jueves
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"Mire usted, señorita, que solamente tiene para una vida", le suplicó el vendedor.
Ella se compró una vida a juego con sus zapatos.
Era una vida cómoda y elegante, como sus zapatos.
Era una vida de un color bonito, como sus zapatos.
Era una vida brillante, como sus zapatos.
Era una vida que no tenía nadie, como sus zapatos.
Pero como todo en la vida, el tiempo pasa.
Su vida empezó a dolerle, como sus zapatos.
Su vida empezó a decolorarse, como sus zapatos.
Su vida empezó a romperse, como sus zapatos.
Y como todo en la vida, llega el fin.
Ya no le servía la vida, como sus zapatos.
Tuvieron que enterrarla con ellos puestos, últimas voluntades de una ilusa dama.
(Foto Agata)
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