lunes, diciembre 30, 2013

Cuentos engranados

Quiero compartir la noticia de la edición del libro “Cuentos engranados”, una iniciativa solidaria que puede adquirirse en la página de Amazon: Enlace

Y en la página de la editorial Transbooks: Enlace




Como se informa en ambos sitios “de esta edición digital, el Banco de Alimentos obtendrá aproximadamente el 70 por ciento de las ventas, es decir lo que ceden lo mismo autores que editorial, descontando del total únicamente el coste que supone poner el libro a la venta en Internet”. 

Así que no sólo se adquiere un interesante libro que reúne a 55 autores, sino que también se estará colaborando con una buena causa. 

Esta es la nómina de autores participantes: 
lberto Granados, Alfonso Cost, Alfonso Salazar, Ana María Shua, Ana Morilla, Andrés Neuman, Ángel Olgoso, Angélica Morales, Angelina Lamelas, Antonina Rodrigo, Ayes Tortosa, Brígida Gallego-Coín, Carlos Almira Picazo, Carolina Molina, Celia Correa Góngora, Concha Casas, David Aliaga, David Roas, David Vivancos, Elena Casero, Elvira Cámara, Espido Freire, Fernando de Villena, Francisco Gil Craviotto, Francisco Morales Lomas, Francisco Ortiz, Ginés S. Cutillas, Herminia Luque, Herminia Pérez, Javier Morales, Jesús Cano, Jorge Fernández Bustos, José Abad, José Lupiáñez, José María Pérez Zúñiga, José Vicente Pascual, Juan Cobo Wilkins, Juan Herrezuelo, Juan Jacinto Muñoz Rengal, Julia Olivares, Julia Otxoa, Lola Vicente, Manu Espada, Manuel Talens, Mariano Zurdo, Mariluz Escribano Pueo, Medardo Fraile, Miguel Ángel Cáliz, Miguel Ángel Moleón, Miguel Ángel Zapata Carreño, Miguel Árnas, Miguel Sanfeliu, Norberto Luis Romero, Raúl Ariza y Rosana Alonso

lunes, diciembre 23, 2013

Navidad 2013

Este blog les desea una Feliz Navidad

Como ya es algo habitual en la trayectoria de este espacio, les dejo con unos vídeos que espero les gusten. Para empezar, una impresionante interpretación del tema “Amazing Grace”, que quisiera dedicar a la memoria del escritor Medardo Fraile, fallecido este año.

   

 Como creo que ya he dejado patente en alguna que otra ocasión, me encantan los flashmob, así que comparto uno realizado en la biblioteca de Valladolid.

   

 No sé dónde leí la iniciativa de consultar qué film ganó el Oscar a la mejor película en el año de tu nacimiento. El caso es que el año que yo nací ganó “Lawrence de Arabia”. Ahora que acaba de fallecer Peter O`Toole, su protagonista, me parece que es una buena ocasión para dejarles con su banda sonora, dirigida por Maurice Jarre

  

 Este ha sido el año de los cuestionarios básicos, un proyecto con el que estoy muy ilusionado y que ha reunido, y sigue reuniendo, a autores de todo tipo. Creo que el siguiente video, rodado cuando el escritor Paul Auster visitó Madrid, tiene mucho que ver con los temas que se abordan en los cuestionarios.

   

 Una flashmob en un recibimiento muy especial, con mensaje de felicitación navideña.

   

viernes, diciembre 20, 2013

Juan Soto Ivars - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Porque no sé tocar ningún instrumento musical.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de 
escribir?

Necesito saber que no me van a interrumpir. No es que me joda la interrupción en sí, sino que si existe una ligera posibilidad de que algo me interrumpa, no consigo ponerme a escribir. Es como follar con miedo a que tu madre abra la puerta.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Han ido variando lo suficiente como para que no pueda responder a ello. Pero la incomprensión me interesa y el patetismo me divierte. Para mis columnas de El Confidencial de los viernes, el tema es España.

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir? 

No dejes de escribir nada de lo que se te ocurra, por idiota que parezca. No te pares a pensar. Para eso está la corrección.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Soy absolutamente intuitivo. Preparo la trama pero a veces, escribiendo, se me ocurre algo mejor.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Knut Hamsun, Jardiel Poncela, Cervantes, Lawrence Sterne, Montaigne, Muñoz Molina...

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


"Ajedrez para un detective novato" es mi última novela, con la que he dado un salto del drama a la sátira. Estoy muy contento con esta novela, te linkeo una entrevista bastante enjundiosa que acaba de salir: Aquí. 


