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martes, marzo 10, 2020

Nuria Barrios - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Es mi forma de relacionarme con la vida, con los otros y conmigo misma. Y es la única actividad que me hace sentir menos infeliz.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Me gusta escribir con mucha luz natural y, si no es posible, al menos cerca de una ventana. Necesito silencio. Necesito estar sola o, si estoy en un lugar público, sentirme sola. No me gusta que fotografíen mi sitio de trabajo. Necesito que los armarios estén cerrados. No me gusta que nadie toque mi mesa de trabajo. No me gusta que me interrumpan. Me gusta tener cerca algún objeto familiar que me resulte inspirador o relajante.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

La familia, el amor, la identidad, la locura, la fina línea que separa la normalidad del desastre, la muerte como latido de la vida, el humor como una forma de respiración.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Fiarme de mi instinto. Para el resto tengo siempre presentes las palabras de Samuel Beckett: “Lo intentaste / Fallaste / No importa / Inténtalo de nuevo / Fracasa de nuevo / Fracasa mejor”.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Planifico la historia antes de empezar a escribir. Luego la ficción va revelando su propia lógica y me atengo a ella. El esquema está para ser modificado.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

No tengo autores de cabecera. Siempre que descubro a un escritor o a una escritora que me gusta, lo leo con mucho detenimiento. Y luego me aparto para trabajar mi propia voz. Dicho esto, vuelvo una y otra vez a los mitos griegos.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Acabo de publicar una novela que se llama Todo arde. Voy a atenerme al ejemplo de Aristóteles, que fue capaz de contar la Odisea en menos de diez líneas, para hablar de mi novela. Todo arde narra la historia de Lolo, un chico de 16 años que entra una noche en un poblado chabolista de venta de droga para rescatar a Lena, su hermana mayor, que está enganchada. Es una historia aparentemente sencilla, pero el robo de un perro complicará todo y hará que el viaje del chico se transforme en una odisea, que es al mismo tiempo un relato de aventuras, un descenso a los infiernos con ritmo de thriller, un viaje iniciático y una historia de amor. El hecho de que toda la novela transcurra en una noche da una urgencia a la historia que acentúa la tensión y el suspense.


 


Nuria Barrios es autora de las novelas Todo arde, El alfabeto de los pájaros y Amores patológicos, de los libros de relatos Ocho centímetros, El zoo sentimental y Balearia, y de los libros de poemas La luz de la dinamo, ganador del Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado, Nostalgia de Odiseo y El hilo de agua, ganador del Premio Ateneo de Sevilla. Como cuentista está presente en numerosas antologías, la más reciente: Tsunami, miradas feministas. Es la traductora al español del novelista irlandés John Banville/Benjamin Black, premio Booker y premio Príncipe de Asturias de las Letras.

martes, enero 14, 2020

Gemma Solsona Asensio - Cuestionario básico

1.- ¿Por qué escribes?

Difícil respuesta. O muy sencilla, quizá. Desde siempre me ha gustado imaginar historias, contarlas y que me las cuenten. Creo que ahora escribo porque así lo siento y lo vivo, porque no puedo evitar leer libros, escuchar ciertas conversaciones entre amigos o ver una fotografía sin que, en ocasiones, me susurren principios, escenas, secretos de algún personaje al que me gustaría dar vida… Y eso son los “retazos” de realidad que “reescribo o reinvento” en alguna de mis libretas, bocetos que, a la larga, convierto en una historia. Es algo casi automático, esa necesidad, al menos. Después, la escritura… es un proceso distinto. Las musas son muchas, sin embargo, poco a poco, hay que ordenarlas, corregirlas, trabajarlas… y ese proceso no es tan instintivo aunque forme parte, también, de la escritura. Mas la razón, el inicio de todo, pienso que es más visceral, casi, casi una necesidad.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones a la hora de escribir?

Me encanta estar rodeada de libros, eso es lo más curioso, escribir en una biblioteca, no solo por el silencio, sino porque me parece un paraíso en el que me gustaría estar si se acabara el mundo (con una buena despensa de dulces en el almacén). Y en casa, tengo mi pequeño “rincón” de escritura, rodeado de los libros que adoro y me inspiran. Así, a priori, te confieso que siempre tengo cerca a alguna de mis últimas musas, libros de relatos que me han hecho disfrutar o ciertas novelas de las que, de cuando en cuando, releo algún párrafo. Además suelo tener pequeños fetiches relacionados con lo que más me gusta, una taza de café y algo dulce, y pequeños objetos recopilados en mis viajes. ¡Ah! Y cómo no, los días que tengo suerte y acceden a hacerme compañía, me encanta escribir con uno de mis gatos, Harry o Potter, bien cerquita. Todo eso si estoy cerca de casa o hay alguna biblioteca abierta. Si no… me contento con irme a una cafetería acogedora y tener mi café y mi dulce cerca. Logro concentrarme aunque haya ruido y si la historia que estoy contando me tiene atrapada, así que… hay algunas cafeterías que ya me conocen, porque las visito con frecuencia.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Una de las cosas buenas de cumplir años, creo, es que en todas las facetas de tu vida vas conociéndote mejor, poco a poco. Eso se aplica también a la escritura. Me parece que Stephen King, en “Mientras escribo”, ya habla de que, pese a que te plantees historias distintas, cuando te gusta escribir acabas casi siempre dándole vueltas a las mismas obsesiones, a los mismos temas. Yo me he dado cuentade que tengo tres tonos, visiones o “estados” si podemos llamarlos así, a la hora de escribir: el fantástico, la oscuridad y la nostalgia. Estas formas de abordar la historia se combinan y, a veces, predomina uno sobre otro. Sobre los temas… la muerte, la soledad, los monstruos, el paso del tiempo, el amor por los lugares y los objetos, la infancia… creo que de alguna, forma casi siempre, están ahí.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Intento contar la historia cómo creo que me gustaría leerla/escucharla. Le doy mucha importancia a la forma de narrar, a la voz con la que quiero contar esa historia en concreto. No es lo mismo narrar una aventura de infancia con la voz de una niña o de una anciana. El lenguaje, el tono, la emotividad con la que lo haces ¡cambia tantísimo! Y, por otro lado, releo siempre, varias veces, lo escrito, en alguna ocasión en voz alta. Me ayuda a darme cuenta de las repeticiones, a asegurarme de que lo que he escrito tiene el ritmo adecuado, a introducir o eliminar ideas (eliminar muchas veces es necesario, aunque a muchos escritores sea lo que más nos cueste)…

