “Esto, Pablo (echar a los partidos nacionalistas del Parlamento), se puede hacer muy fácil. Añadiendo solo un parrafito en la Ley de Régimen Electoral, creo que es el artículo 5 ó 6, luego te lo digo.”

Tras consultar la ley, quien esto firma ha podido comprobar que, en efecto, Camuñas se refiere al artículo 6, cuyo apartado primero dice así:

“Son elegibles los españoles mayores de edad que, poseyendo la cualidad de elector, no se encuentren incursos en alguna de las siguientes causas de inelegibilidad."

Y a continuación se especifican once “causas”, entre las que figuran Familia Real, presidente del Constitucional, del Supremo o ser titular de la Fiscalía General del Estado entre otras. Imagino que la propuesta de Camuñas es que en lugar de once causas de ineligibilidad haya doce y que esta última sea incluir a todo miembro de cualquier partido nacionalista (él lo llamaría regional).

Pues en esas estamos. Cada día que pasa los ultras suben un peldaño más, pasito a pasito, y consiguen que apenas se le otorgue importancia a lo que son verdaderas monstruosidades que amenazan la convivencia y el futuro democrático de nuestro país. Horadar la democracia desde la democracia ¡Qué asunto más viejo, y al parecer tan eficaz!

Lo espantoso es que estos mensajes que predican la vuelta al pasado no son ya cosa de viejos nostálgicos solamente, sino que parecen poseer un cierto atractivo para miembros de las generaciones más jóvenes que, por culpa de una educación donde nunca se llega a estudiar esta parte de nuestra historia porque está al final del libro o porque a los docentes sencillamente no les da la gana, desconocen por completo tanto nuestro pasado reciente como las dolorosas y sangrientas consecuencias de los enfrentamientos ideológicos cuando estos acaban yendo más allá de las palabras.

Octogenarios resabiados y jóvenes iletrados. Esa es la pinza en la que nos movemos en estos momentos, con el Psoe en Babia, las televisiones públicas fuera de onda y la mayor parte de los medios de comunicación privados alineados con los nostálgicos y repicando sus argumentos. ¿

Espabilamos un poquito, queridos amigos y amigas, o dejamos que nos coman la tostada entera? 

J.T.

Publicado en La Última Hora

sábado, 24 de julio de 2021

¡Vaya semanita!

1. AUDIOS DE FLORENTINO


J.T.



De "Nacho de noche" a... facha de noche y de día



Bueno, pues ya tenemos aquí el negacionismo a propósito del golpe de estado de 1936 que provocó la Guerra Civil. Ocurrió el pasado lunes 19 de julio y no fue un mal sueño, por eso no puede convertirse en una noticia de usar y tirar, de esas que a las veinticuatro horas nadie recuerda. Hay que insistir, y a ello intento contribuir con estas líneas, porque no se trató de ninguna broma.

Lugar: Ávila.
Acto: Jornada de preparación de la Convención del Partido Popular titulada “Concordia, Constitución y Patriotismo”.
Entidad organizadora: La fundación Concordia y Libertad, que preside Adolfo Suárez Illana.
Moderador: Pablo Casado, presidente del PP.
Ponentes invitados: Rafael Arias Salgado e Ignacio Camuñas, dos ex ministros de la UCD de Suárez padre (Arias también lo fue con Aznar) cuya imagen fue vendida en su día como savia nueva que dejaba atrás la caspa de sus familiares franquistas, gente joven que apostaba por una España democrática y abierta. En el caso de Camuñas, fue considerado el ministro más apuesto, moderno y dicharachero del gobierno Suárez. 

Las intervenciones de ambos el lunes en Ávila no fueron precisamente las de dos tiktokers desaforados y sueltos de lengua, tampoco las de desahogados influencers que se hacen ricos en redes sociales con el empleo tan solo de un sujeto, un verbo, un predicado y unos cuantos pasos de baile fraudulentos y repetitivos. Muy al contrario, se trataba de dos veteranos de la política española empeñados en evidenciar hasta qué punto el ser humano puede ir degenerando en su vida. Si es que han degenerado y no venían así ya de fábrica y fue hace cuarenta años cuando nos las dieron con queso.

