‘Peyton Place’ fue escrito en los años 50; el éxito fue tan
grande que luego llegó una secuela. Después, la novela se convirtió en
película, y finalmente en serie de televisión, que probablemente es la forma
que más le pegue a esta historia, porque al fin y al cabo es un culebrón. Lo
sabía antes de empezarlo, pero aún así me esperaba más. No sé, esperaba
engancharme más y empatizar más con los personajes. Tiene las virtudes de un
culebrón: se lee rápido, y no aburre sino que entretiene. Pero también sus defectos:
personajes horriblemente planos y unos clímax histéricos y manidos que caen en
un ridículo bastante estrepitoso.
Supongo que se tiene que reconocer el valor de la propuesta,
que tiene algo de fundacional. Quiero decir que debe de ser uno de los primeros
libros que explota el ahora tópico esquema de pueblo aparentemente idílico de
familias modélicas de puertas afuera pero que esconden secretos más o menos
escabrosos de puertas adentro. Así, se atreve a tocar temas como el sexo prematrimonial, el
incesto, el aborto, los abusos sexuales, el caciquismo de los poderosos, etc. Y
él que a mí más me ha parecido más interesante (por más poco habitual): la
sexualidad femenina, desde el despertar hasta el redescubrimiento pasando por
la represión.
Se tiene que reconocer que Grace Metalious sabe escribir y
prueba de esto es la manera deliciosa en la que describe el paso de las
estaciones, que además le dan al libro una estructura circular y bien cerrada.
También me ha gustado mucho como describe el día a día intrascendente del ambiente
de pueblo, los abuelos sentados siempre en el mismo sitio marujeando, los
tejemanejes del cacique que tiene a todo el pueblo sometido, o la amistad entre
el director del diario local y el doctor del pueblo. Me han gustado menos los
amoríos y otros tópicos culebronescos, que son demasiado previsibles y
gastados. En este sentido, a Metalious le preocupa más la acción (que pasen
cosas, muchas cosas, y que sean muy fuertes, y no importa si parecen forzadas)
que no construir unos personajes con verdadera entidad, y es una pena, porque
esta novela podría haber sido muy grande, pero sólo se queda en correcta.