miércoles, 31 de diciembre de 2008

¡Feliz 2009!

Mi año 2008 en canciones

Algunos de los grupos que más he escuchado este año 2008 que ya se acaba, según Last.fm:

01. Sparks - 'When do I get to sing my way'



02. Comet Gain - 'Love without lies'



03. The Hot Toddies - 'Seattle'



04. Cub - Go Fish



05. Best Friends Forever - 24



06. Math and Physics Club - La La La Lisa



07. Beat Happening - Hot Chocolate Boy



08. Helen Love - Debbie loves Joey

lunes, 29 de diciembre de 2008

'Felicidad Clandestina' de Clarice Lispector



Cuando entro en una librería me siento irresistiblemente atraída por títulos del tipo "Todos los cuentos" o "Narrativa completa". Es una fuerza irresistible. Así que no es nada extraño que acabara comprándome los "Cuentos reunidos" de Clarice Lispector en tapa dura sin ni siquiera haber leído ni un miserable cuento suyo antes. Los cuentos están agrupados por colecciones y empecé por 'Felicidad Clandestina' porque me pareció el título más bonito. Son trece cuentos muy breves, de tres (o cuatro) páginas de extensión. Trece cuentos evocadores, llenos de sensualidad y melancolía. Muchos tienen como protagonistas a niños que se hacen mayores y pocos relatos he leído yo que sepan plasmar de una manera tan acertada el mundo de la infancia. Todos son cuentos deliciosos con una mirada muy particular, llenos de felicidad y tristeza, todo a la vez. Son cuentos que te hacen sentir, recordar, vivir. Son cuentos preciosos que te hablan a ti y de ti. Y tienen una prosa perfectamente elegante, ideal para saborearla poco a poco. Todos los cuentos son preciosos, pero el que más el que da título al recopilatorio, 'Felicidad Clandestina', que todo el mundo que ama a los libros debería leer. Pero también está el de la niña que siempre ha visto la vida por la ventana pero que por primera vez en la vida se va a poder disfrazar en Carnaval, el de la niña que roba rosas, el de la niña que observa tanto a las gallinas que les conocía el alma, el del primer beso de un niño, etc. Y todos son inolvidables.

sábado, 27 de diciembre de 2008

'La Princesa de Cléves' de Madame De La Fayette



¿Una novela histórica escrita el siglo XVII ambientada en la corte francesa del siglo XVI? Créedme, ante esta prespectiva yo era más escéptica que nadie. El elogio de "la primera novela moderna" es un elogio que pesa como una losa. La empecé más por curiosidad intelectual que por un verdadero interés personal. Y me ha sorprendido. Me ha sorprendido gratamente. Me ha sorprendido lo mucho que me ha llegado a gustar. Lo bien que me lo he pasado.

Se puede leer como una novela histórica que retrata el ambiente de la corte y las intrigas que se desarrollan en ella. Se puede leer como una intriga sentimental centrada en un triángulo amoroso. Se puede leer como una novela moral que hace una defensa y un elogio de la virtud (sorprendentemente sin meter nunca de por medio conceptos religiosos como Dios). Se puede leer como una novela psicológica que decribe con un detallismo y una delicadeza admirables los procesos mentales por los que pasa la protagonista, el enamoramiento pero también sus dudas, sus miedos, sus deseos, su sentimiento de culpa. Todas estas lecturas por supuesto no funcionan por separado sino que se entrecruzan. Hay historias dentro de historias, personajes reales que se mezclan con personajes de ficción. Y todo se junta para formar un mosaico compacto y de una gran riqueza.

Pero además de estos aspectos (nada desestimables) aún hay algo más en esta novela de más de 300 años que hace la que tan cercana a mí. Y este algo es para mí lo de que en último término habla 'La Princesa de Cléves'. Una cosa es la imagen que dan los tres personajes principales y otra lo que realmente son. Los tres protagonistas son un fraude o, en el mejor de los casos, un fracaso. La princesa de Cléves quiere hacer lo correcto, pero son muchísimas las veces en las que acaba haciendo todo lo contrario de lo que se había prometido hacer. Además, mete la pata de manera notable y acaba haciendo daño a los que la quieren y a los que ella quiere. El príncipe de Cléves se vende como un marido perfecto, le promete a su mujer que nunca se pondrá celoso, pero a la primera dificultad real se vuelve un celoso del copón y de una forma pasivo-agresiva se convierte en un tirano que domina a su mujer. El Duque de Nemours se vende como un enamorado perfecto y sensible, pero es un bocazas y un acosador de lo más empalagoso (la persecución a la que somete a su amada es digna de solicitar una orden de alojamiento).

Una cosa es lo que nos gustaría ser y otra cosa es lo que acabamos siendo. Una cosa son nuestros ideales y otra la realidad. El Duque de Nemours en el fondo no es más que un Don Juan de tres al cuarto. Quiere tanto a la princesa por el simple hecho de que es una presa difícil de conseguir. No nos engañemos, tan pronto como el duque consiga lo que quiere, ya no lo querrá más. El amor una vez se consigue deja de existir. El amor sólo existe como ideal no realizado. La princesa también lo sabe. Y es por todo esto que esta obra es tan cercana, porque todos cometemos errores, porque a todos nos gustaría ser una versión mejorada de nosotros mismos, porque todos fracasamos. Dios, qué pesimista es esta obra. Me encanta.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Harold Pinter


Ayer se supo que Harold Pinter había muerto el día de Nochebuena. No podría decir que era de mis escritores favoritos, pero sí que había leído algo de él y me había gustado. Y sé que ya era mayor (78 años) y que ya hacía tiempo que estaba enfermo*, pero por un momento se me encogió el corazón, que se muera un escritor que has leído es como si muriera esa persona con la que un día te quedaste encerrada en un ascensor y, a pesar de que no os conocíais, os explicásteis cosas personales e íntimas y vistéis que teníais mucho en común, y aunque luego no os habéis vuelto a ver, cuando te enteras de que ha muerto no dejas de lamentarte por no haberlo conocido mejor.

A modo de (humilde) homenaje, copio una reseña que escribí en su día sobre una antología suya que leí este mismo año:

'Esencial' es un libro editado en catalán por Edicions 62 que cogí de la biblioteca y que contiene algunas de las obras de teatro más famosas de Harold Pinter. Mi único contacto previo con Pinter era a través de algunos de sus guiones (dicho sea de paso, su guión para 'El sirviente' de Joseph Losey es una obra maestra, como toda la película). Y su teatro me ha sorprendido porque puede llegar a ser muy pero que muy angustiante. Me recuerda un poco a Samuel Beckett, por los personajes de los que no sabemos nada y que se dedican a mantener diálogos de besugos. Pero también me recuerda a Lynch porque muestra la angustia que se esconde entre los repliegues de la vida diaria.

Pero en realidad no se parece a nada de lo que haya podido ver. Es altamente desconcertante. Sus obras son peces que se muerden la cola. Cuando terminan, no sabes qué pensar, no tienes ni idea de qué es lo que ha pasado allí. Y esto siempre es muy bueno. También se puede argumentar que hay cierta influencia de Chéjov, porque Chéjov fue el primero en combinar comedia y tragedia. Pero Pinter va mucho más allá y no estás nada segura de si estás delante de una farsa o delante de una tragedia con todas las de la ley. Probablemente las obras de Pinter sean las dos cosas a la vez. Y esto me encanta.

De las presentes en el libro, las obras que más me han gustado son 'The Room' y 'The Dumb Waiter'. Son obras oscuras, con muchas puertas cerradas. No sabemos qué hay detrás de éstas, y esto nos angustia. Son obras en las que los personajes están isolados en medio de un vacío formado por habitaciones que no conocen. No sabemos quién hay detrás. Y los personajes se dedican a pasar el tiempo hablando de nada. A veces parece que sólo son monigotes. O autómatas. Las escenas son aparentemente banales pero luego llega el desenlace que es sorprendente, pero cae el telón y realmente no sabemos nada de los personajes ni qué les ha pasado ni qué les pasará.

Luego está 'The Lover', que podría ser sólo una historia más de un matrimonio que se derrumba con cuernos por el medio, pero gracias a un recurso de lo más original se convierte en un juego de espejos, que habla de incomunicación e insatisfacción, y que nos acaba diciendo que la vida es una serie de rutinas banales y vacías que se van repitiendo eternamente. También me ha encantado, aunque no con igual intensidad.

En mi lista de preferencias, luego vendría 'A Kind of Alaska' sobre una adolescente que quedó en una especie de coma y que después de treinta años se despierta sólo para volver a quedar en coma al cabo de unos pocos minutos. Sobrecojedor. Y es un dramón al uso como sería la película 'Despertares' con Robert De Niro y Robin Williams, que tiene el mismo punto de partida, sino que la historia sirve sólo como excusa para hablar de memoria y consciencia, para reflexionar acerca de la frontera entre consciencia e inconsciencia, el mundo de los sueños y el mundo real.

Y finalmente ya quedarían las obras que si bien más o menos siguen lo que parece que són los patrones de la obra de Harold Pinter, no tienen la misma intensidad. Se trata de 'Family Voices', 'Victoria Station' y 'One For the Road'.

Sin embargo, se trata en conjunto de una lectura muy recomendable, por lo desconcertante que puede llegar a ser, por la complejidad que esconde bajo una capa de acciones banales y diálogos absurdos.


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*De hecho me enteré por mi madre que se había muerto. Ella lo vió en las noticias y me dijo: "Se ha muerto un escritor inglés que había ganado el Nobel" No se acordaba de cómo se llamaba, pero no me costó mucho adivinar que tenía que ser Harold Pinter. Lo confirmé consultando el teletexto. Sí, aún existe gente que consulta el teletexto (a veces incluso yo misma me sorprendo que al pulsar el botón del mando a distancia funciona; supongo que con la TDT todo se terminará y luego lo añoraré).

jueves, 25 de diciembre de 2008

'The Gashlycrumb Tinies' de Edward Gorey

Antes de ayer me compré una edición bilingue de 'The Gashlycrumb Tinies' de Edward Gorey (o 'La Colla Mata-Degolla' en traducción catalana). Ayer lo leí y resultó ser una joya del humor macabro. Unas ilustraciones llenas de melancolía y ternura. Un juego lingüístico lleno de ingenio. Cada recuadro me hizo sonreír pero a la vez me produció una angustiante tristeza. Una delícia.

