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sábado, 12 de diciembre de 2009

'Me llamo Aram' de William Saroyan


'Me llamo Aram' es el segundo libro de William Saroyan que leo. Cuando me lo recomendaron por primera vez, me dijeron que si me gustaba John Fante (como efectivamente me gusta) Saroyan también me gustaría. Y ha resultado cierto. No es tanto que los dos escritores escriban sobre lo mismo sino que escriben de una forma parecida, con un estilo directo y eficaz, tienen un sentido del humor parecido, tierno pero a la vez irónico, y los dos hacen muestra de una pasión por la vida que se contagia al lector. 'Me llamo Aram' está formado por catorce relatos que son como viñetas de la infancia y primera adolescencia del propio Saroyan, así que el hecho de tener un personaje que unifica todas las historias le dan a este libro la unidad y la regularidad que eché un poco de menos en el anterior libro de Saroyan que leí, 'El joven audaz sobre el trapecio volante'.

Los cuentos de 'Me llamo Aram' son como pequeñas viñetas en forma de comedia que están llenas de vida. Aram es un niño de familia armenia que vive en Fresno, un lugar de mala muerte en el valle de San Francisco. Aram es como cualquier otro niño: no le gusta ir a la escuela, le encanta hacer pequeñas trastadas, quiere mostrarse más valiente de lo que realmente es delante de sus amigos, espera todo el año que llegue el circo a la ciudad y sueña con unirse a él cuando sea un poco más mayor, y por su aire distraído y su capacidad de soñar la maestra de escuela lo considera "uno de nuestros futuros poetas". Y también hay grandes secundarios. El narrador parece que tiene debilidad para describir a los excéntricos de la familia, los que son considerados medio locos, pero en el fondo nos damos cuenta que probablemente sean los más lúcidos. Aunque de todos los secundarios el que siempre roba todas las escenas es el abuelo Garoghlanian, que tras su fachada de cínico abuelo cascarrabias esconde un viejecito sensible y tierno. Es un libro adorable, pero ni mucho menos cursi o empalagoso.

'Me llamo Aram' es un libro tierno y divertido, pero no creáis que es sólo esto. Hay cuentos realmente preciosos, como 'Los Granados', sobre los intentos del tío soñador y excéntrico y de Aram de construir un jardin en medio del desierto. O también 'Los tres nadadores y el tendero de Yale' que en el fondo nos acaba contando que los más locos en esta vida son los más cuerdos, porque sólo los locos se lo pasan bien en esta vida. Y luego todo termina con dos cuentos no menos maravillosos, como 'Sabios consejos para el viajero norteamericano' y 'Un consejo para los descreídos' que nos dicen que, a pesar de las dificultades y la soledad, tenemos que encontrar formas de disfrutar de todas las cosas buenas que hay en la vida. Es un libro optimista, precioso, reconfortante. Una delicia.


sábado, 9 de mayo de 2009

'El joven audaz sobre el trapecio volante' de William Saroyan


Si bien al libro 'El joven audaz sobre el trapecio volante' (magnífico título) le pondría cuatro estrellas (sobre cinco), a William Saroyan como escritor le pondría cinco estrellas como cinco soles, a pesar de que éste es el primer libro que leo de él (aunque ya vendrán más). No sé si sabré explicar el por qué. No es sólo que William Saroyan sea uno de esos escritores que caen bien, a los que te hubiera encantado poder conocer en persona para poder charlar sobre libros y sobre la vida mientras de fondo sonaba jazz en un antiguo fonógrafo. En este libro hay una gran cantidad de cuentos maravillosos, algunos buenos y otros que no están tan conseguidos, pero incluso en estos cuentos que no te gustan tanto notas que los ha escrito una persona con la que conectas a un nivel muy profundo.

Un buen número de cuentos están protagonizados por niños introspectivos que empiezan a tomar conciencia de ellos mismos y de la belleza y la tristeza que los rodea. Puede que haya muchas historias sobre niños introvertidos, pero hay pocas que realmente sepan transmitir lo que de verdad es ser una persona introvertida. Y esto Saroyan lo hace como nadie. Otro gran número de cuentos están protagonizados por personajes que durante la gran depresión no tienen un mendrugo de pan que llevarse a la boca, la mayoría de los cuales son escritores que viven en habitaciones alquiladas amuebladas sólo con libros que quieren por encima de todas las cosas y si tienen suerte también disponen de un viejo fonógrafo. Y finalmente hay los cuentos no tan conseguidos que se pierden en marasmos demasiado experimentalistas y abstractos.

Sin embargo, en todos los cuentos de Saroyan se desprende un immenso e incontenible amor por la vida y por la literatura. Son cuentos de una intensidad y un vitalismo extemos. Con una pizca de sentido del humor y una gran capacidad de transmitir los sentimientos y las sensaciones que tenemos todos nosotros. Son historias sobre soledad, incomunicación, tristeza, amistad, amor, monotonía, pobreza, literatura, cine, frío... historias sobre todo lo humano. Mi favorita es 'Risa' sobre la incomunicación entre una profe sustituta y un alumno suyo. Pero también la historia de amor que es '1,2,3,4,5,6,7,8' y la metaficcional 'Un día de frío' y en realidad hay tantas de magníficas... Todo un descubrimiento. Ya desde el tercer relato supe que Saroyan iba a ser uno de esos escritores de los que me querría leer todo lo que ha escrito. Así de magnífico es, así de cercano y de immenso es.