Todo está ya en su punto, y el
ser persona en el mayor.
Más se requiere hoy para un sabio que antiguamente para siete; y más es
menester para tratar con un solo hombre en estos tiempos que con todo un
pueblo en los pasados.
Genio e ingenio.
Los dos ejes del lucimiento de prendas: el uno sin el otro, felicidad a
medias. No basta lo entendido, deséase lo genial. Infelicidad de necio: errar
la vocación en el estado, empleo, región, familiaridad.
Hombre en su punto.
No se nace hecho: vase de cada día perfeccionando en la persona, en el empleo,
hasta llegar al punto del consumado ser, al complemento de prendas, de
eminencias. Conocerse ha en lo realzado del gusto, purificado del ingenio, en
lo maduro del juicio, en lo defecado de la voluntad. Algunos nunca llegan a
ser cabales, fáltales siempre un algo; tardan otros en hacerse. El varón
consumado, sabio en dichos, cuerdo en hechos, es admitido y aun deseado del
singular comercio de los discretos.
Fortuna y Fama.
Lo que tiene de inconstante la una, tiene de firme la otra. La primera para
vivir, la segunda para después; aquella contra la envidia, esta contra el
olvido. La fortuna se desea y tal vez se ayuda, la fama se diligencia; deseo
de reputación nace de la virtud. Fue, y es hermana de gigantes la fama; anda
siempre por extremos, o monstruos, o prodigios, de abominación, de aplauso.
Tratar con quien se pueda
aprender. Sea el amigable trato escuela de
erudición, y la conversación enseñanza culta; un hacer de los amigos maestros,
penetrando el útil del aprender con el gusto del conversar. Altérnase la
fruición con los entendidos, logrando lo que se dice en el aplauso con que se
recibe, y lo que se oye en el amaestramiento. Ordinariamente nos lleva a otro
la propia conveniencia, aquí realzada. Frecuenta el atento las casas de
aquellos héroes cortesanos, que son más teatros de la heroicidad que palacios
de la vanidad. Hay señores acreditados de discretos que, a más de ser ellos
oráculos de toda grandeza con su ejemplo y en su trato, el cortejo de los que
los asisten es una cortesana academia de toda buena y galante discreción.
Saber con recta intención.
Asegura fecundidad de aciertos. Monstruosa violencia fue siempre un buen
entendimiento casado con una mala voluntad. La intención malévola es un veneno
de las perfecciones y, ayudada del saber, malea con mayor sutileza: (infeliz
eminencia la que se emplea en la ruindad! Ciencia sin seso, locura doble.
De "Oráculo manual y arte de prudencia (1647).