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Portada disco |
Antes de escuchar el anunciado nuevo disco de los
Huéspedes Felices, incluso a priori de su single de adelanto con los temas “Llueve” y
“Flying Pantalones”, era de prever que su siguiente álbum titulado “Las cosas
que no vemos”,
iba a ser la mejor entrega de su larga trayectoria. Tras volver a la actualidad de la mano de la
discográfica almeriense
Clifford records, la banda gallega había demostrado estar en su mejor momento y esa circunstancia tenía que plasmarse en un nuevo
disco de forma ineludible. Incluso me atreví a predecir que la
nueva obra musical de los Huéspedes se convertiría necesariamente en uno de los trabajos
más destacados del año. Pues bien, el momento de comprobar todos esos
buenos augurios había llegado.
Tras la primera audición, confirmé que, en efecto, era su
mejor álbum; y lo digo sin tapujo alguno, del mismo modo que os aseguro que, en
mi opinión, estará en el ranking de los discos más destacados de este 2013.
Desde esas primeras impresiones, me he volcado en comprender y analizar al
detalle todo su trabajo compositivo e instrumental así como poético, que no es
poco. A medida que lo oía una y otra vez, me parecía más creativo y fascinante,
hasta el punto que, en el momento de redactar esta reseña, lo considero uno de los
mejores álbumes de pop psicodélico a nivel internacional y de todos los tiempos.
“Las cosas que no vemos”, tal y como puedes esperar de un título así, es un
álbum que va más allá de lo evidente y por ello me ha inspirado el siguiente relato,
jugando con las letras de sus temas, a modo de reseña no solo de su obra, que
también, sino de todas y cada una de las extraordinarias sensaciones que pueden
procurarte sus entrañables canciones.
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Foto: José Ardá |
Las cosas de la Cara A.
No existe ni día, ni momento para ubicar mi visita a la casa
de los Huéspedes Felices porque solo es producto de mi imaginación. A medida
que escuchaba este maravilloso disco, se
abría ante mí un espacio onírico que me ofrecía la posibilidad de encontrar
algunas respuestas a esa búsqueda existencial que muchos de nosotros
emprendemos para comprender nuestro miedo a lo desconocido. Con mis referencias
musicales como único equipaje, viajé al mundo sonoro y vital de su residencia feliz en Fene, A
Coruña. Mi propósito era empapar mis sentidos con la creatividad sublime que
rezuma todo su trabajo pero en especial este nuevo disco que se me descubrió,
con sus canciones, en las estancias de tan psicodélica morada.
Recuerdo que llegué al atardecer y cuando divisé la entrada,
dejó de llover. Algo me llamaba en “El Jardín”. Mientras caminaba despacio sin
hablar, oía una encantadora música folk a base de guitarra y percusión oriental
que se movían con alegría alrededor de un teclado al modo de los clásicos clavicordios.
Llamé a la puerta y una alegre melodía, que surgía de unas guitarras
psicodélicas, me dio la bienvenida. Una bella y amable mujer, vestida con una sedosa
blusa blanca, me abrió con una gran llave y me dio una cordial bienvenida.
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Foto: José Ardá |
Intercambié unas palabras con mi anfitriona. Me contó que
había llegado hasta esa casa “Buscando el Sol” pero que alguien le dijo que el
sol no era real. Desde entonces, no había dejado de preguntarse cuánto tiempo
tendría que pasar para comprender cuál es, en realidad, la auténtica guía de la
vida. Su inquietud se vio envuelta entre ritmos poderosos y crescendos
espectaculares.
Entré en la casa al mismo tiempo que eclosionaron distorsiones
lisérgicas “Cerca del suelo” con cambios de ritmo eclécticos, arreglos
instrumentales lisérgicos y entradas espectaculares de órgano y guitarras a
base de solos de fantasía que me invitaban a tomar el control de la situación. Experimenté
una necesidad imperiosa de saltar, brincar, mientras el calor de la casa me confortaba
sobremanera. De pronto, adiviné una sombra, la de alguien que parecía no estar.
A punto de perder la noción del tiempo, había llegado el momento de jugar al
escondite, en este caso a ese famoso “Un, dos, tres… el escondite inglés”. Empecé a dar vueltas sin saber dónde estaba
exactamente mientras disfrutaba de guitarras poderosas, un órgano omnipresente,
un bajo grandioso y un ritmo contagioso que me invitaban a seguir buscando.
