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jueves, 8 de septiembre de 2016

David Bowie - Station to Station (1976)


En el año 1976, David Bowie, ya por esa época conocido como el Duque Blanco (esto proviene de un film que grababa en aquellos días titulado The Man who fell to Earth), edita Station to Station, la continuación de Young Americans, donde había girado al soul de Philadelphia y abandonado el glam-rock. Y aquí seguirá con ese sonido soul, pero lo mezclará también con el jazz, la música disco, el funk, incluso el art-rock. Formas musicales atractivas, variantes melódicas y rítmicas, y siempre regenerándose a si mismo, y sin para de crear algo nuevo.
Es curioso, porque en esta época Bowie en lo personal atraviesa un caos tremendo, una etapa muy crítica a todos los niveles, ya que sus adicciones lo estaban destruyendo y se produjeron episodios realmente preocupantes que hicieron temer por su salud, no comía casi, y se mantenía a base de drogas, de ahí su extrema delgadez.
Este álbum y su posterior gira, tenían un aire intencionadamente oscuro y deudor de cineastas como Fritz Lang y en general, todo el cine expresionista alemán, algo que culminaría en el disco Low, ya viviendo en Berlín, de manera clara. Por si fuera poco, también su voz revelará una gran riqueza de registros, sabiendo adoptar tonos graves, aires crooner, a la par que estridentes interpretaciones donde dramatizaba. El estado de locura casi permanente durante las sesiones de grabación a causa de la cocaína que David y bastantes miembros de la banda consumían, hizo que casi no se acordaran posteriormente de lo que grabaron. Así Bowie canta, toca guitarra, saxos, sintetizadores y mellotrón, Carlos Alomar y Earl Slick guitarras, Roy Bittan el piano, Dennis Davis la batería y George Murray el bajo, mientras las segundas voces son de Warren Peace. Pero la influencia de este disco en posteriores álbumes de new wave y post-punk es... diría que sideral.


Empieza el disco con Station to station, unos diez minutos de tema, cuya letra tiene referencias veladas a la cocaína, religiones hinduistas, al maestro ocultista Alistair Crowley, etc., pero musicalmente es fascinante, comenzando con sonidos electrónicos, al que sigue un piano rítmico, y las guitarras y resto de instrumentos de manera cadenciosa, pero el cambio de ritmo hacia la mitad del tema es algo maravilloso, donde gira a una parte con elementos progresivos que a su vez se mezcla con la música disco. Golden Years es un tema que Bowie había escrito para Elvis Presley, y éste la rechazó, canción de soul y funk deudora de Young Americans, aunque algo repetitiva para mi gusto. Word on a wing, tiene una letra que habla de un líder al que se acaba entregando sin remisión, sin especificar cual, pero es un medio tiempo tremendo, donde piano, las guitarras y los coros hacen de él un gran tema. 
TVC15 quizás es la más diferente del álbum, alegre, alocada, y con mucho ritmo, que partía de un sueño de su amigo Iggy Pop, en el cual su novia era engullida por un televisor, algo que inspiró al Duque, sobre todo ese concepto de que el televisor secuestre a los televidentes. Musicalmente un rock and roll muy rico y adaptado a los tiempos, glorioso. Stay me parece una burrada de canción, con ese riff de guitarra inicial, y la batería que se preparan para arrancar hacia un ritmo de disco-funk, pero que se acerca al krautorock, y con un estribillo fabuloso mientras el Duque describe en la letra su aburrimiento, soledad y melancolía, temazo.
Acaba el álbum de manera maravillosa, como no, con una versión de una canción de 1957 escrita por Dimitri Tiomkin y Ned Washington, Wild is the wind, para la banda sonora de la película del mismo título, donde la interpretación de Bowie es de caerse de espaldas, su manera de cantar es absolutamente cósmica.


Station to Station no es el mejor disco de David Bowie, pero sin duda se me antoja crucial en el puente que se cierne entre la etapa glam-rock y la trilogía berlinesa, y por tanto fundamental para entender su evolución.