Juan Soto Ivars (Águilas, 1985) es escritor y periodista. Autor de las novelas Ajedrez para un detective novato (Premio Ateneo Joven de Sevilla de Novela 2013, de próxima publicación), Siberia (El olivo azul y sigueleyendo, Premio Tormenta al mejor autor revelación de 2012) y La conjetura de Perelman (Ediciones B, 2011); ha editado la antología Mi madre es un pez (Libros del Silencio, 2011; con Sergi Bellver), coordinó y participó en la antología de relatos Sobre tierra plana (Gens ediciones, 2008) y en la actualidad prepara varios proyectos editoriales. Lleva la secciónEspaña is not Spain en El Confidencial, y tiene otro espacio propio de entrevistas, ¿Puedo tratarle de usted?, en la revista Primera Línea. Ha escrito en Yorokobu, Vice, Ling, Madriz, El Confidencial, Primera Línea, Revista Tiempo, Revista de Letras, Culturamas, Microrrevista… Dirigió durante dos años El Crítico, boletín de ensayo literario creado por Juan Carlos Suñén y actualmente se dedica a la Anticrítica Literaria.

miércoles, diciembre 18, 2013

Manu Espada - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

No me gusta decir eso tan recurrente de que lo único que sé hacer es escribir porque la vida es mucho más que eso y puede parecer que los escritores somos una panda de inútiles que no sabemos ni poner una alcayata, así que daré mis razones, ninguna de ellas muy trascendental ni metafísica. Escribo básicamente por tres razones. La primera, eminentemente pragmática: Porque es gratis. Me explico. Me considero una persona básicamente creativa, me apasiona cualquier proceso creativo, desde el cine, a la pintura, la fotografía, la publicidad o el teatro. He practicado todas estas disciplinas, mi cabeza siempre está en ebullición, me paso la vida intentando plasmar ideas originales, pero la fotografía casi me arruina, el cine es imposible de financiar, para hacer teatro necesitas una gran capacidad logística y organizar grupos de personas, la publicidad está sujeta a los prejuicios comerciales del cliente y la pintura no se me da del todo bien, más allá de las ideas, por lo que descubrí hace tiempo que la Literatura es gratis y no necesitas más que un papel y un bolígrafo. Para mí es la manera más fácil de plasmar mis ideas, ya que, además, no hay un director que condicione lo que quiero contar censurando o poniendo condiciones a lo que escribo. Para mí la escritura es Libertad Creativa en estado puro. La segunda razón es porque me sirve de válvula de escape. Me gano la vida escribiendo guiones en televisión, y en este medio apenas hay espacio para esa libertad a la que me refiero. Hay demasiados jefes intermedios que condicionan el resultado final, que pocas veces se ajusta a mi idea inicial. De modo que cuando llego a casa escribo lo que realmente deseo, sin interferencias, dando rienda suelta a todas las locuras que se me pasan por la cabeza sin que ningún director me diga: “Dale una vuelta” o “esto no lo entendería mi madre”. Parto de una premisa: Las madres no son gilipollas, aunque algunos jefes deben tener madres a las que les hacen pensar que lo son, y seguramente son más listas de lo que ellos creen. La tercera razón es que la escritura es para mí un exorcismo que me ayuda a liberarme de mis demonios disfrazándome de otros, poniendo en la boca de mis personajes lo que yo nunca diría ni haría en la vida real. Me sirve para convertirme en gente rara sin tener que dar explicaciones. La ficción es una gran coartada. En cualquier caso, escribo porque me gusta experimentar, buscar formas nuevas de narrar, de contar, de sorprender, de investigar. Aunque esté todo contado, tengo la impresión de que queda mucho por hacer en el aspecto formal. Ahora me estoy leyendo la novela “La casa de las hojas” y es un ejemplo de lo que quiero decir. Pocas editoriales son valientes a la hora de introducir nuevas técnicas narrativas, sobre todo en el plano visual. Encarece la edición y es muy arriesgado a la hora de llegar al público.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Como cualquier obsesivo compulsivo soy un saco de manías, pero curiosamente a la hora de escribir no tengo ninguna. Me gusta la disciplina y me marco plazos a mí mismo para las entregas, un vicio adquirido por mi trabajo en televisión, donde escribimos a destajo y en un tiempo mínimo. No nos da tiempo para pensar demasiado, aunque en la Literatura procuro ponerme plazos más amplios que me dejen respirar la idea. Antes los microrrelatos los escribía siempre en bares donde no me conocían, y cuando el camarero empezaba a llamarme por mi nombre, cambiaba de sitio. En cambio, las historias largas las escribo siempre en casa, generalmente por la tarde o por la noche. Tengo insomnio y he pasado muchas noches en vela. Nunca escribo por las mañanas, al menos Literatura, por las mañanas escribió guiones.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Hasta ahora sólo había escrito Literatura Fantástica, me interesa mucho el cambio de identidad y ese extrañamiento que puede producirse en la vida cotidiana y que condiciona la vida de los personajes, pero de un tiempo a esta parte escribo autobiografía ficcionada. Creo que en la vida real hay demasiado material como para dejarlo escapar a la ligera. Siempre apunto las ideas en una agenda, una agenda que luego reviso al cabo de un mes y valoro si esa idea en realidad era tan buena o tan sólo la coyuntura y el calentón de un instante.