Mostrando entradas con la etiqueta Miedo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Miedo. Mostrar todas las entradas

El enemigo es de casa


Demasiada prisa por saber qué pasó, cuáles fueron las causas y sobre quién descargar la responsabilidad. Todo a bombo y platillo, con un despliegue informativo rayano en el avasalle. Tanta luz y taquígrafos, ciega.
Si ha sido el copiloto, –como parece deducirse de las primeras averiguaciones sobre la caja negra encontrada–, el autor material de este accidente y de la muerte de 149 personas, no habrá nada más que decir. Además, es soltero y sin compromiso. Mejor que mejor. Se paga y asunto resuelto.
No se ha dicho así de claro, pero he percibido como un suspiro de alivio al descartar que no se ha debido a fallo técnico ni a intenciones terroristas. Tampoco a circunstancias naturales excepcionales: ni vientos huracanados, terremotos, maremotos o cataclismos interestelares.
Podría hablarse de “fallo humano”, pero no cuela. Con tanto control, más que por seguridad por puro miedo, en el remedio mismo se ha dado con lo imponderable.
Pónganse todos los que quepan en la cabina, hasta convertirla incluso en el camarote de los hermanos marx. Nada impedirá que aquello, antes que risa, provoque neurastenia: en lugar de pilotar un avión, se dedicarán a vigilarse.
La desconfianza está servida, pasen, ocupen sus asientos y si les parece abróchense los cinturones. El factor humano, siempre imprevisible y a ratos incontrolable, está a los mandos.
(¡Anda que si el copiloto hubiera nacido en la ribera del duero, por ejemplo, en lugar de en la selecta renania…!)

En creciente



No me enteré de la luna nueva porque además de no verse, el cielo ha estado estos días cubierto incluso por la noche. Para más inri, el taco del calendario me ha llegado desde el día uno al correo vacío, es decir, sin esos datos que me son tan necesarios para saber en qué día estoy, qué santos se celebran, cuántas jornadas le quedan vivas al año en curso y ¡las fases de la luna! Del sol no me preocupo, ya le veo cuando entra y cuando sale.
El caso es que ya estamos en cuarto creciente. Y el ánimo también se crece. Si no, ¿cómo enfrentar la cuesta de enero?

Es momento de recogida. Y aquí hay otro dato positivo. Mis miedos de diciembre no tuvieron consecuencias. Ahí está el nacimiento africano, tal cual lo coloqué el pasado día 22. Nada ni nadie lo ha puesto en peligro, ni ha amenazado con llevárselo, menos aún deteriorarlo.
Cierto que el miedo cuida de la hacienda, como de la propia salud y de otras cosas más o menos importantes. Ser precavidos está bien, pero con medida.
No menos cierto es que al miedo hay que torearlo para que él no te toree. Dejar de hacer es mal consejo y llevarlo a cabo siempre es un perjuicio.
Una sociedad atenazada no camina, regresa. Y volver para atrás significa ya una derrota en toda línea.
Disfruté en la tarde de los reyes paseando por mi ciudad. Multitudes llenaban paseos, calles y plazas. A la vuelta, bien entrada la noche, volví a casa en el silencio y la calma, exactamente como en los viejos tiempos. Para mí es una de las mejores experiencias andar en la noche solitaria iluminada por las farolas y no tener que estar mirando si en la próxima esquina o de aquel portal oscuro algo o alguien puede sorprenderme con hacerme daño.
Esta noche mi calle está en tinieblas. No funciona ningún punto de luz del alumbrado público desde que empezó 2014. Está avisado el servicio municipal. Parece que no corre prisa, o es que tienen demasiado trabajo pendiente, o es que esta calle no cuenta como especialmente peligrosa.
Es todo un consuelo, y da paz.

Y estaban jugando en plena calle



¡Hola Míguel! me gritaron sobre sus patinetes. Yo, que iba atado a Berto y Gumi, desde la otra acera les grité también: ¡Hola! ¡Cómo os lo pasáis!
Eran una panda de niños y niñas, algunos con patines, otros en sus tablas, algunos sobre su bici y el resto con pelotas, que para mi sorpresa hoy jugaban al atardecer fuera de sus parcelas y sin miedo de que nadie les pusiera en peligro.
Ya no se ven niños jugando. Sólo en los parques ad hoc, vigilados de cerca por padres, abuelos y vecinos, y en el interior de las urbanizaciones.
Pero he tenido esta visión, nada fantasmal ni imaginada. Ha sido pura realidad.
Ojala se generalice, y se llenen nuestras calles, adornadas a uno y otro lado de casas exactitas, cual murallas que encierran en su interior la piscina, el césped y los artilugios que se ahora se estilan para solaz del público infantil, de alegres y bullangueros gritos como los que escuchaba cuando pequeño y jugábamos al marro, a civiles y ladrones, a saltar a la cuerda, a la tanga o a las canicas.
Podría entonces pensar que algo nuevo estaba sucediendo.


