1.- ¿Por qué escribes?
En mi caso surgió de la necesidad
de cambiar un modo de vida que empezaba a no gustarme demasiado. Hasta ese
momento sólo había sido un lector “ávido de lecturas”, desordenadas, sin un
criterio exigente. Cuando empecé a interpretar mis reconcomios, deseos y
emociones en forma de relatos, ya no pude dejar de hacerlo. La escritura me
obligó a ser otra persona, a leer mejor —eso pienso al menos—, a renunciar, más
tarde, a un trabajo que me tenía atrapado y que se estaba convirtiendo en una
auténtica tortura. Elegí ser un loco (inconsciente) —un síntoma que considero necesario—
entre tanto individuo cuerdo; y que me sienta muy bien.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Suelo escribir por las mañanas,
rodeado de mis “cosas” y en un aparente desorden. En otro lugar, que no sea mi estudio,
me resulta casi imposible escribir; como mucho consigo anotar alguna idea en
una libreta.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Supongo que todo aquello que se
relaciona con la insatisfacción de vivir en un mundo que no me gusta, demasiado
hipócrita y sumiso a lo dado. Prefiero transformar esos “valores” y rutinas
cotidianas; y así reinterpretar (representar) la realidad con un espíritu
polémico, a veces poco agradable, en el que la extrañeza, lo absurdo, se
convierten en factores básicos de la existencia.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Pues no lo sé, esta pregunta me
coge descolocado. Quizá la respuesta sea que escribo cuando me apetece, cuando
alguna de esas ideas o propuestas que me rondan por la cabeza ya no puedo inmovilizarlas
allí por más tiempo. Tengo que desarrollarlas y, entonces, no me detengo; le
dedico su espacio hasta que acaban tomando forma, si es que lo hacen, porque no
siempre sucede.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Planificado desde el principio,
nunca; sería muy aburrido. Prefiero rastrear el camino que va surgiendo —si se
muestra “eso” que se quiere contar— como si fuera un collage de palabras, de
sentimientos e inquietudes; con el deseo de que esas expresiones se conviertan
en historias al final del itinerario que, de alguna manera, me había elegido. La
planificación te dirige hacia ficciones perfectas, demasiado pulcras, pero muy
poco personales, más cercanas a la normativa social, y, por lo tanto, a la
imitación, cosa esta que detesto. No siempre es así, claro. Tengo cierta
debilidad por la imperfección, por lo no convencional, por la provocación
constante del lector, algo que considero más creativo y necesario.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Cada día que pasa, cada hora,
cada minuto, voy descubriendo autores que me producen cierto descalabro
emocional, que suele ser lo que busco en la literatura. Hay
tantas cosas que leer, tantos libros magníficos a los que dedicarle un poco o
mucho de tu tiempo, que me sería casi imposible hacer una enumeración al día de
hoy que mañana no fuese otra distinta. Y mencionar ahora a un elenco de
escritores que me han construido como lector y escritor no creo que aporte nada
interesante, porque repetiría a los de siempre, a los mejores, a aquellos que
perdurarán en nuestro imaginario colectivo. Además, reconozco que continúo formándome
con cada nuevo libro que cae en mis manos.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Publiqué —hace ya algo más de dos
años— el libro de relatos Andar por el aire. Este otoño último di por cerrado
otro libro, El bombardero azul, del que me siento muy satisfecho. Espero que
alguna editorial se anime pronto a publicarlo, pese a la austeridad que nos
envuelve. Desde el mes de marzo estoy embriagado por otro proyecto literario que,
aunque está ya avanzado, me gustaría ocultar de momento.
A Julio
Jurado (Madrid, 1958) le gusta escribir ficción y es
aficionado a la fotografía y un gran desconocido.
Ha publicado el libro de relatos Andar por el aire (Gens, Diciembre
2010); alguno de sus textos han aparecido en la Antología de relatos Parábola de los talentos y en revistas
literarias como “A través del espejo”, “Cuadernos del matemático” y “Babylon
Magazine” (bilingüe).
Ha sido profesor de escritura creativa
y colaboró como editor durante un par de años en una editorial independiente.