Felices Fiestas!



De someecards.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Reading Update

Hace ya tres semanas que no actualizava esto. No es que el trabajo no me haga libre, es que el trabajo me tiene esclavizada.

Libros que he comprado en estas tres últimas semanas

- 'La Dama de Reus' d'Ambrosi Carrion
- 'Pastoralia' de George Saunders
- 'Bartleby y compañía' de Enrique Vila-Matas
- 'Allò que tal vegada s'esdevingué' de Joan Oliver
- 'Mao II' de Don DeLillo

Libros que he terminado en estas tres últimas semanas

- 'Entrevistas breves con hombres repulsivos' de David Foster Wallace
- 'La Dama de Reus' d'Ambrosi Carrion

Libros que estoy leyendo actualmente
- 'Elegía' de Philip Roth (a 20 páginas de terminarlo)
- 'La Princesa de Cléves' de Madame de La Fayette (a 15 páginas de terminar la tercera parte y hay cuatro, de partes)
- 'Vida y destino' de Vassili Grossman (30 páginas de 1093)
- 'El beso y otras narraciones' de Dezso Kosztolanyi (apenas cuatro páginas leídas)
- 'Cuentos completos' de Flannery O'Connor (abandonadísimo)
- 'Sixty Stories' de Donald Barthelme (aún más abandonadísimo si cabe)

Confío terminar 'Elegía' en los dos próximos días y 'La Princesa de Cléves' en las dos próximas semanas. El primero me está gustando mucho, después de la decepción de 'La contravida' también de Roth, quizás porque va al grano (y no toca el tema judío) y porque tampoco hay tantos libros que hablen directamente de la muerte, aunque en este caso quizás sería más preciso hablar de "la decadencia física de un cuerpo". Y yo soy la primera sorprendida en encontrar tan deliciosa 'La Princesa de Cléves', que al fin y al cabo es una novela histórica del XVII y esto a priori suena muy duro. 'Vida y destino' con suerte lo terminaré en un año. Hacía tiempo que lo tenía en casa y lo he empezado precisamente ahora que es cuando menos tiempo tengo para leer. Pero yo soy así: cuánto menos tiempo tengo para leer más ganas de leer tengo.

Sobre 'Entrevistas breves' no recordaba lo bueno que era el relato 'En su lecho de muerte, cogiéndote la mano, el padre del aclamado nuevo dramaturgo joven y alternativo pide un favor'. Creo que junto con 'La persona deprimida' y 'Octeto' son los relatos centrales de esta colección (no será por azar que están colocados cada cinco relatos), los más desgarradoramente sinceros, los que mejor dejan entrever los recovecos de nuestra mente y las miserias más inconfesables que nos escondemos a nosotros mismos. 'En su lecho de muerte...' trata de un hombre que se confiesa, sobra decir que en su lecho de muerte. Su confesión versa sobre la repulsión y el odio que siente por su hijo desde su nacimiento, en buena parte propiciado por el infinito egoísmo del niño, pero sin darse cuenta de que probablemente todos los que nos quejamos del egoísmo de alguien estamos siendo egoístas. Es perfectamente gráfico y tremendamente divertido, pero a la vez desolador, deprimente, y en el fondo creo que se pregunta, como la mayoría de relatos de esta colección, sobre si es posible que exista una bondad y una generosidad auténticas. En conjunto es un libro muy duro, muy deprimente, quizás incluso demasiado. De las colecciones de DFW sigo prefiriendo 'Extinción', porque aunque también es tremendamente triste, es más reconfortante.

'La Dama de Reus' se basa en una leyenda popular catalana. Recuerdo que de pequeña me encantaba una canción que versionaba esta historia. Es por eso que tenía tantas ganas de leer esta obra de teatro. Y no me ha decepcionado. Es una obra magnífica, muy grande, muy intensa, épica, con dos protagonistas complejos y ricos en matizes, cuya relación se mueve entre el amor y el odio. No me avergüenza decir que me hizo llorar. A pesar de estar ambientada en el siglo XVIII y ser escrita en la posguerra es un obra terriblemente moderna que rebosa sexualidad. Es buenísima.

lunes, 17 de noviembre de 2008

'El tercer policía' de Flann O'Brien

En el primer capítulo de la segunda temporada de 'Lost', cuando por fin abren la escotilla y entran en el búnquer, el libro que está leyendo en este momento Desmond es 'El tercer policía' de Flann O'Brien. No me acordaba yo de este detalle. Puede que no me fijara y, si me fijé, seguro que me pensé que se trataba de una novela de detectives al uso (no tiene nada que ver con detectives y algunos de los creadores de 'Lost' han reconocido la influencia de esta novela en la trama de la serie). No volví a hablar del libro hasta que lo vi encabezando el cánon personal de Donald Barthelme. Harold Bloom también la cita como una de las mejores novelas del siglo XX. Y la contraportada lo compara con Lewis Carroll, pero en oscuro. Aunque a mí me recuerda más a Samuel Beckett. Pero a pesar de todos estos referentes la novela no me ha gustado. No me ha gustado, no.



El protagonista es un hombre con una pierna de madera que un buen día se olvida de su propio nombre. Se crió en un internado y allí entró en contacto (y se obsesionó) con la obra de De Selby, un filósofo loco que quiere demostrar científicamente las teorías más absurdas como que la tierra tiene forma de salsicha. El protagonista quier publicar una magna obra (la definitiva) sobre De Selby pero no analizando tanto la obra del propio De Selby como la de todos sus críticos1. En definitiva, quiere hacer criticismo del criticismo, pero para esto necesita dinero. Así que decide matar un viejo que está forrado para quedarse con su dinero. Pero las cosas no salen como estaba previsto y el protagonista termina en una comisaría de policía con dos policías muy raros y un tercero que nunca aparece y del que los otros dos opinan que está absolutamente chiflado. Los dos primeros capítulos, antes de llegar a la comisaría, me gustaron mucho, pero luego se desinfla y a pesar de que en varios momentos parece que la cosa toma carrerilla para alcanzar el vuelo, para mí nunca consigue despegar. El giro final también me gustó mucho (ciertamente es brillante), pero lo cierto es que todo lo del medio me aburrió bastante.

Creo que el principal problema del libro es que el aire de pesadilla pocas veces funciona. Puede funcionar en Franz Kafka, pero porque sus pesadillas son las del mundo real. Lo que pasa es que la mayoría de veces las pesadillas están tan desconectadas del mundo real que para mí me es imposible entrar en ellas. No me dicen nada. Sí, me encanta contar mis pesadillas a otros, pero me parece tedioso tener que oir las de otros; ¿qué importancia tienen si no están para nada relacionadas conmigo? El otro problema del libro es que a mí nunca me pareció tan raro, tan divertido y tan horroroso (no en el sentido de "malo" si no en el sentido de "dar miedo") como dicen que es y como pretende ser. Para mí le falta consistencia y empaque. Da la sensación que son una serie de ideas buenas pero mal conectadas. A parte de la relación de simbiosis entre un hombre y su bicicleta, a mí las únicas ideas que me interesaron son las relacionadas con 'Lost': el tipo raro de la cabaña, una caja que contiene algo que te puede hacer conseguir todo lo que quieras, los dos policías que siempre están haciendo mediciones raras, un mapa en el techo, un búnquer subterráneo en el que el tiempo no pasa, etc. Sí, una obra singular e inclasificable y valiente y tal, pero que no cuaja para nada. De aquellas que me gustaría que fueran mejores.

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01. La obra de De Selby nos es explicada con pelos y señales básicamente a través de una serie de larguísimas y tediosas notas a pie de página. Entiendo que pretende ser una parodia inteligente, pero es tan largo que no tiene puñetera gracia y acaba siendo un galimatías insufrible. No me avergüenza decir que me salté muchas. Y es que no se contenta en describirnos exhaustivamente (y agotadoramente) las teorías absurdas de De Selby, sino que encima tenemos que aguantar también la relación de las disputas que hay entre los diferentes críticos de De Selby y la supuesta auténtica identidad de estos. Un muermo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Reading Update

Los libros que tengo empezados son:

- 'El tercer policía' de Flann O'Brien (página 180 de 301)
- 'Entrevistas breves con hombres repulsivos' de David Foster Wallace (página 239 de 403)
- 'Sixty Stories' de Donald Barthelme (página 208 de 464)
- 'Cuentos completos' de Flannery O'Connor (página 108 de 848)


El de Barthelme y el de O'Connor hace semanas que no los toco. Confío terminar pronto 'El tercer policía', aunque no está resultando ni mucho menos tan raro y tan divertido como me imaginaba. Ni mucho menos. Ayer leí 'Octeto' de DFW que probablemente ahora sea uno de mis relatos favoritos de DFW. No lo recordaba tan bueno. En teoría 'Octeto' tendría que recoger ocho pequeñas historias en forma de dilemas morales (o "Acertijos Pop" tal como él los llama) que terminarían con una pregunta dirigida directamente al lector* para hacer de la lectura un proceso más interactivo. Pero el proyecto se queda truncado. El relato sólo recoge cuatro dilemas en lugar de los ocho planeados y encima uno de ellos está truncado**. Después de estos cuatro acertijos, DFW añade otro, uno en el que el escritor hace aparición y confiesa este fracaso. Puede parecer un chiste metaliterario más, pero yo creo que no, que es totalmente honesto.

Creo que a DFW muchas veces se lo toman en broma cuando está hablando totalmente en serio. La confesión de fracaso repite una y otra vez que tiene miedo de no parecer sincera y reconoce que el hecho de confesar una y otra vez su miedo a no parecer sincera puede ser visto como otro truco para embaucarnos. Pero a mí me parece totalmente sincera, honesta y valiente. Y la admiro. Y el dilema que propone este acertijo añadido al final es parecido a los anteriores. Creo que el conjunto del relato se pregunta en voz alta si hoy en día es posible que exista una honestidad, una sinceridad, una generosidad y una bondad reales (evidentemente sin llegar a ninguna conclusión, esto lo tenemos que hacer los lectores). De hecho, ahora veo que probablemente muchos de los relatos de 'Entrevistas breves con hombres repulsivos' hablen de esto mismo. Creo que una gran mayoría habla de cómo engañamos a los otros y a nosotros mismos y otra gran mayoría habla de que la bondad es algo tan escaso que cuando nos la encontramos desconfiamos de ella. Los relatos son tan complejos y perfectos que los puedes ir analizando y analizando y siempre encontrarás cosas nuevas. Dios, DFW nunca dejará de maravillarme.

