martes

La tontería tiene un límite

Cuando tenía veinte años y estaba en la Universidad, jamás pensé que llegaría a leer y oir tamaña sarta de sandeces y chorradas provenientes de la clase política. Conste que he vivido escándalos muy difíciles de asimilar como los de Roldán, Filesa, Rumasa, Paesa, estafas como la de Banesto, Fórum filatélico etc.
Pero uno tiene la sensación de que lo que vivimos en estos tiempos no tiene parangón con nada. A saber, un señor acusa al presidente del gobierno de ser un mangante y ese señor se va tan tranquilo al día siguiente a esquiar. Mientras, el presidente duda de si le denunciará o no. El partido en el que trabajaba ¿o trabaja? este caballero, paga la imdemnización por despido en cómodos plazos y mientras, cotiza por él a la seguridad social.
Para no dejar el asunto de esta guisa y hacerlo aún más estrambótico, se mezclan explicaciones de altos responsables políticos que más bien parecen productos propios del consumo de sustancias ilegales.
Yo no sé cuánto más seremos capaces de asimilar, pero tal cúmulo de hedores y toxicidad junta no creí que fuéramos a padecer jamás.
Les dejo con algo bonito para calmar el espíritu.