La protagonista de “El cielo se cae” de Lorenza Mazzetti es Penny que, junto con su hermana pequeña Baby, vive con sus tíos y sus primas en una lujosa villa italiana. Sus padres han muerto y estamos en plena Segunda Guerra Mundial, pero esto no impide que ellas lleven una infancia feliz, en medio de juegos, travesuras y los castigos que éstas conllevan. El culto a Mussolini y la religión católica lo empapan todo: en la escuela la señorita les manda hacer redacciones alabando a il Duce y el cura les intenta inculcar el temor a Dios y les asegura que su tío irá al infierno porque es judío. Así que las dos hermanas, con la ayuda de sus amigos, decidirán hacer todo lo posible para salvar al tío Wilhelm, cosas como montar un altar dedicado a la Virgen o hacer penitencia de las formas más estrafalarias.
El mayor acierto de la novela es la voz narrativa. Narrada en primera persona por una niña, realmente lo hace en la forma peculiar en la que todos articulamos nuestro pensamiento cuando somos niños (pero luego muchas veces olvidamos) y no en la forma en la que creen los adultos que los niños piensan, que es lo que suele ocurrir la mayoría de veces en este tipo de libros que intentan retratar la infancia de forma fidedigna. “El cielo se cae” también habla del choque entre el mundo de los niños y el mundo de los adultos. Como lectores, Lorenza Mazzetti nos vuelve a poner del lado de los niños y es por esta razón que este libro es tan exquisito: es como revivir con nostalgia nuestra infancia feliz. Es un libro extremamente feliz y extremamente divertido, en el que la mayor parte de la comicidad nace de los choques entre la forma de ver el mundo que tienen los que aún no son adultos y la que tienen los que han dejado de ser niños. Lo que para los primeros es algo perfectamente lógico, para los segundos es una burrada para llevarse las manos a la cabeza.
Pero toda felicidad tiene su final. Una mañana empiezan a llegar soldados alemanes a la villa y cada día que pasa los cañonazos se oyen más cerca. “El cielo se cae” es una novela autobiográfica y Lorenza Mazzetti plasma los recuerdos que guarda de cuando vivió en casa de su tío Robert Einstein, primo del famoso físico alemán. En la Nota de la Autora, Mazzetti confiesa, con el (prácticamente) inevitable sentimiento de culpa del superviviente, que esta novela está escrita en agradecimiento a “la alegría y el gozo” que le proporcionó la familia de su tío Robert durante la infancia. Divertida, fresca y llena de vida, “El cielo se cae” en un principio hace reír y luego puede hacerte llorar, pero de forma honesta, ya que el final está contado con el lenguaje simple y sincero de la niñez, cosa que hace que el desenlace parezca aún más terrible.
El mayor acierto de la novela es la voz narrativa. Narrada en primera persona por una niña, realmente lo hace en la forma peculiar en la que todos articulamos nuestro pensamiento cuando somos niños (pero luego muchas veces olvidamos) y no en la forma en la que creen los adultos que los niños piensan, que es lo que suele ocurrir la mayoría de veces en este tipo de libros que intentan retratar la infancia de forma fidedigna. “El cielo se cae” también habla del choque entre el mundo de los niños y el mundo de los adultos. Como lectores, Lorenza Mazzetti nos vuelve a poner del lado de los niños y es por esta razón que este libro es tan exquisito: es como revivir con nostalgia nuestra infancia feliz. Es un libro extremamente feliz y extremamente divertido, en el que la mayor parte de la comicidad nace de los choques entre la forma de ver el mundo que tienen los que aún no son adultos y la que tienen los que han dejado de ser niños. Lo que para los primeros es algo perfectamente lógico, para los segundos es una burrada para llevarse las manos a la cabeza.
Pero toda felicidad tiene su final. Una mañana empiezan a llegar soldados alemanes a la villa y cada día que pasa los cañonazos se oyen más cerca. “El cielo se cae” es una novela autobiográfica y Lorenza Mazzetti plasma los recuerdos que guarda de cuando vivió en casa de su tío Robert Einstein, primo del famoso físico alemán. En la Nota de la Autora, Mazzetti confiesa, con el (prácticamente) inevitable sentimiento de culpa del superviviente, que esta novela está escrita en agradecimiento a “la alegría y el gozo” que le proporcionó la familia de su tío Robert durante la infancia. Divertida, fresca y llena de vida, “El cielo se cae” en un principio hace reír y luego puede hacerte llorar, pero de forma honesta, ya que el final está contado con el lenguaje simple y sincero de la niñez, cosa que hace que el desenlace parezca aún más terrible.