En otro orden de cosas, hoy he ido a la biblioteca a devolver 'La contravida' de Philip Roth. Lo dejé en la página 206. Justo a la mitad. Pero es que no podía más. La primera parte que narra como Henry Zuckerman se queda impotente por culpa de un efecto secundario de la medicación para el corazón (y claro, esto evidentemente representa el fin del mundo) me gustó mucho. Mucho. Me encantó el sentido del humor. Odiaba a los personajes, pero disfrutaba odiándolos. Ya desde la segunda página odiaba con todas mis fuerzas a Henry Zuckerman. Todo un récord. Y tampoco tardé mucho en odiar a su hermanito. No esperaba menos de Philip Roth.

Pero la segunda parte se me estaba haciendo extenuante con tanto dar vueltas al tema del sionismo. No es necesario tantas digresiones metidas con calzador en la narración que lo que tenemos que pillar ya lo hemos pillado. Ha quedado claro que todas las personas del mundo son unos cabeza cuadrados y que el único que posee la verdad absoluta es Nathan Zuckerman (es decir, Philip Roth), pero que está tan por encima del resto de los mortales que no se va a molestar en explicárnosla directamente porque esto sería perder el tiempo. La misantropía de Philip Roth me parece a la vez ridícula y entrañable.

Lo he devuelto a la biblioteca, pero me he llevado otro libro de Roth: 'Elegía', que es más corto y que en realidad es la traducción de 'Everyman'. Si no lo cogí en primer lugar fue porque creía que era el libro en que se había basado Isabel Coixet para rodar 'Elegy'. Y aunque la película me gustó (a pesar de tener a Penélope Cruz), no me apetecía leer una historia que ya conocía. A ver si hay más suerte, porque aún no me he rendido, aún tengo la esperanza de leer y disfrutar un libro de Roth antes que se termine el año. Como mínimo uno.

Pero además de 'Elegía' también tengo que empezar 'La Princesa de Cléves' de Madame de La Fayette, aunque no estoy nada segura de que me vaya a gustar. Pero se trata de una de las primeras novelas modernas. Y escrita por una mujer. Si la hubiera escrito un hombre probablemente no me molestaría, pero tratándose de una mujer bien se merece un intento.

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* En realidad DFW se refiere a "la lectora" y esto me hace ridículamente feliz.
**En las notas de página añade dos acertijos más que DFW nos dice que descartó porque no encajaban en la idea general que se quería transmitir. Y cuando terminas el relato te das cuenta de que efectivamente no encajaban y es todo tan perfecto.

martes, 11 de noviembre de 2008

I lost hundreds when the supercalafragalistic bubble burst

El otro día estuve viendo el DVD de 'Saturday Night Live: The Best of Phil Hartman' (no sin alguna que otra dificultad porque es un DVD de la región 1 y de vez en cuando se colgaba). ¡Oh, what a wonderful man he was! Y ¡buenos tiempos aquellos en los que el SNL aún era divertido!







jueves, 6 de noviembre de 2008

'El beso de la mujer araña' de Manuel Puig


Esta novela es magnífica. Preciosa. 'El beso de la mujer araña' está escrita prácticamente toda ella en forma de diálogo sin acotaciones, excepto por un informe policial, algún monólogo interior y las notas a pie de página sobre teorías psicológicas sobre la homosexualidad. Y creo que es esto lo que la hace tan grande, porque al no tener un narrador externo que nos lo explique, somos los lectores los que tenemos que adivinar cómo son realmente los personajes y cuáles son sus verdaderas intenciones y/o sentimientos. Al no estar descritos por un narrador externo, los lectores sólo disponemos de sus acciones y sus palabras para entenderlos. Al no estar limitados por una descripción narrativa convencional, los personajes son ricos, ambiguos y complejos. Los personjes en cuestión son dos hombres que comparten celda en una prisión de Buenos Aires: Valentín está condenado por razones políticas y Molina por corrupción de menores, que es una forma de decir que es homosexual. Valentín es orgulloso, cínico y egoísta, mientras que Molina es sentimental, soñador y generoso. Los dos personajes no podrían ser más opuestos, pero a lo largo de la novela se van acercando hasta convertirse en el otro, hasta confundirse en una sola persona.

Es una obra con múltiples línias narrativas abiertas a la vez que se van entrecruzando: la del presente en la prisión, la del pasado de Valentín, la del pasado de Molina, la de las notas a pie de página y sobre todo la de las películas que cuenta Molina a Valentín como forma de escapismo de la realidad. Molina le cuenta a su compañero con gran detalle películas que vio cuando aún estaba libre, pero no deja de cambiar y confundir hechos, porque no puede evitar contarlas como las recuerda y no puede evitar recordarlas en su forma más romántica. Por ejemplo, la forma en que se acuerda de 'Yo anduve como un zombie' dice mucho de cómo es Molina. Pero las películas también les dan pie a hablar de ellos mismos y a empezar a conocerse de verdad. Molina ha visto demasiadas películas y siempre ha soñado con tener una historia de amor como las de las películas. Al final la tendrá y acabará de forma trágica, como las que en el fondo a él más le gustan. Y el final es precioso. Y toda la novela es preciosa. Hacía tiempo que no leía una historia tan intensa, tan tierna, tan triste, tan perfecta.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Woody Allen likes guitar pop

Ahí va una mixtape con canciones que últimamente me han gustado. Ninguna novedad de rabiosa actualidad y todo muy pop pop pop.

01. 'Way Better Now' - Speedmarket Avenue
02. 'A More Uncertain Future' - Love is all
03. 'Jennifer Reads' - The Ethnobabes
04. 'Major John' - The Wake
05. 'Monogamy' - Pop Will Eat Itself
06. 'I am gonna be warm this winter' - Bunnygrunt
07. 'Be here with me' - Miniskirt
08. 'Wrong Love' - Belle and Sebastian
09. 'Pebbles' - A Smile and a Ribbon
10. '6000 Shipwrecks' - Kite Flying Society
Editado: He cambiado el link, porque el archivo estaba pocho y no se podía abrir. Supongo que ahora funcionará.

viernes, 31 de octubre de 2008

'Ruido de fondo' de Don DeLillo


Este año leí mi primer DeLillo y no me convenció. Se trataba de 'Body Art'. Pero había en él cierto potencial que sí que me convenció. Y sabía que tarde o temprano volvería a leer a DeLillo. E incluso intuía que esta nueva vez me gustaría. Ahora que me ha gustado, ahora que he conocido la vocación ensayística de DeLillo y entendido su sentido del humor, quizás me gustaría 'Body Art'. O quizás no, porque no deja de ser citada como una obra "prescindible". Ahora que he leído 'Ruido de fondo' ya puedo decir que DeLillo me gusta. Incluso podría decir que lo quiero. Si hay escritores con los que te gustaría casarte, escritores de los que te gustaría ser amiga para toda la vida, escritores que te gustaría que hubieran sido profes tuyos, a mí me gustaría ir al supermercado con Don DeLillo.

'Ruido de fondo' es una novela sobre estudios culturales y miedo a la muerte. Y es una comedia. Una comedia inteligente y sin estridencias que fluye de manera impecable. También tiene alma de ensayo. Y es la mezcla más equilibrada y perfecta entre novela y ensayo que he leído nunca (mucho más que los existencialistas franceses, dónde va a parar). Jack Gladney es un profesor universitario de mediana edad. Es el mayor y más reputado experto en estudios hitlerianos (aunque no sabe hablar alemán). Vive en una casa idílica con su mujer, sus hijos de anteriores matrimonios (tanto de él como de ella), y la televisión y la radio, que son como un miembro más de la familia que prácticamente interviene también en las conversaciones familiares. Es una novela en la que prácticamente no pasa nada. Pero está tan bien escrita que todas y cada una de las frases se leen con extremo placer. Y, como no pasa nada y está tan bien escrita, es perfecta para releer (y saborear) fragmentos al azar. Y encima es divertidísima. Es una mirada irónica a nuestra obsesión por ser espectadores de catástrofes (sean televisadas o en directo), una sátira de como la cultura popular ha creado un imaginario colectivo que modifica la percepción que tenemos de nuestras experiencias personales, una parodia tanto del idílico consumismo de los suburbios como una parodia de una parodia del idílico consumismo de los suburbios, una disección humorística de la desinformación que reina en la sociedad de la información (no hay nada que no se haya dicho el otro día por la televisión), etc.

En esta novela hay un departamento de estudios culturales que se dedica a estudiar las etiquetas de los cereales, muchas visitas al supermercado, una oda a las marcas blancas, un escape de un misterioso gas tóxico a la atmosfera, un medicamiento experimental que cura el miedo a la muerte, un seminario de accidentes de coche, rumores de avistamientos de ovnis y profecías varias, puestas de sol perfectas por culpa de la contaminación ambiental, un equipo de simulacros de accidente que aprovecha una catástrofe real para ensayar un simulacro, un adolescente que quiere entrar en el libro de los récords encerrándose en una jaula llena de serpientes, una pareja de ancianos que se pierde durante días en las inmediaciones de un centro comercial, unas monjas alemanas que sólo fingen tener fe para que los que no tienen fe no la pierdan, una niña que dormida recita los modelos de Toyota como un mantra, etc. Es una novela ligeramente apocalíptica como ligeramente apocalíptico es el mundo en que vivimos. El ruido de fondo es la información que nos llega constantemente a través de los medios de comunicación pero también los rumores que nos llegan a traves del boca-oreja, una información que (en ambos casos) la mayor parte de las veces no tiene fundamento. Pero el ruido de fondo es también la muerte que por más que intentemos ignorarla está siempre ahí, en el fondo. Creo que no he leído nunca un libro que describa (e intente explicar) mejor el mundo en el que vivo (aunque ya hace más de 20 años que fue escrita). Es genial. Es divertida e inteligente. No le puedo pedir nada más.