¿El miedo cuida la viña?


Donde existe jerarquía, el miedo existe, aunque sea libre. Y no hay vuelta de hoja; sea en la política, en la economía o en el mundo laboral. Y en la Iglesia, lo mismo.
No conozco cura que, al recibir la visita pastoral de su ordinario, no prepare cosas y cuide con detalle cuanto pueda y deba mostrar, en previsión de una advertencia, una reconvención o un sonoro rapapolvo.
En cuanto a obispos, sólo lo supongo; cuando llega alguna carta de la conferencia episcopal, de la nunciatura o de algún organismo vaticano, también tendrán su hormiguillo en el cuerpo al abrir el sobre y desplegar el escrito. De esos lugares también suelen llegar monitum y reprensiones.
Y a lo que parece, también a los cardenales les ocurre. No lo digo yo, lo dijo el anterior papa, el renunciante Joseph Ratzinger. Lo ha contado hace casi un mes en la última reunión que celebró con el clero romano, el día 14 de febrero. Inició su discurso improvisado con una anécdota de sus años de profesor en Bonn. Por entonces el cardenal Siri, titular de la sede episcopal de Génova en 1961, tenía que dar una conferencia, y ante su ajustada agenda buscó alguien que se lo escribiera, al menos las líneas principales.
“El cardenal me invitó —al más joven de los profesores— a que le escribiera un borrador; el proyecto le gustó, y presentó al público de Génova el texto tal como yo lo había escrito. Poco después, el Papa Juan le llamó para que fuera a verle, y el cardenal estaba lleno de miedo, porque tal vez había dicho algo incorrecto, falso, y se le llamaba para un reproche, incluso para retirarle la púrpura. Sí, cuando su secretario le vestía para la audiencia, dijo el cardenal: «Tal vez llevo ahora esta vestimenta por última vez»”.
Resultó que a Juan XXIII le gustaron aquellas ideas de aquel profesor, y le llamó a Roma. El resto ya es historia.
Sí, el miedo es real, y tal vez sirva para algo, pero no siempre y no en todo.
En ese largo monólogo que el papa emérito soltó ante la cultivada concurrencia en la Roma de los césares, –que puede leerse sin miedo porque no muerde y además se entiende muy bien porque es clara como el agua–, hace valoración del concilio Vaticano II desde su posición de teólogo experto personal del cardenal Siri y luego como perito oficial. Ha sido alabado por la forma en que lo hizo, y también por el contenido de sus palabras. Desgranó con sencillez y suficiente minuciosidad el desarrollo general de los trabajos conciliares, advirtiendo de las preocupaciones que entonces eran generales en la Iglesia y de los intentos de contención por parte de la curia, cosa que ya era conocido.
Lo que apuntó hacia el final a nadie se lo he visto rebatir, pero es lo que menos me ha gustado: ese miedo, que existe y es real, a que las cosas se interpreten mal, a que le hagan a uno responsable de lo que otras personas hagan o digan, a que el chiringuito se deshaga como un azucarillo.
Es mi opinión que el concilio Vaticano II no ha desarrollado todo su contenido simplemente por miedo. Si pudiera ser disculpable el miedo a los excesos y tergiversaciones, no lo es en absoluto cuando el temor reside en no querer admitir, ni siquiera considerar, las (im)previsibles consecuencias que se derivan, en presente más que en indefinido potencial, de dejar hacerse personas creyentes adultas, en un mundo sobradamente autónomo, cuando se abren puertas y ventanas, largamente cerradas a cal y canto, y entra el aire, que en este caso no es un simple viento, sino el mismo Espíritu de Jesús de Nazaret.
Quede, pues, como última lección magistral de este viejo profesor de teología, que fue obispo, cardenal y llegó a papa. Ahora que se retira, no vamos a ponerle pegas; sólo que descanse. Y al que venga, que vuelva a dejar correr libremente el Viento, que falta hace. No es que sobren profesores; faltan profetas.
Y de miedo, menos que nada. Esta viña ya tiene quien la cuide.