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Tener los ojos bien abiertos. Las mejores historias están en la vida real. Cuando no llevo una agenda y veo algo que puede ser la semilla de un cuento lo apunto en el móvil o en la palma de la mano. Siempre tengo la mano manchada de tinta, porque el sudor emborrona las anotaciones y se convierten en criptogramas que tengo que descifrar tranquilamente sentado frente al ordenador.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Alguna vez, pocas, me he dejado llevar por la historia, pero me siento inseguro utilizando la técnica de “dejarme llevar”. Siempre surge una idea y luego hago un esquema que voy rellenando. Una vez que he rellenado todas las partes del esquema pulo el contenido y le doy forma literaria. Mi proceso es: Idea, esquema, relleno del esquema y por último sacar brillo. Puede parecer muy mecánico, pero es efectivo. De hecho es la fórmula que se utiliza en los guiones de ficción televisivos. Está la figura del argumentista, es decir, al que se le ocurre el germen de la idea. Luego el escaletista elabora un esquema de las tramas, y por último, los guionistas estrella, los dialoguistas, rellenan la escaleta. Yo sigo un proceso similar al de un guión de ficción televisiva.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Podría dar una larga y aburrida lista de autores, pero me quedo con dos. En realidad nunca he tenido pósters de cantantes ni futbolistas en mi habitación, ni siquiera cuando era adolescente. No idolatro a nadie, ni siquiera a los grandes escritores. Pero citaré a dos: Por un lado está Borges, cuyos cuentos me maravillaron desde que los leí por primera vez, sus universos me parecen únicos, y por el otro admiro sin tapujos a Quim Monzó, el único autor al que suelo releer de manera muy asidua. Es el autor que más me ha inspirado en mi vida, y cuento con la ventaja de tener una memoria a medio plazo muy limitada, por lo que cada relectura la disfruto como si fuera la primera vez. Es el único autor del que pondría un póster en mi habitación, sin duda alguna.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Lo último que he publicado es una segunda edición de mi libro “Fuera de temario”, con la editorial Talentura, que está haciendo una labor impagable. Se trata de una edición comentada, relatos largos de corte fantástico en los que el cambio de identidad juega un papel fundamental. Por otro lado, en febrero publicaré “Personajes Secundarios” con la editorial Menoscuarto, una obra que contiene muchos microrrelatos experimentales y en la que le doy gran importancia a la unidad del libro. Los microrrelatos de “Personajes Secundarios” tienen hilos de conexión (los tan debatidos hilos de conexión) que hacen una obra compacta, o al menos esa fue mi intención, plantear un libro con cierta unidad. Este es un libro de perdedores en el que los personajes secundarios se convierten en protagonistas durante unos instantes, apenas unas líneas, exactamente lo que dura un relámpago, un microrrelato. Esos quince minutos de gloria de los que hablaba Andy Warhol. En realidad, unas quince líneas. Como un rayo que les ilumina el rostro durante un breve latigazo, lo suficiente como para quemarles la cara. ¿Cómo sería “El Quijote” si el protagonista hubiera sido Sancho Panza? ¿Qué pensaríamos de Sherlock Holmes si Watson fuera el que resolviera los casos? ¿Si Iván Drago hubiera ganado el combate a Rocky Balboa se habría desmoronado el sistema capitalista? ¿Qué ocurriría entre Rick y el gendarme francés si al final de “Casablanca” Sam el pianista se hubiera fugado en ese avión con Ilsa Lund? Los personajes secundarios están diseñados para apuntalar al protagonista. Su naturaleza genética les obliga siempre a tomar carreteras comarcales, pero como los efectos secundarios de los prospectos, son inevitables. Sin los efectos secundarios no existirían los medicamentos. No habría cura posible. Son necesarios. Los segundos se inmolan para que brillen los primeros. El número dos brilla un instante bajo la tormenta, pero en pocos segundos se acaba convirtiendo de nuevo en la sombra del número uno. Sin el “dos”, no existiría el “uno”. Quizá pudieron sustituir al “jefe” si hubieran vivido más tiempo, pero nunca lo sabremos. O al menos, no lo sabíamos hasta ahora. Este libro está inspirado en esos actores de cine mudo que cuando llegó el sonido se vieron relegados a desaparecer o a convertirse en secundarios, relegados a un segundo plano. Tuvieron que pasar de “el silencio” que les dio el éxito, a “el ruido” que les provocó la lucha por salir de ese silencio, sin rumbo, hasta que unos pocos encauzaron sus vidas en el cine sonoro a través de “la palabra”. Como los niños, tuvieron que aprender a hablar de nuevo. Era un nuevo lenguaje para ellos. Desconocido, duro, ininteligible. “Personajes Secundarios” es un libro que se sostiene en “La Palabra”, la palabra como principio y como final. Por otro lado, la paginación de este libro es otro personaje, ya que conforman el cuerpo de un microrrelato en sí mismo. Siempre he pensado que podían dar juego todos los elementos de un libro, incluso los números que marcan las páginas. Por otro lado contiene una historia muy personal. Está escrito desde las tripas.