Panasonic.

Unos cuantos fragmentos de 'Ruido de fondo' en inglés (por lo tanto, de 'White noise') escogidos al azar para intentar transmitir la sensación que podría tener alguien que lo ojeara en una librería.

jueves, 30 de octubre de 2008

A voice from the subconscious: Toyota Corola


Creo que quiero a los redactores de The Onion. Al menos a uno de ellos. Porque está claro que al menos uno de ellos es un lector empedernido y sabe un rato de literatura. De vez en cuando salen parodias de noticias literarias y me hacen muy feliz. La última que he encontrado es el (supuesto) blog de Don DeLillo (Master of Postmodern Literature) sobre las elecciones en EEUU. Y la parodia de su estilo está tan bien conseguida que por un momento dudé de si era él o no. Aún ahora si me dijeran que es el mismo Don DeLillo quién está parodiando su estilo me lo creería.

We've witnessed these spectacles every fourth September, every four years. The volunteers stand handshake-dazed near their supervisors, seeing images of themselves in every direction. Staffers greet each other with comic cries and gestures of sodden collapse. In Denver there were vendors nearby when we ate breakfast. Stretch limos outfitted with powerful communications technology stalled in murderous crosstown traffic. Helicopters shine searchlights down at the buildings, the crowd. Chanted rhymes emerge like a collective tribal memory. Allegations are advanced concerning faked pregnancies. "This is one of those moments." There is a meet-and-greet with the guy from the Doobie Brothers.

A voice from the subconscious: Toyota Corola.

Here in Minneapolis, a woman with a clipboard, frazzled, efficient. She reads from a printout to a group of staffers a change in schedule from the coordinating committee: the station wagons arrive at noon. In the Free Speech Zone, a man dangles from a wire, the famous performance artist from New York. Everywhere, security: badges, metal detectors, small plastic cards with magnetic stripes. Police, silent in riot gear, truncheons like humming, efficient software. Someone says: "So she was technically never the actual Miss Alaska?"


Sólo tendrá gracia para los que han leído Don DeLillo. Pero os aseguró que es divertidísimo. Oh, es que me encanta la sátira que gastan los de The Onion: una sátira inteligente y nunca gratuita, a veces incluso respetuosa, o como mínimo, "de buen rollo".

(Quizás cuando haga la reseña del libro de DeLillo que estoy terminando, copie una cita de sus propias palabras y no una cita de una parodia de sus palabras hecha por otra persona. O quizás no.)

The Onion, junto con Cracked, es mi página de humor favorita. Si no existieran tendrían que inventarse.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Reading Update

Tengo cuatro libros empezados:

- 'Ruido de fondo' de Don DeLillo (374 páginas de 431)
- 'Sixty Stories' de Donald Barthelme (169 de 464)
- 'Cuentos completos' de Flannery O'Connor (108 de 839)
- 'Entrevistas breves con hombres repulsivos' de David Foster Wallace (120 de 403) (relectura)

Obviamente sólo hay uno que tenga posibilidades de ser terminado en un futuro cercano. Aún así ya tengo demasiados libros en lista de espera que reclaman urgentemente que los lea:

- 'Corto viaje sentimental' de Italo Svevo
- 'Zona fría' de Jonathan Franzen
- 'Alves y compañía' de Jose Maria Eça de Queirós
- 'El beso de la mujer araña' de Manuel Puig
- 'La contravida' de Philip Roth
- 'In the heart of the heart of the country' de William H. Gass

Me gustaría empezarlos todos ya, pero tengo que refrenarme. Es algo frustrante. Y tal.

'Ruido de fondo' es ya de mis libros favoritos. Más detalles cuando lo termine. Los cuentos de Donald Bartheme me hacen disfrutar como una enana. ¿Quién se hubiera imaginado que a mí me gustarían tanto unos cuentos tan experimentalistas y formalistas? Pero es que son tan divertidos. Son una delícia. Cuesta de creer que haya existido un escritor tan personal, original y divertido, y generoso, como Donald Barthelme. Y David Foster Wallace sigue siendo tan genial como la primera vez.

Con los cuentos de Flannery O'Connor empecé con 'Un hombre bueno es difícil de encontrar', porque es el más famoso, y me dejó sorprendidísima. Nunca hubiera imaginado que lo que empieza como un cuento costumista de lo más divertido terminara de aquella forma tan brutal, con la irrupción de una violencia tan seca y expeditiva. Lo que me está sorprendiendo de Flannery O'Connor es que hemos leído muchas obras sobre el Sur de EEUU y el racismo, pero ninguna describía de verdad el odio, el desprecio y el mal rollo que había (¿hay?) en el Sur (y probablemente en otras partes, claro). Por el momento, el cuento que más me ha gustado es 'La cosecha'. Creo que ya es de mis favoritos. Que me identifique con la solterona cuarentona que se evade de la realidad escribiendo cuentos sensacionalistas supongo que ayuda. Es un cuento lleno de sarcasmo, pero también muy triste, y con una mezcla de ficción y realidad originalísima. Una delicia.

lunes, 27 de octubre de 2008

Para la isla desierta

Uno de mis mayores defectos es que tengo muy buenos propósitos, empiezo a cumplirlos pero pronto me canso y los abandono. Uno de mis últimos buenos propósitos ha sido etiquetar todos los libros que tengo entrados en Goodreads según la lengua en que estan escritos, el siglo en que fueron escritos, mi valoración y si el autor está vivo o muerto. Me quedé a la mitad. Supongo que algún día continuaré. Y quizás otro incluso lo terminaré. Aproveché para crear una nueva etiqueta que llamé para-la-isla-desierta, para incluir (como se puede adivinar fácilmente) aquellos libros que me llevaría a la isla desierta. Esto sí que lo terminé. Me salió una lista de 12, pero es que no la podía reducir más. No sé si son mis 12 libros favoritos, pero sí que son los libros que si viviéramos en el mundo de Fahrenheit intentaría preservar no porque fueran de especial valor para la humanidad y tal, sino porque serían los que más me apetecería releer eternamente. Sin más preámbulos:

01. 'Persuasión' de Jane Austen
02. 'Eugene Oneguin' de Alexander Pushkin
03. 'Narraciones Completas' de Dorothy Parker
04. 'Cartas a Felice' de Franz Kafka
05. 'Demonios' de Fiodor Dostoievski
06. 'La broma infinita' de David Foster Wallace
07. 'Lolita' de Vladimir Nabokov
08. 'La campana de crsital' de Sylvia Plath
09. 'La conciencia de Zeno' de Italo Svevo
10. 'Madame Bovary' de Gustave Flaubert
11. 'Adolphe' de Benjamin Constant
12. 'Viaje al fin de la noche' de Louis-Ferdinand Céline

domingo, 26 de octubre de 2008

HISTORIA RADICALMENTE CONCENTRADA DE LA ERA POSTINDUSTRIAL

Cuando fueron presentados, él hizo un comentario ingenioso porque quería caer bien. ella soltó una risotada estrepitosa porque quería caer bien. Luego los dos cogieron sus coches y se fueron solos a sus casas, mirando fijamente la carretera, con la misma mueca en la cara.

Al hombre que los había presentado no le caía demasiado bien ninguno de los dos, pero fingía que sí porque le preocupaba mucho tener buenas relaciones con todo el mundo. Después de todo, nunca se sabe, ¿verdad que no? ¿Verdad? ¿Verdad?


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Éste es el primer cuento del libro 'Entrevistas breves con hombres repulsivos' de David Foster Wallace. Me encanta. Con tan pocas palabras dice tanto. Y me encanta.

viernes, 24 de octubre de 2008

'La carretera' de Cormac McCarthy

Mi prueba del algodón para determinar si los libros que leo me parecen "buenos-buenos" o simplemente "buenos-aceptables" consiste en preguntarme, mientras estoy leyendo, si realmente estoy leyendo porque quiero leerlo, o si en realidad sólo lo estoy leyendo para terminarlo. Considero que un libro es realmente bueno si no quiero que se acabe. Así de sencillo. Con 'La carretera' pronto me di cuenta de que sólo lo estaba leyendo para terminarlo y poder pasar a otra cosa. No es ni mucho menos malo. Por ejemplo, ni una sola vez tuve la tentación de abandonarlo. Y esto en mi caso ya es mucho. Es un libro bueno, pero no me pareció en cualquier momento ni remotamente memorable. La historia de supervivencia en un mundo postapocalíptico ya se ha hecho antes centenares de veces. Y aunque en este caso al menos está bien escrita, no creo que aporte nada de nuevo. Después de tanto bombo y platillo, me sabió a poco. Esperaba más. Sí, es dura, seca, descarnada y no sé cuántos adjetivos más, pero ¿y qué? Para mí esto no es suficiente. Aunque es corta, se me hizo repetitiva porque es repetitiva. Creo que hubiera quedado mejor como relato corto. La supuesta dureza de la historia queda diluida en una extensión demasiado larga. Además, me pareció que no le sacaba todo el partido que había en la relación entre el hombre y el chico. Se me contó que los dos lo eran todo el uno para el otro, pero en realidad nunca lo sentí. En realidad durante todo el libro nunca sentí nada en especial. El final no fue tan duro como esperaba, pero me gustó que fuera lo suficientemente abierto y ambiguo. Si me lo preguntáis, yo creo que al niño se lo comen. O quizás es sólo porque alguna que otra vez durante la lectura realmente deseé que se lo comieran. Por plasta.

domingo, 12 de octubre de 2008

'En picado' de Nick Hornby

Soy una mujer de poca fe. Ya me pasó con 'Cómo ser buenos' y me ha vuelto a pasar con 'En picado'. Después de 'Alta fidelidad', cada vez que empiezo un nuevo libro de Nick Hornby, lo hago con la convicción de que no es posible que de una premisa así salga un buen libro. Estoy convencida que el libro va a descarrilar si no es por culpa del sentimentalismo nauseabundo será por culpa del sarcasmo nauseabundo. Pero no. Hornby siempre consigue quedarse en el punto justo entre humor y sentimiento. Y esto es algo realmente difícil, porque el punto de partida de 'En picado' es el encuentro en Nochevieja de cuatro posibles suicidas en una azotea que deciden volver a intentarlo y pactan no suicidarse como mínimo hasta San Valentín. Pero el pacto no es ni mucho menos perfecto, porque lo que hacen los cuatro siempre que se reúnen es empezar a discutirse, pelearse e insultarse. No tienen nada en común y no les sirve de mucho estar juntos pero a la vez quizás les sirve de algo. Sin embargo, no hay redención final ni epifanía final, por no haber no hay ni siquiera final, porque en la vida real no hay finales climáticos. Al terminar el libro los personajes están prácticamente tan deprimidos como al empezar, pero puede que ahora lo lleven mejor, porque quizás han entendido que vivir es ir buscando cosas que te distraigan de los pensamientos de tirarte de una azotea.

