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jueves, 24 de marzo de 2016

“Bang!”, excepcional compendio de música negra a cargo de Groovin’Flamingos con Waterbottles y Groovie Horns

Portada
Los nombres de las bandas obedecen a múltiples intencionalidades, que van de las  casualidades a las estrategias, ya sean colectivas o en forma de inspiraciones personales de alguno de sus componentes. Suelen o pretenden ser vocablos, frases, que resuman el espíritu y los propósitos de cada proyecto musical. Un ejemplo claro y preciso de la brillante  afinidad para encontrar el genérico más adecuado es, sin duda, la banda que te presentamos:  The Groovin’Flamingos. Con tan solo dos palabras, por otra parte tan sonoras como reconocibles, este fabuloso combo madrileño consigue homenajear por partida triple a algunos de sus máximos referentes.  Por una parte se refieren al Rat Pack, elenco de actores y músicos de gran nivel como fueron Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis, Jr., Peter Lawford y Joey Bishop, habituales en el escenario del famoso casino de las Vegas, el Flamingo. Por otra, nos recuerdan al club Flamingo del Soho londinense donde emergió el R&B británico de los sesenta, en especial aquellos que, como Georgie Fame y Brian Auger, aportaron tanto con el Hammond, y por último, un guiño evidente a los Flamin’Groovies que encarnan su faceta más beat.  De todos estos referentes y estilos nace esta formación que empezó en formato de cuarteto y que, con el tiempo, ha crecido con colaboradores de auténtico lujo con las voces de Waterbottles y los metales de Groovie Horns. Este 2016 nos presentan su segundo álbum llamado “Bang!”, editado por Sweet records, (sello de los Sweet Vandals), un extraordinario compendio de música negra,  con especial destreza para construir temas propios de R&B y soul, con toques de groovy, funk e incluso pop yeyé. 

Trayectoria 

The Groovin'Flamingos. Foto de su web.

Los Groovin’Flamingos son Juan Carlos Gómez “Gofer”, a la guitarra y voz solista: Miguel “Miki” Hernández III al bajo, Kike Blanco al Hammond y otros teclados; Eulogio “Yoyo” Bey a la batería y percusión, con la colaboración de Edu Jerez a la percusión, guitarras y teclados.
El grupo se forma en 2009 por "Gofer", guitarra y voz (Los Imposibles, Respect, ElkaSommers) y Kike (69 Revoluciones, Malbicho, Station Road, Las Cerdas). Luego se incorporan “Yoyo” a la batería (Insert Coin, Malbicho, Jean Bruce & The Fangs, Michelle & The New Spielbergs) y “Miki” (Mucho Mojo, Station Road, Impostores).  Tienen editado un single en vinilo con los temas “We Can Make a Deal / Surfaloo” (Lontano Records 2011) grabado en los estudios Funkorama de Madrid, con Carlo Coupé durante el mes de mayo de 2010. Fue masterizado por Ángel Álvarez.  Le siguió un Lp llamado “Hard to Believe” grabado en los estudios Funkameba de Madrid que sacó Discos Ibérico Soul (2013). 

The Groovin'Flamingos
Para este álbum han contado con la ayuda a los coros del trío The Waterbottles formado por Susana Rubio, Blanca de la Plaza, y Txato Martín, más los Groovie Horns, Javier Gª Olmedillas (saxo tenor), Juanan Rivas (trompeta y violín), y Costanzo Laini (saxo barítono).   Todas las canciones fueron compuestas y arregladas por Juan Carlos, Kike y la banda, excepto “Bang” cuya letra es de Ignacio García y “La Fina”, original de Rosendo Mercado, José Antonio Urbano y  Ramiro Penas de los Leño.   

El disco fue grabado en directo en los Estudios Minus Zero, producido por la banda y Edu Jerez, compositor y bajista de bandas como 69 Revoluciones y Taxi, quien lo mezcla y masteriza con Santi Quizhpe. Por lo que respecta al arte y diseño, con ese poderoso contraste de colores blanco, negro y rojo, y el título del disco emergiendo del maletero del coche, son obra de Eulogio “Yoyo” Bey y Gonzalo Jerez “El Selenita”.  En la carpeta interior se pueden leer las letras y ver algunas imágenes de los músicos.   

Las canciones 

The Groovin'Flamingos. Foto de su web
El disco se abre con “So long, my friend”, tema muy bailable con letra de despedida entre recuerdos de cuando éramos tan jóvenes, sin preocuparnos por el futuro… “pero ahora me tengo que ir, os echaré de menos y quizá nos veamos en el otro lado”.  Magnífica canción que arranca con una superposición de recursos soul interpretados con maestría desde la sección rítmica hasta las aportaciones vocales pasando por los riffs de guitarra, teclado y metales. Excelente compenetración entre las diversas cuerdas y, en especial, entre la voz principal y los coros, una de las principales señas de identidad de este original trabajo discográfico. Le sigue “Fantastic Sound”, corte en el que se critica la maniobra para comercializar “la voz cultural de una generación”. Tras el riff funk de guitarra emergen esas sensacionales voces femeninas y el indispensable órgano, que aporta magníficos momentos solistas a los que se añade la voz masculina principal.  Melodía envolvente que despierta los sentidos con una regularidad rítmica ciertamente fantástica. “Para algunos eres el rey, pero a mí no me impresionas”, nos cuentan.  A continuación nos ofrecen “Hold on, Little babe”, tema en el que reivindican el amor sincero al margen del mundo, del pasado, y de las preocupaciones.  Aquí nos conmueven con un despliegue de recursos melódicos sensacionales comandados por una voz solista femenina, más coros pop, con el apoyo esencial de órgano, más toques precisos de metales y algún que otro riff de guitarra eléctrica con unos compases finales muy sensuales que van creciendo paulatinamente hasta recuperar el motivo principal de la canción.    
   
