1.- ¿Por qué escribes?
No tengo ni idea. Supongo que si lo
supiera dejaría de escribir, así es que podría decir que escribo para saber por
qué escribo. También podría decir que lo hago para poder verme desde fuera,
para que mis pensamientos se vuelvan concretos, visibles, con el traje de las
letras, para saber quién demonios soy. También podría decir que verme desde
fuera equivale a conocer el mundo por dentro.
Podría decir, como Pessoa, que
escribir no es una ambición, sino mi manera de estar solo en el mundo. Podría
decir, como Plath, que un escritor es alguien a quien le dan un mueble y te
hace un árbol.
Podría decir aunque prefiero
escribir.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
No tengo manías, ni de mesa, ni
de hora, ni de luz- ventajas de haber tenido una vida espartana- simplemente escribo.
La única condición necesaria es cierta libertad, sentirme libre y también
insatisfecha. El conformismo nunca me ha resultado creativo.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
El amor y sus derivados, el
miedo, el odio, el deseo, el paso del tiempo, la muerte, en fin las mismas que
las de Homero, Shakespeare o mi pescatera.
En cuanto a géneros, he de decir
que a priori me interesan más las historias que exploran las emociones humanas que
las tramas policíacas, más el presente que el pasado o el futuro, más el
realismo, entre muchas comillas, que la ciencia ficción. Pero para todo eso hay
excepciones.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Si lo puedes decir con menos,
hazlo. Creo que en la síntesis- la poesía es síntesis- se asienta mejor la
verdad.
Y la idea de que soy yo quien
está al servicio de la historia, que soy yo quien trabaja para la novela y no
al revés.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Siempre he sido incapaz de
planificar nada, y sin embargo…
No creo que se pueda tener todo
claro antes de empezar a escribir, las novelas hay que vivirlas al escribirlas,
si no, ¿cómo va a revivirlas quien las lee? Uno de los privilegios de este
oficio es poder mirar el mundo con ojos nuevos a través de los personajes, tener
la posibilidad de vivir otras vidas. Y sin embargo… sin embargo, me sorprendo
releyendo los primeros apuntes de una historia, descubriendo que ya estaba todo
ahí. Me gusta esa idea de avanzar para llegar al inicio, creo que lo expresó
muy bien Plath con lo del árbol.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Soy más de libros, aunque me enamore
de sus autores. El primero que leí con 9 años o así, fue Los tres mosqueteros. Me dije, temblorosa, eufórica: ¡por fin he
descubierto la fórmula definitiva contra el aburrimiento y la soledad! Pronto
descubrí que eran cada vez necesarias más dosis para producir el mismo efecto. Ya
en la adolescencia me atiborré de El
guardián entre el centeno, Desayuno
con diamantes, Bukowski, y todo tipo de poesía. Luego vinieron Mme Bovary, y Rojo y negro, y Un amor de
Swan y La metamorfosis. Y más
tarde Philip Roth, Bernhard, Bolaño, Vila Matas, Kristoff, Amis, McCarthy…
El último chute que me ha hecho viajar ha sido Stoner, de John Williams.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Es otra novela, La memoria del alambre. Se llama así por
aquello de que el alambre, una vez se ha torcido es imposible de enderezar, por
más que lo intentes, siempre vuelve a adoptar su posición maleada. Como una
metáfora facilona de la adolescencia, ese momento en que el alambre se tuerce.
Es una historia de amistad femenina, de drogas, de sexo, de suicidio, de
música, a caballo entre el presente y los años 80, cuando la mescalina, cuando
las discotecas de la huerta, cuando aquella inscripción en la puerta: yo quiero
morir en los baños de Spook.
En realidad habla de si se puede llegar
a la verdad con la única herramienta de la memoria, a fuerza de reconstruir el
pasado.
Bárbara Blasco estudió Dirección cinematográfica en el CECC (Centre
d´estudis cinematogràfics de Catalunya) y guión en la escuela de cine de San
Antonio de los Baños en Cuba, y en la UIMP, en la escuela de guionistas Luis
García Berlanga. Licenciada en periodismo, con premio extraordinario fin de
carrera. Ha trabajado en diversos medios locales de Valencia y en el gabinete
de prensa de la Bienal.
Coautora de diversos libros: “Un cuento para cada problema” de Babia ediciones,
“Mujeres de Premio” “Con niños por los
parques naturales valencianos” o “Voces de experiencia” para el Ayuntamiento de
Valencia. “Suerte”, de ediciones contrabando, es su primera novela.