No os engañaré: 'En picado' no es ni mucho menos una novela tan redonda como 'Cómo ser buenos'. A veces me da la sensación que en lugar de centrarse en los personajes se pierde en la necesidad que siente de que sucedan cosas y a veces suceden cosas a las que cuesta encontrar la verosimilitud. Sin duda es mejor cuando se centra simplemente en los personajes que no en las cosas externas que les pasan. Entre los cuatro potenciales suicidas hay dos, Martin y Jess, que son autodestructivos y que la cagan constantemente sin que puedan evitarlo; mientras que los otros dos, Maureen y JJ, son apáticos e incapaces de hacer nada para intentar mejorar de alguna forma su vida. Para nada yo querría pasar yo más de cinco minutos con ninguno de los personajes (bueno, quizás a JJ lo toleraría, porque siempre podríamos hablar de libros o música), pero el libro consigue que los personajes vayan más allá del patrón arquetípico según el cual han sido cortados en un principio, consigue que los entiendas en su patetismo, en su histrionismo, en su humanidad, y así acaban siendo reales. Martin es como una parodia del hombre que pasa por la crisis de los cuarenta: se lió con una menor, pasó por la cárcel pero no sin conseguir un divorcio-exprés. Jess es una adolescente malhablada y maleducada que está como una puta cabra y que no tiene nada más que serrín en la cabeza. JJ es un pedante (y autocompasivo) músico cuyo grupo se disolvió y cuya novia le dejó. Y Maureen es la mejor. Maureen es el mejor personaje: es una mujer de 50 años católica que se ha pasado más de media vida cuidando sola de su hijo que es un vegetal. Y es que es el personaje que lo tiene más fácil para resultar unidimensional y tópico, pero resulta que acaba siendo el más tangible, el más bien construido, con el que es más fácil empatizar porque todos conocemos alguna Maureen. Y aunque no sea lo mejor de Nick Hornby, es puro Nick Hornby, con un perfecto equilibrio entre el sentido del humor y la ternura.

viernes, 10 de octubre de 2008

'Raise High the Roof Beam, Carpenters / Seymour: an Introduction' de J.D. Salinger

Siempre he querido ser una Glass. Siempre he querido ser uno de los hermanos Glass de las obras de J.D. Salinger. Es verdad que todos los hermanos Glass son unos niños prodigio egocéntricos, pedantes y repelentes, pero sería inútil negar que en realidad tengo más cosas en común con una familia así que con la mía propia. Si se tiene en cuenta que soy hija única de una familia trabajadora de clase baja para nada intelectual, se puede entender en parte mi fascinación por esta familia de ficción como una variación de la ecuación que establece que todos nos sentimos fascinados por aquello totalmente alejado de nosotros. En mi casa siempre ha habido libros, pero nunca los había leído de forma seria hasta que llegué yo. (Si os fijáis que para mí existe el concepto de "lectora seria" entenderéis por qué me sentiría tan bien entre los pedantes y repelentes hermanos Glass.) A mí me habría encantado tener un hermano mayor que me recomendara lecturas y otro hermano mayor al que pudiera leer en voz alta mis escritos. Cuando crecía siempre eché de menos tener a alguien con quien hablar de los libros que leía. Además, los niños Glass son como yo, niños que han leído demasiado y que, por tanto, viven en un mundo que no es el real. Los niños Glass son niños que, por más que crezcan, nunca se podrán adaptar al mundo. Son unos extraños. Unos bichos raros. Pero siempre les quedará el apartamento de sus padres en Nueva York, siempre les quedará el refugio de tenerse los unos a los otros. Pero, aunque sé que no es verdad, he leído sobre ellos y, por tanto, ya son también parte de mi familia (como lo son todos aquellos personajes de ficción que me han acompañado durante mi vida porque tenían dentro suyo una parte de mí), por tanto, no puedo ser objetiva con ninguna de las obras en las que aparezca alguno de los hermanos Glass.

'Raise High the Roof Beam, Carpenters / Seymour: an Introduction' es el último libro de los publicados por J.D. Salinger, hace más de cuarenta años. Se trata de dos relatos de unas 60 páginas cada uno. 'Raise High the Roof Beam, Carpenters' relata lo que le pasó a Buddy Glass el día de la boda de su hermano Seymour, como se encontró atrapado en un atasco dentro de una limusina con cuatro desconocidos, en plena ola de calor. Y aunque Seymour no aparece ni una sola vez y el narrador y protagonista en teoría es Buddy Glass, es un cuento que en realidad habla de Seymour y, a pesar de que es el hermano Glass por el que siento menos simpatía, con esta historia se ha ganado un poquito de ella, porque lo vemos, aunque sea a su manera, realmente enamorado de la chica con la que se acabó casando, pero también vemos lo desequilibrado y frágil que es y quizás podemos comprender un poco mejor cómo es que acabó suicidándose en el magnífico cuento 'Un día perfecto para el pez plátano'. 'Raise High the Roof Beam, Carpenters' me parece de lo mejor que ha escrito Salinger. Muy parecido en estilo e intención a 'Franny y Zooey' (que aún creo que es su mejor obra, la más redonda y perfecta). Es una anécdota trivial descrita con un estilo exquisito que presta una perfecta atención hasta los más mínimos detalles y gestos. Una historia banal contada con una sutil ironía y una dulce melancolía. Una narración sobre un hecho sin importancia que en realidad nos cuenta muchas cosas sobre como somos todos nosotros.

'Seymour: an Introduction' es más duro de roer, porque a mí me cuesta mucho de digerir la parte de la obra de Salinger que bebe de la filosofía oriental, pero estoy convencida que es un relato que gana con relecturas. Buddy Glass, ahora con cuarenta años, se dispone a redactar un ensayo sobre su hermano Seymour. Pero, aunque se trate de un ensayo sobre Seymour, Buddy acaba hablando de sí mismo (y en último término esto quiere decir que Salinger acaba hablando de sí mismo). Cuando es la hora de citar algunas de las palabras que escribió Seymour, Buddy se decide por las críticas que Seymour le hacía de sus escritos. Buddy, casi 20 años después, aún no ha superado el suicidio de Seymour, aún lo idolatra y no deja de recordar día tras día los momentos que pasaron juntos. Como en el mejor Salinger predominan la melancolía y la ironía. Es algo inevitable en Salinger. El relato es prácticamente una hagiografía de Seymour y esto me cansa, pero por otro lado el estilo digresivo del narrador, que se adentra en los caminos laberínticos de la autoconciencia, me parece un gran logro y me encanta seguir enterándome de nuevas anécdotas sobre los niños Glass, porque las colecciono con devoción.

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Enlaces:

- En español: A parte de 'Un día perfecto para el pez plátano', también está 'Justo antes de la guerra con los esquimales' (que puede que sea mi favorito de los 'Nueve Cuentos' de Salinger). Pero también me encanta 'Para Esmé, con amor y sordidez'.

- En inglés: Prácticamente todo el Salinger publicado está aquí, incluyendo los relatos que sólo fueron publicados en diarios y revistas y no se pueden encontrar en ningún libro, relatos que tendré que empezar a leer. Oh, Internet, te quiero por ponerme al alcance de la mano cosas como ésta que antes de ti hubieran sido imposibles de conseguir.

jueves, 9 de octubre de 2008

I always wanted to be a Tenenbaum...

En el diccionario, en la definición de "adorable" tendría que haber esta canción y este vídeo:



Añoro tanto a los Tenenbaums. He perdido tanto tiempo deseando una segunda parte que nunca existirá.

martes, 7 de octubre de 2008

Esto es lo que me trajo ayer el cartero a mi casa...



'Sixty stories' de Donald Barthelme (1). Hace dos semanas ni siquiera había oído hablar nunca de Donald Barthelme. No voy a negar que me decidí a conocerlo porque David Foster Wallace en una entrevista lo citó como una de sus mayores influencias. Y a día de hoy ya lo quiero. Y sólo me hicieron falta tres cuentos para quererlo (2).

a) 'Some of us had been threatening our friend Colby': La cosa es muy simple. Colby se ha pasado de la raya con sus amigos. Así que estos deciden colgarlo. Colby acepta porque reconoce que se ha pasado de la raya. Pero organizar un ahorcamiento no es tan fácil. Se tienen que tener en cuenta un montón de cosas: la localización, las invitaciones, la música, los refrigerios, el transporte, etc. Al fin y al cabo, Colby es su amigo y quieren que tenga un buen ahorcamiento. Un cuento delicioso. Una parodia divertidísima de las convenciones sociales.

b) 'The Rise of Capitalism': Aquí es donde una empieza a darse cuenta que en los cuentos de Barthelme la trama no importa, porque este cuento no tiene ni pies ni cabeza, y no me importa, porque me parece divertidísimo. Son sólo una serie de viñetas que forman un collage y no tengo ni idea de qué va, pero creo que es una parodia tanto del capitalismo como del anti-capitalismo. Lo que sí sé por seguro es que es genial.

c) 'Me and Miss Mandible': Este cuento es tan bueno que creo que este cuento ya está entre mis favoritos (3). Un hombre de 35 años un buen día, sin ninguna explicación, se encuentra en el pupitre de un niño de 11 años. Él sigue teniendo el cuerpo de un hombre de 35 años (el pupitre se le queda pequeño) pero nadie parece darse cuenta de este detalle. Se ve dividido entre el deseo que le inspira su profe (Miss Mandible) y las atenciones que le presta una compañera de 11 años que para llamar su atención se dedica a darle patadas en la espinilla, cosa que le recuerda terriblemente a la actitud de su mujer en su vida anterior. Es un cuento deliciosamente evocador y muy divertido pero a la vez melancólico y de una riqueza envidiable. Está escrito en forma de diario y básicamente trata de las expectativas que terceros ponen en nosotros, de como nuestro camino ya viene trazado y no sirve de nada intentar desviarse, en último término, de la futilidad y la absurdidad de la vida.



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(1) También me llegó 'Omensetter's Luck' de William H. Gass. La culpa de que lo haya comprado también es de DFW. Muchos lo han citado como predecesor. Es un libro tan chungo de encontrar que tuve que la única copia que encontré fue una de segunda mano. Concretamente ha salido de una biblioteca: tiene los sellos, el número de registro e incluso la identificación en el lomo. Y sólo por esto ya le tengo cariño. No hay nada como un libro con historia. Otra cosa será que lo lea. Porque realmente debe ser chungo de leer. Y, bueno, esto es sólo el principio de la fiebre consumista que me ha llevado a encargar un montón de libros (más o menos) posmodernos que probablemente nunca terminaré. Pero yo soy así.

(2) Doy gracias a Dios porque existe una página tan genial como ésta dedicada a Barthelme. Completísima. Con textos de Barthelme y sobre Barthelme. Ordenadísima. Impecable. Todos los autores deberían tener una página así. Bueno, al menos los que a mí me interesan sí que se lo merecerían.

(3) Algún día voy a hacer un top 10 oficial con mis cuentos favoritos. Algún día.

lunes, 6 de octubre de 2008

'La niña del pelo raro' de David Foster Wallace

4 + 5 + 3 + 4 + 2 + 5 + 4 + 3 + 3 + 3 = 36

36 : 10 = 3,6

Ésta sería la fórmula que explicaría mi valoración de los relatos de 'La niña del pelo raro'. Por supuesto, esto no quiere decir absolutamente nada. Mi ejemplar tiene una etiqueta de la FNAC que me informa que costó 8,45 €uros y tiene la fecha 05/06/03. Por tanto, lo debí leer por primera debe hacer unos cinco años. Desde entonces, aunque no lo parezca, debo haber cambiado mucho. Aunque sólo sea porque ahora 'La niña del pelo raro' me ha gustado mucho más, supongo que porque he pillado muchas más cosas de las que pillé la primera vez. Ahora he podido ver que en el que fue su segundo libro ya hay muchas de las características del típico DFW que yo tanto adoro. Aún así hay todo un trecho entre 'La niña del pelo raro' y el último libro que publicó ('Extinción'), toda una evolución (y ahora es de rigor preguntarse , aunque sea retóricamente, ¿hasta dónde podría haber llegado?), pero en 'La niña del pelo raro' ya hay dos relatos que consiguen provocarme esa sensación que es por la que quiero tanto a David Foster Wallace, ya hay dos relatos que consiguen hacer que me duela el corazón. Y unos cuantos que me parecen magníficos y también despiertan mi envidia.

Hacer una reseña (o algo) de un libro de relatos siempre se me hace chungo, porque lo que me apetecería hacer sería comentar mis relatos favoritos, pero parece que lo que más se estilaría sería intentar buscar cosas en común en todos los relatos. Vamos a ver, ¿qué pueden tener en común los relatos de 'La niña del pelo raro'? 1) El uso de ciertas técnicas o premisas típicas de la literatura posmoderna, básicamente el hecho de que el propio texto es consciente que sólo es un texto de ficción; 2) El uso de personas reales en una historia de ficción, ya sean presentadores de televisión o presidentes de Estados Unidos, o también escritores posmodernos, aunque se les haya cambiado el nombre, porque está claro que el profesor Ambrose es el escritor posmoderno John Barth (o como mínimo una parodia de él); y 3) el uso de un sarcasmo pasivo-agresivo de lo más sutil marca de la casa, dirigido tanto al mundo de la televisión como la política o la literatura, pero también un sentido del humor grotesco y absurdo.

Probablemente mi cuento favorito (tanto esta vez como la anterior) haya sido 'Por suerte, el ejecutivo de cuentas sabía practicar la reanimación cardiopulmonar'. Es una anécdota de sólo 10 páginas pero alta densidad emocional. No ocurre básicamente nada: Son más de las diez de la noche y el ejecutivo de cuentas y el vicepresidente encargado de la producción exterior, que trabajan en oficinas distintas, se dirigen a casa, coinciden y luego al vicepresidente encargado de la producción exterior le da un patatús, pero, por suerte, el ejecutivo de cuentas sabía practicar la reanimación cardiopulmonar. Y ahí se termina todo. Con un final que no es un final. Con un final típico de DFW. Lo que me gusta del cuento es lo que tanto me gusta de David Foster Wallace: su atención obsesivo-compulsiva por el más mínimo detalle, su exasperante descripción y análisis de los más mínimos gestos y procesos de pensamiento. Esta descripción agotadora (agotadora en el sentido que agota todo lo que se puede describir) hace que el cuento transmita perfectamente cierto estado de ánimo. En mi caso, cuando lo termino de leer, siento que todo es futil, que no podemos ayudarnos los unos a los otros, que no podemos entendernos, y me duele el corazón.

Mi otro cuento favorito es 'Aquí y allí'. Curiosamente de este no me acordaba absolutamente de nada. Lo había borrado completamente de la memoria. Quizás ni siquiera lo había borrado, quizás había dejado tan poca huella en mí que ni siquiera necesitaba olvidarlo. Probablemente no estaba preparada. La historia parece la típica de pareja-que-rompe y tenemos la versión de los dos, que evidentemente no coincide, pero rápidamente te das cuenta que él es un capullo y te dices que es perfectamente normal que la chica le diera la patada. Pero llega el giro final y te compadeces del presunto capullo. Y esto es lo que tanto me gusta de DFW: que es capaz de hacer que sienta empatía por alguien que en condiciones normales detestaría. Y lo consigue haciéndome ver que en el fondo tenemos miedo de lo mismo. Además, me he dado cuenta que el tema del cuento no es pareja-que-rompe (con el clásico subtema de incomunicación y blablabla) sino vida-intelectual-con-sus-análisis-teóricos-y-abstractos-como-refugio versus vida-real-con-sus-riesgo-y-su-dolor, y como las dos mundos se excluyen y como muchos no podemos optar ni por uno ni por otro. Supongo que por la época en que lo leí aún no lo había asimilado con la profundidad que lo he asimilado ahora.

Tres de los cuentos que recordaba con más claridad eran los tres cuentos que más reflejan la cultura popular de nuestra época, a saber, los dos de la tele y el del presidente Lyndon B.Johnson (el presidente más feo de la historia según Jerry Seinfeld). Probablemente sean los más accesibles. 'Mi aparición' es sobre la aparición de una actriz de televisión de segunda fila en el programa de David Letterman. El marido de la actriz está acojonado porque tiene miedo que Letterman con su sarcasmo hiriente la deje en ridículo delante de todo el país y no para de aleccionarla para que sepa esquivar los dardos de Letterman. Si yo fuera David Letterman me habría cabreado un montón. Tiene una mala leche impresionante. Es un análisis sobre lo corrosiva (y perjudicial) que puede llegar a ser la ironía, porque nos puede llegar a pasar como la actriz del cuento, que cuando hablemos en serio crean que estamos hablando de coña, porque en un mundo donde la ironía es la reina del cotarro no hay lugar para la sinceridad y la verdad, porque nos mofaremos de los que son sinceros y veraces. Es un cuento genial porque con un estilo pasivo-agresivo critica a alguien que también se refugia en un estilo pasivo-agresivo. Y estoy segura de que el cuento está al tanto de esta paradoja.

Del mismo modo que hay novelas totales, yo defiendo que también hay cuentos totales. Para mí, un cuento total es aquel cuento que, normalmente bajo un reparto coral, consigue reflejar todo un mundo, una sociedad o una época. Ejemplos de cuentos totales serían 'Las joyas de los Cabot' de John Cheever y 'En el molino' de Jose María Eça de Queirós. Y también 'Animalitos inexpresivos' de DFW. Trata de una chica de 20 años, a la que su madre abandonó en un poste al lado de una carretera con su hermano autista. La chica de 20 años ahora se ha convertido en la concursante más lóngeva de Jeopardy! y ahora sale con la chica que redacta las preguntas del programa. Y posiblemente esto sea lo más parecido a una historia de amor que ha escrito DFW. Y es preciosa. Y muy triste. Pero el cuento también se centra en todos los personajes que intervienen en el concurso y funciona de una manera perfecta y describe todo un mundo que es el nuestro.

'Lyndon' es un relato sobre el presidente Lyndon B. Johnson (LBJ) narrado por un ayudante homosexual que lo idolatra y que empezó trabajando con él como repartidor del correo. Recordaba el cuento perfectamente porque el LBJ de DFW es tronchante, chaval. Es un cuento que probablemente no existiría sino antes no hubiera existido 'Robert Kennedy saved from drowning' de Donald Barthelme (acabo de descubrir a Barthelme pero ya lo quiero, más detalles pronto). El narrador conoce a LBJ cuando está en la cumbre de su fuerza y después del ascenso narrará la caída, que en este caso básicamente se traduce en decadencia física, una decadencia física que va de pareja con la del narrador, que probablemente se esté muriendo de SIDA. Me encanta que la decadencia de LBJ empieze justo cuando sucede el asesinato de Kennedy, es decir, justo antes de ser nombrado presidente. Es también un cuento sobre ideales y lealtad. Y en último término es un ejercicio de equilibrismo sobre los límites de la realidad y la ficción. Es impecable.

