Yo ya comprendo que no todas las obras de Irène Némirovsky pueden ser tan perfectas como 'Suite francesa', pero es que en mi opinión 'El baile', aunque de una forma totalmente distinta, sí que es tan perfecta como 'Suite francesa', y 'David Golder' y 'El ardor de la sangre' son dos novelitas notables e intensísimas, pero es que 'El caso Kurilov' me ha parecido de una sosería insoportable. Es como si Némirovsky la hubiera escrito con el piloto automático, poniendo buena parte de su buen oficio pero sin ni una pizca de pasión, esperando terminarla y embolsarse el dinerito para pagar unos cuantos meses más de alquiler. Por supuesto que no hay nada de malo en intentar ganarse la vida como una buenamente pueda, pero podrían avisar. Pues no, no avisan. Todas las críticas que he podido leer alaban este librito y lo que más destacan es lo interesante que es el retrato de la Russia pre-comunista que hace, cuando por vaga que sea la noción que el lector tenga de los terroristas revolucionarios y las intrigas en la corte del zar los hechos que relata este librito no le depararán ni la más mínima sorpresa.
'El caso Kurilov' está bien escrito, no digo que no, el problema es que aunque está narrado en primera persona se nota muchísimo que es un libro "en tercera persona", sobre hechos con los que la autora en realidad no siente ninguna implicación personal. Quizás es que tengo demasiado fresco el buen recuerdo que me dejó la lectura de 'El caballo amarillo. Diario de un terrorista ruso' de Boris Savinkov, novela autobiográfica y que tiene toda la intensidad, el spleen y la desesperanza que no tiene 'El caso Kurilov'. El caso es que en la novela de Némirovsky la trama es previsible (a un revolucionario le encargan asesinar a un ministro del zar y por eso se introducirá en su casa como médico) y los personajes son tan arquetípicos y tan planos que es imposible llegarse a interesar lo más mínimo por ellos. La descripción psicológica que realmente es el punto fuerte de Némirovsky como escritora, brilla por su ausencia en esta ocasión. Es todo realmente muy soso. Es una de aquellas novelas que se leen rápido pero que cuando se terminan una se da cuenta que nunca han llegado ni a rozarle la epidermis.