Era un hombre harto.
Se hartó de comer. De beber. De fumar. Se hartó de reír. De llorar. De sentir. De amar.
Su hartura no tenía fin. Visitó a numerosos curanderos que no daban con lo que tenía. No sabían el porqué de tanta hartura.
Hasta que el último que visitó le dijo todo lo que necesitaba saber en un principio:
"Su hartura, señor, tiene un origen. Comenzó en el momento en que la gente quiso que usted fuera de la manera que ellos quisieron. Ahí se hartó y ya no pudo parar"
Harto de todo, desapareció por una esquina. Desde entonces nadie sabe nada de él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario