Mostrando entradas con la etiqueta Reflexión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Reflexión. Mostrar todas las entradas

Un último apunte…


Corazón de Jesús. Altar mayor del Santuario de la Gran Promesa. Valladolid

…antes de que Junio se nos vaya de rositas. Y lo pongo con mayúscula. Este mes, tradicionalmente “consagrado” al Corazón de Jesús, solía ser cálido y húmedo, lo mejor de todo el año climatológico. No lo ha sido esta vez. Tampoco en lo demás: política, social y económicamente hablando.
Y hay una realidad que se ha agravado de manera escandalosa en toda la ribera del Mediterráneo: la migración. Por un lado se nos van los jóvenes, emigran buscando futuro. Por el otro se nos vienen de África y se Asia, –los de América ya están de vuelta–, inmigran gentes hambrientas, huyendo de su presente y ansiando poder siquiera comer. ¿Tendrán futuro aquí?
Depende de nosotros, más que de ellos. De cómo los acojamos, de qué espacio les permitamos, de cuáles cosas prescindamos habida cuenta de que ya nuestro bolsillo está bastante escuchimizado. En suma, depende de nuestro corazón.
Y hablando de vísceras, esta reflexión puede venir bien para rematar la faena, aunque podría ponérsele algún añadido para redondearla un poco más. La dejo tal cual, ya que tiene firma.

(Martín Gelabert Ballester, OP) A muchos de nuestros contemporáneos no acaban de gustarles las representaciones que muestran a Jesús con el corazón traspasado y, a menudo, rodeado con una corona de espinas (pongan en google: “sagrado corazón de Jesús”, pinchen en “imágenes” y verán lo que encuentran). Si queremos actualizar esta devoción y encontrarle un sentido que responda a los anhelos de muchas personas de hoy, es necesario dejar de concentrar nuestra mirada en el corazón físico de Jesús (“yo no tengo devoción a una víscera”, me dijeron una vez en el confesionario), y recuperar el sentido bíblico y amplio del corazón como centro de nuestra afectividad y de nuestras decisiones más íntimas. En este sentido, el corazón de Jesús sería un buen símbolo de la misericordia de Dios que se expresa en todas las palabras y hechos de Jesús.

Walter Kasper ha tenido el acierto de señalar dos pasajes del evangelio de Juan que pueden ayudarnos a dar un sentido más actual a esta devoción. El primero, el texto de Jn 13,23, que muestra al discípulo amado descansando sobre el pecho o el corazón de Jesús. Esta representación, dice Kasper, puede ilustrar que en medio de la inquietud y del ajetreo del mundo, existe un lugar en el que podemos descansar y encontrar la paz interior. Todos necesitamos un buen amigo que nos apoye en los momentos difíciles, un amigo en el que poder confiar. Los creyentes sabemos que Jesús es este buen amigo que nunca falla (cf. Jn 15,15: a vosotros os he llamado amigos).

El otro texto que cita Kasper es el del escéptico Tomás que cree cuando introduce su dedo en la herida, pascualmente transfigurada, del costado de Jesús (Jn 20,24-29). Este encuentro puede ser importante para aquellos que se hacen preguntas y viven con un corazón inquieto, atormentados por las dudas. En cierto modo, todos somos como Tomás: no queremos creer fiados solo en la palabra de los demás, necesitamos una experiencia de encuentro personal con Cristo.

A propósito de este segundo texto (Tomás puso su dedo en el costado de Jesús), me surge la pregunta de cómo se compagina con este otro de Jn 20,17, en el que, cuando María Magdalena quiere abrazar a Jesús resucitado, éste le dice: no me toques. A Jesús resucitado no se le puede tocar materialmente. Una pista para entender los dos textos juntos, la ofrece Blas Pascal cuando dice: tras su resurrección, Jesús solo permite que se toquen sus heridas. La cuestión entonces es: ¿dónde están hoy las heridas de Jesús? O dicho de otra manera: ¿dónde pone hoy Jesús su corazón? Jesús pone su corazón en sus heridas que permanecen en este mundo: los pobres, los hambrientos, los malqueridos sociales. Ahí es dónde debemos poner la mano si queremos encontrar el corazón de Jesús.



Corazón de Jesús. Iglesia catedral de Valladolid


Una cabeza de pescado





“¿Has metido la cabeza en el congelador?” “No, ya lo haré”, fue mi respuesta de antesdeayer, cuando la trajo y la dejó encima de la mesa de la cocina. Pero no lo hice. Y ahora, ya entrada la mañana vuelve a la carga con la cabeza de merluza, y yo, la verdad, que ni la había mirado, saco el paquete del frigo y al deshacer el envoltorio grito como suelo hacer “¡esto no es merluza!”. “¡Que sí, que me la dio mi hermana!”. “Esto no es merluza”, concluyo pescando por la cola el espinazo y mostrándolo ante sus narices. “No sé qué coño es, pero no es merluza”, rubrico voceando más alto. Confirmo que yo, español, hablo alto; le doy la razón a León Felipe. Pensar, no sé si pensaré; alto, vaya que hablo alto. Pero no es para apabullar; debe ser para reafirmarme. Será.
Miro el paquete otra vez antes de embutirla en el congelador y leo en letra pequeña: corvina. ¿Corvina? A Internet.


Corvina Argyrosomus regius       (Eng) Meagre   (Fr) Maigre
Es un pescado blanco de agua salada. También llamado Andeja o Reig. Pertenece a la familia de los sciénidos, y es pariente de los corvallos y los verrugatos. Habita en profundidades que van de los 15 a los 300 m. de profundidad. Se halla en aguas costeras y estuarios salobres, en fondos lodosos y arenosos.
Se trata de un pez muy voraz de dieta fundamentalmente carnívora, que se alimenta de crustáceos, moluscos, gusanos y peces.
Es una especie eurihalina es decir, poco susceptible a la salinidad, cuyos ejemplares jóvenes prefieren niveles bajos de salinidad y zonas con mucha vegetación.