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Mhm, ¿lo que se llama escritor de brújula o mapa? Leí hace poco que George R. Martin los denomina jardineros o arquitectos… De momento, he escrito siempre relatos de mayor o menor extensión, pero relatos y, a ver, para empezar a escribir, es curioso, pero al menos necesito tener mi principio muy claro, un título y el final. Quizá por eso tengo muy presente el dodecálogo, sobre el cuento, de Andres Neuman. En concreto, una frase que dice: “En las primeras líneas un cuento se juega la vida; en las últimas líneas, la resurrección”. Al ser relato, intento que la historia, de alguna forma, sea un círculo perfecto y que, el principio y el final, estén relacionados, que se complementen. Además de procurar, en la medida de lo posible, que el principio cree expectativa, llame la atención, etc, etc. Pero considero esencial que esa línea o líneas iniciales tengan coherencia con el tono de la historia, con lo que voy a contar después. Eso me ayuda. Y, una vez establecida la inspiración, el principio y el lugar a dónde quiero llevar mi historia… depende de cada relato. Me parece que empiezo con el mapa, pero después lo guardo en el bolsillo y me quedo con el destino y la brújula en la mano.
            En mi opinión, la escritura es casi orgánica y se va construyendo con lo que vivimos, leemos, nos cuentan... Si empiezo a escribir un lunes por la tarde, tal vez no pueda seguir con mi historia hasta el fin de semana (y eso, con un poco de suerte, porque el tiempo es el hándicap de muchos hoy en día…). Así que, en esos días, puedo haber leído un fragmento en una novela, visto una película que a lo mejor, sin que haya sido del todo consciente, me han aportado una nueva idea para la historia. Por tanto, podríamos decir que trazo un mapa muy incipiente y que, a partir de ahí… me dejo llevar.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Uy, muchos... como te he dicho, pienso que la escritura es casi orgánica y lo mismo  ocurre con mis lecturas favoritas: voy descubriendo, día a día, nuevas obras, autores y autoras que añadir a mi particular “podio”. En cada momento de mi vida, he descubierto libros que me han hecho soñar, que me han llevado a ser la lectora que soy y me gustaría pensar que también la escritora que se forma, día a día. Libros que aparecieron en el momento justo y que, si los hubiera leído más tarde, tal vez no hubiese disfrutado tanto, claro está. Mis ídolos juveniles fueron Enyd Blyton, Louise May Alcott y Agatha Christie (la leí siendo muy pequeña); como clásicos me quedo con Poe, Dickens y las hermanas Brontë: de Poe, sus Narraciones extraordinarias; de Dickens, con Grandes esperanzas e Historia de dos ciudades, ambas disfrutadas y releídas en distintos momentos de mi vida; y de las Brontë, me quedo siempre con Emily y su Cumbres borrascosas.  Pasé también mi “momento” de realismo mágico y no puedo olvidar a Gabriel García Márquez, del que leí casi todo... tuve mis “momentos” de “novela gótica”, de vampiros... y existen muchas novelas que me marcaron, de estilos distintos, como Expiación de Ian McEwan o Todo cuanto amé de Siri Husvedt... Pero, actualmente, por citarte autores a los que suelo regresar y nunca me defraudan, me quedaría con Cortázar, Juan José Millás y Truman Capote (releer algunos cuentos o novelas de Millás, y el Desayuno con diamantes o los relatos de Capote es un placer que me doy de cuando en cuando). Y, cómo no, debo citar a mis musas fantásticas: Shirley Jackson, Angela Carter y la pizca de nostalgia y magia que desprenden las historias de Ana María Matute.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Ahora estoy trabajando en antologías de diversos autores y autoras que saldrán a la luz, espero, en este 2020, y tengo también un proyecto propio, de relatos, con ilustraciones de mi amiga musa y musa Judit García-Talavera que está muy avanzado, cruzaremos los dedos y nos encomendaremos a las brujas... Lo último que he publicado es otro libro de relatos, Casa volada que se publicó en el 2019, de la mano de Huso Editorial.
            Casa volada se formó, cómo no, de esa manera orgánica que he comentado antes, a través de prodigiosas casualidades que se conjuran para llegar a la historia/historias que quieres contar. Son diez cuentos unidos entre sí por el protagonismo que adquieren las casas, los lugares donde suceden las historias. Con los años, me he dado cuenta de mi pasión por los objetos, por los espacios y por las casas y las historias que esconden. Me da la sensación de que sí, “escuchamos o miramos” con atención, las casas y esos objetos tienen mucho que contarnos... Casa volada se inició con un relato, el que da título al libro, en homenaje a Cortázar. Después fueron viniendo otros y me percaté de que todos estaban relacionados y unidos por ese hilo de la “domofilia” (adopto la palabra de Patricia Esteban Erlés, una gran escritora de lo insólito y lo oscuro a cuyos relatos vuelvo también con frecuencia y que me enseñó este término). Y el libro se reveló, por fin, tal y como es ahora, una tarde en la que una amiga me envió una frase de Natalia Ginzburg, sacada de La ciudad y la casa, que decía: “Tú una casa la puedes vender o dejar a quien te dé la gana, pero siempre la llevas contigo”. Así fui estirando del hilo y surgieron nuevos relatos con la casa (fantástica, misteriosa, fiel vigilante de secretos, hogar evocado...) como protagonista. Y el resultado... un libro de cuentos, Casa volada que navega, cómo no, entre la fantasía y la nostalgia, con un pelín de oscuridad.