Recuerdo perfectamente que pensé: “me gustaría tanto encontrar”. Las voces desaparecieron y la canción derivó
en un instrumental que casi consigue hacerme perder el sentido.
Mi percepción de las cosas ya no era la misma; en mi mente
algo se rompió y sucumbí a una espiral de ritmo y momentos sonoros sublimes. La
casa se había apoderado, con su melodía hipnotizadora, de mi alma y me dejé
llevar para moverme al compás de su ritmo
propio y original.
Desperté “Perdido en la Luz”. Haces luminosos oscilaban entrelazándose en
una conjunción que me procuraba divertidas imágenes. La casa me recomendó que
me dejara ir, que olvidara, porque nunca más querría volver a salir de allí. Si era ese mi destino, lo aceptaba con sumo
gusto. De pronto una alegre melodía con sabor americano acompañó mis pasos para
proseguir con mi extraña visita. Era pronto aún para tomar una decisión sobre mi
futuro. El día ya era muy oscuro pero la noche aún no había caído. Se hizo el
silencio.
Las cosas de la Cara B.
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En Cantón Vello. 2013 |
“En un día oscuro”, como aquel de mi visita, me acordé de
esas personas especiales que ya no están conmigo mientras me sentía arropado
por una melodía triste, pero a su vez cariñosa. Recorriendo habitaciones, me
sentí solo y eche en falta oír alguna voz familiar. De nuevo, unas guitarras y
un órgano espectaculares diseñaban varias texturas que se colaban en mi cerebro
invitándome a reflexionar, a plantearme muchas cosas de mi vida. ¿Qué era lo que tanto
echaba en falta?... ¿Oír tu voz?
Había llegado el momento de encontrar una explicación a todas
“Las cosas que no vemos”. Aunque quizá fuera
más prudente esperar. Me pregunté si mi vida era aparente. No estaba seguro de nada. El día se cruzó con
la noche a ritmo de un órgano genial. Los colores se difuminaron y quise salir
del trance de mi vida para ver esas cosas importantes que siempre acaban por
pasar desapercibidas. Momentos, miradas, risas, palabras, abrazos, que se van
con las personas más cercanas cuando nos dejan como “Pájaros” que vuelan sin
cesar, cuando ya no hay posibilidad de mejorar, cuando ya todo es gris. Las
guitarras siguieron entretejiendo punteos de fantasía acompañando a ese momento
tan esperado de atreverse a borrar para cambiar.
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En Cantón Vello. 2013 |
De repente, la lluvia empezó a repicar en las ventanas y,
sin saber cómo, aparecí al descubierto a su merced. Miré hacia arriba, el cielo
estaba oscuro. Busqué un refugio, no
tenía paraguas. La música seguía zarandeándome
con su enorme poder de convicción a base de coros magistrales que me decían
entre juegos de piano, órgano, ritmos sin tregua y guitarras hirientes: “Llueve”,
otra vez….
Por suerte, la casa se apiadó de mí y su techo regresó para
darme cobijo. Fue entonces cuando me explicó su historia mientras observamos
cómo las “Las hojas caen”. Juntos recordamos ese tiempo en que los días pasaban
despacio sin pensar en nada más; descubriendo los secretos escondidos en
cualquier lugar. Sin duda, no había nada igual. Pero ahora que empezaba a
oscurecer la vida, todo está triste otra vez.
Mi visita a la casa de los Huéspedes Felices había
terminado. En un rincón, un guitarrista sentado en el suelo punteaba, de
espaldas a mí, las cuerdas de su instrumento mientras observaba el futuro por la ventana acompañado
por el sonido de un tierno acordeón. Ese mismo día empezaba el “Otoño” y
comprendí que la mejor manera de afrontar esa estación del año tan melancólica
es escuchando melodías tan sublimes como sinceras que te invitan a buscar esas cosas
invisibles de la vida que quizá no queremos o nos da miedo ver.
Los protagonistas y sus cosas
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En Casa Ardá |
El disco “Las cosas que no vemos” fue ideado, grabado y
producido por los Huéspedes Felices en los Estudios B77 entre diciembre de 2012
y junio de 2013 donde Shimizu se encargó de la masterización.