Sea lo que sea la o el “corvina”, será pasto de mi voracidad como cualquier tipo de cabeza de animal de agua, dulce o salada, o de tierra. De aire no, no sé por qué.
Y en estas estoy y me da por correr a escribir, que es que últimamente me urge hacerlo en cuanto cualquier cosa me sucede, de las de siempre o de las raras.
Y aquí estoy, tratando de unir palabras sobre lo que me ocurre.
Ayer noche me tragué una entrevista larga, de más de 47 minutos, que hacían a Dolores Aleixandre*. Me quedé pegado hasta que llegó el final, y con sabor a poco. Más, decían mis tripas, di más, que la pregunten por…
Como que volví a aquellos tiempos en que lo más progre era ir a escuchar a los progres. Salía remozado y con la convicción de que a hurtadillas participaba activamente en la lucha, sin haberme movido, sin haber ejercido, sólo por estar allí, oyendo.
Cuando la vida me puso delante, y ya no podía estar sentado sino ejerciendo, empezaron mis verdaderos problemas. Ahora era yo mismo el que tenía que hablar, a quien preguntaban o requerían; el que tenía que decir qué, cómo y cuándo; y también por qué. Y dejó de ser molón ser de la progresía juvenil. Y ya no era agradable que alguien viniera a avisarte de que estabas fuera de tiesto, que la tradición decía y las normas mandaban y que otros no hacían lo que tú querías que se hiciera.
Tras el primer batacazo por intentar aplicar lo que recibí de mis maestros sin anestesia previa y sin lección introductoria, fui moderando poco a poco mis ansias y sin aparcar las convicciones no despreciaba nada, ni las verduras ni la carne, ni la fruta ni el pescado, pero no lo intentaba meter a palo seco. Dejé que el tiempo también jugara su baza.
Ahora escucho a Isabel, a sus noventa y cuatro, decir a las vecinas a mis espaldas: “Si yo tampoco le entiendo todo, es que mi oído ya no es el que era. Pero es lo que hay, y no es mal chico; si viniera otro ¿lo haría mejor?”.
Uno no es un loro, ni siquiera un periquito. No salí programado para repetir las lecciones aprendidas a puro golpe de codo, aunque algo me tocó; ni acepté sumisamente ser un clon de ningún clan. Luchamos contra ello. Sufrimos por superarlo. Es verdad que terminaron por darnos facilidades de pago y abreviaron el final, no matándonos, sino perdonándonos la vida. Pero me, nos, condenaron al ostracismo. Desde entonces somos una rara especie, a extinguir según dicen. Dinosaurios, exclaman; viejos y carcamales que ni saben vestirse, ni aprecian el brillo de las buenas formas de toda la vida, lo que da prestigio y prestancia.
No me importa. Mi mamá solía traer de la plaza cosas que las pescateras anunciaban como raras. Era peces de bahía, pequeños y con mucha espina. O de río, con sabor a pecina. Difíciles de comer pero muy fáciles de cocinar, que ella no fue nunca experta. Feos todos ellos a más no poder. Nada que ver con una preciosidad de pescadilla o con la majestuosidad de la merluza. Y nos chupábamos los dedos ante la mirada atónica de mi padre, que él era de tradiciones firmes y seguras, de poner las cosas al estilo de su casa, como siempre se había hecho, como debían ser las cosas.
Un cura no puede ofrecer, como sucede conmigo, una imagen relativa.  Ha de dar seguridad. Saber a qué atenerse. Se espera escuchar de mí cosas sabidas porque están mandadas y ordenadas, escritas, subrayadas y promulgadas. Hay quien se espanta y no vuelve. O deja de mirarme y escucharme, y conecta a su manera con lo que quiere e interesa, aprovechando lo aprovechable. Sucede que algunas personas no irían a otro sitio, y lo dicen claramente, si tú no lo haces no busco en otra parte. A veces pienso que es por no desplazarse; pero otras me digo que tal vez haya algo más, aunque no termino de aclararme.
Cuando abrí este blog, en el perfil me preguntaban, tras el nombre y la ubicación, el sector. Las ofertas de este apartado incluían entre muchas “religión”. No me pareció, como nunca me ha parecido. Siempre he dicho que la fe cristiana no es una religión, pero nadie o casi nadie me lo cree. Al poner cura de barrio, al ser sacerdote de la Iglesia católica, al presentarme como el párroco de aquí, seamos sinceros, ¿quién va a dejar a un lado los prejuicios religiosos?
O lo prejuicios humanos. ¿Celibato? ¿Pedofilia? ¿Súbdito de una monarquía absoluta? ¿Espía infiltrado de otro país? ¿Doble vida? ¿Gescartera? ¿Mantenido con el dinero de todos? ¿Privilegiado? ¿Ultramontano? ¿Comedura de coco?
Es raro sentirse mirado raramente, como un bicho raro. Como cuando competíamos en primera división de balón volea, como se decía entonces, y éramos los únicos que dábamos réplica al temido “Universitario”; los del pequeño “Pisuerga”, facusa para los amigos (fábrica de curas sociedad anónima), que íbamos en sotana con la ropa deportiva por debajo, y al terminar, sin ducharnos por no desnudarnos en público, nos volvíamos a ensotanar para lavarnos en el seminario, con recato y hasta con una pizca de vergüenza.
Bichos raros. Sí. Ahora me dicen chavales y chavalas que ellos también lo son si lo dicen en voz alta. No está de moda. Hay prejuicios.
En fin, estas cosas me ha dado por pensar ante esta hermosa cabeza de pescado que se comercializa con el nombre de corvina. Un día de estos me la zampo y la disfruto.

 
*Dolores Aleixandre es harto conocida en este blog. Su cabeza no tiene nada en común con la corvina, salvo que se aparta de lo trillado; está muy bien amueblada y de ella salen cosas muy interesantes. Anoche, mientras la escuchaba y la veía a toda pantalla, sus manos me atraían como un imán. Visionar esta entrevista produce muy buenos efectos sobre la salud, la física y la mental. Os la recomiendo.

Un día como cualquier otro


Hoy ha sido un día normal, tan simple y tan discreto que no tengo nada especial que relatar.

Me he despertado a su hora, 7:30, y me he encontrado en mi cama, oyendo zumbar la radio sobre si Rajoy en Ceuta, que si el Papa en Inglaterra, con el Madrid arrasando, y lluvia general en el país.

Podía haberme despertado en otro lugar, tal que por ejemplo, en Burgos, Hacinas para más señas. Y bien acompañado. Pues no. Aunque eso ocurrió, sólo que ¡hace tanto tiempo!
Tampoco han venido angelitos a decirme ¡ala, pa'rriba, ques la hora! Tampoco. Aunque no es mentira, y los ángeles, él y ella, tan tiernos, ya son hechos y derechos, y por aquí andan, y hasta vuelan.
Hola, Pedro; hola, Javi

Todo sigue en su sitio, la casa entera, ni se ha caído, ni se ha movido, ni le han salido boquetes por las paredes, que ya tuvo su momento de eso y de mucho más.


No se me ha ocurrido empezar ningún viaje, que nada se me ha perdido fuera. Por lo tanto, no me ha ocurrido lo que a esta señora, ¡la pobre!

Y por supuesto tampoco se me ha pasado por la cabeza dormitar en medio del campo, qué ocurrencia, y menos de esta guisa…


Ya digo, ha sido un día tan normal que no tengo nada especial que decir.

Bueno, sí, que cuando a media mañana me tomé mi almuerzo y abrí el ordenador, tras leer la prensa y mirar si había algo en el correo, me fui al blog, a éste claro, y miré las Estadísticas. 107 páginas visitadas, 1 comentario. Corresponde a persona del género femenino, que eso sí lo tengo controlado. Ignoro cuántas de otro género se han acercado, porque este cacharro no lo dice, y como no han dejado huella…

Del resto del día no merece la pena hacer reseña, que no tiene nada destacable y que pueda interesar. Si esto fuera un diario, saldría casi con las páginas en blanco.

Esto ocurrió ayer. Para hoy, que aún no ha empezado, tengo yo esto pensado, que lo ha escrito otra persona. Se llama Dolores Aleixandre, y no es nueva por aquí, que ya he colocado alguna cosa de ella.
"Hacer memoria, en la propia historia creyente, de cuándo y cómo fuimos alcanzados por la gracia, en qué momento de nuestra vida pasó Dios, de ser un Él, a convertirse en un Tú. Recordar fechas, lugares y circunstancias; revivir la experiencia de algún encuentro especial con el Señor que nos haya marcado especialmente.


"Hacer un espacio orante para abrirnos al asombro de haber sido y seguir siendo buscados, perseguidos y llamados por nuestro nombre.


"Aceptar ser aceptados, tal como somos, por un amor incansable e insensato. Esponjarns y acariciar la conciencia de valer y ser queridos más allá de nuestros propios méritos y valimientos.


"Reflexionar sobre los caminos a través de los cuales podría pasar hoy la experiencia de Dios, cómo seguir hoy expuestos a su voz, a su Palabra, a su acción. Cuáles son hoy para nosotros las mediaciones privilegiadas para ese encuentro.
[Círculos de agua, Dolores Aleixandre, Sal Terrae, 1993]


¡Bien empieza el día y aún no me he acostado!


¿Por qué canta el pájaro?





Episodio Uno



Estaba Dios un día paseando por el cielo
cuando, para su sorpresa, se encontró con que

todo el mundo se hallaba allí. Ni una

sola alma había sido enviada al infierno.

Esto le inquietó, porque ¿acaso no tenía

obligación para consigo mismo de ser justo?

Además, ¿para qué había sido creado el

infierno, si no se iba a usar?


De modo que dijo al ángel Gabriel: «Reúne

a todo el mundo ante mi trono y léeles

los Diez Mandamientos».


Todo el mundo acudió y leyó Gabriel el

primer mandamiento. Entonces dijo Dios:

«Todo el que haya pecado contra este

mandamiento deberá trasladarse al

infierno inmediatamente». Algunas personas

se separaron de la multitud y se fueron

llenas de tristeza al infierno.


