Si no cómo puede ser que en los últimos meses se hayan empezado a emitir en las teles unos programas en los que la gente enseña sus casas. Normalmente suelen ser parejas de profesionales liberales, con niveles culturales altos y aparentemente responsables y buenos ciudadanos. Muy progres y muy modernos. Predominan los arquitectos que cómo no, enseñan el proyecto de su vida: su casa.
Lo que ocurre es que casi todas las casas son iguales, con lámina de agua sin borde, con mucho espacio vacío y acristalamiento y con mucho blanco por todos lados. Vista una, vistas todas.
Para mí, esto es una versión modernizada del señorito andaluz, que hacía ostentación de sus bienes, pero al menos estos lo hacían discretamente y sólo entre sus iguales. Ahora no, si se puede causar envidia, mejor en la tele y así mi vecino se pondrá verde al verme.
El problema es que esta gente pierde la perspectiva e incluso el pudor. No les importa enseñar sus bragas y gallumbos e incluso las fotos de sus hijos pequeños con tal de fardar de casa.
Otra cosa que me repatea sobremanera es que ahora las casas no las enseñan las señoras, sino que los caballeros se han hecho expertos en decoración (colonial, fen shui o lo que haga falta) y no dejan ni hablar a sus parejas, demostrando así que el machismo tiene muchas formas de actualizarse.
Desde luego, la crisis está entre nosotros, pero la crisis de imbecilidad.