Gemma Solsona Asensio es licenciada en Comunicación Audiovisual y trabaja en marketing y publicidad. Es profesora de Escritura Creativa y Relato y miembro de la P.A.E (Plataforma de Adictos a la Escritura) con quienes participa en la organización de charlas y eventos de ámbito cultural (programas de radio, presentaciones de libros, trivials literarios…). En el 2009 publica su primer libro Valguamar, cuentos de lugares, amores y difuntos (Hijos del Hule) junto a Tebu Guerra. En el 2012 gana el concurso literario Vila de Gracia y es finalista del Ana María Matute (su relato fue publicado en La teoría de Polch, de Ed. Torremozas). Ha publicado en las antologías: Qué me estás contando (Hijos del Hule, 2008), Café con letras (Hijos del Hule, 2009), Homenaje a Poe (Artgerust, 2014), Navidadoscuracasinegra (P.A.E., 2015), Cuéntame un día (P.A.E., 2016), Barcelona Gótica (Apache Libros, 2016), Vampiros en Barcelona (Apache Libros, 2017), Doñana es arte (Suseya ediciones, 2017), Monstruari (SECC, 2018), Más macabras (Maluma, 2019). Ha sido coordinadora de las antologías Cuentamínate (Hijos del Hule, 2012) Cuentopsia (Hijos del Hule, 2014), Vuelo de brujas (Apache libros, 2018) o TRAStiendas (Stonberg, 2019). En el 2016 publica su segundo libro de relatos: Maullidos (Stonberg, www.mismaullidos.com). Y este 2019 ha sido la ganadora del certamen “Terroríficas II” y ha presentado su tercer libro de relatos: Casa volada (ed. Huso).

martes, enero 07, 2020

Elena Alonso Frayle - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes? 

Creo que todos los autores nos hemos hecho alguna vez esa pregunta (o nos la hacen a menudo) y uno se da cuenta de que las respuestas tienden a ser muy parecidas en cuanto al fondo, y se pueden resumir en dos palabras: escribimos porque nos hace felices. A mí, además, el escribir me proporciona una especie de revulsivo contra la fugacidad; es una manera de conjurar lo que más me asusta, que es el olvido. 

 2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir? 

Escribo por las mañanas, cuando mi mente está más despejada, y, por tanto, resulta más creativa. Necesito mucho silencio alrededor y, sobre todo, la certeza de que no seré interrumpida en las siguientes dos, tres horas. Eso en cuanto a la escritura propiamente dicha, pero diría que un autor está siempre escribiendo en su mente, está constantemente procesando la información a su alrededor en busca de fuentes de inspiración. Por eso, suelo llevar conmigo una libreta de notas en la que voy volcando todo lo que, de una forma u otra, intuyo que me pueda servir para el proyecto en curso o para proyectos futuros. En cuanto a supersticiones, ninguna, no creo en su eficacia. A menos que llamemos superstición al hecho de ser incapaz de irme a dormir sin revisar de nuevo lo trabajado por la mañana: así como la creatividad me asalta a primera hora, es por la noche, antes de terminar la jornada, cuando desarrollo un agudo sentido crítico con el que con frecuencia elimino o modifico gran parte de lo que escribí durante el día. 

 3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas? 

 En sentido amplio, y como apuntaba al principio, me preocupa sobre todo la idea de fugacidad, de paso del tiempo: el olvido. Pero ese tema se traduce en una amplitud de posibilidades narrativas. En concreto, en mis novelas con frecuencia aparecen elementos históricos que desencadenan la narración; me interesan sobre todo los pasajes poco conocidos de la historia, y cuando escribo sobre ellos, me propongo explorar cómo esos hechos nimios del pasado, casi olvidados por el historiador, tienen la fuerza de incidir en el presente, en el destino concreto de personas concretas. 

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir? 

Diría que, a la hora de escribir, me guía sobre todo el respeto hacia el lector; hacia sus capacidades, sus intereses, su predisposición a dedicar a la lectura de mi obra unos minutos o unas horas del preciosísimo tiempo de su vida, que un día terminará. Por eso, por respeto, no se lo pongo fácil, sino que presumo en él las dosis de ingenio necesarias para entablar ese diálogo en que consiste la literatura. Es algo que tengo constantemente presente, en cada frase que escribo. 

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio? 

Pertenezco claramente al grupo de los llamados «escritores brújula»: sé dónde quiero llegar –mi norte-, pero la ruta que seguiré la voy descubriendo mientras escribo. Aunque pienso que siempre hay una suerte de planificación que opera a nivel inconsciente. Me ocurre con frecuencia, por ejemplo, el introducir elementos, situaciones o personajes en la narración sin saber muy bien por qué lo hago, y solo más adelante, a medida que avanzo en la escritura, me doy cuenta de la absoluta idoneidad de esos elementos. Es como si mi subconsciente hubiera ido un paso por delante y supiera muy bien qué función estaban llamados a cumplir esos elementos en el conjunto de la narración. 

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera? 

Me gusta descubrir novedades y autores poco conocidos o poco promocionados, en los que a menudo encuentro más calidad que en los escritores «de renombre». Sin embargo, existen una serie de autores y obras de referencia a los que vuelvo una y otra vez, porque siempre aprendo algo nuevo con las relecturas. Mencionaría por ejemplo a Nabokov, no solo sus novelas, sino también sus cuentos; mencionaría también los Nueve cuentos, de Salinger. Por otra parte, el año pasado recibí el encargo por parte de una editorial de Mongolia de preparar una antología de narrativa corta española. Para realizar la selección de los textos, me reencontré con autores y cuentos a los que no había leído en años o décadas; debo decir que el reencuentro fue grato y aleccionador. Volver por ejemplo a Clarín o a Pío Baroja, y releer los que en su día fueron lecturas obligatorias en el colegio con el bagaje que hoy me acompaña constituyó una experiencia reveladora. Lo mismo que releer a la gran Rosa Chacel —injustamentente relegada— o a Francisco Ayala, cuyo deslumbrante cuento «El Hechizado» creo que fue calificado por Borges como el mejor cuento jamás escrito. O a Miguel Delibes, Ignacio Aldecoa, Medardo Fraile… 

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? 

Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo. Este último año he publicado dos libros: una novela juvenil con la editorial Edelvives, Y serán felices, y el volumen de cuentos La mala entraña (Baile del Sol), que me ha proporcionado la inmensa alegría de ser distinguido con el Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España. En la actualidad, y desde hace más de un año, estoy volcada en la escritura de un libro sobre Mongolia, fruto de los tres años que he vivido en ese país. Se trata de un libro de género incierto: lo que empezó como una novela, poco a poco ha ido deslizándose hacia un híbrido en el que se entremezclan la literatura de viajes, los relatos puntuales, la crónica y la novela propiamente dicha.