Os dejo con Stay interpretado en vivo en el Nassau Coliseum en 1976.

miércoles, 16 de abril de 2014

Tom Petty & The Heartbreakers - Tom Petty & The Heartbreakers (1976)


Tom Petty había formado en su pueblo natal, Gainesville (Florida), una banda de rock llamada Mudcrutch junto con Mike Campbell y Benmont Tench.
Cuando se mudaron a Los Angeles, la discográfica Shelter Records escuchó sus cintas y decidieron ficharlos, pero querían lanzar a Tom Petty como artista en solitario. De esta forma el resto de la banda, asumió dicho contrato pasando a ser su banda de acompañamiento. Así incorporando a Ron Blair y Stan Lynch, nacieron los Heartbreakers, y leches... vaya banda de acompañamiento.
En 1976 publican su primer disco homónimo, en una época convulsa musicalmente dónde la new wave y el punk dominaban la escena, con lo que esta vuelta al rock and roll clásico tuvo un éxito casi al instante. No obstante, gracias a una gira por Gran Bretaña, el álbum tuvo primero más repercusión en las Islas Británicas que en USA, dónde el disco empezó a funcionar más tarde.
Hablamos de un disco redondo, sin desperdicio algúno, cátedra del rock de corte clásico y de buen gusto. Como no, las influencias están claras, desde los Byrds, Bruce o los Stones, hasta los inventores del cotarro, osea Chuck Berry, Gene Vincent o Elvis. Hablamos de sonoridades country, blues y folk, pero ojo en su propio estilo llegaban a hacer temas cercanos al power-pop.



Lo que más llama la atención a simple vista del disco, es la colocación de los temas, dejando la auténtica joya sideral de éste primer bombazo en último lugar, aún a día de hoy no me explico esa posición, pero con toda seguridad sea uno de los finales de álbum más alucinantes de la historia.
El disco comienza con Rockin around (With you) con esa introducción de bajo, las guitarras, y las voces de Petty y desarrollar la melodía, hasta un final frenético. Breakdown se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los clásicos de la banda, una balada sideral, de proporciones astronómicas, no sólo por el teclado inicial, sino porque Petty canta aquí como los ángeles eunucos, es algo increíble, y por si fuera poco, ese cambio brutal, para la entrada de los coros de los Heartbreakers es una delicia soul de muchos quilates, y como remate el punteo solista del Sr.Campbell, ahí es nada. Hometown blues es un tema muy alegre, con reminiscencias del más primigenio rock and roll, auténtica demostración de banda de hechuras de calado. The wild one, forever es para mi la canción que tira más al Boss, un guiño claro, con esa introducción, esos parones, y ese aire a la primera E Street Band. En Anything that's rock 'n' roll volvemos al corte clásico por excelencia, pero desarrollando su propia personalidad y estilo, alto voltaje de un tema sencillamente genial con un estribillo bestial y unos coros de antología. Strangered in the night es quizás el tema más rockero de aire oscuro, el tema más de carretera, y el más americano claro, dónde Campbell vuelve a tener su momento de gloria, y destacar otra vez los coros. Fooled again (I don't like it) es un pasote de tema, de esos que te dejan para atrás a la primera escucha, con un Tom rompedor a la voz, la banda creando una atmósfera tremenda y dejando claro que este primer disco es una joya total. Mystery man es una canción de aires countries, pero deliciosa, interpretada con mimo y delicadeza. En Luna vuelven los sonidos y aire más genuinos, con un teclado casi omnipresente, y una atmósfera inquientante que Petty rompe con su delicada y precisa voz. Y llegamos a American girl que cierra el disco, sorpresa me llevé en su día por estar al final, cuando con toda probabilidad sea uno de esos temas que está en la conciencia musical de cualquier buen rockero, desde ese inicio de bajo y batería, rompe una melodía fantástica, con un estribillo demoledor, coros abrumadores... vamos un tema de 10, y de los más agradecidos para pinchar que conozco (no sé de nadie que no le guste).


En definitiva nos encontramos ante el primer disco de una banda, que dejó claro desde el primer instante que no estaban de paso, que estaban para quedarse y marcar una época. El Rubio de Florida montó una banda, ya fuese por los mandamientos de la discográfica (acertados o no) de un calado tremendo, que ha sufrido en su estructura básica pocos retoques a lo largo de los casi 38 años de existencia del grupo, y que ha tenido y tiene un estilo característico, que hace de muchos de sus discos y canciones algo atemporal y parte de la vida de muchos de nosotros.



Post originalmente escrito para Exile SH Magazine y dedicado a el gran Jesús del Cierzo, a quien sé de su gusto por esta banda y ahora puesto en mi espacio.
Os dejo con el tema American Girl interpretado en vivo en la BBC en 1978, ¡¡¡qué pasada!!!


martes, 15 de abril de 2014

Eagles - Hotel California (1976)