Aunque era por la mañana y seguro que aún no habían ido más allá del café con leche, Camuñas y Arias se manifestaron con la soltura de dos cuñaos pasados de vueltas en una celebración familiar. Parecían haberse apostado antes de salir a escena a ver quién era capaz de soltar la barbaridad más gorda y conseguir más titulares al día siguiente.

- Nos equivocamos con los pactos estatutarios en la transición, decía Arias, no medimos bien la evolución de los nacionalismos.

- Si hay un responsable de la Guerra Civil es el gobierno de la República, soltaba Camuñas elevando el listón, un golpe de Estado no es lo que ocurrió en 1936.

El moderador, Pablo Casado, ni abrió la boca, no se atrevió a decir ni .

Arias arrinconó su tildada educación, que seguro le permite manejar un buen surtido de sinónimos cuando se lo propone, para dedicarle al primer ministro holandés un sonoro “hijo de puta” con esa naturalidad barriobajera que tan bien se saben trabajar los pijos de raza. Camuñas contraatacó proponiendo la desaparición de los partidos autonómicos del Congreso de los Diputados e instando a Casado a conseguirlo cambiando la ley de Régimen Electoral apenas vuelva al gobierno.

- Es muy fácil, Pablo, solo tienes que añadir un parrafito en la ley de Régimen Electoral, artículo 5-6 creo que es, luego te lo digo. Para hacerlo basta con 176 votos, precisó.

Más silencio de Pablo Casado, quien al final calificó de “lujo” las ponencias de sus invitados sin que se le cayera la cara de vergüenza. No parece casualidad, pues, la intervención del líder del PP en el Congreso de los Diputados a finales del mes pasado cuando afirmó en la tribuna de oradores que “la Guerra Civil fue un enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia”.

La grosera intervención de Camuñas en Ávila supone sin embargo la subida de un peldaño más en las estrategia involucionista de la derecha española. Para más inri, fue uno de los fundadores de Vox. Al poco tiempo se marchó y a sus ochenta años, quien en la transición fuera conocido como “Nacho de noche”, soltero de oro que pasaba el día en el Congreso y las noches en la madrileña discoteca “Cerebro”, se pasea ahora por el mundo como estrella invitada de los bolos veraniegos del PP fomentando el negacionismo en el 85º aniversario del golpe de Estado que propició la Guerra Civil y queriendo echar a los partidos nacionalistas del Congreso de los Diputados.

Fracasadas hasta este momento todas las estrategias para impedir la gobernabilidad y el trabajo tranquilo del Ejecutivo de coalición, los decibelios del disparate continúan su irresponsable escalada. Ha llegado el turno del negacionismo que, como todo el mundo sabe, es un peligro para la estabilidad democrática porque técnicamente tiene muchas posibilidades de calar. Esto debía saberlo bien el general estadounidense Dwight D. Eisenhower cuando, tras liberar los campos de concentración nazis y horrorizarse con la tragedia que descubrió, ordenó que se documentara lo mejor posible aquel espanto para que el paso del tiempo impidiera negarlo a quienes se les ocurriera intentarlo; lo advirtió también el filósofo francés Jean Paul Sartre cuando afirmó que “aunque el pasado no se puede modificar, los historiadores se encargan de intentarlo a diario”.

Lo de Nacho de noche (ahora facha puede que a tiempo completo), tiene mucho peligro porque se trata de un negacionismo inédito en nuestro país hasta ahora, al menos de manera pública, de una táctica que en breve puede acabar volviendo a llamar glorioso alzamiento nacional a la sublevación franquista.

Escribía yo en twitter el otro día que hay quienes en su madurez salen del armario y quienes, como Camuñas, salen directamente del sarcófago. Creíamos que los casposos eran sus padres y abuelos pero se ve que, al morir estos, tanto Arias como Camuñas se resisten a tirar, o por lo menos llevar a limpiar al tinte, toda la ropa que heredaron.

Esto pasó el lunes, pero no podemos convertirlo en una información de usar y tirar. Se trata de algo grave y trascendente, por eso hay que repetirlo una y otra vez, por eso no se puede dejar que tan grave afirmación muera como mueren las mayor parte de las noticias, en horas veinticuatro y si te oí no me acuerdo. Tengámoslo muy presente, por favor, otorguémosle a esto toda la importancia que tiene y plantémosle cara de manera rotunda.

