Leí ‘El buen soldado’ de Ford Madox Ford porque se puede leer como la otra cara de la moneda de ‘Cuarteto’ de Jean Rhys. Y ya me costó lo suyo. Si no hubiera habido la conexión con Rhys probablemente no lo habría leído nunca. Se ve que Ford descubrió a Jean Rhys como escritora y la animó a seguir con su carrera literaria. También estuvieron liados y la cosa no acabó precisamente bien. Al escribir ‘Cuarteto’ Rhys se inspiró en su relación con Ford (y la mujer de éste de por medio) en París mientras el marido de Rhys estaba en prisión y ella estaba totalmente sola y sin recursos. Diez años antes de conocer Rhys, Ford escribió ‘El buen soldado’ y la novela parece una premonición de su relación con Rhys, aunque más que nada a mí me parece un autoretrato en el que Ford se presenta a si mismo como un auténtico buen samaritano.
‘Cuarteto’ va precedido de una cita en que se nos aconseja huir de los buenos samaritanos. Y yo me imagino que cuando Ford lo leyó pilló un cabreo del quince, o como mínimo se sintió herido, porque probablemente él se veía como el rescatador de Jean Rhys, un caballero andante desinteresado y con un corazón de oro. En cambio, Rhys lo pinta como un hombre frío y egoísta, manipulador y engreído. Por su parte, ‘El buen soldado’, que narra las infidelidades que se suceden en dos parejas de amigos, el buen soldado del título es un personaje idealizado hasta el paroxismo por el narrador: es un hombre que está a otro nivel, puro (por más que le ponga los cuernos a su mujer) e idealista, todo bondad y generosidad. Aún así, los lectores de hoy en día nos damos cuenta de la hipocresía que hay detrás y llegamos a la misma conclusión que llego Rhys: que de los buenos samaritanos es mejor huir.
‘Cuarteto’, como todas las obras de Jean Rhys, transmite a la perfección una sensación tristeza y soledad agobiantes. El estilo es sobrio y directo. No hay florituras, va a la esencia de las cosas. Describe magníficamente el círculo vicioso que es cualquier depresión: como uno desea salir de ella pero no tiene fuerzas para hacerlo y no tener ya ninguna fuerza de voluntad aún te hace sentir peor y con menos fuerzas. Se puede acusar a la protagonista de que se queja mucho pero que no hace nada para salir de esta infelicidad, pero quién la culpe será porque nunca ha ni intuido lo que es encontrarse en tal estado y no tener voluntad para cambiarlo.
‘El buen soldado’ está narrado en primera persona por un tipo ingenuo hasta extremos ridículos. Está casado con una mujer que le es infiel delante de sus narices y ni se entera. El tío nunca se entera de nada. El narrador continuamente va haciendo saltos en el tiempo. La narración resulta confusa y, aunque ésta ya era la intención de Ford, a mí este truco me ha parecido cansino e injustificado. El narrador y su mujer un día conocen al buen soldado y su esposa e inmediatamente se hacen amigos, sólo porque los dos matrimonios son gente respetable. Pero, a pesar de que son amigos durante muchos años, no llegan a saber prácticamente nada los unos de los otros. Reconozco que me ha gustado la crítica a la superficialidad de las relaciones personales y la vida que lleva la gente respetable. También hay cierto sentido del humor que hace que a ratos la cosa sea más digerible, pero en general el libro me ha decepcionado.
Además del estilo confuso y recargado y de que a veces tiene salidas algo melodramáticas e inverosímiles (en contraste con la sobriedad de Jean Rhys), lo que no me ha gustado para nada es que el narrador dedique páginas y páginas y más páginas a justificar las infidelidades masculinas del buen soldado como un exceso de sentimentalismo y, en último término, bondad, mientras que luego despache las infidelidades femeninas diciendo que ella lo hizo porque era una pelandusca lujuriosa y vanidosa. Reconozco que el personaje del buen soldado está muy bien construido, que es complejo y tiene sus luces y sus sombras (como también su esposa), pero siempre me molesta que en un libro un autor se moleste en construir bien un personaje y a otro (que tiene la misma entidad) lo escriba de cualquier manera. No me parece justo. En fin, básicamente lo que me ha molestado de ‘El buen soldado’ es que toma partido por unos personajes y se nota demasiado. Sí, definitivamente da la sensación que está escrito como una justificación y, la verdad, es una cosa que me da rabia.