Lo mismo se hizo con el segundo

mandamiento, con el tercero, el cuarto, el

quinto… Para entonces, la población del

cielo había decrecido considerablemente.

Tras ser leído el sexto mandamiento, todo

el mundo se fue al infierno, a excepción

de un solo individuo gordo, viejo y calvo.


Le miró Dios y dijo a Gabriel: «¿Es ésta la

única persona que ha quedado en el cielo?».


«Sí», respondió Gabriel.


«¡Vaya!», dijo Dios, «se ha quedado bastante

solo, ¿no es verdad? Anda y di a todos que

vuelvan».

Cuando el gordo, viejo y calvo individuo
oyó que todos iban a ser perdonados, se

indignó y gritó a Dios: «¡Eso es injusto!

¿Por qué no me lo dijiste antes?».




Episodio Dos




El rico industrial del Norte se horrorizó
cuando vio a un pescador del Sur

tranquilamente recostado contra su barca

y fumando una pipa.


¿Por qué no has salido a pescar?»,

le preguntó el industrial.


«Porque ya he pescado bastante por hoy»,

espondió el pescador.


«¿Y por qué no pescas más de lo que

necesitas?», insistió el industrial.


«¿Y qué iba a hacer con ello?»,

preguntó a su vez el pescador.


«Ganarías más dinero», fue la respuesta.

«De ese modo podrías poner un motor a tu

barca. Entonces podrías ir a aguas más

profundas y pescar más peces. Entonces

ganarías lo suficiente para comprarte

unas redes de nylon, con las que

obtendrías más peces y más dinero.

Pronto ganarías para tener dos barcas…

y hasta una verdadera flota. Entonces

serías rico, como yo».


«¿Y qué haría entonces?», preguntó

de nuevo el pescador.


«Podrías sentarte y disfrutar de la

vida», respondió el industrial.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIQa0cZ2180di9qyTEq89F2rswbHhqA8khzuSvN0-OGpG1Ti2DpsF71cbzRMydgpHVhNrK6GXGaxWZ9Nb7A1hzDhv-1HjpBkXa_P7uwjCwrwT3Ug0fjQrDop-bSY9XI4jiD39iTkV_X_M/s1600/cantopajaro2.jpg
«¿Y qué crees que estoy haciendo en
este preciso momento?», respondió

el satisfecho pescador.




Episodio Tres



Cuando el Maestro de Zen alcanzó la iluminación,
escribió lo siguiente para celebrarlo:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVnEBeOaifQ8m9sdXD8urFPMzJ6DS2RDzSRdHs6RUeUgWK3G8evzI1GSNxdFAcbaTiQGxo-vkFa6sQ-blKL66eo3RleCS3vmLZ0X_eBxd-qgniFJuCord2tTC1aZ86oqiJ51QX9ZartPM/s320/cantopajaro3.jpg
«¡Oh, prodigio maravilloso:
Puedo cortar madera

y sacar agua del pozo!».





Episodio Cuatro



El discípulo se quejaba constantemente
a su Maestro Zen: «No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen». Y se resistía

a creer las consiguientes negativas del Maestro.


Un día, el Maestro se lo llevó a pasear

con él por el monte. Mientras paseaban,

oyeron cantar a un pájaro.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNmo42TDIOVol7_vBUtX8gQ2lNEGa7FXHWO6c6VQ0aOFy-oCt-M_Bc7nczX75L-7UpveMJo9vCXQSEhWcGgrXBPXoqrVnaqUGTFFJEdMwhvlvghcJaAZWYjGVPQ5WlyKS1xBs5tAl8UUo/s320/cantopajaro4.jpg
«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.


«Sí», respondió el discípulo.


«Bien; ahora ya sabes que no te he estado

ocultando nada».


«Sí», asintió el discípulo.




Episodio Quinto



Los discípulos tenían multitud de preguntas que hacer
acerca de Dios.


Les dijo el Maestro: «Dios es el Desconocido

y el Incognoscible. Cualquier afirmación

acerca de Él, cualquier respuesta a vuestras preguntas,

no será más que una distorsión de la Verdad».


Los discípulos quedaron perplejos: «Entonces,

¿por qué hablas sobre Él?».

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirgRQ8iEBiE8QQ2t6ZzrKcb-2HkomirdbcBLqUP5wkYk2R9epHHblrH5rIwL3Dl1hCZe6s6hNCN9m2I3pzCMWkU1eg07oYwLQFXU3LedKX80QKZNdSfJgZn2yStx-00b1KfKZxGimvsyY/s320/cantopajaro5.jpg
«¿Y por qué canta el pájaro?», respondió el Maestro.



Episodio Sexto y Último



«Usted perdone», le dijo un pez a otro,
«es usted más viejo y con más experiencia que yo

y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame:

¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano?

He estado buscándolo por todas partes,

sin resultado».


«El Océano», respondió el viejo pez, «es donde

estás ahora mismo».

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjck8O38EzZNtHI8Vmz5sDFHlbfh4dtuIoWVyAdS0bEvkBQtlu2Zqta1YZqSaeXlZYnGZM0R59Qz9mTlT8CGEq8bWajbCVYNSWUqsmN_l5ASvETT4y5rGGN34YAZXNM43xb7enjjaz1OzM/s1600/cantopajaro6.jpg
«¿Esto? Pero si esto no es más que agua…
Lo que yo busco es el Océano», replicó el joven pez,

totalmente decepcionado, mientras se marchaba

nadando a buscar en otra parte.


Tomado de El canto del pájaro, de Anthony de Mello, s.j., Sal Terrae, Santander 1982

Entre decir siempre No, y no decir nunca No, media un abismo…










* * * * * * * *





Había una vez un árbol que quería mucho a un niño llamado Roberto.

Y todos los días el niño venía y recogía sus hojas para hacerse con ellas una corona y jugar al rey del bosque.


Subía por su tronco
y se mecía en sus ramas
y comía manzanas.


Y ambos jugaban al escondite.
Y, cuando estaba cansado, dormía bajo su sombra.
Roberto amaba al árbol… mucho… Y el árbol era feliz.


Pero el tiempo pasó.
Roberto se fue haciendo mayor…
Y el árbol se quedaba a menudo solo.


Hasta que un día…

¡Hola Roberto!, le saludó el árbol. ¡Qué bueno que viniste! Acércate, come mis frutos, diviértete con mi ramaje, descansa a mi sombra… Lo pasaremos muy bien.

Ya soy mayor para subirme a tus ramas y jugar, contestó Roberto. Lo que necesito ahora es dinero para mis cosas. ¿Me das dinero?

Lo siento, respondió el árbol. Dinero no tengo. Si quieres, coge mis manzanas y véndelas. Así tendrás dinero.

Y, así, él se subió al árbol, recogió las manzanas y se las llevó. Y el árbol se sintió feliz.


Roberto estuvo lejos durante largo tiempo, y el árbol se sentía solo y apenado.

Pero, un buen día…

¡Ven, Roberto, ven! ¡Cuéntame! ¿Qué tal te va en la vida?

Estoy muy ocupado ¿sabes? Quiero una casa donde vivir y estar bien.
¿Puedes ayudarme?

Yo no tengo otra casa que el paisaje abierto. Pero tú puedes cortar mis ramas y te servirán para construirte una casa.

Y así él cortó sus ramas y se las llevó para construir su casa.


¡Y el árbol se sintió feliz!


Roberto estuvo ausente durante mucho tiempo. Y el árbol volvió a estar triste.

Hasta que un día…

¡Hola Roberto! ¡Qué alegría poder estar de nuevo contigo! ¿Qué tal tu casa? ¿Vives bien en ella?

Sí, pero en invierno tengo frío. Necesito leña para calentarme.

Yo te la doy. Cógemela.


Ahora quiero conocer mundo: viajar y ver cosas nuevas. Necesito un barco. ¿Me das madera para construirme un barco?