Tengo una relación de amor/odio con 'Hacia el oeste, el avance del imperio continúa'. Es un cuento chungo. Aunque más que un cuento es una novella, porque tiene casi 200 páginas. Es realmente chungo. Lo analizo y lo analizo y noto que se me están escapando muchas cosas. Me gusta la trama, pero las digresiones posmodernas me cansan: me gusta la idea que hay detrás de ellas pero me cansa la forma insistente en la que están plasmadas. Creo que es un cuento que refleja la relación de amor/odio y dependencia/repulsión que sentía DFW respecto la literatura posmoderna. Es un texto que se queja sobre los tics de la literatura posmoderna pero para quejarse de los tics de la literatura posmoderna tiene que emplear estos mismos tics de la literatura posmoderna. Por ejemplo, se queja de las digresiones metaliterarias de la literatura posmoderna pero para hacerlo tiene que emplear digresiones metaliterarias. Es esquizofrénico. Y aún no sé si me encanta o lo odio. Es un cuento que empieza, con un narrador en primera persona del plural, en una clase de escritura creativa. Dos de los niños de la clase luego se van a la Reunión De Todos Los Que Han Aparecido Alguna Vez En Un Anuncio de McDonald's, junto con otro chico que sigue queriendo ser actor de anuncios a pesar de que tiene la cara llena de quistes por culpa de un desafortunado accidente. Pero hay problemas porque pierden el vuelo que les tocaba y luego el tipo que ha diseñado los anuncios de MacDonalds los recoge en el coche montado a piezas de su hijo, que es un músico minimalista pero que ahora está trabajando haciendo de payaso Ronald McDonald. También recogen una azafata atractiva que resulta ser la hija del profesor de la clase de escritura creativa. Un lío, vamos.

Tengo la teoría que los seis que van en ese coche reflejan seis características diferentes de la literatura de DFW. Por ejemplo, la azafata se queja de que siempre ha sido un objeto, nunca un sujeto. Y bueno, los personajes femeninos como sujetos femeninos no son el fuerte de DFW (Joelle Van Dyne de 'La broma infinita' es el caso más flagrante). El chico que quiere ser actor a pesar de estar desfigurado debe ser la vanidad de DFW y su deseo de gustar. La chica de la clase de escritura creativa se hace llamar posmoderna y todo el mundo la odia está claro que es la herencia posmoderna de DFW. El publicista es la herencia de la cultura popular. El Ronald McDonald minimalista puede ser sus florituras formalistas. Luego también está el otro chico de la clase de escritura creativa que quiere escribir algo que te rompa el corazón pero que no escribe nada; y ésta es la parte de DFW que yo más quiero. Y por si esto no fuera lo suficientemente desconcertante, luego este personaje, que es nada más ni nada menos que el alter ego de DFW, resulta que escribe un relato en el protagonista (y alter ego del personaje de DFW) se llama Dave y pasa por un montón de mierda, cárcel y violaciones incluídas. Y yo me digo: "¡Joder, Dave, eran necesarias tantas muñecas rusas para decirnos que te odias a ti mismo!" Es esquizofrénico. Pero lo que me gusta más del relato es que los tres chicos jóvenes que van en el coche tienen las mismas dudas y los mismos miedos pero son incapaces de ver que pueden existir otras personas que estén pasando por lo mismo. Solipsismo al cubo, esto me encanta.


Relatos de 'La niña del pelo raro' que se pueden encontrar en Internet (e inglés):

- 'Todo es verde', relato muy breve sobre los problemas de (in)comunicación entre una pareja, bastante a lo Raymond Carver.
- 'Mi aparición', sobre la aparición de una actriz de televisión de segunda fila en el programa de David Letterman, con esa mala leche pasivo-agresiva tan típica de DFW.

viernes, 3 de octubre de 2008

'De ratones y hombres' de John Steinbeck

Leído para celebrar la Banned Books Week. George y Lennie son dos hombres que, durante la Gran Depresión, viajan juntos y trabajan como jornaleros allá donde tienen la oportunidad. Los dos están juntos para huir de la soledad. George es bajito, cínico y espavilado. Lennie es grandote, fuerte y retrasado. Nada es fácil. A veces George no soporta el peso de la responsabilidad y piensa que quizás debería dejar tirado a Lennie y seguir solo con su vida. Probablemente, aunque lo quiera, el sentimiento de culpa también entra en la ecuación que hace que George cuide constantemente de Lennie.

George y Lennie tienen un sueño imposible: comprar un trozo de terreno y poder montar una granja, para ser sus propios amos y no depender de nadie. Pero, como todos los sueños, es imposible. Es una obra muy pero que muy triste. Terriblemente pesimista. Se lee con un nudo en la garganta. Y como últimamente estoy muy blanda, cuando llegó el final trágico, lloré. Y eso que ya sabía como terminaría porque hace muchísimos años vi una adaptación cinematográfica con John Malkovich y Gary Sinise.

Es una novela minimalista y senzilla a la que no le falta nada ni le sobra nada. Para mí el tema principal de la obra es la soledad. Todos los personajes están solos. Para algunos la soledad es una carga, pero hay otros que están tan anestesiados que son incapaces de sentir nada. Me encanta la última frase de la obra: "¿Pero qué les pasa ahora a estos dos?" dice uno de los personajes incapaces de entender el sufrimiento de los otros. La mujer del hijo del jefe está sola por eso va flirteando por ahí. El viejo manco está terriblemente solo y su única compañía es un perro viejo y enfermo. Y el jornalero negro al que marginan solo en una habitación también anhela la compañía de otras personas pero es demasiado orgulloso para reconocerlo. Es todo terriblemente triste. Y me encanta.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Escritores vivos

Supongo que ahora Nick Hornby es mi escritor vivo favorito. No tiene nada que ver con David Foster Wallace. Algunos podrán decir que son totalmente opuestos, que Nick Hornby es un escritor comercial, facilón, superficial e intrascendente, y que David Foster Wallace es un escritor elitista, pedante, agotador y frío. Las críticas a mí me parecerán reduccionistas, pero quizás esconderán algo de verdad porque entre el estilo directo, coloquial y fresco de NH, y el estilo exhaustivo y exhaustivamente planificado de DFW hay casi un abismo. O quizás no tanto. Algún parecido tiene que haber para que me gusten los dos. Más allá de que los dos sean fans de la cultura popular. Más allá de que Hornby escriba en un estilo parecido a como la gente habla y que DFW tenga una declarada tendencia a introducir una cantidad notable de giros del habla coloquial en un estilo generalmente elevado. Tiene que haber algún parecido más allá de todo esto.

De sobras es conocido que desconfío de las capacidades de los escritores vivos. La experiencia me ha hecho ser así. Me da la sensación que la literatura que se publica actualmente o bien es: a) una literatura que se hace llamar a sí misma posmoderna, preocupada únicamente por el aspecto formal y que constantemente está gritando "¡Mira, sin manos!" (expresión que precisamente tomo prestada de Wallace), o bien se trata de b) una literatura únicamente preocupada en la trama y que se olvida de los personajes, porque ¿qué importa que los personajes sean marionetas si tenemos una historia exótica y si parece que está muy documentada mejor que mejor? De sobras es conocido que yo leo para emocionarme, pero no puedo hacerlo con ninguna obra que entre en una de las dos categorías anteriores. Pero Nick Hornby y David Foster Wallace, por caminos muy distintos, consiguen emocionarme.

Otro de los principales problemas de hoy en día es la ironía. Un poco de ironía siempre está bien. Por Dios, si tengo listada "ironía" como uno de mis intereses. Lo que me molesta es que existan obras que sólo pretendan ser un pozo sin fondo de sarcasmo. Lo que me molesta es que existan novelas que sólo pretendan hacerte reír. Reír siempre está bien. Por Dios, si tengo listado "reír" como uno de mis intereses. Pero las obras que sólo pretenden ser divertidas me dejan totalmente vacía. No hay mecanismo de defensa más efectivo que el sentido del humor. No hay nada más distanciador que la ironía. No hay nada menos sincero que hacer ver que somos tíos que estamos de vuelta de todo, que somos unos cínicos redomados. Sinceridad y cinismo son dos términos incompatibles. Y sinceridad es una condición indispensable para conseguir la empatía. Si noto que alguien no está siendo sincero conmigo, nunca podré empatizar con lo que me está contando. Demasiadas veces una obra sólo pretende hacernos reír a costa de burlarse de unos personajes que acaban convertidos en excéntricos unidimensionales. Y así es imposible empatizar con ellos. Sentir algo real. NH y DFW usan la ironía, pero su ironía no impide que sientan empatía por sus personajes y nos la transmitan a nosotros, los lectores. Para ellos ironía no es nunca distanciamiento ni una forma de alejarse de la sinceridad.

No parece muy difícil de conseguir, lo único que pido en una obra es sinceridad y empatía. Pero debe ser más difícil de lo que parece, cuando tan pocos escritores de hoy en día lo han pillado. O es que quizás la sinceridad y la empatía no llaman la atención. En cambio, el formalismo posmoderno y el humor políticamente incorrecto o extravagante sí que llaman la atención. Y no me hagáis hablar de los escritores que sólo aspiran a ser polémicos por el placer de ser polémicos. Sin que exista nada detrás. No me hagáis empezar a hablar de ellos porque no terminaría nunca. La cuestión no es no ser posmoderno. La cuestión no es no ser divertido. La cuestión es ser algo más que posmoderno y/o divertido. Ir más allá. ¿Y dónde está este más allá al que parece que quieren ir Hornby y Wallace? Pues al centro de los personajes, sus miedos y su tristeza. Su humanidad. Desde aquí os oigo resoplar. Desde aquí oigo que exclamáis: "¿Humanidad? ¡Dios Santo! !Esto es tan tópico y obvio!" Pues, una vez más, no debe ser tan obvio si tan pocos escritores de hoy en día lo han pillado. Y que sea tópico no quiere decir que sea menos verdad.