J.T.

viernes, 16 de julio de 2021

TVE. El problema no es Cintora


Entre los “debes” a mi juicio atribuibles a Iván Redondo y Carmen Calvo está el no haber sido capaces, durante el tiempo en que ocuparon sus respectivos cargos gubernamentales, de revitalizar y dignificar rtve, algo que estaba en sus manos haber propiciado pero nunca hicieron.

Desde julio del 2018, ingenuo de mí, vengo sintonizando los informativos de la televisión pública con la secreta esperanza de percibir que la demolición llevada a cabo durante los años de gobierno de Rajoy se acababa y por fin era posible que los telediarios recuperaran el prestigio conseguido durante la época de Zapatero, cuando la batuta estuvo en manos del hasta ahora irrepetible Fran Llorente.

¿Qué ha pasado, qué continúa pasando para que no haya sido posible ofrecer, en tres años ya de gobierno primero socialista y luego de coalición progresista, una información digna y presentable, donde lo que prime por encima de cualquier otra cosa sea el criterio profesional, como ocurrió en la anterior etapa de un gobierno de izquierdas en el poder?

¿Por qué en aquel período se consiguió mantener a raya tanto a la oposición como al gobierno cuando intentaban presionar, por qué se desoían los chantajes y no se temían los intentos de represalia, por qué se podían elaborar unos telediarios en los que el telespectador se sentía respetado y ahora no ocurre eso? Hubo un momento de cierto oasis en el que apenas hubo tiempo de mejorar las cosas: fue cuando Begoña Alegría (temporada 2018-2019) estuvo al frente de los informativos pero enseguida se la cargaron para poner a Enric Hernández y Pep Vilar en su lugar y todo empeoró sin remedio.

Desde entonces no hay equilibrio en la pluralidad, y tanto la nómina de tertulianos como la estructura de las escaletas adolecen de los mismos defectos que en los tiempos de Álvarez Gundín y José Gilgado, quienes seguían los dictados de Génova sin rechistar. Estos dejaron sus puestos tras la moción de censura pero sus cachorros ahí siguen en las cocinas, perpetuando inercias de la época Rajoy tanto en el canal 24 horas como en las distintas ediciones del Telediario. Ni siquiera Informe Semanal, que está en manos de profesionales reconocidos, consigue recuperar el predicamento del que gozó durante tantos años. Programas de impecable factura como En Portada, Documentos TV o Crónicas continúan escondidos en la parrilla de programación.

Para evitar equívocos, puntualizaré que cuando digo que Redondo y Calvo tienen responsabilidad en todo esto no pretendo sugerir que deberían haber metido mano, por supuesto que no, faltaría más, ni en broma, pero sí era su obligación haber facilitado la misma atmósfera que Zapatero y su equipo transmitieron a Llorente y los suyos en tiempos de Carmen Cafarel para que pudieran trabajar en libertad, sin miedo a chantajes ni amenazas ya procedieran estas de Génova o Ferraz.

Por eso me rechina tanto que el foco lleve un tiempo puesto en el periodista Jesús Cintora y el programa “Las cosas claras”. Vaya por delante que tengo mis reservas con ese programa aunque valoro, cómo no, que en ocasiones aborde temas de interés que no aparecen en ningún otro lugar de la parrilla de TVE. Creo que podría estar mejor hecho y que su presentador podría ser menos controvertido, sobre todo en su actuación de puertas adentro, pero aún así de ninguna manera llego a entender la inquina política de la que es objeto ni la caza decretada desde hace meses en las alturas para acabar con el programa, con su conductor o con ambas cosas.

Al margen de cómo nos caiga a muchos Jesús Cintora hay una cosa clara: el año 2015 fue depurado en “Las mañanas de Cuatro” por presiones a Mediaset de las cloacas del Partido Popular. Su regreso a las ondas con un programa parecido a aquel, su fichaje por la televisión pública en noviembre del año pasado ha sido hasta ahora el único guiño, propiciado por cierto por Unidas Podemos, para intentar decirle a los espectadores que las cloacas no pueden marcarle el paso a la televisión pública.