¡Y el árbol era feliz!


Durante muchos años el árbol se preguntaba: ¿Qué habrá sido de mi amigo Roberto? ¿Será feliz? ¿Qué más podría yo hacer por él?


Hasta que, finalmente, vio regresar a su amigo, y tuvo una inmensa alegría.

¡Ven, acércate! ¿En qué te podría yo ayudar?
"Yo no necesito mucho ahora", contestó él,
"sólo un lugar tranquilo para reposar. Estoy tan cansado".

"Bien", dijo el árbol reanimándose, "un viejo tocón es bueno para sentarse y descansar. Ven, Niño, siéntate y descansa".

Y él se sentó.

¡Y el árbol fue feliz!

* * * * * * * *

Cuando hay que decir NO


     Algunas veces te encuentras ante situaciones en las que piensas y sientes que deberías dar una respuesta negativa ante una propuesta o situación, pero "intuyes" que esa respuesta no va a gustar demasiado a la otra parte.

     En esos casos la persona se debate entre ser congruente consigo misma y ser capaz de defender sus derechos, pensamientos y/o sentimientos o adoptar una actitud pasiva y quedarse con todo el conflicto en su interior, y por supuesto con la ansiedad que esa actitud genera, dejándose llevar por el pensamiento de que se están aprovechando de ella.

     Se trata, en definitiva, de ser o no asertivos.

     ¿Qué es la asertividad?

     Se define como la capacidad de una persona para transmitir a otra sus deseos, opiniones, creencias o sentimientos de manera eficaz y sin sentirse incómodo.

     Una persona ASERTIVA es aquella que es capaz de manifestarse como es, dice lo que piensa, sin provocar en el otro conductas agresivas, de rechazo o huida y, además, sin guardarse en su fuero interno ningún sentimiento de lucha, agresión, rechazo o huida.

     Definimos conducta ASERTIVA como la capacidad de poder decir cualquier cosa a cualquier persona desde el respeto, sin molestar, herir, ni ofender y por supuesto, sin quedarnos nosotros incómodos.

Tengo derecho a decir "No"
Tengo derecho a no entender algo.
Tengo derecho a cometer errores.
Tengo derecho a expresar mis opiniones y a que se me escuche.
Tengo derecho a satisfacer mis necesidades.
Tengo derecho a contribuir.
Tengo derecho a la dignidad.
Tengo derecho a tomar mis propias decisiones.
Tengo derecho a ser tratado con consideración.

     Por supuesto, partiendo del hecho de que "Los demás tienen derecho a..."

     La asertividad está unida a la autoestima: a mayor asertividad mayor autoestima. Cuando uno siente que es capaz de defender sus derechos, de resolver conflictos y de tomar sus propias decisiones , sin dejar que sean los demás los que decidan, la imagen que tiene de sí mismo y la confianza mejoran mucho.

     La persona asertiva tiene metas claras. Sabe a dónde va y aquello que quiere conseguir y lo expresa de un modo claro, directo y sin ofender a su interlocutor.

     Independientemente de que se consiga o no producir un cambio en la otra persona, sabremos que hemos actuado adecuadamente, en lugar de someternos pasivamente a las demandas del otro.

* * * * * * * *

Las dos primeras historias están tomadas de los guiones que utilizamos mi gente y yo en la catequesis infantil de iniciación a la fe.

La última es una entrada de un blog, encontrado casi al azar en este enorme almacén de ideas que es internet.

En realidad no sé por qué lo he juntado todo y tampoco por qué lo publico. Supongo que alguna intención tendría cuando me puse a la tarea de editarlo, pero en estos momentos como que se me ha olvidado.

Sí recuerdo, no obstante, que no hace demasiado ya estuve dándole a este asunto.

En fin, no importa; ahí está. Tal vez consigamos en conjunto darle algún sentido.

¡Imposible!

(Recogido de algún lugar… Pueden ser sólo palabras; si lo piensas, tal vez sean algo más…)

Corrijo, completo y pido perdón a Julita, que me lo mandó con todo el cariño que ella me tiene, indigno de mí, y con este mensaje, que publico para su conocimiento y divulgación:

"Sé que no te gustan los power points pero éste lo han hecho para ti sin conocerte pero como si....Besos mil"


Imposible atravesar la vida
sin que un trabajo salga mal hecho,
sin que una amistad cause decepción,
sin padecer algún quebranto de salud,
sin que un amor nos abandone,
sin que nadie de la familia fallezca,
sin equivocarse en un negocio.

Uno crece cuando no hay vacío de esperanza,
ni debilitamiento de voluntad,
ni pérdida de fe.

Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo para vivirla,
cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo.

Uno crece asimilando lo que deja por detrás,
construyendo lo que tiene por delante
y proyectando lo que puede ser el porvenir.

Crece cuando se supera, se valora, y sabe dar frutos.

Crece cuando se abre camino dejando huellas, asimilando experiencias,

¡Y sembrando raíces!

Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios negativos
ni prejuicios, cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes, cuando cumple con su labor.

Uno crece cuando se es fuerte por carácter, sostenido por formación, sensible por temperamento…

¡Y humano por nacimiento!…

Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas,
recoge flores aunque tengan espinas
y marca camino aunque se levante el polvo.

Uno crece cuando se es capaz de afianzarse con residuos de ilusiones,
capaz de perfumarse con residuos de flores…

¡Y de encenderse con residuos de amor…!

Uno crece ayudando a sus semejantes,
conociéndose a sí mismo
y dándole a la vida más de lo que recibe.

Uno crece cuando se planta para no retroceder…
Cuando se defiende como águila para no dejar de volar…
Cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella.

Entonces… uno crece.

Experimento: He reconstruido este power points en Docs de Google y lo he copiado aquí, para que lo podáis ver, además de sólo leer.



Y parece que resulta y funciona.

P.D. prometo dar explicación a quien tenga interés por hacer lo mismo.

21 días en la calle

Este vídeo relata los 21 días pasados en la calle por Samanta Villar, programa emitido en Cuatro el día 30 de enero de 2009.

Vídeo 1/7



Vídeo 2/7



Vídeo 3/7



Vídeo 4/7


Vídeo 5/7



Vídeo 6/7



Vídeo 7/7


Sorpresas te da la vida…

Escribo esta entrada cuando en mi ciudad está nevando. Me gusta ver nevar. En la montaña la nieve me aterra, me hace sentir pequeño e inseguro, me da miedo dar un paso y hundirme, me canso mucho caminando sobre ella, en fin, que si puedo la evito.
Pero cuando cae como ahora, suave e inofensivamente, disfruto viéndola, y luego, cuando la piso con infantil alegría, también lo hago con cierto pudor de hollar lo que parece inmaculado y puro. ¿Qué será la pureza?



Bueno, a lo que voy: un 29 de mayo del presente año en curso abrí este blog reconociendo que nunca había cedido a la tentación –nunca tuve tal- de escribir un diario. Lo hice, lo de abrirlo, buscando ayuda para algo que me habían propuesto y que no sabía siquiera cómo encuadrar a estas alturas de mi vida, un aniversario escolar.
Aquello pasó y ya está. No ha dejado rastro.
Pero hete aquí que este blog sí empieza a dejar huellas, y conforme pasa el tiempo ya hay gente que me visita y lee, y hasta comenta, ¡cielos, comentan lo que yo escribo!, y eso es de alguna manera parecido a lo de la nieve, que me asusta en cierto grado.
Alguna vez he comentado algún reparo ante la red, más por desconocimiento que por malas experiencias. Fernando Manero me tranquilizó y me animó a no dejar lo empezado.
Y así estoy ahora, un poco ilusionado y un tanto embarazado por la responsabilidad de medir y calibrar lo que ponga o no ponga.

Ya está cuajando la nieve, a las 12:00 horas, en el patio parroquial. El cedro central del jardín se está volviendo de verde a blanco. No es blanco, no, sólo está blanco.