La banda que dio vida a este disco está formada por Daniel Blanco a los
teclados y voz; Álvaro Calvo, guitarra y voz; Martín López, batería y voz;
Alberto Amigo, bajo y voz; y Oscar Antón, guitarra y voz. Los Huéspedes
contaron con la ayuda de Carolina Rodríguez a las percusiones; y George
“Moonlight” Méndez a la acordeón. Del diseño de la carpeta abierta se encargó
Alberto Amigo quien contó con las fotos de José Ardá.
Aunque existen indicios de que todo empezó a finales de los
ochenta, el debut oficial de los Huéspedes Felices se produce en 1993 con Luis
(bajo y voz), Alvaro (guitarra y voz) más Sergio (batería ) y al poco tiempo,
Archy ( guitarra y voz ). Esa fue su primera formación que duraría cuatro años
durante los que participan en recopilatorios. Su primer Ep, en 1996, se
titularía "Gigantes del Pop" con el sello Animal Records. Archy les
dejaría en el año 1997, y entra Fernando. Con él graban "Aventuras en Felicia
" ( Cd autoeditado de 1998) más una
canción "Motherly love " para la serie "Unmatched: tributo a
Frank Zappa " (1998) y un fallido single que iba a ser producido por
Miguel Angel Villanueva con las canciones " Cada día " y " El
extraño viaje ". Fernando también les deja para formar parte de Malconsejo
y en 2000 se incorpora Daniel, pianista que ya había colaborado con ellos en
alguna grabación anterior.
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Portada single digital. |
Empieza una etapa donde predomina el estilo que ellos mismos
denominan como “sicodelia pangalaica”
con Cds autoeditados y titulados: "PennyRoyal Park " (2001), "
Luz artificial " (2003), el recopilatorio "Historia de la música Rock
Vol. 101" (2003), y "The Tarek Aziz Psychedelic Band" (2004). En
2005 tras "Las vacaciones del capitán", incorporan otro guitarrista
al grupo, Moncho, también colaborador conocido. Vuelven a sonar en directo y graban su gran álbum "Sol de
invierno” (2007). Tras ese disco, Óscar
substituye a Moncho. Con la nueva formación, más Miguel Ángel Villanueva a las
voces, graban el tema "Felicia" para el disco aniversario del Felipop.
Tras un año difuso, con escasas ganas de seguir adelante,
sale Sergio y entra Ramón Saleta, que fue batería de Elephant Band, y graban un
Cd-Ep llamado "Cambios" (2011) con el que recuperan la ilusión. Se
producen nuevos cambios al substituir Martín a Ramón Saleta mientras que Alberto de Todos El Largo
Verano, entra en lugar de Luis. En 2012, Clifford records edita el Ep “Mi
reflejo” y un recopilatorio con el
preciso título de “Tipos normales con guitarras eléctricas” y el subtítulo de
“Un repaso a la historia de los Huéspedes Felices a través de nuestras
canciones favoritas”. Antes de que se editara este nuevo disco, pudimos disfrutar en su bandcamp de un single digital con dos temas: “Llueve” y
“Flying Pantalones”, una canción no incluida en el álbum en el que ponen de manifesto su gran destreza instrumental siempre procurando una creativa atmósfera repleta de "groove" y psicodelia.
Las cosas que al final siempre vemos
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Logo |
En un país como éste o, si lo prefieres, en una sociedad como la actual que pretende convertirnos en seres meramente productivos sin creatividad, conformados con la realidad cotidiana y atemorizados por las sucesivas crisis, no deja de ser reconfortante que aparezcan grupos como los Huéspedes Felices quienes, tras tantos años de trayectoria, no se resignan a ver las hojas caer y vuelven a descubrir los secretos de la felicidad escondidos en cualquier lugar con su nuevo álbum editado por Clifford Records. Puede parecer un ejercicio vital sin mucho sentido pero, con un poco de esfuerzo y de imaginación, estoy más que convencido de que las cosas positivas que, quizá ahora no ves de tu propia vida, te sorprenderá encontrarlas en este fabuloso disco que te recomendamos encarecidamente.
Nota: Si quieres más información sobre el grupo y sus
trabajos discográficos, te invitamos a visitar la sección que les dedicamos en
el
Magic Pop. Es posible escuchar los temas en el
bandcamp y puedes adquirir
una copia del vinilo con carpeta abierta y Cd de regalo en la web de
CliffordRecords.