Elena Alonso Frayle (Bilbao, 1965) es Licenciada en Derecho y graduada en Administración de Empresas por la Universidad de Deusto, y ha cursado estudios de posgrado en Derecho Comunitario por la Universidad de Nancy. Su labor como escritora ha sido reconocida con innumerables premios, tanto de cuento («Ignacio Aldecoa», «Gabriel Aresti», «Fernández Lema», «La Felguera», «Miguel de Unamuno», etc.) como de novela. Sus libros de relatos Llegados a este punto (2011) y La hora de los vencejos (2017) han obtenido en México el premio “Sor Juana Inés de la Cruz”; el libro La mala entraña ha obtenido el Premio Setenil (2019) al mejor libro de cuentos publicado en España. Ha publicado, además, las novelas El legado de la misión Iwakura (2010), galardonada con el Premio “Gabriel Sijé”, El silencio de los siglos (2013), que obtuvo en México el Premio Internacional de Narrativa Editorial Siglo XXI, y las novelas juveniles La edad de la anestesia (2014), XIV Premio Alandar, Y serán felices (2019) y Los niños cantores (2015), XXVI Premio Ala Delta.

martes, diciembre 17, 2019

Michelle Roche Rodríguez - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Escribo porque no sé hacer otra cosa. No solo no soy buena para más nada, sino que no puedo evitar pensar en el mundo como algo para ser comprendido a partir de las palabras y aprehendido desde la ficción.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Escribo en lápiz y no se me ha quitado la costumbre del colegio de subrayar (en pluma roja o rosada) cada vez que anoto un título o encuentro una idea que me gustaría desarrollar. Siempre que tengo un proyecto nuevo, comienzo un cuaderno, así que tengo un montón de cuadernos, cuadernitos y libretas dando vueltas por casa. Siempre es una pequeña tragedia cuando no encuentro el correspondiente a un proyecto específico.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

En líneas generales, me interesa el poder y cómo afecta a la gente que no lo ostenta. Me interesa en especial la manera en que el género femenino ha sido sojuzgado por el patriarcado a partir de herramientas culturales (como los mitos de lo cotidiano o el status quo) y por qué algunas mujeres han sido cómplices de las idiosincrasias que las mantienen en una posición secundaria con respecto a los hombres.

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

La honestidad. Un texto malo siempre se puede arreglar, uno deshonesto no.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Ambas cosas. El primer borrador es fundamental, allí escribo todo lo que quiero decir sobre un tema. Luego, con el segundo borrador, me ocupo de organizar y crear una estructura. Sin estructura no hay discurso literario —artículo o libro, da igual—. Tendemos a subestimar la importancia de esta herramienta, pero de una buena estructura resulta un trabajo bien hecho. El tercer borrador es para reconocer y quitar lo superfluo. Por supuesto, entre cada uno de estos tres borradores hay varias versiones de un mismo texto e incontables “libreticas” para tomar en cuenta cada uno de los problemas presentados por la escritura.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Son muchos, pero los que tengo más frescos porque los he releído varias veces en los últimos dos años son estos:
Internacionales: Margaret Atwood, Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Víctor Hugo, Virginia Woolf y Simone de Beauvoir (ella es la maestra de la honestidad en la escritura, por cierto).
Venezolanos y venezolanas: Teresa de la Parra, Ana Teresa Torres, Yolanda Pantin (poeta), Salvador Garmendia, Eugenio Montejo (poeta) y José Rafael Pocaterra.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


El 27 de enero de 2020 sale a la venta mi primera novela, Malasangre. Se trata de un proyecto que he pasado una década escribiendo. En la novela, Diana Gutiérrez descubre su inclinación al vampirismo a los 14 años cuando ataca a un amigo de su madre. Aunque antes ya había notado su interés por la sangre, hasta ese momento solo vivía para agradar a su familia y ansiaba convertirse en maestra, no por gustarle los niños sino para ocultar su pasión omnívora por la lectura, mal vista entre las venezolanas de 1921. Pero todo cambia esa tarde. Su madre la reprende prohibiéndole seguir con los estudios. La beata Cecilia no se atreve a llamarla vampira, pero sí «hematófaga» y «malasangre»: más que solo concupiscente, le parece de moral torcida. En esa década, la palabra «vampira» tiene connotaciones sexuales. El movimiento sufragista tiene poca repercusión en la sociedad aún colonial que habitan, inmersa en la dictadura con pretensiones dinásticas del general Juan Vicente Gómez, pero el miedo a las mujeres «fatales» ya existía. Malasangre relata la lucha de Diana contra sus instintos criminales, el control que ejerce sobre ella su familia y la sociedad patriarcal y militarista en la que vive, la misma que a partir de los años veinte se estrenó en el rentismo petrolero que marca al país hasta la fecha. Creo que de la relación vampírica con el petróleo que tiene el país y de su atávico militarismo se pueden sacar algunas alegorías con la presente tragedia de mi país. 



Michelle Roche Rodríguez escribe narrativa, ensayo, periodismo y crítica. Le interesan los mitos cotidianos, la literatura y el feminismo. Con la colección de cuentos Gente decente (Musa a las 9) ganó el Premio de Narrativa Francisco Ayala en 2017. Su ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex) se publicó en España en 2016. Su primer libro fue la colección de entrevistas Álbum de familia: Conversaciones sobre la identidad cultural en Venezuela y lo publicó en su país Editorial Alfa. Ha colaborado con las revistas españolas Zenda, Buensalvaje, Frontera D, Quimera, Qué leer y la estadounidense Literal. Latin American Voices, así como también con los medios culturales venezolanos Prodavinci y «Papel Literario», suplemento del periódico venezolano El Nacional, donde trabajó varios años. En 2014 fundó el magazine en-línea Colofón Revista Literaria (www.colofonrevistaliteraria.com).
Nació en Caracas y desde 2015 vive en Madrid.
Su página web es www.michellerocherodriguez.com

martes, diciembre 10, 2019

Alma Karla Sandoval - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Para entender la vida y lo que se aleja de ella. No me ocurre naturalmente y no siento que mi cuerpo ni eso que llaman imaginario se adapten a la artificialidad que implica la ficción o la filigrana de un poema. Pero lo que necesito expresar no aprendí a comunicarlo ni con la danza, ni con pinceles ni mucho menos con la magia de un instrumento musical que dispersa las nubes. Colgué palabras en el aire desde niña. Eso es todo.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Escribo, preferentemente, de mañana con un buen café en las manos y un jardín a la derecha. Lo hago por proyectos si de una novela o un ensayo se trata, dedicándole de dos a tres diarias. La poesía es otra cosa, guardo los poemas que podrían ser delicadas o salvajes epifanías en un archivo como si fuera un cofre que no apresuro, que nunca vacío o vendo a la primera.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Más bien mis ocupaciones u obsesiones: la violencia, la soledad, la incapacidad de los seres humanos para comunicarse. En lo poético, el diálogo con otros autores o la fundación de reinos imposibles. Me gusta pensar en escenarios únicos donde el poema circule libremente, es decir, campos semánticos insólitos o reposados como si cada texto se desplazara como un barco o consiguiera la salvación del instante de una buena pintura.