Miedo a la libertad


En los últimos días he tenido acceso a reflexiones, opiniones, comentarios y otro tipo de expresiones acerca del papanatismo y borreguismo de una parte de seres humanos y de todo lo contrario de otra parte de la humanidad. Incluso he llegado a leer que es el miedo a la libertad lo que distingue a un grupo del otro, que como es natural gozaría de lo que se conoce como “libre albedrío” con toda plenitud y en sana compañía.
Desde que Erich Fromm escribió su libro “El miedo a la libertad”, como igualmente desde que Daniel Goleman escribió “Emotional Intelligence”, suelo encontrarme por doquiera que transito afirmaciones rotundas que, más que citas eruditas, o argumentaciones de autoridad, o incluso complementos cultos en una amistosa conversación, parecen escupitajos en la cara. Aún recuerdo que alguien me abrumó citando una obra de Fernando Savater de cuyo título no quiero hacer publicidad, para hacerme ver que le había tratado malamente en el despacho parroquial, negándome a sus requerimientos.
Miedo, ese es el asunto. ¿Existe el miedo? ¡Claro! ¡Yo tengo miedo! Es una cosa que no he conseguido superar, a pesar de mi avanzada edad. Desde que recuerdo, lo he sentido. Pero no me importa, porque puedo decir que he vivido a pesar del miedo. Y lo mismo que yo, creo que la inmensa mayoría de la gente.
¿La libertad da miedo? Pues… no sabría qué responder. En mi caso tanto miedo podría tener a ser libre como a vivir en dependencia.
Pero lo que sí puede asegurar es que cada vez que he tenido que tomar un decisión importante, durante el tiempo que lo he estado dando vueltas, el miedo ha sido compañero inseparable; pero llegado el momento, el salto lo he dado “totalmente” libre y sin mirar atrás. Ejem, digamos que más bien “medianamente libre” y con el rabillo del ojo echando una mirada a ciertas cosas.
Un consejo, desde mi propia experiencia: cuanto más se dilate en el tiempo, cuántas más opiniones se consulten, a mayor cantidad de razones en pro y en contra que se ajunten para hacer un juicio ponderado, a demasiadas opciones contempladas, mayor será el sufrimiento y hasta es posible que más débil sea la propia voluntad. ¡Ay, el discernimiento! ¡Qué difícil! Aquí sí que vale lo de “in medio virtus”: ni pasarse, ni quedarse corto…
Y por cierto, la fe no suele estar ajena en mi toma de decisiones; fe en mí mismo, fe en las personas en quienes confío; y, por supuesto, fe en Abbá. Facilitar, facilitar, no lo facilita. Pero ayuda, vaya que sí.

Jesús, ese peligroso delincuente

Llevo todo el día dándole vueltas a este asunto, y llega la hora de cerrarlo, el día, y no he conseguido gran cosa.

Resulta que hoy pretendía escribir algo en este blog. Pero ha sido una jornada normal, es decir, plana, sin nada especial que reseñar. Y a punto de dar las 0:00 horas me encuentro con que no tengo nada que escribir.

Corto por lo sano y empiezo por lo que tengo más a mano.

He terminado de leer un folletito que me llegó ayer en el correo real, en el que un cartero en moto de color amarillo deposita cartas y revistas de las que se tocan y se huelen. Son pocas páginas, apenas 30, y las empecé anoche, entre las sábanas, y acabo de terminarlas antes de cenar.

Miedo a Jesús, de José I. González Faus SJ, Cuaderno nº 163 de Cristianisme i Justícia

Sí, la tesis que el autor mantiene es la misma que el título expresa: Jesús da miedo. Con un prólogo -Avisos para navegantes-, tres capítulos -Por qué Jesús seduce y molesta tanto, La llamada a una forma insólita de vida, Miedo a Jesús: un diagnóstico-, y una conclusión: «No temáis», a González Faus le basta para hacer un recorrido rápido pero suficientemente profundo sobre Jesús y su carácter subversivo respecto de cuanto sobre Dios es capaz el ser humano de construir.

En una primera conclusión, tras analizar algunos de los cambios que fuerza la existencia de Jesús sobre nuestras componendas, Faus constata, y con él todos los demás, que «Dios no es de los nuestros».

"Y Dios no es de los nuestros, por algo que expresaron muy gráficamente los primeros creyentes, mirando a Jesús: no tomó su divinidad como una razón para la propia dignidad, un fundamento para el propio poder y una riqueza para el propio provecho, al contrario, renunció a ella para presentarse con figura de esclavo y como un hombre cualquiera (Fil 2, 7ss). Por eso, aunque era el Hijo, aprendió en la dureza de su vida, lo más difícil de la condición humana (cf. Heb 5, 8). Pero precisamente en ese hecho de que la comunicación de Dios se hiciera fragilidad humana ("carne" en los términos semitas de la época), precisamente ahí «hemos visto la Gloria» de Dios (Jn 1, 14). Ahí está la gloria de Dios: no en nuestro incienso, nuestras sedas, nuestras capas pontificias de armiño y nuestras músicas (por bellas que puedan ser), ni mucho menos en que los llamados "príncipes de la Iglesia" se revistan con lencería femenina, sino en Su solidaridad increíble con lo menos aparente y lo más despreciado de la condición humana."