Digo esto porque ayer, con los de confirmación hablamos de lo de ser o estar.
Yo apelaba a mis recuerdos colegiales, en los que ser o estar pasaban por ser lo mismo. Ellos afirmaban que eran distintas palabras y diferente significado.
Total, que yo mantenía que las cosas no son, que sólo están, porque son de distinta manera en cuanto que pasa un instante siquiera o algo apenas se mueve. Que hay que ser conscientes de dónde (y cómo, y para qué, y por qué, y con quienes…) estamos, para ser, y ser de verdad.
Y esto fue a raíz del Bautismo que ellos recibieron (cuando lo hicieron otr@s sin contar con ell@s) y que dan por hecho que ya tienen y son, por consiguiente, cristian@s. Y les quise hacer ver que eso de que son…, que no, que no se trata de ningún carnet, ni ninguna posesión en el ser, sino en el siendo, en el haciéndose, en el estando…
Que ahora con la Confirmación tenían la oportunidad y la suerte de tomar en sus propias manos su ser para seguir siendo, estando…, como ellos y ellas quieran hacerlo, teniendo en cuenta que eso supone tomar decisiones constantes y sucesivas desde lo que en su interior sienten, anhelan,encuentran, reciben, se comprometen…
No sé si me expliqué, desconozco si me entendieron, pero a buen seguro que ellos y ellas irán descubriendo lo que han de decidir en su vida y para ell@s y también para l@s demás. Y así irán creciendo en su ser y en su modo de estar en todas las circunstancias que irán moldeando sus vidas, exactamente igual que ha ocurrido al resto de l@s mortales: que hemos tenido que vivir aprendiendo a vivir. Y esto se hace mucho mejor, o sea bien, acompañad@s que sol@s.



Y eso terminé diciéndoles: que no se abrumasen, que no tuvieran miedo, que no iban a estar nunca sol@s, que la Confirmación era precisamente eso, el Espíritu de Jesús, que les asegura su presencia completa y continuada; que tuvieran esa fe, que tuvieran esa esperanza, que el Amor que en ell@s está no falla… nunca.

He dicho uno, y ahora van dos, para que sean tres

Ya sé que no es responsabilidad mía, pero me toca en lo que me toca. Vamos allá.

No es nuevo, que ya es sabido. Pero sentirse Iglesia y que ésta aparezca tanto en los papeles y en el aire como “la perra guardiana de la salud moral de la humanidad”, es cosa que me pone de los nervios. Hay dos motivos del momento que ahora me ocupan, y son éstos:

1º. El tema de la homosexualidad a nivel planetario. Resulta que la ONU propone despenalizarla. Lo propone quien lo proponga. Y en lugar de todos a una, va la Iglesia (se entiende que alguien del Vaticano) y cogiéndosela con papel de fumar dice que no, que pueden pasar cosas más gordas y puede ser peor. Pero ¡qué osadía!, se ve que están leyendo en algún manual lo que es derecho natural, que lo debe guardar alguien de esa santa casa para consultarlo de cuando en cuando, y desde ahí pontificar a diestro y siniestro para que el personal sepa lo que vale un peine y reconozca quién es aquí quien tiene la única autoridad moral… y real.

¿Por qué no se enteran de una vez?: no les piden que bendigan, sólo que no sea delito perseguible y encarcelable o ejecutable, vamos que dejen en paz a quienes así sienten y viven y son felices y no se meten con nadie. O sea, así de fácil, así de humano, así de evangélico…

2º. La Cope y su otro perro rabioso (y perrillos, que debe haber más). Confieso que no la escucho. Si accidentalmente al mover el dial doy con ese número oigo siempre tales exabruptos que, aunque esté solo, me pongo colorado, vamos que se me sube el pavo, de pura vergüenza ajena y también propia. Porque pensar que esa emisora nació en el seminario de mi ciudad para acercar el evangelio a la gente, y que ahora haya llegado a ser lo que es, me obnubila la mente y me entristece el corazón.

Y ahora vienen a decir que es libertad, que tiene autonomía, cuando mi gente sencilla se lo traga todo porque “es de la Iglesia”, y oyen la misa y rezan el rosario…

No tengo que imaginar lo que diría el Jesús en quien yo creo. Lo sé. Cogería, no cuerdas, no, sino algún explosivo ad hoc y lo haría estallar en mil pedazos, eso sí, respetando al personal, que también es de Dios.

Porque hay que ser majadero, y usurpador, y cafre, y antievangélico, para mantener ese discurso y esos modales y esa retórica, y esos retruécanos, en vez de ser lugar de paz, de sosiego, de animación sana y vital, de entusiasmo, de alegría, de humanización por evangelización cristiana…

En fin, que el día está aquí triste, y se ha entristecido un poquito más.

Pero confío de veras, que pronto, muy pronto, salga el sol de nuevo.

Se nos amontonan los problemas…

Hoy tengo el cuerpo un poco revuelto. Aparte del día que ha amanecido tristón, hay dos motivos de suficiente entidad como para que me afecten de semejante manera. Voy a comentarlos por orden de desigual importancia.

1º. La violencia de género.

¿Cómo es posible que estemos como estamos a estas alturas de la vida, digo de la historia, de la evolución del género humano, de nuestra civilización?

Es algo que me obnubila. ¿Cabe en cabeza pensante expresiones como esas de “la maté porque era mía”, “si no conmigo, con ninguno”, “con lo mío hago lo que me da la gana"…? ¿A qué suenan estas expresiones?

Mal por quienes las manifiestan, mal por quienes tan sólo las piensen, fatal por una sociedad que ha producido semejantes “productos decidores (y, más aún, hacedores) de tamañas burradas”.

Reclamar un espacio para la Mujer, se me haría ridículo; en este nudo espacio temporal, ¡qué ridiculez! Pero vistas las cosas como están, habrá que caerse del burro y habrá que gritar lo que, a fuer de evidente, parece que no se entiende ni se comprende.

¡Viva el ser humano! ¡Vivan las mujeres! (Que vivan, que no muera ya ninguna más) y, por supuesto, ¡Vivan, también los hombres!

¡NO A LA VIOLENCIA MACHISTA!

[Otra cosa a tratar, pero será en otro momento, es el uso del lenguaje que, a fuerza del mal uso, ha degenerado en ofensivo, no sólo molesto, para quien se considera, porque así se ve, víctima.]

[Y otra cosa como colateral a ésta: el machismo eclesial, que no cristiano. Tengo que pensar cómo lo hago. Pero he de hacerlo, porque es de justicia y es también cristiano.]

2º. El crucifijo en lugares de público y laico acceso.

¡En qué follón nos metió el dichoso Constantino cuando se ligó a San Melquíades para hacer un todo uno imperio y cristianismo. Se jodió desde entonces el asunto de tal manera, que hemos estado toda la historia amarrados a esta estaca podrida, y así estamos.
¿Quién salió ganando? El imperio, por supuesto.
¿Quién perdió? El Evangelio. Desde entonces ya no es lo mismo. No sé cómo fue antes de, si tan bonito y ejemplar como se dice, pero si sé que a partir de todo esto es una mandanga.

Ahora estamos en que si crucifijo sí o crucifijo no, que ¡crucifijos fuera!, que están de más, que además molestan…

Y digo yo: si están de más, están de más. Es decir, si cabe pensar que pueden estar de más, es que están de más, así de simple. Su presencia o sirve, orienta, reconforta, ilumina, ayuda…, o no tiene sentido. Si ofende, no hay más que hablar.
¿Cabe pensar que Jesús, el de Nazaret, quisiera estar presente a la fuerza, en alguna parte? ¿Puede siquiera pensarse que el Buen Hombre pretendiera imponerse a quien no le aceptase? ¿Decir que reina en “alguna parte” significa que avasalla?
Sólo una vez alzó la voz el “manso de corazón”: cuando se tocó lo intocable del Abba, cuando se mercadeó, cuando se prostituyó, cuando se utilizó para humillar y oprimir y sojuzgar a los preferidos del Reino.