Voy a desobedecer a uno de mis grandes gurús, El Nota, que aborrece a los "putos Eagles" como dice él, y voy a hablar de ellos, y de un disco que no sólo es mítico, a parte de una maravilla compositiva, sino que en este caso concreto marcaría un antes y un después en la banda, y no sólo por motivos buenos, incluso también desagradables.
Primero ante todo, decir que el disco se edita en diciembre de 1976, y la banda había tenido un cambio en la formación, ya que Bernie Leadon al que sustituye Joe Walsh a la guitarra, ya no forma parte del mismo. El resto de la banda eran los mismos, es decir, Don Henley vocalista y batería, Glenn Frey voz y teclados, Thimothy B.Schmit (sucesor de Randy Meisner que graba el disco y se va) voz y bajo (que no aparece en los créditos) y Don Felder también guitarras.
El disco es conceptual (dicho por ellos mismos) y describieron el álbum como una metáfora por su percepción del declive de América en el materialismo y su decadencia. Aclaremos conceptos, ya que su idea central era celebrar los 200 años de los Estados Unidos, y utilizarían California como un microcosmos del conjunto del país, algo así como una muestra de la población, pero dando un serio toque de atención, resumido como "hemos estado bien estos 200 años, pero vamos a tener que cambiar muchas cosas si seguimos por aquí".



Pero es precisamente ahí, dónde este disco por un lado (por supuesto por la calidad musical del disco) se hincha a vender, pero por otro, serán poco menos que aborrecidos por sus propios compatriotas, ya que el sentido de advertencia de su obra, fue entendida por muchos como una crítica a su propia manera de ser, lo que provocó incluso que se mezclara a la mítica portada del Hotel Beverly Hills (El Palacio Rosa) y sobre todo a la canción Hotel California con rollos de drogas y tal, bastante a mala leche, e incluso con temas satánicos y demás a raíz de su letra.
Vayamos a las canciones, y es que este disco mítico de la historia del rock empieza con el tema que da título al álbum, Hotel California, que cambia y gira, al igual que Stairway to heaven de Led Zepellin o Bohemian Rapsody de Queen con los singles de 3 o 3 minutos y medio de la época, para llegar a 6:30, pero llenos de gloria eso si, y romper esquemas de composición hechos hasta ese momento. Su intro del primer minuto, da paso a la melodía, una voz de Don Henley celestial, una parada a mitad del tema para luego desarrollar un punteo final de guitarra de dos minutos, diría que sublime. Según la banda, la canción es una alegoría acerca del hedonismo y la autodestrucción de la industria de la música en el Sur de California, algo así como su interpretación de la alta vida en Los Ángeles, sobre el lado oscuro del sueño americano, y el exceso. New kid in town es una proeza compositiva, delicada canción pop, y perfecta a la vez, dónde a una preciosa melodía se le une una voz de Glen Frey y coros de caerse para atrás, con un estribillo antológico. Life in the fast line es un tema rockero, de banda americana tipo Lynyrd Skynyrd, con los que se emparentaban en esta rama, pero eso si, dando su sello con las voces, aquí Don Henley lleva la principal. Wasted time es un tema lento pero bello a más no poder que a Henley le iban al dedillo cantarlos, con un piano que describe la melodía, un gran tema. El reprise de Wasted time recuerda como acababa la cara A del vinilo y nos da paso al siguiente tema de la Cara B, es una transición instrumental. Y llega Victim of love, ese lado rockero de la banda que vuelve, y le da mucha riqueza al disco, con esos guitarrazos controlados y medidos del inicio para que Henley entre a saco con la voz, tremendo temazo. Pretty maids all in a row es la canción que canta Joe Walsh y también da esa riqueza (poco grupos he visto que canten 4 de sus componentes) con una pausada melodía, de corte clásico y un bonito estribillo de grandes coros. Llega el tema de Randy Meisner, Try and love again, deliciosa composición, la más country del disco y que recuerda como no, a los primeros Eagles, descomunal voz y melodía brillante, muy brillante (como se me emparenta con el Neil Young más country) y esos coros por dios.... ¡¡¡Gloria!!!. El álbum termina con The last resort, una melodía devastadoramente hermosa con piano y la voz de Don perfectamente a tono con la canción, que describe una historia épica, y que denota mucho su preocupación por el ambiente en general, era como descifrar el paraíso, descubrir que no hay fronteras y se colocaba la basura en el espacio. Una manera brutal de terminar un disco.



Se puede acusar y de hecho se ha acusado a este grupo, de ser demasiado perfectos o de sonar demasiado bien, yo francamente no le veo el problema, pero si que es cierto que en determinados momentos echas de menos un punteo que se vaya, una línea de bajo que aporte algo distinto, o incluso un redoble de batería diferente, pero su música era así y estaba bien, muy bien. Por eso la música es tan grande, ya que tienes a este tipo de bandas donde ni una nota se sale de la melodía, y otras que se mueven en el caos que ellos generan como peces en el agua, ambas son totalmente válidas.



Os voy a dejar con el tema que compuso Randy Meisner antes de salir del grupo, Try and love again, una joya.