Que, como ocurrió en Cuatro, en TVE el PP vuelva a presionar, y el PSOE se deje, para cargarse de nuevo a Cintora no es en absoluto una buena noticia para la salud democrática de este país. Y conste que si aún no lo han echado es porque en el Consejo de Administración donde se planteó no salió adelante la propuesta. Un Consejo cuya próxima reunión está prevista en Santiago de Compostela para el martes 20 de julio y que se presenta convulsa porque en los tres meses largos transcurridos desde la toma de posesión del nuevo equipo directivo, son mayoría quienes sostienen que en TVE han cambiado más bien poco las cosas. Los sindicatos (no todos) andan descontentos, los trabajadores desmotivados, los consejos de informativos deprimidos y en pantalla se perciben escasos cambios entre otras razones porque en las redacciones se ha instalado el desencanto.

Lejos parece quedar aún lo que debería constituir el único objetivo irrenunciable: que la televisión pública funcione como el servicio público que es. Lo he escrito alguna que otra vez, pero permítaseme volver a repetirlo: vamos tarde. En palabras de Pedro Sánchez, quedan 30 meses para las próximas elecciones, y eso en el mejor de los casos. Poco tiempo es para todo lo que habría que hacer si se quiere conseguir que los Informativos de TVE vuelvan a ser lo que un día fueron. La derecha y la ultraderecha están ganando la batalla de la opinión pública. Calvo y Redondo no supieron o no quisieron combatirlo ni imponerse para que imperara el criterio profesional en TVE, ¿será posible conseguirlo ahora, con los aires frescos que se le presumen al flamante Gobierno de coalición?

El balón va a estar, a partir de ya, en el tejado de Esteve Crespo, nuevo responsable de Contenidos Informativos y del equipo que este conforme. Si se cargan “Las cosas claras”, por mucho que el programa no sea para tirar cohetes, o si quitan a Cintora, puede que no se trate del mejor de los comienzos.

J.T.

jueves, 15 de julio de 2021

Insultos y exabruptos

¿En qué momento se puso de moda el insulto como instrumento político? ¿Es necesario soltar barbaridades a granel para que tu cara salga en la tele? ¿Quién convence a los políticos de este tipo de cosas? ¿O son ellos solos quienes se meten encantados en los charcos? ¿Quién les hace creer que mentir como bellacos es rentable? 

Algún día, más pronto que tarde, espero, todo este sinsentido se tiene que acabar. Tendría que llegar el momento en que, para ocupar puestos de relevancia pública o social fuera obligatorio superar un test de calidad moral y nivel cultural. Y aquí incluyo, además de a los políticos, a todas aquellas personas (periodistas, tertulianos, juristas y expertos varios) que cuentan con algún tipo de relevancia social o proyección mediática.

Llevan ya demasiado tiempo pasándose de frenada. Cuando el otro día Pablo Casado criticó los cambios ministeriales recurriendo a un dudoso juego de palabras a propósito del término digital y los nombramientos a dedo, o cuando el “portavox” del partido ultraderechista llamó sicópata al presidente del gobierno con todo el desahogo del mundo, no hacían sino evidenciar la necesidad que tienen de andar elevando el listón de los desafueros cada día que pasa, de que la barbaridad que sueltan hoy sea más grande que la de ayer pero menos que la de mañana. 

Hay quien piensa que se trata de tácticas perfectamente estudiadas por los “spin doctors” y los “community managers” para marcar lo que se suele denominar “el relato”, pero yo estoy cada vez más convencido que se trata sencillamente de una peligrosa mezcla entre la ignorancia y la sensación de impunidad. Como si sus referentes fueran los rifirrafes de los programas de Telecinco donde se tiran horas poniéndose de vuelta y media los unos a los otros. O los dislates del hortera de Trump, posiblemente su mentor.

Esta dinámica del insulto por sistema conlleva además un peligro adicional: el riesgo de que quienes se resisten a entrar en el juego acaben finalmente cayendo también en la tentación, convirtiendo así el debate político y los foros donde este tiene lugar en insoportables y vergonzosos avisperos. 

Los insultos de Vox, los exabruptos de Casado y las vulgaridades de Díaz Ayuso nos han metido de lleno en un trumpismo del que resulta urgente salir. Por salud democrática y por necesidad síquica. Es duro vivir en permanente estado de crispación cuando no se tiene además necesidad alguna de ello.

Alguien (o “álguienes”) parece empeñado en que vivamos amargados, ya desde buena mañana con los periódicos mintiendo y las radios vomitando odio, más tarde los informativos de televisión reproduciendo gritos, insultos y bulos como si los pagaran a tanto la pieza… Parece como si quisieran tenernos siempre con el alma en vilo.