Fuera los crucifijos que molestan, y también aunque no molesten. Que nuestra fe no se apoya en imágenes, sino en vida.

Dejemos ya de nombrar tanto a, ¿cómo dices que se escribe?, YHWH, el impronunciable, el que no se puede expresar ni definir ni conceptualizar ni, por supuesto, encasillar ni manejar, mucho menos manipular.

Aquel pueblo de esclavos lo experimentó como presencia viva que acompañó su liberación.

Jesús lo vivió como el Abba, el aliento paterno-materno que llenaba su pequeñez, que agrandaba su fe, que fortalecía su empeño.

Si así es lo que Jesús vivió, ¿vamos ahora nosotros a pegarnos por si crucifijo si o crucifijo no? ¿De nuevo volveremos a convertir las cruces en espadas? ¿No habíamos quedado en que de las lanzas haríamos podaderas, y las armas las transformaríamos en arados?

¿Para cuándo vamos a dejar la Nueva Era?

«Hoy comienza una nueva era,
las lanzas se convierten en podaderas,
de las armas se hacen arados
y los pobres son liberados.»
(Isaías 2, 1–5)

¿Catequesis también en domingo?, esto es mucho

Ayer he tenido catequesis por ausencia del titular, que tenía curso en la capital del reino.

Fue después de la Eucaristía Parroquial, tras fumar un cigarro en la calle con la gente, oye ¿pero fumas todavía? Sólo de vez en cuando, cada vez menos.

Total, que a las 13:15, con el sol bien en lo alto, emplazo a los jovenzuelos y jovenzuelas a subir a la biblioteca, empieza la catequesis.

Subimos, entramos, nos sentamos, ellos y ellas bien juntos justo enfrente de mí, que estoy solo conmigo y con sillas vacías a los lados.

Y empezamos a hablar de las fiestas, que cuándo organizan fiestas y cómo las celebran. Empiezan por decir que en los cumpleaños, que los fines de semana, en Navidad, por Pascua, cuando tienen aprobados, y también en verano. Y también de vez en cuando porque sí.

Al cómo, les cuesta empezar. Entonces tercio yo hablando de los guateques (que ya soy carrozón), de buscar la casa, de juntar a los amig@s, de preparar limonada, de mercar alguna otra botella para por si acaso, de la luz y la iluminación, de lugares reservados…

Y se ríen y empiezan a decir cosas que se tienen en las fiestas, que hay que ir a comprarlas a la tienda.

Y al decir los invitados dicen que a amigos y amigas, a gente de la misma cuerda. Y si falta alguien se le echa en falta.

Y empieza la fiesta y se saludan, y ponen música, y hablan de lo que hablan.

Yo les pregunto si tienen algún signo común en sus fiestas, vamos algo que se repita o case bien de una a otra. Se encogen de hombros, como no entendiendo. Como insisto, van saliendo cosas en unos y en otras. Pero no coinciden.

Entonces yo les digo que si va alguien extraño, qué pasa. Y se quedan como callados. Un@ dice: pues si no molesta, se le deja estar. Entonces a mí se me ocurre contar lo de Emaús: dos amigos y un extraño, y su diálogo y su parada y fonda. Y el gesto que descubren como amistoso y profundo que les convierte en cómplices y animosos.

Y les digo si en sus fiestas salen contentos y airosos. Y van diciendo que en general salen como con cuerpo dolido. Pero que aún así están deseosos de volver a organizar otra fiesta.

Entonces les digo que la catequesis de hoy trata sobre la Eucaristía, que si coincidía más o menos esta fiesta con lo que ellos piensan de la fiesta.

Y van respondiendo que más a menos, que la Eucaristía es más seria, que sí hay momentos de relación con los de al lado, pero no muchos. Que cada uno en su sitio y de participación la justa. Que venimos con lo que somos y tenemos de la vida. Que la comida está buena y el canto es compartido, pero que somos muchos y no hay lugar para más cosas.

Y que en la Eucaristía también nos despedimos hasta la próxima, con deseo de volver a encontrarnos una vez más en la misma fiesta.

Y salimos de la catequesis, justo para ir a comer.

Ya, cuando me quedo solo, me pregunto si habrá sido una buena catequesis, teniendo en cuenta que no hemos nombrado a Jesús una sola vez y que estos jovenzuelos y jovenzuelas van a recibir la Confirmación dentro de unos pocos meses.

Y me encojo de hombros, y que quedo muy tranquilo porque antes de la catequesis ya habíamos tenido la Celebración de la Eucaristía mi gente y yo.

