“Gracias también a ti por tus palabras, Bertín. De corazón. En estos tiempos que vivimos, creo que a mucha gente le alegra ver que personas que pensamos diferente en muchos puntos podamos estar de acuerdo en cosas tan importantes como la educación especial”.
¿Cómo, Echenique dándole las gracias a Bertín? Pero si yo me había quedado en que el cantante-presentador había arremetido duramente contra el gobierno pocos días antes haciéndose eco del bulo que aseguraba que la ley Celáa iba a liquidar los centros de educación especial. ¿Qué había pasado?
“Hay un porcentaje de niños como el mío que van a ver perjudicado su desarrollo y su vida, así que ojalá haya alguien con dos dedos de frente que pare esta barbaridad” había proclamado Osborne en un video que no tardó en reproducirse a la velocidad de la luz. Daba igual que lo que estaba diciendo fuera verdad o no, que no lo era, pero todo el mundo empezó a hacerse eco del bulo y algunos a jalearlo entregados:
"Bertín Osborne destroza la ley Celáa en dos minutos", pregonaban en Libertad Digital”; “Totalmente de acuerdo contigo, Bertín, es indignante” se apresuró a escribir Pitingo, que últimamente anda sembrado el hombre; “Todo mi apoyo, #stopleyceláa”, tuiteaba José Manuel Soto, otro presunto cantante que no pierde comba…
Daba igual que el ministerio de Educación en pleno, con su titular a la cabeza, se emplearan a fondo para desmentir el “fake”, y precisar que
se mantendrán los centros "especializados en el tratamiento de niños con discapacidad". Nadie parecía hacerles caso cuando insistían una y otra vez en lo que dice la ley, que las personas con discapacidad tienen derecho a “acceder a una educación primaria y secundaria inclusiva, de calidad y gratuita, en igualdad de condiciones con las demás". Derecho, pero no obligación, por lo que en absoluto se puede concluir de ahí que la ley quiere acabar con los centros de educación especial.
El ruido no paraba hasta que tuvo lugar una intervención de Pablo Echenique este lunes en un programa de televisión. Lo que dijo allí fue, por lo visto, lo que hizo recapacitar a la familia Osborne, impulsora de una fundación para ayudar a las familias con hijos con lesiones cerebrales como el suyo. Entre otras cosas, el portavoz parlamentario de Podemos dijo:
"El Gobierno no va a obligar a llevar a los niños que necesitan una educación especial a un centro ordinario, donde no tengan atendidas sus necesidades, eso sería propio de un Gobierno cruel y malvado".
Osborne vio claro que se había pasado unos cuantos pueblos con el video anterior y reaccionó grabando otro este martes a mediodía en el que se desdecía de los furibundos ataques difundidos en el primero.
“Ayer estuviste en el programa de Joaquín Prat –le decía Osborne a Echenique- y tuviste unas palabras que yo desde aquí te agradezco como padre de un niño con problemas de discapacidad intelectual. Asegurar en público que los colegios especiales este gobierno no los va a cerrar nos ha dado mucha tranquilidad a muchos”.
A continuación soltó la admonición que no podía faltar: “En otra comparecencia que tuvieras me gustaría nos aseguraras también que las ayudas económicas que se le dan hoy a este tipo de colegios con los gastos enormes que tienen las vais a mantener porque si no las mantenéis vosotros no cerraréis los colegios, tendrán que cerrar solos ellos. Mi hijo –concluyó- va a un colegio privado, pero eso no quita para que a través de nuestra Fundación nosotros conozcamos a miles de familias con hijos como el nuestro, que necesitan mucha atención, y lo que pensamos y lo que queremos es que esos niños también tengan un futuro esperanzador.”
Parece claro que Bertín vio que había metido la pata al hacerse eco de un bulo que no contrastó lo suficiente antes de tirarse a la piscina. Le honra haberse retractado tras su exabrupto inicial. El problema es el trabajo que cuesta contrarrestar el efecto que ese tipo de mentiras acaban teniendo en el imaginario colectivo. Sobre todo cuando hay siempre tanto voluntario dispuesto a echar leña al fuego. Como ocurrió con Miguel Bosé cuando llenó las redes de soflamas negacionistas, los bulos y fakes de los que se hacen eco los famosos acaban teniendo un vuelo tan formidable como preocupante.
No solo por el vuelo que ya tienen por sí mismos en la infernal dinámica de las redes, sino porque muchos programas de televisión ya se encargan de proporcionarle más altavoces todavía para que sea imposible que quede alguien sin enterarse.
Bienvenida sea la rectificación de Osborne, pero mucho me temo que la repercusión de su mea culpa será mucho menor que la del video donde se dedicó a poner verde la nueva Ley de Educación.
J.T.