Supongo que ahora Nick Hornby es mi escritor vivo favorito. No tiene nada que ver con David Foster Wallace. Algunos podrán decir que son totalmente opuestos, que Nick Hornby es un escritor comercial, facilón, superficial e intrascendente, y que David Foster Wallace es un escritor elitista, pedante, agotador y frío. Las críticas a mí me parecerán reduccionistas, pero quizás esconderán algo de verdad porque entre el estilo directo, coloquial y fresco de NH, y el estilo exhaustivo y exhaustivamente planificado de DFW hay casi un abismo. O quizás no tanto. Algún parecido tiene que haber para que me gusten los dos. Más allá de que los dos sean fans de la cultura popular. Más allá de que Hornby escriba en un estilo parecido a como la gente habla y que DFW tenga una declarada tendencia a introducir una cantidad notable de giros del habla coloquial en un estilo generalmente elevado. Tiene que haber algún parecido más allá de todo esto.
De sobras es conocido que desconfío de las capacidades de los escritores vivos. La experiencia me ha hecho ser así. Me da la sensación que la literatura que se publica actualmente o bien es: a) una literatura que se hace llamar a sí misma posmoderna, preocupada únicamente por el aspecto formal y que constantemente está gritando "¡Mira, sin manos!" (expresión que precisamente tomo prestada de Wallace), o bien se trata de b) una literatura únicamente preocupada en la trama y que se olvida de los personajes, porque ¿qué importa que los personajes sean marionetas si tenemos una historia exótica y si parece que está muy documentada mejor que mejor? De sobras es conocido que yo leo para emocionarme, pero no puedo hacerlo con ninguna obra que entre en una de las dos categorías anteriores. Pero Nick Hornby y David Foster Wallace, por caminos muy distintos, consiguen emocionarme.
Otro de los principales problemas de hoy en día es la ironía. Un poco de ironía siempre está bien. Por Dios, si tengo listada "ironía" como uno de mis intereses. Lo que me molesta es que existan obras que sólo pretendan ser un pozo sin fondo de sarcasmo. Lo que me molesta es que existan novelas que sólo pretendan hacerte reír. Reír siempre está bien. Por Dios, si tengo listado "reír" como uno de mis intereses. Pero las obras que sólo pretenden ser divertidas me dejan totalmente vacía. No hay mecanismo de defensa más efectivo que el sentido del humor. No hay nada más distanciador que la ironía. No hay nada menos sincero que hacer ver que somos tíos que estamos de vuelta de todo, que somos unos cínicos redomados. Sinceridad y cinismo son dos términos incompatibles. Y sinceridad es una condición indispensable para conseguir la empatía. Si noto que alguien no está siendo sincero conmigo, nunca podré empatizar con lo que me está contando. Demasiadas veces una obra sólo pretende hacernos reír a costa de burlarse de unos personajes que acaban convertidos en excéntricos unidimensionales. Y así es imposible empatizar con ellos. Sentir algo real. NH y DFW usan la ironía, pero su ironía no impide que sientan empatía por sus personajes y nos la transmitan a nosotros, los lectores. Para ellos ironía no es nunca distanciamiento ni una forma de alejarse de la sinceridad.
No parece muy difícil de conseguir, lo único que pido en una obra es sinceridad y empatía. Pero debe ser más difícil de lo que parece, cuando tan pocos escritores de hoy en día lo han pillado. O es que quizás la sinceridad y la empatía no llaman la atención. En cambio, el formalismo posmoderno y el humor políticamente incorrecto o extravagante sí que llaman la atención. Y no me hagáis hablar de los escritores que sólo aspiran a ser polémicos por el placer de ser polémicos. Sin que exista nada detrás. No me hagáis empezar a hablar de ellos porque no terminaría nunca. La cuestión no es no ser posmoderno. La cuestión no es no ser divertido. La cuestión es ser algo más que posmoderno y/o divertido. Ir más allá. ¿Y dónde está este más allá al que parece que quieren ir Hornby y Wallace? Pues al centro de los personajes, sus miedos y su tristeza. Su humanidad. Desde aquí os oigo resoplar. Desde aquí oigo que exclamáis: "¿Humanidad? ¡Dios Santo! !Esto es tan tópico y obvio!" Pues, una vez más, no debe ser tan obvio si tan pocos escritores de hoy en día lo han pillado. Y que sea tópico no quiere decir que sea menos verdad.