Seguidores

Etiquetas

20 N Abraham Abstención Abuelez Abuso de menores Abuso de poder Abusos sexuales Acacia Acebo Aceras Actualidad Acuario Ada Colau Adán Adolfo Suárez Adviento Aféresis Afganistán Afilador Afirmación África Agricultura Agua Aguaviva Agustín del Agua Agustinos Filipinos Ain Karem Aire libre Ajo Alandar Albert Einstein Alberto Cortéz Alberto Iniesta Albino Luciani Alcalde Aldous Huxley Alegría Alejandro Guillermo Roemmers Aleluia Alemania Alex Ubago Alfabetización Alfonso Álvarez Bolado Alfredo Velasco Alicante Alicia Martín Baró Alimentos CE Alma de las cosas Almendro Álvaro Pombo Alzheimer Amando López Amanecer luminoso Amapola Aminatou Haidar Amistad Amor Amusco Ana y Simeón Anacoreta Anastasio Rojo Ancianidad André Wénin Andrés C. Bermejo González Andrés Torres Queiruga Ángel Álvarez Ángel Galindo Ángel García Forcada Animaladas Aniversario Anthony de Mello Anton Chejov Antonio López Baeza Antonio Machado Antonio Machín Año nuevo Añoranza Aparcamiento Apocalipsis Apócrifos Árbol Argentina Arguiñano Armarios Armas Armonio Arte Ascensión Ascensor Asertividad Asesinato Aspidistras Astou Pilar Asunción Ataxia Atletismo Atrio.org Auditorio Miguel Delibes Ausencia Austeridad Autoconfianza Autoridad Avaaz Avería Avisos Ayelet Shaked Aymeric Picaud Ayuntamiento Azorín Azucenas Baltasar Garzón Banco de Alimentos Banco de España Barack Obama Barcelona Barrio de Delicias Barro Bartolomé Esteban Murillo Baruck Spinoza Bautismo Baxter Keaton Beagle Beatriz Cariño Beethoven Belén Benedicto XVI Benito Prieto Coussent Benjamín Prado Bernabé Berta Berto Bertolt Brecht Biblia Biblioteca Bicicleta Bienaventuranzas Bienve Blog Bloque Blowin’ in the Wind Bob Dylan Boda Boj Bolivia Bolsa Bondad Borja Borrado Breva Breviario Buena voluntad Buenos consejos Bufanda Bujedo Cabreo Cactus Cadarso Café Cala Calabaza Calendario Calidad de vida Cáliz Calor Calzado Caminar Camino Camino Astorga Redondo Camino del Pesquerón Campamento Campeonato Mundial de Fútbol Canal de Castilla Cáncer Cancha deportiva Canela Canena Cantabria Caracoles Cardenal Martini Caritas Cáritas Carlos Carlos Aganzo Carlos F. Barberá Carlos González Vallés Carlota Carmen Tablada Carnaval Carne Castilla Castromocho Castromonte Catecismo Catecismo Holandés Catedral Catequesis Caza CCP Cedro Celibato Celina Maricet Celtas Cortos Cena de Pascua Cenar Cenizas Censura Cervantes César Vallejo Change.org Chapuzas Charlot Chetán Chile China Chiquilladas Chispa Cielo Ciencia Cine Ciro Alegría Cisne Claudio Coello Claudio Sánchez Albornoz Clint Eastwood Clonar Cocina Codex Calixtinus Codorniz Coherencia Colegio Colesterol Colón Coltán Comadreja Comedor Social Comentarios Comer Comillas Compañeros Compasión Competición Compromiso Comuneros Comunicación Comunión Concilio Vaticano II Cónclave Concurso Conferencia Episcopal Española Confesión Congo Constitución Española Consumismo Contaminación Control Córdoba Cordura Corea del Norte Corea del Sur Coronavirus Corpus Corrección Correo Corzos Cosas Cosas de la vida Cosecha Creación Credo Crisantemos Crisis Cristales Cristianisme i Justícia Cristo Crucificados Crucifijo Cruz Cuadros Cuaresma Cuento Cueva del Cobre Cuidados Paliativos Cultura Cumbre sobre Clima de Copenhague Cumpleaños Curiosidad Dalí Dámaso Alonso Daniel Barenboim Daniel González Poblete Dante Dante Pérez David Déficit de atención Delacroix Delatar Delibes Delito informático Democracia Dentadura Denuncia Deporte Derecho Derecho a la intimidad Derecho Canónico Derecho de propiedad Derechos Humanos Desagües Desahucio Desaparición Desarrollo sostenible Descalificación Descubrimientos Desiderio Desilusión Despedida Despertar Día de los Sin Techo Diálogo Diapositivas Dietrich Bonhoeffer Difuntos Dignidad Dinamarca Dinero Dios Dios con nosotros Distopía Diversidad Dolor Dolores Aleixandre Domingo Don Dionisio Don Domnino Donald Jhon Trump Donald Zolan Doñana Droga Duda Duende Duero Ébola Ecce Homo Eclesalia Ecología Economía Edad Edelweiss Edición Eduardo Galeano Eduardo Haro Tecglen Ejercicios espirituales El Cid El club de los poetas muertos El Corazón de Jesús El factor humano El Gordo y el Flaco El Mal El muro de Berlín El Norte de Castilla El País.com El Papa El pinar El Pino El Roto El Salvador El tiempo Elba Julia Ramos Electricidad Eloy Arribas Eluana Emaús Emigración Emilia Pardo Bazán Emilio Calatayud Emisión Emma Martínez Ocaña Emoción En Portada Encinas Energía Enfermedad Enrique Barquín Sierra Enrique Estencop Equilibrista Erlich Ernestina de Champourcin Ernesto Cardenal Escalera Escritura Escuela Escultura Esfuerzo Esgueva Esopo España Esperanza Esperanza Aguirre Espíritu Estafa Estandarte de San Mauricio Estrellas Estrellita Castro Estudios Eta Eucaristía Eugenio Europa Euros Eurovisión Eutanasia Eva Evangelio Evidencia Evo Morales Expectación Extranjeros Eylo Alfonso Ezequiel Ezequiel Zaidenwerg Fabio Nelli Facundo Facundo Cabral Familia FAO Fe Febrero Federico García Lorca Feedly Felicidad Felicitación Felipe Felipe VI Félix López Zarzuelo Félix María Samaniego Fernán Caballero Fernando Altés Bustelo Fernando Fernán Gómez Fernando Lorenzo Fernando Manero Ficus Fidel Castro Fidela Fidelidad Fin de año Fiódor Mijáilovich Dostoievski Florence Nihtingale Florentino Ulibarri Flores Florián Rey Folk Fontanería Forbes Forges Foto palabra Fotos Fotos raras Fra Angelico Francia Francis Francisco Cerro Chaves Francisco de Asís Francisco Pino Frases Friedrich Engels Friedrich Wilhelm Nietzsche Frutas Frutos Fuego Fuencisla Fuensanta Fumar Funeral Fútbol Futuro G. B. Ricci Gabriel Celaya Gabriel Fauré Gabriel García Márquez Gabriela Mistral Gaillot Gala Galarreta Gallinas Gamberrada Gandhi Garoña Gas Gatos Gaza Género Generosidad Gente Gerhard Ludwig Müller Girasol Gitanos Gloria Fuertes Godspell Góngora Google Docs Goya Goyo Ruiz Granada Grecia Greda Gregoriano Gregorio Fernández Gripe A Gripe porcina Grupo sanguíneo Guernica Guerra Guerra española Gumi Gustavo Adolfo Béquer Gustavo Gutiérrez Gustavo Martín Garzo Gustavo Poblete Catalán Gutenberg Hacienda Haiku Haití Hambre Hamlet Lima Quintana Händel Hans Küng Harina Haruki Murakami Helecho Hemodonación Hermanitas de los pobres Hermanos Marx Higo Higuera Hiperactividad Hirosima Historia Historias HOAC Hobbes Hodegética Hogar Horacio Horario de invierno Horario de verano Hormigas Hortensia Hosta Huelga Humanidad Humildad Humor Ibrahim iDVD Iglesia Ignacio Ignacio Ares Ignacio Ellacuría Ignacio Manuel Altamirano Ignacio Martín Baró Ildefonso Cerdá Ilusión iMac iMovie Imperio Argentina Impresora Impuestos Incendios Indagación India INEA Infancia Infierno Informe Semanal Ingenuidad Inmaculada Inmigración Innocenzo Gargano Inocencia Interesante Intermón Internet Invictus iPhone iPhoto Irak Irán Isaac Isabel Isabel y Jesús Isaías Isla Islam Israel ITV J. Ratzinger James Dean James Mollison Jan van Eyck Japón Jara Jardín Javier Domínguez Javier Fesser Jazmín Jefté Jenny Londoño Jerusalén Jesús Jesús de Nazaret Jesús Espeja Jesús Visa JMJ Joaquín López JOC Johann Baptist Metz John Carlin John Martyn John P. Meier John Selby Spong Jon Sobrino Jorge Cafrune Jorge Manrique Jorge Negrete José Afonso José Antonio Pagola José Arregui José Delicado Baeza José Gómez Caffarena José Hierro José I. González Faus José Jiménez Lozano José Luis Borges José Luis Cortés José Luis Cuerda José Luis Martín Descalzo José Luis Martín Vigil José Luis Saborido Cursach José Luis Sampedro José Manuel Calzada José Manuel Vida José María Castillo José María de Pereda José María Díez-Alegría José María Manso Martínez José Martí José Mugica José Zorrilla Juan Antonio Marcos Juan de Juni Juan Goytisolo Juan José Tamayo