1.- ¿Por qué escribes?
El primer libro que recuerdo escuchar
fue Alicia en el País de las Maravillas.
Me fascinaron las aventuras y los juegos de palabras. También que se hablase de
lo que a mi me importaba, como nadar en un mar de lágrimas o ser muy pequeña o
muy grande según lo que se comiese.
Empecé a leer con Robinson Crusoe, y aquello fue como
entrar en otro mundo; ser parte de la aventura. Me fui acostumbrando a una
doble vida, la “normal” y la que llevaba en el libro que estaba leyendo, y me
enganché para siempre.
Un poco más adelante comprendí
que leer también era comunicarse con los autores, y que éstos estaban muchas veces
más cercanos a mis sentimientos y deseos que las personas que me rodeaban. Me
ayudaban a entender mejor y me hacían disfrutar con las palabras; palabras
desconocidas, palabras que se trasformaban al juntarse con otras, que me hacían
llorar a veces, a veces sonreír.
Empecé a escribir hacia los doce
años y por los mismos motivos: hablar de lo que me importaba y comprenderlo,
inventar historias como una aventura, vivir más y vivir otras vidas, disfrutar
de las palabras y lo que ocurre entre ellas y, participar, en la medida de mi
voz, en la conversación que tienen todos los que escriben y todos los que leen
entre sí.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Me gusta escribir en mesa de
madera porque me encanta el tacto. Me gusta tener cerca una ventana y un
espejo. También piedras. Tengo siempre cerca piedras que recojo y que por una
causa o por otra guardo. Me relaja verlas y tocarlas.
Muchas veces empiezo a escribir
los textos a mano y con pluma estilográfica de las que se recargan en tintero.
Escribir a mano me produce un placer adicional, aunque siempre termino y
corrijo los textos en ordenador.
Dicho esto, soy capaz de saltarme
todo y escribir en cualquier parte y de cualquier forma. Corrijo mucho y
siempre leo en alto para corregir. Si oigo, noto mejor lo que no está bien en
mis textos.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Lo que ocurre “de verdad” mientras
parece que están pasando otras cosas. Lo que no se dice y es lo más importante.
La crueldad del poder y las estrategias de dominio en esta sociedad en
apariencia tolerante. Las historias que nos contamos a nosotros mismos para ser
nosotros mismos. Los mensajes cifrados de la llamada realidad. Qué es la
realidad, si es que existe. El tiempo. La muerte. La belleza, la asombrosa
belleza que nos rodea. El éxtasis, el juego, el placer.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
El célebre consejo de mostrar en
lugar de contar, que quizá podría cambiarse por crea, no cuentes. Crea en lo posible una realidad, algo que por muy
disparatado que parezca pueda llegar a tener la misma consistencia en el recuerdo
que un hecho. Y todas las propuestas de Calvino en su última lección. Principios muy exigentes, ideales en realidad,
pero que me ayudan a marcar un rumbo.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Las historias me llegan como
imágenes, rara vez como una frase o unas palabras sueltas, aunque también puede
pasar. Algunas de estas imágenes o frases empiezan a desarrollarse, van
creciendo dentro de mí, como si se contasen solas, con un tono, una lógica
y un desarrollo muy determinados. Si crecen lo suficiente, porque algunas se
pierden, empiezo a escribirlas. Para ese
momento ya la historia está bastante completa, aunque a veces, después de
haberla escrito, me doy cuenta de que no era así, de que las cosas van por otro
lado y tengo que “escuchar” otra vez y cambiar. Es un proceso en el que de
alguna forma hay que dejar que te lleven. Se puede poner atención, se puede
usar la cabeza, pero en lo fundamental
no es un proceso racional, es totalmente diferente del que se lleva a cabo
cuando uno escribe una tesis o un artículo científico.
Y luego corrijo. Corrijo mucho,
pero ya más bien proporciones, frases, formas de decir, palabras.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Carroll y Defoe son como los “dioses
arcaicos”. Luego están los “dioses clásicos” de mi formación, con Cervantes por
encima de todos ellos, y alrededor los poetas, todos los poetas que me llegan están
en ese círculo del paraíso, porque me alimentan de una manera distinta a los
narradores, ya que recurro a ellos para algo que no es intelectual, sino más
irracional y más profundo, algo que hace brotar el agua en ese pozo extraño del
que surge la escritura. A caballo, pero en el siguiente círculo, está Proust
que me vale también para lo mismo, pero al que ya empiezo a preguntar ¿cómo lo
haces? Y después viene una legión que según la época y el momento pongo en el
altar mayor. Entre los más importantes: Tolstoi, Chejov, Kafka, Rulfo, Borges, Arlt,
Cortázar, Italo Calvino, Nabokov, Capote, Milán Kundera, Carver, De Lillo, Coetzee,
Bolaño, Alice Munro y el resto de las chicas: Virginia Wolf, las Marguerites,
Yourcenar y Durás, Colette, Carson Mc Cullers, Flannery O´Connor, Sylvia Plath,
Natalia Ginzburg, Chimamanda Ngozi Adichie y muchísimos más. Bastantes de ellos
actuales. No voy a intentar enumerarlos todos, es imposible, no acabaría nunca.
Ahora mismo hay autores muy buenos; novelistas que se saltan todas las
categorías como Andrés Ibáñez, pero sobre todo hay cuentistas increíbles en lengua
castellana, tanto españoles como latinoamericanos. Creo que estamos en un
momento especialmente creativo en lo literario. Un momento maravilloso para
disfrutar y aprender.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Después de publicar en antologías
y revistas, publiqué mi primer libro de relatos en solitario Mañana los amores serán rocas a finales
del 2012. En ese momento tenía bastante
material, pero me di cuenta de que quería escribir algo totalmente nuevo.
Aparqué todo lo que tenía escrito y empecé el libro que estoy escribiendo
ahora. Son también cuentos, pero alrededor de una unidad que de momento no voy
a comentar. Está bastante avanzado, aunque como soy muy lenta, supongo que
tardaré entre seis y ocho meses en terminarlo. Y luego escribo microrrelatos.
Estos sí, brotan cada uno por su cuenta con el menor pretexto, sin un proyecto
determinado, no sé que voy a hacer con
ellos.
Isabel Cienfuegos (Madrid
1954). Vive en Madrid. Pertenece a los talleres literarios de Clara Obligado y
comparte su dedicación a la literatura con la práctica de la medicina en un
hospital público.
Ha publicado cuentos en
antologías como Por favor, sea
breve y por favor sea breve 2 (Páginas
de Espuma) y otras. Historias para viajes cortos (Trivium), Un lugar donde vivir
y Apenas unos minutos (Dragontinas), Los inquilinos del Aleph (DeLirios), Jonás y las palabras difíciles, Futuros imperfectos y la Isla (Colección
Nuevos Narradores). También en revistas internacionales como Luvina, Conexos, Scholar Comons
o Magyar Napló.
En octubre de 2012 publicó su
primer libro de relatos en solitario: Mañana
los amores serán rocas (Cuadernos del Vigían).
*La foto es de Manolo Yllera