Muchos escritores parecen querer que exclames: "¡Qué divertido!". Otros: "¡Qué original!". Otros: "¡Qué fuerte!" Y los que más: "¡Cómo engancha y qué rápido que se lee!" ¿Pero cuántos se detienen a cosntruir y analizar la humanidad de sus personajes? ¿Cuántos da la sensación que quieren agarrarte el corazón y estrujártelo? David Foster Wallace lo consigue. Ningún otro escritor lo consigue como DFW. Pero, a su manera, Nick Hornby también puede hacerlo. Nick Hornby puede ser irónico, pero nunca deja de preocuparse por sus personajes. Resulta divertido, pero nunca deja de tener un fondo de melancolía. Nos hace reír, pero nunca deja de emocionarnos, porque sus personajes siempre son de carne y hueso. Tanto él como DFW construyen unos personajes que son reales, que siento que son como yo, con los mismos miedos y la misma tristeza que yo. Y esto hace que suene el click de la empatía. Siento con ellos. Y es reconfortante. Nick y David son dos escritores sinceros y auténticos. Y como son sinceros y auténticos, en un mundo en que sólo se valora la ironía y el cinismo, son valientes. Buscan la verdad. Me entienden. Me reconfortan. Me hacen querer ser mejor persona. ¿Y alguien tiene la dirección de Nick Hornby? No quiero cometer dos veces el mismo error, quiero escribirle y darle las gracias. David y Nick me provocan las mismas sensaciones. Por caminos muy distintos llegan al mismo lugar. Me hacen sentir: me hacen sentir viva y me hacen sentir menos sola.
[Estoy bastante segura que Nick Hornby no debe haber leído David Foster Wallace. Aunque es probable que Zadie Smith (que es fan reconocida de DFW y conocida de NH) le haya dejado algún libro, David Foster Wallace no es el tipo de escritor que lee Nick Hornby. Del mismo modo, estoy bastante segura que DFW debió haber leído como mínimo algo de Hornby, aunque sólo sea porque parecía que DFW había leído todo lo que se había publicado jamás. De todos modos, Hornby no es el tipo de escritor que apasiona a David Foster Wallace. Al fin y al cabo se queda muy lejos de ser un Thomas Harris o un William Gaddis, dos escritores que sí que eran capaces de apasionar DFW.]
De sobras es conocido que desconfío de las capacidades de los escritores vivos. La experiencia me ha hecho ser así. Me da la sensación que la literatura que se publica actualmente o bien es: a) una literatura que se hace llamar a sí misma posmoderna, preocupada únicamente por el aspecto formal y que constantemente está gritando "¡Mira, sin manos!" (expresión que precisamente tomo prestada de Wallace), o bien se trata de b) una literatura únicamente preocupada en la trama y que se olvida de los personajes, porque ¿qué importa que los personajes sean marionetas si tenemos una historia exótica y si parece que está muy documentada mejor que mejor? De sobras es conocido que yo leo para emocionarme, pero no puedo hacerlo con ninguna obra que entre en una de las dos categorías anteriores. Pero Nick Hornby y David Foster Wallace, por caminos muy distintos, consiguen emocionarme.
Otro de los principales problemas de hoy en día es la ironía. Un poco de ironía siempre está bien. Por Dios, si tengo listada "ironía" como uno de mis intereses. Lo que me molesta es que existan obras que sólo pretendan ser un pozo sin fondo de sarcasmo. Lo que me molesta es que existan novelas que sólo pretendan hacerte reír. Reír siempre está bien. Por Dios, si tengo listado "reír" como uno de mis intereses. Pero las obras que sólo pretenden ser divertidas me dejan totalmente vacía. No hay mecanismo de defensa más efectivo que el sentido del humor. No hay nada más distanciador que la ironía. No hay nada menos sincero que hacer ver que somos tíos que estamos de vuelta de todo, que somos unos cínicos redomados. Sinceridad y cinismo son dos términos incompatibles. Y sinceridad es una condición indispensable para conseguir la empatía. Si noto que alguien no está siendo sincero conmigo, nunca podré empatizar con lo que me está contando. Demasiadas veces una obra sólo pretende hacernos reír a costa de burlarse de unos personajes que acaban convertidos en excéntricos unidimensionales. Y así es imposible empatizar con ellos. Sentir algo real. NH y DFW usan la ironía, pero su ironía no impide que sientan empatía por sus personajes y nos la transmitan a nosotros, los lectores. Para ellos ironía no es nunca distanciamiento ni una forma de alejarse de la sinceridad.