Los cambios que provoca Jesús a los que se refiere el autor, sólo citándolos a vuela pluma son:
- Dos palabras: Abba-Reino, para hablar de la parentalidad de Dios, que significa que Dios es amor, tomando el amor como lo contrario al poder.
- Dos protagonistas: enfermos y pobres-excluídos, a quienes declara dichosos porque Dios es de ellos.
- Dos conductas: curaciones y comidas, que tenían por comensales a los fronterizos de aquella sociedad, o se realizaban en circunstancias al margen o en abierta oposición a las normas y leyes establecidas, y que Jesús presentaba como señales de que el Reino de Dios estaba llegando (Mt 12, 28)
- Dos actitudes: exigir al de dentro-comprender al de fuera, apoyándose Jesús en "la noción de ´elección de Dios´ que, entendida bíblicamente, nunca es privilegio para uno mismo y ´destino manifiesto´, sino gratuidad, servicio y universalidad: llamada para los demás»: alegrarse con lo bueno de los demás y no cerrar los ojos a lo que debe ser corregido en nosotros, en lugar de esa autocomplacncia y desprecio hacia lo otro que, de entrada, nos caracteriza a todos.
- Dos palabras cambiadas: samaritano y fariseo que, invertidos sus significados, pasan a referirse respectivamente a lo mejor en humanidad que hay en nosotros y a lo peor que puede hacernos una religiosidad que manipula a Dios.
- Dos reacciones: seguimiento y conflictividad, las dos reacciones posibles ante este Jesús inmanejable. «Jesús desató un movimiento de seguidores que acabaron dando la vida por él y también implantanto en el mundo una revolución que no parecía llamada a triunfar, dada la ignorancia y el nivel social de sus primeros seguidores. Pero desató también una hostilidad que fue creciendo vertiginosamente hasta quitarle de en medio de la manera más humillante y violenta posible».
- Dos posibilidades: Dios es así o Jesús es un blasfemo. Jesús «¿era un blasfemo imperdonable o era la revelación misma de Dios? De modo que si Jesús era así, es porque revelaba a Dios y revelaba que Dios es un Dios de los pobres y que se escapa de todo intento de codificarlo religiosamente».

A partir del texto evangélico de Mt 16, 13-28, donde se pone en duda la divinidad de Jesucristo (y la identidad de Dios que ahí se revela), González Faus va a probar que lo que Jesús está ofreciendo es una concepción de la Divinidad no como triunfo, sino como entrega.

Y lo hace desde los tres esquemas bíblicos éxodo-tierra prometida, exilio-retorno y muerte-resurrección. Las tres parejas "tienen una base histórica. El binomio éxodo-tierra arranca de la dura realidad de un pueblo brutalmente oprimido. El binomio exilio-regreso nace de la experiencia histórica de un pueblo pecador. Y en perfecta sintonía con ello, el binomio muerte-Resurrección nace del seno de una historia concreta que fue la vida particular de aquel Hombre particular. La muerte de Jesús fue la consecuencia de su vida: no fue un malentendido circunstancial ni una necesidad de la justicia incomprensible de un sádico poder divino… Aquella muerte concreta… revela al Dios de Jesús".

¡Cómo no va a dar miedo Jesús, tan humano que se rompe, si el Dios que transparenta no es el omnipotente sino el omnimisericorde! «Jesús no revela más divinidad que la de su figura humana y ese es el escándalo de la encarnación de Dios». Y el bueno de Pedro, que afirmó su fe en Jesús: «Tú eres el Mesías», se ganó de Jesús -«Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar, tú piensas como los hombres, no como Dios», porque rechazaba el rostro humano del maestro, ansiando un cristo diluido entre nubes y poder.

Recordando la frase de Leonardo Boff, "Así de humano sólo puede serlo el mismo Dios" como resumen de la experiencia de muchos que convivieron con Jesús, Faus concluye: "Pero tanta calidad humana nos parece inaccesible, y más cuanto más y mejor nos conocemos: Jesús, el Jesús real, no el sustituido por un cristo sin rostro, nos convierte en imperativo lo que era la tentación de la serpiente: «ser como Dios». Pero la idea de Dios ha quedado vuelta del revés en esa promesa: porque se trata de ser «misericordiosos como el Padre celestial» (Lc 6, 36). [En palabras del evangelista Juan: «Dios es amor».]  Y esto resulta seductor, pero también sobrecogedor para nuestra pequeñez."

«No temáis» es la última palabra. Lo que realmente produce vértigo es la humanidad de Jesús, aparentemente tan fácil, que comprendemos cuán difícil es sólo cuando tratamos de modelar la propia humanidad. "Aquí se besan otra vez la seducción y el vértigo. Y aquí precisamente somos remitidos a esa aventura de una entrega radical y confiada que llamamos fe. (…) Quizá pues sí que necesitamos volver una y otra vez sobre aquellas palabras que forman parte del discurso de despedida de Jesús en el cuarto evangelio: «tened confianza; yo he vencido al mundo» (Jn 16, 33)."

Incluye José Ignacio González Faus, ya al final, un texto raro -«Hoy la Iglesia se ha convertido para muchos en el principal obstáculo para la fe. En ella sólo puede verse la lucha por el poder humano, el mezquino teatro de quienes con sus observaciones quieren absolutizar el cristianismo oficial y paralizar el verdadero espíritu del cristianismo». (J. Ratzinger, Introducción al cristianismo, Salamanca, Sígueme 1970, pág. 301)- pero rabiosamente actual.