Juan José Tamayo Acosta Juan Martín Velasco Juan Masiá Clavel Juan Pablo II Juan Ramón Jiménez Juan Ramón Moreno Juan Valera Juan Vicente Herrera Juan XXIII Jubilación Judit Juegos Jueves Santo Julia Ardón Juliana Vermeire Julio Lois Justicia Justicia y Paz Juventud Karl Marx Karl Rahner Kaunas Khalil Gibran Konrad Adenauer La Alhambra La Arbolada La Cañada La Codorniz La Fontaine La radio La Ser La Virgen de Guadalupe Labordeta Lacomunidad.elpais.com Lágrimas Laico Lampedusa Lanuza Las Cambras Las Edades del Hombre Las mañanitas Las Villas Laurel Lawrence Ferlinghetti Lenguaje Leocadio Yagüe León León Felipe Leon Gieco León Gieco Léon L'hermitte Leonard Cohen Leonardo Boff Leopoldo Panero Lesbos Ley Ley del aborto Leyendas Libertad Libertad de expresión Libia Libros Lilas Lilit Limonero Limpieza Lina Lince Linda Literatura Lituania Liu Xiabo Liuba María Hevia Llano Llaves Lluis Llach Lluvia Lola Lombarda Lope de Vega López Vigil Loquillo Luar na lubre Lucía Caram Ludwig Feuerbag Luis Argüello Luis Darío Bernal Pinilla Luis Espinal Luis García Huidobro Luis García Montero Luis González Morán Luis Guitarra Luis Mariano Luis Pastor Luis Resines Luna Lunes Lunes Santo Lutero Machismo Maestro de escuela Mafalda Magisterio eclesiástico Mal Maltrato Malvarrosa Mamá Manifiesto del día internacional del Voluntariado Manifiesto por la Solidaridad Manos Manos Unidas Manuel Azaña Manuel del Cabral Manuel Mujica Láinez Manuel Sánchez Gordillo Manuel Vicent Manuela Carmena Máquina Marc Chagall Marciano Durán María María Magdalena María y José Mariamma Mariano Cibrán Junquera Maricas Marinaleda Mario Benedetti Mark Twain Marruecos Marte Martes Santo Martha Zechmeister Martín Jelabert Martin Luther King Martin Niemöller Martirio Marzo Máscara Matilde Moreno rscj Matrimonio Matteo Ricci Maximino Cerezo Barredo Mayo'68 Medicina Médicos sin frontera Medina de Rioseco Medio ambiente Mediterráneo Membrillo Memoria Mentiras Mercado Mercedes Cantalapiedra Mercedes Navarro Puerto Mercedes Sosa Meses México Mi canario Mi casa Mica Michael Czerny Michel Quoist Miedo Miedo escénico Miércoles de Ceniza Miércoles Santo Miguel Ángel Baz Miguel Angel Buonarroti Miguel Ángel Ceballos Miguel Ángel Mesa Miguel Cabrera Miguel de Unamuno Miguel Hernández Miguel Ligero Miguel Manzano Milagro Millán Santos Ballesteros Minueto Miradas Mirlo Mis Cosas Mistagogia Moda Moderación Moisés Moli Molino Monasterio de Moreruela Monseñor Algora Monseñor Romero Montaña Montealegre Moral Moral de la Reina Morgan Freeman Morir con dignidad Morten Lauridsen Mosca cojonera Mosqueo Mouse Mucho queda por hacer Muerte Mujer Mundo rural Munilla Muros Muros de la vergüenza Museo Museo del Prado Museo Oriental Música Nacimiento Nadal Narcisos Natación Natalicio Naturaleza Navidad Neil Armstrong Neila Nelson Mandela Nevada Nicodemo Nido vacío Nieve Niñez Nochebuena Nombres Nona Nuevo Mester Obediencia Obras Obsolescencia Ocas Octavio Paz Oliver Sacks Olivo Olor ONU Opera Oración Ordenador Oro Ortega y Gasset Oscar Wilde Oslo Otoño Pablo Milanés Pablo Neruda Pablo Picasso Paciencia Paco Alcántara Padre nuestro Paellada País Vasco Paisajes Pájaros Pajarradas Pala Palabras Palacios de Campos Palacios del Alcor Palencia Palestina Palomas Pamplona Pan Pancho Pancho Aquino Papá Papa Francisco Paquistán Para pensar Paradilla Paraguas Parlamento Europeo Paro Parque infantil Parquesol Parras Parroquia de Guadalupe Parroquia La Inmaculada Parroquia Sagrada Familia Parroquia San Ildefonso Parroquia San Pedro Apóstol Partenia Partidos Políticos Partituras Pasado Pasatiempos Pascua Pasión Pastores y ángeles Patata Patines Patxi Loidi Pavo real PayPal Paz Paz Altés PDF Pedro Ansúrez Pedro Antonio de Alarcón Pedro Calderón de la Barca Pedro Casaldáliga Pedro José Ynaraja Pedro Miguel Lamet Pentecostés Peñalara Peñalba de Santiago Pep Lladó Perdón Pereza Periodismo Periquito Perplejidad Perroflauta Perrunadas Persianas Personas Pesetas Pete Seeger Peter Menzel Pez Piano Picasa Pico Pie Jesu Pierre Teilhard de Chardin Pilar Pilar del Río Pintada Pinturas Pirineo Piscina Pisuerga Plaga Plantas Plaquetas Plasma Plástico Plata Platón Plaza de Tian'anmen Plegarias Pluralidad Pobreza Poda Poder Poesía Pol Política Pornografía Portugal Pozo Predicación Pregón Prejuicios Premio Nobel de la Paz Premios Goya Presencia Presentación Presente Preservativos Primavera Primavera de Praga Primera Comunión Profetas Prohibir Protesta Proyección Proyecto Hombre Prudencia Prudencio Publicidad Pueblo Puertas Quemadura Quevedo Quijote Quino Quintín García Quira Racismo Radiactividad Raíces Ramadám Ramón Ramón Cué Romano Ramos Rastrojos Ratón Raúl Castro Realidad Recados Recambio Recidiva Recolección Record Guinness Recorrido virtual por el Santo Sepulcro Recuerdos Redes Cristianas Reedición Reflexión Regalo Religión Religión Digital Reloj Remuñe Renglones Repuesto Reseña Bíblica Residencia de Ancianos Resiliencia Resistencia Resurrección Retiro Reyes Magos Ricardo Blázquez Ricardo Cantalapiedra Ripios Risa Roberto Roberto Rey Rock Rogier van der Weyden Rosa Rosalía Rosario Roselen Rossini Rostros Roy Bourgeois Rubén Darío Rudyard Kipling Rut Sábado Santo Sábanas Sabine Demel Sacerdocio Sahara Sal Sal Terrae Salamanca Salomón Salud Samuel Samuel Aranda San Agustín San Antón San Antonio San Bartolomé San Benito San Esteban San Ignacio de Loyola San Isidro San Jerónimo San Joaquín y Santa Ana San José San Juan Bautista San Juan de Ávila San Juan de la Cruz San Lorenzo San Miguel del Pino San Pablo San Pedro San Pedro Regalado San Romà de Sau San Roque San Valentín Sancho Sandalias Sandro Magister Sangre Sanidad Sansón Santa Ana Santa Clara de Asís Santa Espina Santa Marta Santa Mónica Santa Teresa Santiago Santiago Agrelo Martínez Arzobispo de Tánger Santidad Santos Santos Cirilo y Metodio Santos Padres Sara Saramago Saulo Scott Fitzgerald Seattle Seguimiento Segundo Montes Selecciones de Teología Semana Santa Seminario Sentimientos Seriedad Servicio Jesuita a refugiados SGAE Shakespeare Shūsaku Endō SIDA Siega Siesta Silencio Siloé Silverio Urbina Silvia Bara Silvio Rodríguez Simancas Simone de Beauvoir Sínodo Siquem Siria Sócrates Sol Sola Soledad Solentiname Solidaridad Soltería Somalia Sopa Soria Sorolla Sotillo del Rincón Stéphane Hessel Stephen Hawking Sudor Sueños Sumisión Suni Sur T. S. Eliot Tabaco Taco Talleres López Tamarindo Tamarisco Tamiflú Tano Taray Tarifa TBO TDT Tea Teatro Teléfono Televisión Temor Tener tiempo Tensión arterial Teófanes Egido Teología Teología de la Liberación Tercera Edad Tere Teresa Forcades Ternura Terremoto Terrorismo Tetas Thomas Becket Tierra de Campos Tiken Jah Fakoly Tolkien Tomás Apóstol Tomás Aragüés Tomás Moro Tomás Segovia Tomates Torío Toro Torres gemelas de Nueva York Trabajo Tráfico Traición Transición Traveling Wilburys Trigo Trini Reina Trinidad Trufa Tsunami Tumba Twitter Ucrania Umberto Eco Unción de Enfermos Unidad Universidad Urbanismo Urracas Uruguay Utopía Uvas Vacaciones Vacuna Valladolid VallaRna Valle de Pineta Valle del Silencio Valporquero Van Gogh Vaticano Vegacervera Vejez Velázquez Velicia Ventanas Ventiladores Ventura Ventura García Calderón Verano Verdad Verduras Viajes Vicente Aleixandre Vicente Huidobro Vicente Presencio Revilla Víctor Codina Víctor Heredia Víctor Jara Vida Vídeo Viento Viernes Santo Viktor Frankl Villalar Villalón Villancicos Villaverde de Íscar Vino Viña Violencia de género Violencia en las aulas Violetas Virgen del Carmen Virgen del Pilar Visita Vladímir Mayakovski Voluntariado Vuelo 605 Whitney Houston Wikiquote Winston Churchill Wislawa Symborska Woody Allen Xabier Pikaza Yankhoba Youtube Zacarías Zenón de Elea