The Groovin'Flamingos. Foto de su web
“Deeper” es un tema pasional en el que se mezclan frases ardientes en inglés y castellano como “Don’t kiss me again, Pachucho está caliente” o “Te vistes de enfermera, it’s not the Mardi Grass”.  Rumba, soulful, smashed potato… y a gozar con una canción muy rítmica en la que todos y cada de los músicos más las voces aportan exquisitas muestras de su talento ya sea de forma individual como colectiva, incluido ese guiño al “Yeh, Yeh” de  Georgie Fame.  Cierra esta cara “La Fina”, excepcional versión del tema de Leño al que aportan ese toque latino por medio del cantante. Una adaptación memorable en la que no faltan sorprendentes solos de órgano y guitarra para hablarnos de “una chiquita, mona o foca daba igual, sólo salió de su boca... me llaman la finita y no soy fina ni ná”. 

Waterbottles. Foto de la web de los Groovin'Flamingos
La cara B empieza con “Bang”, un disparo en la oscuridad entre secretos con dos personajes principales, Glenda y Rufus.  Otra maravilla de conjunción sonora destinada a las mejores pistas de baile en el que los arreglos generan una pasión desaforada con la que te invitan a moverte al ritmo de secuencias rítmicas preciosas, más descomunales aportaciones de metales y órgano dando cobertura a esos coros y voz principal tan bien conjuntados.  Para completar tamaño despliegue de grandiosidades musicales, atención a  “Do the Miguelito”, tema para amenizar a esas chicas que llegan a la ciudad para disfrutar de un nuevo “Groove” y quieren bailar con Miki quien, al parecer, domina unos excelentes pasos.  Gran despliegue de recursos de boogaloo con excepcional solo de trompeta reverberando en tu cabeza con suma maestría entre ritmos salseros.   

The Groovin'Flamingos. Foto de su web
Los encantos del baile latino sumados con la pasión del soul nos llevan hasta “Fumanchu vs. Zombies”, con chicas ansiosas de sangre, películas de serie B hechas realidad en las que aparece Paul Naschy, Iggy Pop fallecido y “tú, que eres la comida”. Un escondite divertido para estar a salvo de los zombies.  Canción ésta que parece arrancada de la BSO de alguna película lisérgica de culto. La banda nos anonada con esa tremenda versatilidad temática mediante cautivadores momentos finales psicodélicos, cargados de pasión sexual y dirigidos por una intervención de órgano de auténtico lujo acompasado, eso sí, con el crescendo de los coros con los que desembocan todos juntos en el motivo principal del tema.  A continuación escuchamos  el instrumental “Supermiriafiori Blanco” en el que el órgano litúrgico da los primeros pases que preceden a la entrada de este corte en el que el Hammond se luce con suma sensualidad dialogando con metales de genuino soul y guitarra eléctrica de perverso R&B entre momentos ye ye ejecutados asimismo con virtuosismo a raudales.   Y para acabar  el álbum, nos deleitan con  “Lo sabes, lo quieres”, la única canción cantada en español:  un divertimento final, de grácil melodía y ritmo cautivador, en el que corre la sangre en el sofá a raíz de esos viejos gustos que vuelven a aflorar. Relaciones en las que no faltan heridas, entre gritos, con mujeres vestidas para matar que te atan al mueble bar y se sienten happy.  Curioso contraste entre la luminosidad bailable y su hiriente letra. 
           
Reflexión final 

The Groovin'Flamingos. Foto de su web
Lo mejor de los Flaming’Groovies no es su evidente creatividad manifiesta en esa forma inequívoca de dar vida a magníficas canciones con enorme destreza instrumental y vocal; ni siquiera esa manera tan conjuntada de sonar que nos descubre un fascinante trabajo de banda, definido a base de múltiples ensayos y manifestado con gran prestancia en los aclamados directos. Ninguna de estas cualidades, que ya de por si son excepcionales, es lo más destacable de esta gran banda madrileña.  Hay algo más, algo que les distingue y les sitúa en los más alto de la efervescente escena de música negra que en los últimos años ha poblado los escenarios de un país como éste en el que no hace tanto nadie hubiera atendido a un grupo español emulando a las grandes formaciones de la Motown, del mismo modo que aquí, no hace tanto tiempo, al baloncesto no jugaba casi nadie por ser cosa de afroamericanos.  A mi modo de entender, lo más extraordinario de este combo madrileño es que su música desprende un fascinante poder de convicción que no sería posible sin la  humildad del buen aprendiz pero también con las indiscutibles ganas de crear un producto original, que deba lo justo, pero que aporte una visión propia con la que se perpetúe la leyenda de la black music, con el apéndice si se quiere de made in spain, al mismo tiempo que se forja la contemporaneidad de nuestra escena actual.  Obcecados en esa difícil tarea de aunar pasado y presente con el imprescindible propósito de asegurarse un camino de futuro, nos ofrecen un enorme trabajo de grupo, sin aspavientos que valgan y sin necesidad alguna de ínfulas, dando de si todo lo mejor ya sea en directo como en estudio tal y como demuestran en este disco llamado “Bang!”, onomatopeya que implica el disparo de sensaciones, a medio camino  entre la fiesta y la conciencia colectiva que nos procura un sonido verdaderamente fantástico.            

Nota: Puedes escuchar el disco en Spotify o adquirir una copia del disco en formato vinilo 12" y Cd en la web de la banda, aquí