Muchos escritores parecen querer que exclames: "¡Qué divertido!". Otros: "¡Qué original!". Otros: "¡Qué fuerte!" Y los que más: "¡Cómo engancha y qué rápido que se lee!" ¿Pero cuántos se detienen a cosntruir y analizar la humanidad de sus personajes? ¿Cuántos da la sensación que quieren agarrarte el corazón y estrujártelo? David Foster Wallace lo consigue. Ningún otro escritor lo consigue como DFW. Pero, a su manera, Nick Hornby también puede hacerlo. Nick Hornby puede ser irónico, pero nunca deja de preocuparse por sus personajes. Resulta divertido, pero nunca deja de tener un fondo de melancolía. Nos hace reír, pero nunca deja de emocionarnos, porque sus personajes siempre son de carne y hueso. Tanto él como DFW construyen unos personajes que son reales, que siento que son como yo, con los mismos miedos y la misma tristeza que yo. Y esto hace que suene el click de la empatía. Siento con ellos. Y es reconfortante. Nick y David son dos escritores sinceros y auténticos. Y como son sinceros y auténticos, en un mundo en que sólo se valora la ironía y el cinismo, son valientes. Buscan la verdad. Me entienden. Me reconfortan. Me hacen querer ser mejor persona. ¿Y alguien tiene la dirección de Nick Hornby? No quiero cometer dos veces el mismo error, quiero escribirle y darle las gracias. David y Nick me provocan las mismas sensaciones. Por caminos muy distintos llegan al mismo lugar. Me hacen sentir: me hacen sentir viva y me hacen sentir menos sola.



[Estoy bastante segura que Nick Hornby no debe haber leído David Foster Wallace. Aunque es probable que Zadie Smith (que es fan reconocida de DFW y conocida de NH) le haya dejado algún libro, David Foster Wallace no es el tipo de escritor que lee Nick Hornby. Del mismo modo, estoy bastante segura que DFW debió haber leído como mínimo algo de Hornby, aunque sólo sea porque parecía que DFW había leído todo lo que se había publicado jamás. De todos modos, Hornby no es el tipo de escritor que apasiona a David Foster Wallace. Al fin y al cabo se queda muy lejos de ser un Thomas Harris o un William Gaddis, dos escritores que sí que eran capaces de apasionar DFW.]

miércoles, 24 de septiembre de 2008

'Novela de ajedrez' y 'Cuento de invierno'

'Novela de ajedrez' de Stefan Zweig

Tiendo a desconfiar de las obras que gustan a todo el mundo. Siempre me va a atraer más una obra que a unos les apasiona con locura y otros aborrecen con un odio ciego, que no una obra que gusta con locura a todo el mundo. Es un hecho establecido que 'Novela de ajedrez' es una novelita que gusta a todo el mundo. Sin embargo, yo me acerqué con las mejores intenciones, lo juro, pero por más que lo intento, no veo qué tiene de especial esta obra. Está bien, entretenida, bien hecha y con algunos puntos interesantes, pero no le veo nada más. Ciertamente se lee bien. Si no fuera por el final, para mí entraría directamente en la categoría de obras de dos estrellas, las que yo llamo "ni fu ni fa". Pero el giro final me gustó mucho, todo el rollo de que todos tenemos nuestras regiones oscuras a las que en cualquier momento podemos descender. El giro final es realmente memorable. Y es por este giro final que acabo concediendo a la novelita las tres estrellitas, unas tres estrellas que para mí siempre significan un neutro "está bien". Y es que si tuviera que definir esta novelita con un adjetivo, sin duda optaría por "neutra". En ningún momento consigue agarrarme. En todo momento la he leído desde la distancia. Entiendo que la estructura es perfecta y que no sobra ni falta nada, pero yo necesito algo más que una "pieza bien hecha", necesito algo que me llegue. En un barco, que hace el trayecto de Nueva York a Buenos Aires, se enfrentan en una partida de ajedrez un campeón de ajedrez, un ser huraño, arrogante y egoísta, y un hombre que fue capturado por los nazis y que es el prototipo de humanista con inquietudes intelectuales. Por supuesto la partida es una metáfora de muchas otras cosas, en último término de la lucha entre el bien y el mal. Es tanto una reivindicación de la dignidad humana como un lamento pesimista sobre lo fácilmente que se puede romper esta dignidad. Está bien, pero aún así, cuando se termina me pregunto ¿me ha hecho sentir menos sola? En realidad no.

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'Cuento de invierno' de William Shakespeare

A veces me da la sensación que con Shakespeare soy muy dura. Que una obra que en otros autores consideraría buena, si viene firmada por el tío Bill seguramente la consideraré regular (leed decepcionante), porque una parte de mí quiere que todas las obras de Shakespeare sean tan grandes como sus tragedias más grandes. Sin embargo, hay otra parte de mí que sabe que esto no es posible e intenta apreciar cada obra de Shakespeare por lo que es, por lo que pretende ser, sin ponerla en contraposición con sus otras obras. Aún así, no hay manera que pueda dar al 'Cuento de invierno' un adjetivo más halagador que pasable. 'Cuento de invierno' es una de las últimas obras de Shakespeare, es la obra en la que sale un oso, y no es ni tragedia ni comedia. Yo diría que tiene una primera parte de tragedia y una segunda parte de comedia. Evidentemente a mí me gusta más la primera, donde el rey de Sicilia se convence que su mujer le está poniendo los cuernos, se le va la olla y se convierte en un tirano, sólo para arrepentirse después. Hay una hija que se pierde y se da por muerta pero consigue una identidad falsa y no es nada difícil adivinar cómo va a terminar todo desde el principio. En la segunda parte se arregla todo el barullo y todos acabas felices y comiendo perdices. Hay unas cuantas cosas buenas. Me gusta el aire fatídico de la primera parte, como el rey está tan ofuscado por los celos que él mismo se ha creado que no atiende a razones. Me gusta que en la primera parte sean sólo las mujeres las que los tienen bien puestos. La dignidad y la resignación valiente de la reina, que tiene que afrontar un juicio amañado, me recuerda a la Catalina de Aragón de 'Enrique VIII', uno de los mejores personajes femeninos shakesperianos. Pero también me encanta el personaje de Paulina que es la única que se atreve a enfrentarse al rey para intentar hacerlo entrar en razón. Me gusta que haya una elipsis de 16 años, que sea como el purgatorio de soledad y arrepentimiento que tiene que pasar el rey para volver a ser feliz. No me gustan los enamorados jóvenes de la segunda parte que se tienen que enfrentar a la oposición del padre de él. Son ñoños. No me gusta el final feliz forzado. Es ñoño. Entiendo que la única intención de Shakespeare era hacer una obra entretenida y para pasar el rato. Pero del mismo modo que con otros autores para mí no es suficiente que me entretengan y me hagan pasar el rato, con el tío Bill tampoco.

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viernes, 19 de septiembre de 2008

En palabras de Kate Gompert

Creo que probablemente hay diferentes tipos de suicidas. Yo no soy de las que se odian. No soy del tipo que dicen "Soy una mierda y el mundo estaría mejor sin mi presencia" pero al mismo tiempo se imaginan lo que dirá todo el mundo en su funeral. He conocido gente así en los psiquiátricos. Gente que dice "Pobre de mí, me detesto, castigadme, pero no dejéis de aistir a mi funeral". Luego te muestran una foto en color de su gato muerto. No es más que puta autocompasión. Una pura mierda. Yo no tenía ninguna inquina especial. No fracasé en ningún examen ni me abandonó nadie. Toda esa gente se hace daño.

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Yo no pretendía hacerme un daño especial. Ni sufrir un castigo. Yo no me odio. Solo quise hacerlo. No quería jugar más, eso es todo.

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Quería dejar de estar consciente. Soy de un tipo totalmente distinto. Quería dejar de sentir así. De haber podido caer en un coma realmente prolongado, lo habría hecho. O haberme producido un shock a mí misma. Lo habría hecho.

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Lo último que quería hacer era hacerme daño. Simplemente no quería sentirme más de este modo... No creía que esta sensación fuera a desaparecer en el futuro. No lo creo. Todavía no lo creo. Prefiero no sentir nada.

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La sensación es por lo que quiero hacerlo. La sensación es la razón por la que quiero morir. Estoy aquí porque quiero morir. Por eso estoy en una habitación sin ventanas y con bombillas de seguridad y sin llave en el lavabo. Por eso se llevaron mi cinturón y los cordones de mis zapatillas. Pero noto que no se llevan las sensaciones, ¿o sí?

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Cuando la gente dice esa palabra [depresión], me enfurezco porque siempre pienso que depresión suena como si una se pusiera muy triste y melancólica y se quedara sentada en silencio al lado de la ventana suspirando o se echara en la cama. Un estado en el que a una no le importa nada. Una especie de estado triste y en paz.

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Pues bien, esto no es un estado. Se trata de una sensación, de algo que siento. Lo siento en todo el cuerpo. En los brazos y en las piernas.

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En todas partes. La cabeza, la garganta, el culo. El estómago. Está en todas partes. No sé cómo llamarlo. Es como si no lograra encontrar nada fuera de esa sensación, así que no sé cómo llamarla. Es más horror que tristeza. Es más como horror. Es como si algo horrible estuviera a punto de suceder, lo más horrible que una se pueda imaginar, no, peor de lo que una pueda imaginarse porque está también la sensación de que tienes que hacer algo ya mismo para detenerlo, pero no sabes loque se debe hacer y entonces sucede también, todo el tiempo, está a punto de suceder y al mismo tiempo sucede.

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Todo se vuelve horrible. Todo lo que ves es feo. La palabra apropiada es "espeluznante". El doctor Garton dijo "espeluznante" en una ocasión. Esa es la palabra exacta. Y todo suena áspero, espinoso y áspero como si cada sonido que una escuchara de repente tuviera dientes. Y el olor: ya huelo mal incluso cuando acabo de salir de la ducha. ¿Para qué voy a bañarme si cuando acabo de hacerlo huelo como si necesitara otra ducha?

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Tengo más miedo de esa sensación que de cualquier otra cosa. Más que del dolor, o de que mi madre se muera o de la contaminación ambiental. Más que nada.

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Pero imagínese usted si se siente así en todas partes, que cada célula y cada átomo o neurona o lo que sea que tiene dentro sintiera tantas náuseas que quisiera vomitar pero no puede, y usted se siente así todo el tiempo, y usted está seguro, no tiene la menor duda de que esa sensación no se irá jamás y que se va a pasar el resto de su vida natural conviviendo con ella.

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'La broma infinita' de David Foster Wallace (páginas 87-90)