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martes, 2 de septiembre de 2008

Consumismo terapéutico

Ayer terminé 'Los Maia' y acabó de una manera perfecta. Es uno de los mejores finales de toda la historia de la literatura. Después que la trama ya se ha resuelto en el penúltimo capítulo, el último capítulo es un epílogo en el que Carlos da Maia vuelve a Lisboa, diez años después de haberse marchado. Él y su amigo Joao da Ega recorren las calles y se encuentran viejas y nuevas caras: todo ha cambiado pero todo sigue igual. Los dos son y sobre todo se sienten más viejos. Conversan sobre como todo en la vida es fútil. Los dos querían hacer grandes cosas, cambiar el mundo incluso, pero confiesan que han fracasado. Sin embargo, todo el mundo fracasa. Concuerdan en que todo esfuerzo es inútil. No vale la pena correr detrás de nada: ni del amor, ni de la gloria, ni del dinero, ni del poder... Se dan cuenta de que llegan tarde a una cena con unos antiguos amigos. Ven pasar un tranvía y se dicen que aún están a tiempo de cogerlo. Así que empiezan a correr detrás del tranvía para atraparlo. Perfecto. Es tan grande esta novela.

Ayer bajé a ciudad y acabé gastándome una cantidad indecente de dinero. Acabé comprando tres libros de tres de mis autores favoritos: 'Sueños de Bunker Hill' de John Fante, 'La Capital' de Eça de Queirós, y otra antología de cuentos de John Cheever, que no son los cuentos completos pero son más de los que hay en la otra antología que tengo, aunque inevitablemente algunos están repetidos. Como siempre, probablemente tardaré mucho tiempo en leerlos, porque ya tengo un montón de libros esperándome para que los lea. Aún así, siempre que tengo la oportunidad, no puedo evitar comprarme libros, porque pienso que quizás un día llegue una hecatombe zombie y yo no pueda ya salir más de casa y no quiero quedarme en casa sin libros. Es por eso que los tengo que acumular.

También he hecho mi primer pedido a Play.com, que incluye:

- El DVD de Región 1 'Saturday Night Live: Best of Phil Hartman', que como es de Región 1 áun no tengo claro como voy a poder reproducir. Pero es que es Phil Hartman y yo debo estar algo enamorada de él y no tengo suficiente con verlo en los episodios de 'Newsradio'

- Dos obras de teatro de Tom Stoppard, 'Travesties' y 'The Real Thing', porque 'Rosencrantz and Guildenstern are dead' y 'Arcadia' me dejaron con ganas de más.

- 'Looking for Alaska' de John Green. Después del post del otro día, éste era de lo más previsible. Y es que si resulta la mitad de divertido y adorable que sus vídeos valdrá la pena. Y ya que estamos (o más exactamente estoy) hablando de John Green, no puedo dejar de enlazar otro vídeo suyo, mi favorito hasta la fecha (digo hasta la fecha porque aún me quedan como 456 por ver). En él John habla de su primera novia de la que nunca supo el apellido, analiza críticamente sus primeras obras que hizo cuando tenía como 8 años y de paso da consejos guays sobre cómo escribir.

sábado, 30 de agosto de 2008

Día 13 de 'Los Maia'

Y llego en una escena en que Guimaraes le está dando la tabarra a Ega. Ega lo soporta con la mayor paciencia posible y cuando Guimaraes se va ya por despedir le dice que salude de parte suya a Carlos y a su hermana María. "¿Qué hermana María?!" exclama Ega y nosotros los lectores al unísono. Y luego lo entendemos todo. ¡Y dios santo, qué giro más grande! Y me pregunto cómo es que no se me había ocurrido antes, porque pistas las hay. María le dice a Carlos que le recuerda a su madre, por ejemplo. ¡Dios santo, qué libro más grande! Sabía que Eça no me defraudaría.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Día 10 de 'Los Maia'

Me pasé prácticamente las 200 primeras páginas de 'Los Maia' esperando una historia de amor entre Carlos y alguna mujer casada. Al fin y al cabo es el siglo XIX. Luego asumí que las cosas no iban por ahí, me olvidé de esta pretensión y me enganché definitivamente al libro creyendo que hablaba de la vida en un país provinciano y (sobre todo) de amistad (la amistad entre Carlos y Ega). Ahora, cuando ya creía que no la iba a encontrar, me he encontrado con una historia de amor. Y ya estoy harta de ella. Es cursi y azucarada. Ha habido un giro genial que me ha hecho creer que todo se terminaría, pero al final no ha pasado nada, "el amor ha triunfado" que se podría decir. Aún así estoy convencida de que Eça de Queirós no me va a decepcionar y que el romanticismo y el idealismo terminarán "arrastrados por el barro". Jose María, no me falles.

Aún creo que la relación más importante de esta novela es la amistad entre Carlos y Ega. Al fin y al cabo, no he podido resistir la tentación y he leído las dos últimas páginas de la novela y he descubierto que la última escena la comparten ellos dos. Creo que las escenas entre Carlos y Ega son las mejores del libro. Están llenas de complicidad y entendimiento. Me encantan los libros que dedican grandes esfuerzos a narrar una historia de amistad, porque lo habitual es que todos los esfuerzos se destinen a narrar una historia de amor. Sin embargo, tampoco descarto que las escenas entre Carlos y Ega me parezcan las mejores del libro simplemente porque Ega es mi personaje favorito de la novela.

