1.- ¿Por qué escribes?
Mi abuela solía decirme: ‘Estudia,
niña, porque no vales para otra cosa’. Le doy la razón, escribo porque todo lo
demás se me da peor y nada me hace tan feliz. El veneno de las palabras me
invadió temprano. Todavía recuerdan en mi familia que, siendo niña, reclamaba
siempre a los adultos: ‘Cuéntame un cuento’. Insaciable, empecé inventar mis
propios cuentos en un acto instintivo y feliz, como un juego más. Cuando leía un libro, no soñaba
con ser la heroína: quería ser la escritora. Aún conservo algo de esa
alegría infantil cuando viajo por los caminos de mis historias hasta otro mundo,
donde imagino las cosas en lugar de padecerlas, donde las ficciones dan sentido
al caos de la realidad, donde acumulo fuerzas para afrontar la vida.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Necesito silencio, intimidad,
calma. Cuadernos para tomar notas manuscritas. Un reloj para recordar el compás
del tiempo real, fuera del relato. Desterrar el móvil a otra habitación. Que
mis seres queridos perdonen mis distracciones, mi ausencia.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Me interesan los miedos que nos
atan desde dentro, la extrañeza, la soledad, el asombro, los mundos simbólicos
y antiguos que iluminan nuestro presente, la extranjería y la emigración en
todas sus facetas literales y simbólicas.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Soy descreída, no tengo fe
duradera en ninguna fórmula o receta literaria. Cada libro construye su
lenguaje, inventa sus normas, crea a sus lectores. Para mí, lo más parecido a
un principio es una frase de Flaubert: ‘Faire et se taire’ (calla y sigue
adelante).
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Cuando coloco los dedos en el
teclado, ya me he contado a mí misma la historia completa. La fase de creación
y libertad precede a la escritura, sucede en un estadio soñador y en apariencia
indolente.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Mi cabecera -siempre sitiada por
pilas amontonadas de libros- es promiscua, se colorea y se transforma a menudo.
Mi lealtad más duradera me une a mis clásicos grecolatinos: Homero, Safo,
Heródoto, Eurípides, Tucídides, Virgilio, Ovidio, Tácito, Luciano. Y Montaigne.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Estoy escribiendo un ensayo en el
que rastreo el origen de varios extraños y fascinantes inventos: la escritura, los
libros, las bibliotecas, las librerías, las traducciones. Se va a titular Una misteriosa lealtad. Me gustaría
contar una breve historia de Europa a través de esos relatos antiguos que han
viajado hasta nosotros.
Mi último libro publicado es una
recopilación de artículos titulada Alguien
habló de nosotros -un híbrido de periodismo, narración y filosofía-. A
través de un mosaico de textos analizo la actualidad más candente a la luz del
pasado que la anticipó.
Irene Vallejo. Atraída desde la infancia por las leyendas de Grecia
y Roma, y por el luminoso mundo mediterráneo, Irene Vallejo Moreu (Zaragoza,
1979) estudió Filología Clásica y obtuvo el Doctorado Europeo por las
Universidades de Zaragoza y Florencia. En la actualidad se dedica a la
enseñanza y el periodismo. Ha publicado un ensayo dedicado al poeta Marcial y
dos libros recopilatorios de las columnas que escribe semanalmente en el
periódico Heraldo de Aragón, titulados
El pasado que te espera (2010) y Alguien habló de nosotros (Contraseña,
2017), frutos ambos de un singular periodismo filosófico que trenza los temas
del presente y las enseñanzas del mundo antiguo. Compagina estas actividades
con una temprana vocación literaria, que le ha valido, entre otros, el premio ‘Los
nuevos de Alfaguara’. Su primera novela, La
luz sepultada (2011), relata la irrupción de la guerra en las vidas
particulares y cómo vuelve irreconocible lo cotidiano. La segunda, El silbido del arquero (Contraseña,
2015), es una peculiar novela histórica invadida por personajes legendarios. También
ha publicado dos libros infantiles: El
inventor de viajes (2014), con ilustraciones del pintor José Luis Cano, y La leyenda de las mareas mansas (2015),
con ilustraciones de la artista Lina Vila.
*La
fotografía es de Santiago Basallo