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Confiar y desconfiar al mismo tiempo. Es decir, dejar que fluya la expresión, preservar ese material auténtico y catártico, pero luego hacer correcciones hasta el delirio, si es posible. También ayuda pensar que todo es una versión de una versión que nunca será definitiva.
     Suelo tener cuidado con algunos prejuicios, por ejemplo: si escribes poesía más vale que no incursiones en otro género porque esta te abandona. O bien: los mejores novelistas rebasan los cuarenta años porque ya han vivido lo suficiente. No creo en recetas porque suelen encorsetar la voz.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Depende. Hay cuentos o novelas que me gusta pensar ya están escritos de antemano, se pensaron mucho, se dejaron madurar y reposar. Pero a veces un argumento nos lleva y nos descubre esa ambigüedad o tensión que tanto bien le hace al relato.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Como es una pregunta difícil, voy a mi biblioteca y observo. Encuentro a Bishop, Juan Gelman, Marosa di Giorgio, Colette, Marguerite Yourcenar, Pessoa, María Moreno, Chéjov, Wislawa Szymborska, Rosa Montero, Melville, Svetlana Aleksiévich, Borges, Juan Rulfo, Claudio Magris, Pascal Quignard, Juan Carlos Onetti, Elena Garro, Amparo Dávila, Carmen Laforet, Ana María Matute, Proust, Roberto Bolaño, Salinger, etc. La lista cambia, claro, según las temporadas anímicas.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Son dos, una novela que sigo corrigiendo y cuyo título es El modo Houdini. Resultó finalista en un concurso nacional de México que recibió más de 600 trabajos. Como es una obra que describe el paisaje forense de mi país donde la trata de personas y el feminicidio son dos flagelos imparables y, al mismo tiempo, pretende ser una cartografía de los estragos del amor romántico, estoy dándome un respiro para retomar el valor de intervenir ese texto. En tanto, desarrollo un proyecto poético que comencé en una residencia en Barcelona, el título tentativo es Un ajuar de palabras explora el exilio, la migración latinoamericana en Europa, la política ficción sentimental identitaria y la construcción de un lector ideal o un tú lírico que se desdobla. 



Alma Karla Sandoval (México).  Poeta, periodista y profesora. Obtuvo los apoyos del FOECA y del FONCA en 1999 y 2001. En 2010 y 2018 se le concedió la Beca de Creadores e Intérpretes con trayectoria del PECDA. Ganó el Premio Nacional de Periodismo, AMMPE, 2011, y los Juegos Florales de Cuernavaca, Morelos 2012, en cuento y novela corta. Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2013. Recibió, por su primera novela, el Premio Nacional de Narrativa Dolores Castro 2015 y el Premio Nacional de Poesía “Noble y Leal Ciudad de Tepic 2015”.  Obtuvo el Premio al Mérito Periodístico 2019 y el Premio Nacional de Poesía María Elena Solórzano 2019. Cuenta con más de veinte libros publicados. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, rumano, portugués y ruso,

martes, octubre 01, 2019

Aroa Moreno - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Escribir me funciona como un amplificador de la vida: pasan más cosas ahí y las entiendo mejor. Además, me lo paso muy bien, incluso cuando escribo sufriendo, me lo paso muy bien.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Cada vez tengo menos manías. A lo que sí me he acostumbrado es a escribir temprano. Muy temprano. Creo que a esa hora todo me funciona mejor. Aunque con esas horas no basta, ese silencio me sirve muy bien para releer y señalar lo que sí y lo que no. Nunca escribo de noche. No soy nada nocturna.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Sí siento que hay algo que subyace a todo, escriba de lo que escriba, y es la interacción de lo grande con lo pequeño, de la Historia con las historias, de la política con la vida privada. Dentro de eso, que es un gran espacio, caben muchos temas.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

No tener miedo.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Planificado todo desde el principio, no. Qué angustia. Pero necesito saber bastantes cosas y espacios. Dentro de esa trama, libertad. Para escribir La hija del comunista tuve que llevar las riendas muy sujetas. En el tono y en el estilo de la novela fue donde me di alas.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Esta pregunta es imposible para mí. Los libros de cabecera van cambiando. Prefiero decirte lo que hay ahora mismo sobre mi mesilla (soy muy optimista con lo de leer en la cama): Las pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg; Maniobras de evasión, de Pedro Mairal; El colgajo, de Phillipe Lancon y la poesía de Piedad Bonett. No los leo siempre todos a la vez, pero me gusta verlos ahí preparados.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Mi último libro publicado es La hija del comunista, una novela sobre la vida de una mujer, Katia, que es hija de exiliados españoles en el Berlín oriental. Es una novela sobre el desarraigo, donde la Guerra Fría apuntala el camino que sigue la protagonista. Es un libro que me ha dado muchísimas alegrías. Ahora me encuentro en plena escritura de otra novela que me gustaría acabar este año. 



Aroa Moreno Durán (Madrid en 1981) estudió Periodismo en la Universidad Complutense, especialista en Información Internacional y Países del Sur. Es autora de La hija del comunista (Caballo de Troya, 2017), novela por la que obtuvo el Premio El Ojo Crítico de Narrativa. Ha publicado los libros de poemas Veinte años sin lápices nuevos (Alumbre, 2009) y Jet lag (Baile del Sol, 2016). Es autora de las biografías de Frida Kahlo, Viva la vida, y de Federico García Lorca, La valiente alegría (ambas en Difusión, 2011). Publica una columna semanal en el periódico digital infoLibre y colabora con varios medios. 