Ega es un exaltado, histriónico, y teatrero, que en seguida se sube por las paredes, pero también es una rata de biblioteca sarcástica, de lengua afilada y amante de las paradojas. Me parece adorable con su monóculo y los aires mefistofélicos que gasta sólo para provocar al personal. Creo que me gusta tanto porque es un personaje lleno de vida, mientras que Carlos es terriblemente apático. Los dos son unos diletantes, pero de formas muy distintas: Ega porque es puro nervio y quiere abarcar más de lo que puede, Carlos porque es pura inactividad y lasitud.

lunes, 25 de agosto de 2008

Día 8 de 'Los Maia'


Estoy leyendo 'Los Maia' de Eça de Queirós, escritor que tiene algunas obras que me parecen obras maestras de la lucidez, el humor, el anti-romanticismo y el desencanto, que sorprenden por lo modernas que son, y algunas otras obras totalmente aborrecibles por su moralismo, su conservadurismo y su ñoñería. Me costó 170 páginas engancharme. Al principio estaba tan desesperada que ya me imaginaba que tendría que abandonarla y encaberla en el cajón de obras aborrecibles, pero allá por la página 170 todo cambió. La mayoría de veces es prácticamente imposible establecer el momento justo en que oyes ese click en tu cabeza que significa que te has enganchado a un libro. En este caso puedo asegurar con total certeza cuál fue la escena que me enganchó de 'Los Maia'.

Inicialmente mi principal problema con el libro era que el planteamiento duraba demasiado y me daba la sensación que la novela de verdad no empezaría nunca. Yo iba buscando una trama que prometiera continuidad, un tema que me ayudara a emmarcar la historia, algun rasgo de algún personaje que me permitiera empezar a sentir empatía por ellos, pero no encontraba nada de esto. Estaba claro que el protagonista era Carlos de Maia, pero que tardaran 150 páginas en contarme sus orígenes, que no hiciera nada más que asistir a las reuniones sociales de la casa de su abuelo, que sólo fuera descrito como un jovencito normal y vital, totalmente plano, empezaba a hartarme.

Pero todo cambión en una escena muy concreta. Una escena en la que Carlos le confiesa a su mejor amigo, Ega, que él se puede enamorar locamente de una mujer, pero que tan pronto es suya todo se vuelve tedioso, incluso le confiesa que quizás sea incapaz de amar. Ega, para animarlo, le cuenta algo así como que a todos nos espera en algún lugar nuestra media naranja. Es sólo esto, pero significó mucho, porque, al ver que Carlos también tenía sus frustraciones, me empezó a caer bien, porque vi que probablemente el tema de la obra iba a ser el tedio, y porque me hice a la idea de que la trama no iba a ser una historia de amor.

Después de esto me acostumbré a que la novela fuera sólo una sucesión de escenas de la vida social en las que no pasa nada. Ahora me encantan estas escenas. Me encantan sus discusiones sobre lo que es chic, sobre lo atrasada, conservadora, provinciana y cobarde que es la sociedad portuguesa, sobre si lo que mola es el romanticismo o el realismo, etc. Me encantan también un montón de personajes secundarios: Ega que es un exaltado, histriónico y peliculero; Craft que es un inglés que está de vuelta de todo y lo mira todo desde la distancia; Cruges que es un músico con spleen; Damaso que es ridículo en su afán de imitar a Carlos, incluyendo vestirse como él y copiarle la barba. Ahora encuentro la obra divertidísima, llena de ironía y lucidez, como el mejor Eça de Queirós.

He encontrado un par de escenas más que demuestran lo maravilloso que es Eça de Queirós. En una Cruges se lamenta que Ega no haga nada, que esté perdiendo el tiempo adulando el marido de su amante en lugar de escribir una gran obra como podría estar haciendo. Carlos le contesta que nadie hace nada y seguidamente le pregunta qué es lo que ha compuesto él. Cruges sólo puede quedarse callado. Y en la otra, después que Ega tenga que huir medio arruinado de Lisboa y volver a su pueblo a casa de su madre, después que el marido de su amante lo haya descubierto y que toda la ciudad esté chismorreando sobre él, el abuelo de Carlos comenta: "Pésima entrada, la de Ega!" Carlos asiente, pero luego aunque no diga nada piensa que él también ha hecho una pésima entrada en sociedad después de terminar la carrera de medicina: él pretendía tener una consulta llena de enfermos, trabajar en un laboratorio y conseguir hacer auténticos progresos en el campo de la medicina, y terminar una gran obra sobre la historia de la medicina, pero ve que no ha hecho absolutamente nada.

Es imposible no verse reconocido en estas dos escenas. Oh, qué grande que puede llegar a ser Eça de Queirós. Tan grande que incluso la cantidad industrial de erratas que tiene mi edición de 'Los Maia' consigue empañar su grandiosidad. (Juro que no había visto nunca una edición con tantas erratas y tan garrafales. No puedo evitar imaginarme el pobre traductor tirándose de los pelos).