Seguidores

Etiquetas

20 N Abraham Abstención Abuelez Abuso de menores Abuso de poder Abusos sexuales Acacia Acebo Aceras Actualidad Acuario Ada Colau Adán Adolfo Suárez Adviento Aféresis Afganistán Afilador Afirmación África Agricultura Agua Aguaviva Agustín del Agua Agustinos Filipinos Ain Karem Aire libre Ajo Alandar Albert Einstein Alberto Cortéz Alberto Iniesta Albino Luciani Alcalde Aldous Huxley Alegría Alejandro Guillermo Roemmers Aleluia Alemania Alex Ubago Alfabetización Alfonso Álvarez Bolado Alfredo Velasco Alicante Alicia Martín Baró Alimentos CE Alma de las cosas Almendro Álvaro Pombo Alzheimer Amando López Amanecer luminoso Amapola Aminatou Haidar Amistad Amor Amusco Ana y Simeón Anacoreta Anastasio Rojo Ancianidad André Wénin Andrés C. Bermejo González Andrés Torres Queiruga Ángel Álvarez Ángel Galindo Ángel García Forcada Animaladas Aniversario Anthony de Mello Anton Chejov Antonio López Baeza Antonio Machado Antonio Machín Año nuevo Añoranza Aparcamiento Apocalipsis Apócrifos Árbol Argentina Arguiñano Armarios Armas Armonio Arte Ascensión Ascensor Asertividad Asesinato Aspidistras Astou Pilar Asunción Ataxia Atletismo Atrio.org Auditorio Miguel Delibes Ausencia Austeridad Autoconfianza Autoridad Avaaz Avería Avisos Ayelet Shaked Aymeric Picaud Ayuntamiento Azorín Azucenas Baltasar Garzón Banco de Alimentos Banco de España Barack Obama Barcelona Barrio de Delicias Barro Bartolomé Esteban Murillo Baruck Spinoza Bautismo Baxter Keaton Beagle Beatriz Cariño Beethoven Belén Benedicto XVI Benito Prieto Coussent Benjamín Prado Bernabé Berta Berto Bertolt Brecht Biblia Biblioteca Bicicleta Bienaventuranzas Bienve Blog Bloque Blowin’ in the Wind Bob Dylan Boda Boj Bolivia Bolsa Bondad Borja Borrado Breva Breviario Buena voluntad Buenos consejos Bufanda Bujedo Cabreo Cactus Cadarso Café Cala Calabaza Calendario Calidad de vida Cáliz Calor Calzado Caminar Camino Camino Astorga Redondo Camino del Pesquerón Campamento Campeonato Mundial de Fútbol Canal de Castilla Cáncer Cancha deportiva Canela Canena Cantabria Caracoles Cardenal Martini Caritas Cáritas Carlos Carlos Aganzo Carlos F. Barberá Carlos González Vallés Carlota Carmen Tablada Carnaval Carne Castilla Castromocho Castromonte Catecismo Catecismo Holandés Catedral Catequesis Caza CCP Cedro Celibato Celina Maricet Celtas Cortos Cena de Pascua Cenar Cenizas Censura Cervantes César Vallejo Change.org Chapuzas Charlot Chetán Chile China Chiquilladas Chispa Cielo Ciencia Cine Ciro Alegría Cisne Claudio Coello Claudio Sánchez Albornoz Clint Eastwood Clonar Cocina Codex Calixtinus Codorniz Coherencia Colegio Colesterol Colón Coltán Comadreja Comedor Social Comentarios Comer Comillas Compañeros Compasión Competición Compromiso Comuneros Comunicación Comunión Concilio Vaticano II Cónclave Concurso Conferencia Episcopal Española Confesión Congo Constitución Española Consumismo Contaminación Control Córdoba Cordura Corea del Norte Corea del Sur Coronavirus Corpus Corrección Correo Corzos Cosas Cosas de la vida Cosecha Creación Credo Crisantemos Crisis Cristales Cristianisme i Justícia Cristo Crucificados Crucifijo Cruz Cuadros Cuaresma Cuento Cueva del Cobre Cuidados Paliativos Cultura Cumbre sobre Clima de Copenhague Cumpleaños Curiosidad Dalí Dámaso Alonso Daniel Barenboim Daniel González Poblete Dante Dante Pérez David Déficit de atención Delacroix Delatar Delibes Delito informático Democracia Dentadura Denuncia Deporte Derecho Derecho a la intimidad Derecho Canónico Derecho de propiedad Derechos Humanos Desagües Desahucio Desaparición Desarrollo sostenible Descalificación Descubrimientos Desiderio Desilusión Despedida Despertar Día de los Sin Techo Diálogo Diapositivas Dietrich Bonhoeffer Difuntos Dignidad Dinamarca Dinero Dios Dios con nosotros Distopía Diversidad Dolor Dolores Aleixandre Domingo