Había una vez una mujer muy especial o eso creía.
Tenía muchas personalidades. Tantas que llegó un momento en que no se llegó a reconocer.
Creyó que era domadora de elefantes y tenía a un grupo de señoras delante.
Creyó que era una magnífica pastelera e hizo un dulce con una regadera.
Creyó que era bailarina y se había tomado una aspirina.
Sin saber que era alérgica, qué maléfica.
La mujer de varias personalidades se quedó ingresada, no sabía si era de verdad o una payasada.
Hoy le han dado el alta ¿alguien de ella no quedó jarta? Porque nadie va a buscarla.
Qué manera más cruel de no amarla...