Pero el país real es otra cosa, tanto por el sentido de la responsabilidad demostrado por la mayor parte de la ciudadanía durante la pandemia, como por la profesionalidad y dedicación de todos aquellos profesionales considerados “esenciales” que se limitan a centrarse en lo que tienen que hacer manteniéndose así al margen de trifulcas, malos rollos, bulos, fakes y falsos debates. Su comportamiento durante la peor época de la pandemia ha sido toda una lección, como lo sigue siendo la manera en que se está desarrollando el proceso de vacunación. 

Estoy seguro que los políticos saben comportarse mucho mejor de lo que lo hacen. Estoy seguro también que llegará el momento en que los medios se harán eco de sus aciertos y desatinos con mayor competencia profesional. ¿O es mucho soñar?

J.T.

domingo, 11 de julio de 2021

Delenda est Telemadrid


Son liberticidas, ultras, frentistas, pero ¿es necesario que sean también horteras? Si el PP es burdo ya de por sí, el ayusismo ha venido a añadirle el componente zafio, por mucha vergonzosa pleitesía que algún periódico otrora progresista le dedique en portada de suplemento dominical a su cabeza visible, cráneo privilegiado donde los haya.

El primer pleno de la nueva legislatura en la Asamblea de Madrid, celebrado el pasado jueves, fue una auténtica vergüenza. Primera decisión: cargarse Telemadrid, la única televisión pública hasta ahora en España con directivos poco dispuestos a dejarse mangonear. Fuera todos, que hay que convertirla cuanto antes en 13Tv, en Intereconomía, en la Telemadrid de tiempos de Esperanza Aguirre pero elevada a la enésima potencia.

Lo peor de todo es que pocos protestan y quienes se atreven lo hacen con la boca pequeña. Pues no, hay que denunciarlo una y mil veces, sin parar, a riesgo de parecer cansinos porque lo que no se puede tolerar, y menos en silencio, es que Ayuso y sus huestes liquiden un servicio público más y lo conviertan sin contestación alguna en un descarado y pornográfico instrumento de propaganda.

Espero que tanto el equipo directivo defenestrado como los trabajadores decidan no resignarse ni quedarse con los brazos cruzados y acudan a los tribunales. Porque lo que el ayusismo ha perpetrado no ha sido solo un flagrante atentado contra sus derechos, sino una falta de respeto a los ciudadanos de la Comunidad que habían decidido devolverle la confianza al canal autonómico multiplicando su audiencia en los últimos tres años.

El ayusismo tiene a su disposición la prensa escrita madrileña, las radios, Televisión Española –sí, también Televisión Española-, y buena parte de los digitales… pero quieren más, quieren lo que consideran “su tesoooooro” para convertirlo en un okdiario audiovisual. En este medio, y en otros similares, se encuentra la insigne cantera que en pocos días asaltará las instalaciones de Telemadrid para reinstaurar, y superar, el infecto antiperiodismo que otrora caracterizó a la cadena. Con un “Administrador Único” al frente para el que no existe mecanismo de destitución y que podrá perpetuarse sine die aunque en siguientes elecciones cambiara la correlación de fuerzas en la Asamblea.

En el pleno donde se tomó la decisión este jueves no se molestaron demasiado en justificarla porque, aunque todo resultaba evidente y son unos desvergonzados, debieron considerar que tampoco era necesario insultar la inteligencia de los diputados autonómicos que, en minoría, no han podido evitar tamaña tropelía.

Si TV3 y ETB son la voz de su amo, si Canal Sur y el resto de televisiones autonómicas producen vergüenza ajena, en pocas semanas Telemadrid dejará a todas a la altura del betún. Por mucha capacidad de asombro que hayamos perdido dada la desfachatez de tanto político a quienes les importa un bledo lo que pensemos de su amoralidad, estoy absolutamente convencido que los nuevos “killers” de la televisión madrileña van a conseguir sorprendernos y escandalizarnos sin remedio. ¡Qué pena, tener que volver a “desintonizar” el canal!

J.T.

sábado, 10 de julio de 2021

¿Es más de izquierdas el nuevo gobierno?

La respuesta es no, pero Pedro Sánchez juega a que lo parezca.