Don Dionisio Don Domnino Donald Jhon Trump Donald Zolan Doñana Droga Duda Duende Duero Ébola Ecce Homo Eclesalia Ecología Economía Edad Edelweiss Edición Eduardo Galeano Eduardo Haro Tecglen Ejercicios espirituales El Cid El club de los poetas muertos El Corazón de Jesús El factor humano El Gordo y el Flaco El Mal El muro de Berlín El Norte de Castilla El País.com El Papa El pinar El Pino El Roto El Salvador El tiempo Elba Julia Ramos Electricidad Eloy Arribas Eluana Emaús Emigración Emilia Pardo Bazán Emilio Calatayud Emisión Emma Martínez Ocaña Emoción En Portada Encinas Energía Enfermedad Enrique Barquín Sierra Enrique Estencop Equilibrista Erlich Ernestina de Champourcin Ernesto Cardenal Escalera Escritura Escuela Escultura Esfuerzo Esgueva Esopo España Esperanza Esperanza Aguirre Espíritu Estafa Estandarte de San Mauricio Estrellas Estrellita Castro Estudios Eta Eucaristía Eugenio Europa Euros Eurovisión Eutanasia Eva Evangelio Evidencia Evo Morales Expectación Extranjeros Eylo Alfonso Ezequiel Ezequiel Zaidenwerg Fabio Nelli Facundo Facundo Cabral Familia FAO Fe Febrero Federico García Lorca Feedly Felicidad Felicitación Felipe Felipe VI Félix López Zarzuelo Félix María Samaniego Fernán Caballero Fernando Altés Bustelo Fernando Fernán Gómez Fernando Lorenzo Fernando Manero Ficus Fidel Castro Fidela Fidelidad Fin de año Fiódor Mijáilovich Dostoievski Florence Nihtingale Florentino Ulibarri Flores Florián Rey Folk Fontanería Forbes Forges Foto palabra Fotos Fotos raras Fra Angelico Francia Francis Francisco Cerro Chaves Francisco de Asís Francisco Pino Frases Friedrich Engels Friedrich Wilhelm Nietzsche Frutas Frutos Fuego Fuencisla Fuensanta Fumar Funeral Fútbol Futuro G. B. Ricci Gabriel Celaya Gabriel Fauré Gabriel García Márquez Gabriela Mistral Gaillot Gala Galarreta Gallinas Gamberrada Gandhi Garoña Gas Gatos Gaza Género Generosidad Gente Gerhard Ludwig Müller Girasol Gitanos Gloria Fuertes Godspell Góngora Google Docs Goya Goyo Ruiz Granada Grecia Greda Gregoriano Gregorio Fernández Gripe A Gripe porcina Grupo sanguíneo Guernica Guerra Guerra española Gumi Gustavo Adolfo Béquer Gustavo Gutiérrez Gustavo Martín Garzo Gustavo Poblete Catalán Gutenberg Hacienda Haiku Haití Hambre Hamlet Lima Quintana Händel Hans Küng Harina Haruki Murakami Helecho Hemodonación Hermanitas de los pobres Hermanos Marx Higo Higuera Hiperactividad Hirosima Historia Historias HOAC Hobbes Hodegética Hogar Horacio Horario de invierno Horario de verano Hormigas Hortensia Hosta Huelga Humanidad Humildad Humor Ibrahim iDVD Iglesia Ignacio Ignacio Ares Ignacio Ellacuría Ignacio Manuel Altamirano Ignacio Martín Baró Ildefonso Cerdá Ilusión iMac iMovie Imperio Argentina Impresora Impuestos Incendios Indagación India INEA Infancia Infierno Informe Semanal Ingenuidad Inmaculada Inmigración Innocenzo Gargano Inocencia Interesante Intermón Internet Invictus iPhone iPhoto Irak Irán Isaac Isabel Isabel y Jesús Isaías Isla Islam Israel ITV J. Ratzinger James Dean James Mollison Jan van Eyck Japón Jara Jardín Javier Domínguez Javier Fesser Jazmín Jefté Jenny Londoño Jerusalén Jesús Jesús de Nazaret Jesús Espeja Jesús Visa JMJ Joaquín López JOC Johann Baptist Metz John Carlin John Martyn John P. Meier John Selby Spong Jon Sobrino Jorge Cafrune Jorge Manrique Jorge Negrete José Afonso José Antonio Pagola José Arregui José Delicado Baeza José Gómez Caffarena José Hierro José I. González Faus José Jiménez Lozano José Luis Borges José Luis Cortés José Luis Cuerda José Luis Martín Descalzo José Luis Martín Vigil José Luis Saborido Cursach José Luis Sampedro José Manuel Calzada José Manuel Vida José María Castillo José María de Pereda José María Díez-Alegría José María Manso Martínez José Martí José Mugica José Zorrilla Juan Antonio Marcos Juan de Juni Juan Goytisolo Juan José Tamayo