martes, septiembre 17, 2019

Carmen Peire - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

No lo sé a ciencia cierta, por necesidad, por placer, por ahorrarme el psiquiatra. Quizá esto último.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Mi costumbre: primero escribir a mano, en un cuaderno grande, bonito y nuevo, a pluma. Luego, pasarlo al ordenador y a partir de ahí puedo seguir directamente sobre el teclado.
No tengo una preferencia clara o definida. En horario, antes por la noche, ahora por la mañana o por la tarde, pero no mucho tiempo cada día.
La manía puede ser la de escribir con pluma, cada vez detesto más los bolis. Me encanta mancharme el corazón (dedo) de tinta. Me rodeo de los libros que me hayan inspirado en el último tiempo y suelo tener una foto de la habitación donde escribía Chéjov y un retrato de Kafka. Pero si no lo tengo me da igual. Un gran vaso de agua y de vez en cuando té.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Creo que la que más me afecta es la de la identidad y el lugar en el mundo, tirando a lo transfronterizo, quizá por mi propia historia.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Escribir con el corazón y corregir con la cabeza. Pero ante todo, ser honrada conmigo misma, no engañarme ni usar fuegos de artificio, independientemente del resultado o de la aceptación. Soy ya mayor para engañarme a mí misma.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

La historia me lleva. Yo no quiero, pero los personajes sí. Planifico una cosa y luego me llevan por otro lado, porque los personajes son unos liantes, ¿sabes? Se empeñan en crecer, en salirse de lo establecido. Son los seres más rebeldes que conozco.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

¡Es tan difícil! Si digo unos, me parece que traiciono a otros, porque he tenido mis favoritos a lo largo de los años, etapas de rusos, etapas de Albert Camus, etapas Max Aub, etapas de mitos griegos… pero bueno, en cuento, quizá los que más me influyen son Chejov, Kafka Alice Munro y Poe. También algunos cuentos de Cortázar. Y Flannery O’Connor. A lo mejor en ese orden, pero si al año que viene me preguntas digo otros. En novela, lo primero que se me viene a la cabeza, con diferencia, es el Quijote (no quiero ser petulante). ¿Y qué me dices de Galdós? Y los rusos y… pero el de cabecera, el de acompañarme por las noches, el de la mesita, el Quijote. Me lo paso bomba.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Lo último fue un libro de cuentos, Cuestión de tiempo, en Menoscuarto (2017). Ahora estoy con una novela, por aquello de alternar.



Carmen Peire (Caracas, Venezuela), reside desde hace años en Madrid.  Fue gestora cultural y promotora de conciertos, trabajó en el Ayuntamiento en la etapa Tierno y durante años combinó su actividad literaria con la gestión cultural y la promoción de conciertos de cantantes como  Luis Pastor, Pablo Guerrero,  Sisa, Javier Ruibal o J.A. Labordeta. Imparte talleres de escritura creativa a jóvenes. También imparte talleres de literatura africana o de género  y es presidenta de AMEIS (Asociación de Mujeres Escritoras e Ilustradoras). Tiene publicados tres libros de cuentos: Principio de incertidumbre, Horizonte de sucesos (ambos en Cuadernos del Vigía) y Cuestión de tiempo (Menoscuarto). Tiene publicada la novela titulada En el año de Electra (Evohé ediciones). Ha llevado a cabo diversas ediciones de la obra de Max Aub: Juego de Cartas, Manuscrito Cuervo,  Luis Buñuel, novela. Ha realizado también la edición de la antología Esas que también soy yo (Ménades editorial).


martes, septiembre 10, 2019

Miguel A. Molina - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

En mi caso ha sido una vocación tardía, pero sigo con ella porque me divierte y relaja. Es un buen método para escapar del estrés en el que casi siempre vivo y para mostrar cuál es mi punto de vista sobre lo que me rodea.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Soy incapaz de sentarme ante una hoja en blanco y esperar a que llegue la inspiración. En mi caso es una pérdida de tiempo. Para sentarme a escribir necesito partir de una idea previa y una vez surge me da igual donde esté. Con tener a mano una servilleta, el móvil o un trozo de papel tengo suficiente. Una manía a destacar es que todos mis microrrelatos siempre están escritos en 99 palabras.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Lo que más me gusta contar son relatos de gente corriente. Las situaciones del día a día son las historias que menos me cuesta escribir. Mi mujer dice que siempre me inclino por historias tristes, relatos en los que los protagonistas suelen acabar mal.

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Cuando empecé a escribir, un crítico literario me dijo que disfrutara con la escritura y olvidara esa tontería de las 99 palabras. Sé que era un buen consejo, pero hasta ahora no le he hecho caso.
Creo que para escribir algo medio decente lo mejor que se puede hacer es leer mucho y después intentarlo. En muchos casos, sobre todo al principio, lo que acaba saliendo es bastante peor de lo que esperabas, pero yo soy de los que nunca desecho historias. Siempre las guardo en el ordenador por si en un futuro puedo darle otra vuelta y sacar algo decente de ellas.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Para ponerme a escribir necesito tener un punto de partida y una idea sobre cuál puede ser el final. Hay veces en las que según escribo la historia evoluciona de forma distinta a lo planeado y el final no tiene nada que ver con la idea original. Esas son las que más me gustan.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Lo que más leo es novela y microrrelatos, hay veces que incluso complemento ambos géneros. Quizás con lo que más disfruto es con todo lo relacionado con la guerra civil. Sé que es un episodio del que se ha escrito ya mucho, pero creo que sobre ellos aún hay mucho por escribir y aprender. No tengo ningún autor fetiche, pero en el caso de la novela disfruto leyendo a Almudena Grandes y en microrrelato uno de mis autores de referencia es Manu Espada.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

En abril de este año he publicado mi último libro de microrrelatos. Se titula Diluvio personal y ha sido publicado por la Kermesse Heroica. En él aparecen 140 historias y todas ellas están escritas en 99 palabras.

Aparte de este diluvio de microrrelatos, y aprovechando que en verano suelo tener más tiempo libre del habitual, estoy empezando a escribir una novela breve. No sé si al final seré capaz de darle fin, porque veo que me falta soltura para proyectos de este tipo, pero por ahora estoy bastante ilusionado con ello.



