'La tragedia de la calle de las Flores'
no fue publicada por primera vez hasta 1980, 80 años después de la
muerte del autor, el bueno de Eça de Queirós (antiguo conocido y
admirado mío). Probablemente porque era demasiado fuerte para la
época. Ahora, sin ser escandalosa, no deja de ser sorprendente y
valiente, además de crítica y sarcástica, pero sin dejar de ser un
novelón realista decimonónico de los que a mí tanto me gustan y,
encima, relata tan bien las angustias del amor, desde una distancia
irónica pero sin dejar de sentir simpatía por sus personajes, que
son ya de por sí personajes ridículos, pero es que el amor aún los
vuelve más ridículos si cabe.
Los protagonistas son Víctor, un joven
con vagas veleidades literarias que trabaja (poco, muy poco) en un
despacho y que depende económicamente de su tío, y Genoveva, una
mujer mayor que él pero que aún conserva su belleza y que ha ido
viviendo siempre del dinero de los hombres que seduce. Los dos
coinciden, se atraen y a los lectores no nos quedará más remedio
que seguir leyendo para ver si se lían o no. Aunque pronto esta
intriga queda en segundo plano porque lo que realmente interesa es
saber si las insinuaciones respecto a un secreto del pasado que va
dejando caer el autor serán ciertas y, si son ciertas, cómo y
cuándo se enterarán los protagonistas.
Como toda buena novela decimonónica
hay duelos, que a mí siempre me encantan. Bueno, en este libro en
concreto, hay dos amenazas de duelo, que rozan lo ridículo y que
hacen que un personaje le entre un ataque de miedo bestial no una
vez, sino dos. Pero a mí, los duelos cuánto más absurdos y más
histéricos, más me gustan. Eça de Queirós aprovecha para burlarse
de esta costumbre anacrónica, así como de la hipocresía de la
sociedad de la época, de sus costumbres pretenciosas y de los
pequeños vicios y grandes miserias de personajes que pasan por
honorables. Cuánto más crítico y sarcástico se pone Eça de
Queirós, más me gusta. Y es que además, su humor nunca es amargo,
sino que se trata más bien de una ironía fina pero demoledora.
'La tragedia de la calle de las Flores'
tiene una estructura, en mi opinión, simétrica: hay dos duelos, dos
fiestas clave detalladas con profusión, dos cortejos, etc. Otro
fuerte de Eça de Queirós es el de saber construir muy bien sus
novelas, que se sustentan por sí solas sin que les sobre o les falte
nada. Además, te engancha. Sabes que el clímax tiene que llegar
tarde o temprano y lo esperas con ansia. Un par de veces está a
punto de saberse todo, pero por caprichos del destino la resolución
trágica se pospone un poco más. Así que seguimos leyendo con
fruición, con una sonrisa en los labios pero a la vez con el corazón
encogido, con un placer que pocos escritores saben proporcionar.