Juan José Tamayo Acosta Juan Martín Velasco Juan Masiá Clavel Juan Pablo II Juan Ramón Jiménez Juan Ramón Moreno Juan Valera Juan Vicente Herrera Juan XXIII Jubilación Judit Juegos Jueves Santo Julia Ardón Juliana Vermeire Julio Lois Justicia Justicia y Paz Juventud Karl Marx Karl Rahner Kaunas Khalil Gibran Konrad Adenauer La Alhambra La Arbolada La Cañada La Codorniz La Fontaine La radio La Ser La Virgen de Guadalupe Labordeta Lacomunidad.elpais.com Lágrimas Laico Lampedusa Lanuza Las Cambras Las Edades del Hombre Las mañanitas Las Villas Laurel Lawrence Ferlinghetti Lenguaje Leocadio Yagüe León León Felipe Leon Gieco León Gieco Léon L'hermitte Leonard Cohen Leonardo Boff Leopoldo Panero Lesbos Ley Ley del aborto Leyendas Libertad Libertad de expresión Libia Libros Lilas Lilit Limonero Limpieza Lina Lince Linda Literatura Lituania Liu Xiabo Liuba María Hevia Llano Llaves Lluis Llach Lluvia Lola Lombarda Lope de Vega López Vigil Loquillo Luar na lubre Lucía Caram Ludwig Feuerbag Luis Argüello Luis Darío Bernal Pinilla Luis Espinal Luis García Huidobro Luis García Montero Luis González Morán Luis Guitarra Luis Mariano Luis Pastor Luis Resines Luna Lunes Lunes Santo Lutero Machismo Maestro de escuela Mafalda Magisterio eclesiástico Mal Maltrato Malvarrosa Mamá Manifiesto del día internacional del Voluntariado Manifiesto por la Solidaridad Manos Manos Unidas Manuel Azaña Manuel del Cabral Manuel Mujica Láinez Manuel Sánchez Gordillo Manuel Vicent Manuela Carmena Máquina Marc Chagall Marciano Durán María María Magdalena María y José Mariamma Mariano Cibrán Junquera Maricas Marinaleda Mario Benedetti Mark Twain Marruecos Marte Martes Santo Martha Zechmeister Martín Jelabert Martin Luther King Martin Niemöller Martirio Marzo Máscara Matilde Moreno rscj Matrimonio Matteo Ricci Maximino Cerezo Barredo Mayo'68 Medicina Médicos sin frontera Medina de Rioseco Medio ambiente Mediterráneo Membrillo Memoria Mentiras Mercado Mercedes Cantalapiedra Mercedes Navarro Puerto Mercedes Sosa Meses México Mi canario Mi casa Mica Michael Czerny Michel Quoist Miedo Miedo escénico Miércoles de Ceniza Miércoles Santo Miguel Ángel Baz Miguel Angel Buonarroti Miguel Ángel Ceballos Miguel Ángel Mesa Miguel Cabrera Miguel de Unamuno Miguel Hernández Miguel Ligero Miguel Manzano Milagro Millán Santos Ballesteros Minueto Miradas Mirlo Mis Cosas Mistagogia Moda Moderación Moisés Moli Molino Monasterio de Moreruela Monseñor Algora Monseñor Romero Montaña Montealegre Moral Moral de la Reina Morgan Freeman Morir con dignidad Morten Lauridsen Mosca cojonera Mosqueo Mouse Mucho queda por hacer Muerte Mujer Mundo rural Munilla Muros Muros de la vergüenza Museo Museo del Prado Museo Oriental Música Nacimiento Nadal Narcisos Natación Natalicio Naturaleza Navidad Neil Armstrong Neila Nelson Mandela Nevada Nicodemo Nido vacío Nieve Niñez Nochebuena Nombres Nona Nuevo Mester Obediencia Obras Obsolescencia Ocas Octavio Paz Oliver Sacks Olivo Olor ONU Opera Oración Ordenador Oro Ortega y Gasset Oscar Wilde Oslo Otoño Pablo Milanés Pablo Neruda Pablo Picasso Paciencia Paco Alcántara Padre nuestro Paellada País Vasco Paisajes Pájaros Pajarradas Pala Palabras Palacios de Campos Palacios del Alcor Palencia Palestina Palomas Pamplona Pan Pancho Pancho Aquino Papá Papa Francisco Paquistán Para pensar Paradilla Paraguas Parlamento Europeo Paro Parque infantil Parquesol Parras Parroquia de Guadalupe Parroquia La Inmaculada Parroquia Sagrada Familia Parroquia San Ildefonso Parroquia San Pedro Apóstol Partenia Partidos Políticos Partituras Pasado Pasatiempos Pascua Pasión Pastores y ángeles Patata Patines Patxi Loidi Pavo real PayPal Paz Paz Altés PDF Pedro Ansúrez Pedro Antonio de Alarcón Pedro Calderón de la Barca Pedro Casaldáliga Pedro José Ynaraja Pedro Miguel Lamet Pentecostés Peñalara Peñalba de Santiago