Anoche estuve en el concierto de este chico al que la prensa internacional tilda de sucesor de Sam Cooke con tan sólo 24 añitos. Llevaba unas expectativas muy grandes porque después de empaparme su último disco, "Come on and get it" apreciaba un cambio de estilo hacia un soul más acorde con mis gustos. La actuación demostró que no, que el estilo del single que da nombre al disco no es la trayectoria que persigue, más bien coquetea con el rock y a veces hasta con el country.
Pero esto es cuestión de gustos. El espectáculo, bastante correcto, adoleció de emoción. Eli no conectaba con el alma de los asistentes. Le faltaba complicidad con sus compañeros y le sobraba acartonamiento. Cierto que lo dio todo, cierto que su voz es un portento. Pero yo creo que aún le faltan unos cuantos añitos para que su puesta en escena parezca espontánea y se quite esa barrera que le impide fundirse con el público.
La calidad del sonido fue bastante mejorable. Posiblemente esto desmotivara a los músicos también. No es presentable que en un festival como el Territorios de Sevilla tengamos que sufrir una sonorización tan pésima. Micros sin encender, volúmenes mal regulados e improvisaciones.
En resumen, Eli, buen músico, pero no es la esperanza blanca del soul, al menos por ahora. Quizás en un lustro cuando no parezca un niño bueno al que le espera su mami a la salida.
Buen fin de semana.