Si algo tiene demostrado en los últimos años el presidente del Gobierno de coalición es su instinto para sobrevivir y su olfato para intuir los flancos que le van quedando al descubierto. Y otra cosa más: se ve que en los treinta meses de legislatura que asegura le quedan quiere pocos líos, pocas declaraciones altisonantes, cuanto menos ruido mejor ¿Es eso más de izquierdas? No exactamente, pero sí es rentable.

Le sobraban veteranos gruñones y le faltaban jóvenes verdes, digitales y feministas, como ha reconocido en la comparecencia sin preguntas donde ha dado a conocer los nuevos nombramientos. En un gobierno “más de izquierdas” no continuarían Calviño, Robles, Escrivá ni Marlaska, pero existe un porcentaje de alcanfor del que Sánchez no se atreve a prescindir, o sencillamente no ve la necesidad.

Una cosa es potenciar a Yolanda Díaz y respetar los ministerios de Unidas Podemos y otra liarse la manta a la cabeza. No lo hará, porque en los equilibrios que practica es donde Sánchez cree que puede estar la clave de su continuidad.

Quiere paz para gestionar los 70.000 millones de fondos europeos y también porque sabe que, haga lo que haga, las derechas gamberras se la van a continuar liando igual, pero por lo menos cuenta con gente fresca y alejada de la vieja guardia socialista, asunto este muy importante también sobre todo con la incorporación de Óscar López como director del gabinete de presidencia, un hombre de Zapatero con el que quizás consiga mejores relaciones entre gobierno y partido y acabar de una vez con el predicamento interno de las viejas momias que siguen tocándole las narices.

Hay que preparar el próximo Congreso del PSOE y para eso ya no le sirve Ábalos (ni en el gobierno ni en el partido) ni tampoco Iván Redondo, ambos responsables del fiasco de la moción de censura de Murcia que acabó precipitando el ascenso y fulgor de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. No quiere Sánchez ser más de izquierdas, puede que ni sepa, pero sí sabe y quiere sobrevivir, disciplina esta en la que lleva cuatro años demostrando ser todo un artista.

¿Hay que ser más digital? Se es; ¿Hay que ser más verde? Se es ¿Hay que ser más feminista? Se es. En absoluto parece dispuesto a que sus socios de Unidas Podemos en el gabinete, por mucho que haya respetado sus carteras, obtengan ventajas en asuntos sensibles que gozan de predicamento social. Quizás por eso haya creído necesario aumentar el número de mujeres en el gobierno y rebajar la edad media del gabinete. Y hacerlo con personas como Raquel Sánchez, quien como alcaldesa de Gavá ha promovido la regulación del precio de los alquileres. O como Diana Morant e Isabel Rodríguez, alcaldesas de Gandía y Puertollano respectivamente, perfiles ambos de reconocido compromiso social.

La promoción de Félix Bolaños, eficaz y discreto en los cometidos que hasta ahora desempeñaba en Moncloa, le asegura eficacia técnica en el desarrollo de las competencias que hereda de Carmen Calvo, pero ahí no hay más izquierda, como tampoco la hay en la sustitución de Campo por Llop ni en la de Rodríguez Uribes por Iceta. Continuidad, sí; más a la izquierda… en absoluto. Ni Albares, nuevo ministro de Exteriores, es más de izquierdas que Laya, ni Alegría (Educación) que Celáa.

Y Calviño, Marlaska, Robles y María Jesús Montero seguirán constituyendo un núcleo duro carente de sintonía con sus socios de gobierno, por lo que los cambios no pasan de ser una ruidosa operación cosmética. Si estamos equivocados lo comprobaremos con la gestión de los fondos y con la facilidad que Yolanda Díaz, con quien Unidas Podemos recupera la vicepresidencia segunda, encuentre para continuar llevando adelante sus políticas laborales y sociales.

J.T.

El fascismo y la corrupción que no cesan

Cuidado con lo que sospechas no vaya a ser que se confirme.

Eso es lo que nos lleva pasando desde hace unos cuantos años en España. Con la monarquía, con la corrupción de los políticos, con el comportamiento de la policía y los jueces, con lo que se cuenta en los medios… Nos lo imaginábamos pero, como sucede siempre, la realidad acaba superando a la ficción.

Hasta que no vimos escapar al emérito con agostidad y alevosía, había quien en su fuero interno aún le otorgaba el beneficio de la duda. Él solito se encargó de confirmar nuestras sospechas y estrellarnos contra la realidad: no, los reyes magos no existen y los honrados tampoco, como la historia se encarga de enseñarnos ¿Y en cuanto a los políticos? ¿Cómo es posible que haya tantos de ellos, sobre todo en el PP, empeñados en conceder la razón al viejo tópico de que muchos eligen ese oficio para robar a manos llenas? Tan burdo es que acaba resultando repugnantemente hortera.

Concedo privilegios, a cambio trinco sobres extras en negro, cuando pillan al tesorero lo espiamos con recursos del Estado, que para eso soy yo quien gobierno, procuro que los jueces que me juzguen sean de mi cuerda y compro periodistas para que lo enturbien todo. Cuando me echan del poder me dedico desde la oposición a insultar en el parlamento y ensuciarlo todo, a provocar para desviar la atención utilizando sin pudor lo que esté más a mano, ¿la pandemia?, pues venga, la pandemia. A mí qué más me da que el personal ande acojonado, lo único que me interesa es acabar con el Gobierno de coalición cuanto antes.

Hemos superado (entre comillas) lo peor de la pandemia, la economía resucita, el paro baja, hay ganas de vivir, nos sentimos enormemente aliviados al poder ir recuperando ciertas rutinas y volver a frecuentar afectos casi perdidos, pero al mismo tiempo ocurren cosas tan obscenas que no hay manera de sentir alivio: matan a un chaval en La Coruña al grito de maricón de mierda, un tribunal dictamina que los menores migrantes son un “evidente problema” avalando así los carteles canallas que la ultraderecha difundió durante la reciente campaña electoral madrileña; el Supremo confirma pena de cárcel para la exportavoz de Podemos por su participación en una protesta antidesahucios siete años atrás, Vox azuza a sus adictos para que “exijan responsabilidades” al director de El Jueves “cuando le vean salir de su despacho”… Esto solo en la última semana.

Cuidado con lo que sospechas no vaya a ser que se confirme. Y se confirma. En uno y otro sentido. La impunidad para unos y la criminalización para quienes cuestionan a esos unos. Me quiero imaginar cómo será este país dentro de cinco años y me cuesta ser optimista. Durante los cinco últimoS sucedieron muchas cosas que cambiaron el dibujo político y social de nuestro país. El bipartidismo desapareció, se formó un Gobierno de coalición que, entre otras cosas, ha propiciado la subida del salario mínimo, la reforma de las pensiones, el ingreso mínimo vital, auditorías a quienes explotan a sus trabajadores… Pero también está la otra cara de la moneda: el crecimiento de la ultraderecha y la propagación de sus infames mensajes racistas, machistas y xenófobos.

¿Qué nos ha pasado? ¿qué hemos hecho tan mal en los últimos tiempos para que, por ejemplo, una joven de 18 años tome un micrófono en un acto público y vomite odio antijudío? ¿Dónde nos hemos equivocado para que haya tanta gente joven que abrace la ideología fascista y los vote? ¿Qué ha fallado, la educación, la ausencia de expectativas? Se está muriendo una generación que se dejó el pellejo para que sus hijos y nietos tuvieran las oportunidades y las libertades que ellos no tuvieron. Quisimos dejarles un país moderno, democrático y justo y en lugar de eso anda el asunto cada vez más emponzoñado . ¿Dónde está la equivocación, qué fue lo que torció todo? ¿O era todo mentira desde el principio de la llamada "transición"?

Viendo cómo han acabado muchos de los que por entonces nos gobernaban parece claro que las cosas buenas que nos pasaron fueron a pesar de ellos y no gracias a ellos. Quizás por eso puede que hayamos perdido nuestra capacidad de asombro y cada vez nos impresione menos la inflación de escándalos protagonizados por gobernantes que en algún momento llegaron a parecer decentes. Pero aunque sospecháramos que no eran trigo limpio, verificarlo duele. Y cansa.

J.T.

sábado, 3 de julio de 2021

No se cansan de hacer el gamberro


Celebro la llegada de los sábados con alivio, porque las digestiones de la actualidad política son cada vez más pesadas. Esta semana el trasiego se adelantó y empezó ya el domingo por la noche con una cena que soliviantó a la caverna, siempre maquinando hostilidades con las que tapar la buena marcha de la vacunación, o la recuperación económica, o la llegada de los fondos europeos.