Miguel Ángel Molina López. Madrid (1969). Es licenciado en Química y se dedica a la enseñanza. Desde hace casi diez años escribe microrrelatos, con la peculiaridad de que siempre tienen 99 palabras. Durante este tiempo algunos de sus textos han aparecido en revistas literarias y en diferentes antologías colectivas entre las que destacan De antología, la logia del microrrelato (Talentura, 2013) e Historias de camiseta”(Micrópolis, 2019).
En 2010 autopublicó su primer libro En 99 palabras y en 2016 la editorial Baile del Sol publicó el segundo 99x99, microrrelatos a medida. En abril de 2019 ha publicado con La Kermesse Heroica su tercer libro: Diluvio personal.

martes, septiembre 03, 2019

Marina L. Riudoms - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Porque desde pequeña me ha gustado leer y, al final, he desarrollado mi propia voz.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Al trabajar a primera hora de la mañana, tengo la creencia que los textos son más lúcidos estilísticamente. Al trabajar por la noche, tengo la creencia que adquieren mayor creatividad en ideas y contenido. Al final todo queda en trabajar los textos cada día sea cuando sea sí o sí.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Las rarezas de la psicología humana en la interacción con los otros o en situaciones de conflicto. Nuestra época actual con su sistema opresor acomodado en la cotidianidad y sus movimientos socioculturales, reivindicaciones y cambios. Las inquietudes y el fracaso de expectativas.  

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Escribir, sea lo que sea. Luego, si no es bueno, ya lo descartarás o reescribirás.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Planificado, aunque conozco más matices sobre la historia y sus personajes al desarrollarlos por extenso.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

No son los mismos los que me han impulsado a escribir (Ann Beattie, Richard Yates o autores de la ALT-LIT como Tao Lin o Noah Ciceró) a los que han afectado mi modo de ser y mis temas (Dostoyevski, Nabokov, Lessing, Bolaño, Foster Wallace, Mary Shelley, Danielewski o Vonnegut)

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo. 

Había una fiesta es mi primera novela y último libro publicado. Es una exploración del trauma originado por distintos sustratos machistas establecidos como cotidianos; capas y capas de pensamiento asentado que llevan al drama de algo mucho más violento. Es también la historia de aquello que redime el trauma patriarcal: la amistad entre mujeres. Todo ello en un marco falsamente festivo y vacacional de adolescencia millennial. 

Actualmente trabajo en mi segunda novela, algo más ambiciosa, que tratará la confrontación en el mundo cultural cuando divergen las percepciones sobre qué es ser exitoso.





Marina L. Riudoms (Barcelona, 1983) ha pasado su vida entre libros, ya sea desde el sector editorial —ha trabajado para Génat, Jose Juan Olañeta y Penguin Random House— como desde el periodismo —escribiendo para Revista Lateral, La tribu o PlayGround, y editando en NOIR Magazine—. Aunque también se ha dedicado a la escritura literaria desde que tiene uso de razón, no es hasta ahora que se ha atrevido a dar el gran salto: Había una fiesta es su primera novela.


martes, julio 23, 2019

Diego Maenza - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?
Siempre me he formulado esta pregunta, en más de una ocasión, y siempre me quedo con una respuesta a medias. Quizá no tenga una contestación precisa, pero podría aventurar una. Escribir me hace sentir libre. En mi literatura no me censuro por nada ni por nadie, ni por estilos, ni estructuras, ni temáticas, ni ideologías. Para mi literatura no hay pensamientos impuros, para mi literatura no hay temas prohibidos de tratar. Escribo para sentirme libre, quizá lo hayan dicho otros de mejor manera, pero en mi caso es la respuesta más honesta.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?
Siempre escribo de noche, cuando me desocupo de las tareas del hogar. El silencio debe ser un componente esencial a la hora de escribir. Escribo en el ordenador y corrijo a mano las hojas impresas. En las ocasiones más felices me tardo dos o tres horas en llenar apenas una página con la que me siento de momento conforme, y no me detengo a revisarla porque sé que si lo hago me pasaré toda la madrugada escarbando los desperfectos y no avanzaré. La corrección la dejo para después. Para corregir permito que pase mucho tiempo, por lo general semanas, a veces meses, en ocasiones años, y cuando regreso al texto siempre me embarga el asombro de no creer que he sido yo quien ha concebido esos párrafos, ya sea por lo decepcionante de mi escritura o porque los considero aceptables. Lo demás es corregir hasta la extenuación.
La noche tiene cierto misticismo, pero en mi contexto es más por necesidad que por superstición, puesto que si tuviera tiempo para escribir durante el día no dudaría en aprovecharlo.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Creo que ya es un tópico afirmar que el escritor debe trabajar sobre el mal como una materia maleable y aprovechar los recursos que este provee. Intento trabajar sobre el mal, desde sus diferentes variantes.
También me interesa el asalto a los géneros, el abordaje de los géneros, en todas sus acepciones, tanto en sus formalismos adosados al ensayo o la poesía, como en sus propuestas estéticas de ficción.
Como temáticas transversales me interesan las diversas formas de sexualidad, donde se guardan muchos tabús, creo que estas aparentes prohibiciones son un campo fértil para la ficción. Mi próxima novela tiene que ver mucho con esto.