Pep Lladó Perdón Pereza Periodismo Periquito Perplejidad Perroflauta Perrunadas Persianas Personas Pesetas Pete Seeger Peter Menzel Pez Piano Picasa Pico Pie Jesu Pierre Teilhard de Chardin Pilar Pilar del Río Pintada Pinturas Pirineo Piscina Pisuerga Plaga Plantas Plaquetas Plasma Plástico Plata Platón Plaza de Tian'anmen Plegarias Pluralidad Pobreza Poda Poder Poesía Pol Política Pornografía Portugal Pozo Predicación Pregón Prejuicios Premio Nobel de la Paz Premios Goya Presencia Presentación Presente Preservativos Primavera Primavera de Praga Primera Comunión Profetas Prohibir Protesta Proyección Proyecto Hombre Prudencia Prudencio Publicidad Pueblo Puertas Quemadura Quevedo Quijote Quino Quintín García Quira Racismo Radiactividad Raíces Ramadám Ramón Ramón Cué Romano Ramos Rastrojos Ratón Raúl Castro Realidad Recados Recambio Recidiva Recolección Record Guinness Recorrido virtual por el Santo Sepulcro Recuerdos Redes Cristianas Reedición Reflexión Regalo Religión Religión Digital Reloj Remuñe Renglones Repuesto Reseña Bíblica Residencia de Ancianos Resiliencia Resistencia Resurrección Retiro Reyes Magos Ricardo Blázquez Ricardo Cantalapiedra Ripios Risa Roberto Roberto Rey Rock Rogier van der Weyden Rosa Rosalía Rosario Roselen Rossini Rostros Roy Bourgeois Rubén Darío Rudyard Kipling Rut Sábado Santo Sábanas Sabine Demel Sacerdocio Sahara Sal Sal Terrae Salamanca Salomón Salud Samuel Samuel Aranda San Agustín San Antón San Antonio San Bartolomé San Benito San Esteban San Ignacio de Loyola San Isidro San Jerónimo San Joaquín y Santa Ana San José San Juan Bautista San Juan de Ávila San Juan de la Cruz San Lorenzo San Miguel del Pino San Pablo San Pedro San Pedro Regalado San Romà de Sau San Roque San Valentín Sancho Sandalias Sandro Magister Sangre Sanidad Sansón Santa Ana Santa Clara de Asís Santa Espina Santa Marta Santa Mónica Santa Teresa Santiago Santiago Agrelo Martínez Arzobispo de Tánger Santidad Santos Santos Cirilo y Metodio Santos Padres Sara Saramago Saulo Scott Fitzgerald Seattle Seguimiento Segundo Montes Selecciones de Teología Semana Santa Seminario Sentimientos Seriedad Servicio Jesuita a refugiados SGAE Shakespeare Shūsaku Endō SIDA Siega Siesta Silencio Siloé Silverio Urbina Silvia Bara Silvio Rodríguez Simancas Simone de Beauvoir Sínodo Siquem Siria Sócrates Sol Sola Soledad Solentiname Solidaridad Soltería Somalia Sopa Soria Sorolla Sotillo del Rincón Stéphane Hessel Stephen Hawking Sudor Sueños Sumisión Suni Sur T. S. Eliot Tabaco Taco Talleres López Tamarindo Tamarisco Tamiflú Tano Taray Tarifa TBO TDT Tea Teatro Teléfono Televisión Temor Tener tiempo Tensión arterial Teófanes Egido Teología Teología de la Liberación Tercera Edad Tere Teresa Forcades Ternura Terremoto Terrorismo Tetas Thomas Becket Tierra de Campos Tiken Jah Fakoly Tolkien Tomás Apóstol Tomás Aragüés Tomás Moro Tomás Segovia Tomates Torío Toro Torres gemelas de Nueva York Trabajo Tráfico Traición Transición Traveling Wilburys Trigo Trini Reina Trinidad Trufa Tsunami Tumba Twitter Ucrania Umberto Eco Unción de Enfermos Unidad Universidad Urbanismo Urracas Uruguay Utopía Uvas Vacaciones Vacuna Valladolid VallaRna Valle de Pineta Valle del Silencio Valporquero Van Gogh Vaticano Vegacervera Vejez Velázquez Velicia Ventanas Ventiladores Ventura Ventura García Calderón Verano Verdad Verduras Viajes Vicente Aleixandre Vicente Huidobro Vicente Presencio Revilla Víctor Codina Víctor Heredia Víctor Jara Vida Vídeo Viento Viernes Santo Viktor Frankl Villalar Villalón Villancicos Villaverde de Íscar Vino Viña Violencia de género Violencia en las aulas Violetas Virgen del Carmen Virgen del Pilar Visita Vladímir Mayakovski Voluntariado Vuelo 605 Whitney Houston Wikiquote Winston Churchill Wislawa Symborska Woody Allen Xabier Pikaza Yankhoba Youtube Zacarías Zenón de Elea