Que por fin volviera a celebrarse el Mobile World Congress en Barcelona suponía cerrar un forzoso paréntesis de año y medio y significaba también una excelente noticia para la proyección internacional de España en el mundo de los avances tecnológicos ¿En algún sitio vieron u oyeron a alguien del PP, o de Ciudadanos, alegrarse por ello?

Que en la cena inaugural se sentaran juntos el presidente de la Generalitat, el del Gobierno español, el monarca y la alcadesa de Barcelona era sin duda un buen síntoma, un alivio para la convivencia se mire como se mire, y un buen comienzo para esa etapa de diálogo tanto tiempo postergado ¿Qué hicieron los gamberros de guardia? ¿Ponderar esto, valorar el innegable aspecto positivo de esa foto? Ni por asomos. Se centraron en que Pere Aragonés había desairado, según ellos, a Felipe de Borbón en materia de protocolo: “Plantón de Aragonés al Rey a pesar de los indultos de Sánchez”, titulaba el ABC en portada; “Aragonés vuelve a desairar al rey tras los indultos de Sánchez”, gritaba El Mundo a 4 columnas en primera página. El PP en tromba, también Ciudadanos, se movieron por esta línea; de la ultraderecha ni hablamos.

Los perdedores desesperados son muy peligrosos y suelen medir poco las consecuencias que puede llegar a tener elevar el listón de la crispación tanto como lo están haciendo. No contento con haber negado a los empresarios -¡y hasta a la iglesia!- el derecho a opinar porque no le gustaba su posición a propósito de los indultos, el mismo domingo 27 Pablo Casado rompió por primera vez la unidad del Congreso frente al terrorismo y ni él ni nadie del PP asistió al homenaje a las víctimas.

El lunes 28, mientras Gobierno, sindicatos y patronal alcanzaban un primer acuerdo para reformar la ley de pensiones y la selección española de fútbol ganaba a Croacia en un partido trepidante, Casado volvió a defender en Córdoba el bloqueo a la renovación de instituciones clave como el Tribunal de Cuentas o el Consejo General del Poder Judicial.

El martes 29, mientras el Consejo de Ministros aprobaba el anteproyecto de “Ley trans y LGTBI” o Aragonés visitaba a Sánchez por primera vez en La Moncloa, en el PP Cospedal declaraba ante la Audiencia Nacional como imputada en el caso Kitchen y el ventrílocuo José Luis Moreno, generoso contribuyente a la caja B del partido, era detenido por presuntos delitos de integración en organización criminal, estafa, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales. El eco de estos dos últimos asuntos en las primeras páginas de los periódicos de papel al día siguiente fue mínima en pocos casos e inexistente en los demás.

El miércoles 30, nueva exhibición de mal rollo en el parlamento a cargo de los socios de Colón. “Me duele España”, comenzó diciendo Casado antes de llamar a Pedro Sánchezcaballo de Troya, hombre de paja del independentismo o matrioska" y rematar con una falsa y peligrosa reflexión sobre la guerra civil. “Suspensión de la autonomía catalana, cierre de TV3, ilegalización de los partidos independentistas”, bramaba Abascal mientras los teletipos daban a conocer el premio de Díaz Ayuso a la "lealtad" de Toni Cantó, un invento llamado “Oficina del Español”, ahí queda eso.

Que el jueves el presidente del Gobierno firmara con patronal y sindicatos el acuerdo para reformar las pensiones que garantizará el poder adquisitivo de los jubilados y, en palabras del presidente de la CEOE, “por encima de todo genera confianza” o que el viernes se supiera que la caída del desempleo en mayo ha sido la mayor desde que existen registros (166.911 parados menos) solo sirve para aumentar el cabreo de las derechas y sacarlos aún más de sus casillas.

Continuarán erre que erre, sin la menor intención de proporcionarnos un mínimo respiro porque no saben cómo evitar que Kitchen y demás casos de corrupción sigan sacando basura a la luz. No sé ustedes, pero servidor anda agotado. Menos mal que solo queda un pleno en el Congreso antes de las vacaciones. Nos va a venir bien que nos dejen en paz por unos días y a ver si después, vacunados y morenos, vuelven algo más relajados y habiendo asumido ya que, por mucho que se empeñen en continuar haciendo el gamberro, aún les quedan dos años largos de Gobierno de coalición antes de que vuelvan a celebrarse elecciones generales. 

J.T.