No parece muy difícil de conseguir, lo único que pido en una obra es sinceridad y empatía. Pero debe ser más difícil de lo que parece, cuando tan pocos escritores de hoy en día lo han pillado. O es que quizás la sinceridad y la empatía no llaman la atención. En cambio, el formalismo posmoderno y el humor políticamente incorrecto o extravagante sí que llaman la atención. Y no me hagáis hablar de los escritores que sólo aspiran a ser polémicos por el placer de ser polémicos. Sin que exista nada detrás. No me hagáis empezar a hablar de ellos porque no terminaría nunca. La cuestión no es no ser posmoderno. La cuestión no es no ser divertido. La cuestión es ser algo más que posmoderno y/o divertido. Ir más allá. ¿Y dónde está este más allá al que parece que quieren ir Hornby y Wallace? Pues al centro de los personajes, sus miedos y su tristeza. Su humanidad. Desde aquí os oigo resoplar. Desde aquí oigo que exclamáis: "¿Humanidad? ¡Dios Santo! !Esto es tan tópico y obvio!" Pues, una vez más, no debe ser tan obvio si tan pocos escritores de hoy en día lo han pillado. Y que sea tópico no quiere decir que sea menos verdad.
Muchos escritores parecen querer que exclames: "¡Qué divertido!". Otros: "¡Qué original!". Otros: "¡Qué fuerte!" Y los que más: "¡Cómo engancha y qué rápido que se lee!" ¿Pero cuántos se detienen a cosntruir y analizar la humanidad de sus personajes? ¿Cuántos da la sensación que quieren agarrarte el corazón y estrujártelo? David Foster Wallace lo consigue. Ningún otro escritor lo consigue como DFW. Pero, a su manera, Nick Hornby también puede hacerlo. Nick Hornby puede ser irónico, pero nunca deja de preocuparse por sus personajes. Resulta divertido, pero nunca deja de tener un fondo de melancolía. Nos hace reír, pero nunca deja de emocionarnos, porque sus personajes siempre son de carne y hueso. Tanto él como DFW construyen unos personajes que son reales, que siento que son como yo, con los mismos miedos y la misma tristeza que yo. Y esto hace que suene el click de la empatía. Siento con ellos. Y es reconfortante. Nick y David son dos escritores sinceros y auténticos. Y como son sinceros y auténticos, en un mundo en que sólo se valora la ironía y el cinismo, son valientes. Buscan la verdad. Me entienden. Me reconfortan. Me hacen querer ser mejor persona. ¿Y alguien tiene la dirección de Nick Hornby? No quiero cometer dos veces el mismo error, quiero escribirle y darle las gracias. David y Nick me provocan las mismas sensaciones. Por caminos muy distintos llegan al mismo lugar. Me hacen sentir: me hacen sentir viva y me hacen sentir menos sola.
[Estoy bastante segura que Nick Hornby no debe haber leído David Foster Wallace. Aunque es probable que Zadie Smith (que es fan reconocida de DFW y conocida de NH) le haya dejado algún libro, David Foster Wallace no es el tipo de escritor que lee Nick Hornby. Del mismo modo, estoy bastante segura que DFW debió haber leído como mínimo algo de Hornby, aunque sólo sea porque parecía que DFW había leído todo lo que se había publicado jamás. De todos modos, Hornby no es el tipo de escritor que apasiona a David Foster Wallace. Al fin y al cabo se queda muy lejos de ser un Thomas Harris o un William Gaddis, dos escritores que sí que eran capaces de apasionar DFW.]