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?
No escribir para nadie, ni siquiera para mí, sino para la historia que estoy creando. Es un principio tomado de Horacio Quiroga, pero del que me he apropiado a mi manera y lo utilizo como un axioma irrefutable. No escribir para mis lectores ya ganados, ni para captar la atención del lector del momento. Incluso pensar que puedo ser un incomprendido y que escribo para un hipotético lector futuro más hábil, no es garantía de nada. Escribo para nadie, que es una forma de decir que trato de escribir como nadie. Aclaro algo, es mi principio, y no creo que lo daría como consejo. A la escritura se llega por sendas misteriosas y cada autora o escritor debe aprender su propio errar.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?
Me gusta armar una estructura sólida antes de iniciar cualquier libro. Y saber de antemano los aspectos más importantes de mis personajes y de sus historias. De lo contrario me sentiría desconcertado y no sabría dirigir la narración. Lo hice con Bestiario americano, un poemario que me ha dado muchas alegrías y que recientemente ha sido traducido al italiano; lo hice con Estructura de la plegaria, una novela que aborda temas sensibles como la pederastia dentro del clero católico, así como las historias de las novicias embarazadas. En esta novela construí cada parte con un esquema en base a la liturgia católica y los pecados capitales. No obstante, el buen narrar siempre debe escapar a estos encasillamientos, y someter la literatura a una celda estructural tampoco nos conduciría a nada. Mi lucha ha sido mantener una coherencia formal al tiempo que intento evitar la fijación esquemática. No sé si lo he conseguido, pero puedo asegurar que lo he intentado, y que dejé todo de mí en la escritura de mis primeros libros.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Joyce me marcó. Ulises fue una lectura que padecí en mi juventud y que me enseñó mucho. Es una de las grandes construcciones de la literatura universal. Pero hay escritores que también me han enseñado que el armazón no lo es todo (aunque sería insulso de mi parte insinuar que Ulises es tan solo armazón, Joyce es mucho más que eso, pero espero que se entienda el punto). Son escritores que se sintieron incómodos con la rigidez de las normas establecidas y que optaron por la rebeldía, o que en apariencia son más despreocupados en su estilo y que por lo mismo desbordan en sabiduría. Ahí está Kafka, abanderando la horda de desadaptados que escogieron por estandarte el sueño y la extrañeza, al igual que Bruno Schulz o Borges. Pero también escritores de tendencia más realista como Katherine Mansfield, José Saramago o Max Frisch.
Tuve un periodo Kafka. Semanas enteras absorbido a tiempo completo por El castillo, El proceso y El desaparecido. Días completos casi sin comer y sin bañarme, sin cambiarme de ropa. Puedo decir que fue una de las etapas más bonitas de mi vida como lector.
De la literatura contemporánea aventuro dos nombres: Leonardo Valencia, con obras como La escalera de Bramante y El libro flotante por sobre todas, a mi opinión su mejor novela a la fecha; y Mike Wilson con Leñador, que es una obra que escapa a la definición de novela y por la que me siento muy influenciado debido a la pureza de su literatura.
Son a los que de una y otra forma siempre regreso, Mansfield, Saramago, Schulz, Joyce, Kafka, Borges, Valencia, Wilson.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Mi último libro se titula Identidades y busco jugar con los géneros. No son cuentos de género pero utilizan ciertas de sus premisas para establecer un diálogo más amplio con los lectores modernos.
En Identidades podemos encontrar un relato de terror seguido de una sátira y luego un relato policiaco, un cuento de ciencia ficción, uno fantástico, uno erótico y microrrelatos.
No es que intente poner la literatura al servicio de los géneros, sino al revés. Mi pretensión es llevar los géneros al servicio de la literatura, y que lectores de la llamada literatura de género se empiecen a acercar a otras propuestas más sólidas. En este sentido, trabajo a la manera de Lars von Trier, otro de mis grandes maestros.
Tengo culminado el manuscrito de una novela, que ya he enviado a editoriales, planteando la propuesta de publicación. Veré qué acogida recibe. Adelanto que tiene que ver con el tema de la violación sexual; y me encuentro trabajando (un año ya) en mi siguiente novela que aborda desde diferentes ángulos el mundo homosexual, la filosofía queer, pero que también explora el ámbito psicológico, artístico e histórico. Es una novela que está ideada para ser una novela total (ya comenté que no arranco nada sin saber desde el principio a dónde quiero llegar), y que me llevará, por lo visto, algunos años más de trabajo. Soy paciente, porque no quiero que en esta novela algo quede al azar, necesito que sea una construcción precisa.

Por el momento, mientras la escribo, quiero seguir disfrutando de la acogida que ha tenido Identidades. Y continuar escribiendo. No parar de escribir, que es para lo que siento que he nacido.


Diego Maenza (Ecuador, 1987). Escritor. Es autor de la novela Estructura de la plegaria (Casa de la Cultura Ecuatoriana 2018) que aborda temas sensibles como la pederastia y el aborto. Su libro de poesía Bestiario americano (Libros Duendes 2017, Tektime 2019) condensa mitos urbanos y leyendas de todo el continente, y ha sido traducido al italiano por el escritor Francesco Basso. Su más reciente obra es el libro de relatos Identidades (Ediciones Alféizar 2019).

Su hogar electrónico es www.diegomaenza.com donde mantiene un blog activo con permanentes entrevistas a escritores independientes.

martes, julio 16, 2019

Franco Chiaravalloti - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Para comprenderme. Para mapearme. Para entender lo que me rodea e intentar conocer el mundo con ojos ajenos.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Me gusta escribir en bares. Me dejo arrastrar por el bullicio de tazas y móviles sonando hasta que los oídos se me embotan y sólo oigo el silencio de las teclas del ordenador y la voz de mis personajes o del narrador de mi texto. A veces escribo con música. Durante una época lo hacía con la banda sonora de El último emperador, de Ryuchi Sakamoto.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

La vida urbana, el exilio, la lejanía, la geografía, la supervivencia, la huida.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Para responder esta pregunta me sale la vena docente: no te juzgues. Durante el acto de escritura, siéntete el puto amo o la puta ama de la literatura. Cuando acabes, entonces sí machácate: reescribe, corrige, revisa, rompe papeles, patea ositos de peluche, cágate en todo. Emborráchate, duerme, folla. Duerme, duerme mucho. El primer paso puede tomarte una hora. El segundo, años quizás.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Necesito imperiosamente conocer el final. Antes debo planificar, hacer un croquis para después saltármelo.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Hoy son unos, ayer fueron otros, mañana otros. Aunque tengo mi alineación sempiterna. En la portería está Claudio Magris. En la defensa pongo a Marías, Dovlatov, Lispector y Dostoievsky. Necesito un mediocampista que distribuya balones; ahí va, claro, Borges. De lateral derecho, a las Ocampo, y en el carril izquierdo va Cheever. Mi messi es Kafka. Y en el ataque necesito resentimiento, sangre: los goles los hacen Salinger y Houellebecq.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Actualmente estoy en la búsqueda de editorial para publicar mi tercer libro de cuentos, al que he titulado Insular. Textos cuyos argumentos se desarrollan en escenarios alejados, hostiles para la vida humana, o bien donde los personajes han de adaptarse a un entorno desconocido, ajenos a su propia esencia. La premisa general del libro busca edificar la idea de isla, la isla como metáfora: es decir, las islas son refugio, un lugar donde cobijarnos; pero también son cárceles: rodeados de mar, dependemos de la ayuda ajena, o de la providencia, para poder huir de allí.



Franco Chiaravalloti (Buenos Aires, 1979) es escritor y profesor de cuento y microrrelato en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès. Reside en Barcelona desde 2003. Ha publicado los volúmenes de relatos Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente (Hijos del Hule, 2009) y Esos de ahí afuera (Talentura, 2015). Además, ha colaborado en numerosas antologías de narraciones breves e hiperbreves, tanto en España como en Argentina. Ha publicado artículos de crítica literaria en diversas publicaciones online e impresas, como Revista de Letras, Pliego Suelto, Quimera o Granta.

*La foto es de Ana Portnoy