Manu Espada (Salamanca, 1974) es Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Máster en Radio por RNE y la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado los libros El desguace (premio editorial Grupobúho), Fuera de Temario (Talentura), Zoom. Ciento y pico novelas a escala (Paréntesis), y Un poquito de por favor. Manual para sobrevivir en una comunidad de vecinos (Temas de hoy). Ha coordinado junto a Rosana Alonso De antología. La logia del microrrelato (Talentura) que recoge textos de los mejores autores de la denominada «Generación Blogger». Ha estrenado una obra de teatro y un cortometraje titulados El tercer día, y ha ganado más de veinte galardones literarios, entre los que destaca la II edición del premio Relatos en Cadena, de la SER, y el concurso de la Revista Eñe. Forma parte de las mejores antologías de microrrelatos de los últimos años: Velas al viento. Los microrrelatos de la nave de los locos (Cuadernos del vigía), Pervertidos (Traspiés), Relatos en Cadena 2008-2009, (Alfaguara), Mar de Pirañas. Nuevas voces del microrrelato español (Menoscuarto), Antología del microrrelato español (1906-2011) El cuarto género narrativo (Cátedra) y Desahuciados. Crónicas de la crisis (Traspiés). Desde hace quince años ha desarrollado su labor profesional de guionista en emisoras como Radio 3, Radio 5, Telemadrid, TVE, Antena 3 o Telecinco, donde trabaja actualmente elaborando una sección de política por la que han pasado José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, José María Aznar, José Bono, Esperanza Aguirre, Ana Botella, Alfonso Guerra o Julio Anguita, entre otros personajes de la vida política española. Hace ocho años abrió uno de los blogs creativos más veteranos del panorama literario: «La espada oxidada». Acaba de publicar la segunda edición de Fuera de temario (Talentura) y en febrero publicará Personajes Secundarios con la editorial Menoscuarto, un libro de microrrelatos experimental inspirado en la comunicación visual que tiene con su hijo Daniel, un niño que lucha a diario contra el autismo.

*La foto es de Isabel Wagemann

lunes, diciembre 16, 2013

Vicente Marco Aguilar - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Creo que es para descansar un poco de mí mismo. Tantas horas a mi lado resulta un ejercicio diario bastante agotador así que invento mundos imaginarios en los que aparezco solo de soslayo y así me libro un poco de la mala compañía.
O quizá me suceda como a los políticos con la corrupción, que lo llevo en la sangre porque empecé a los siete años y desde entonces no he descansado.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Curiosamente, solo tengo supersticiones y manías cuando no estoy escribiendo. Entonces aparecen. La superstición de que si no escribo mi vida no se desarrollará (como si fuera yo el que la debiera escribir) y la manía de escribirla. Respecto a las costumbres y preferencias, me cuesta crear en un lugar distinto a mi mesa de siempre. Esta mesa.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Ninguna preocupación concreta. Intento escribir algo nuevo cada vez y esa novedad también es una novedad temática.  El juego entre la realidad y la ficción es recurrente en mis obras. Y el poder del azar en nuestras vidas. Eso también.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Disfrutar.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Siempre me dejo llevar. Porque si planifico es como si perdiera la frescura a la hora de crear y eso me aburre bastante. Creo y  creo  sin cortapisas. Después reviso. Es un proceso bastante simple. (El mismo con el que empecé a escribir, recuerde, a los siete años) 
Mi proceso de revisión es largo y pesado;  el de creatividad, corto y frenético.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Aparte de los clásicos de siempre que uno jamás debería perderse tipo Quijote, Cien años de soledad,  El Proceso y de los autores imprescindibles como Vargas Llosa, Kafka, Borges, García Márquez, Saramago… suelo leer mucha narrativa contemporánea española. Y ahí me encantan, por ejemplo los cuentos de Quim Monzó, los de Félix J. Palma (también sus novelas), los de Juana Cortés, José Quesada. Me gusta mucho  Javier Tomeo, que murió recientemente. Y en teatro, desde Jardiel, a Pinter. Es difícil porque hay tanto… y tan bueno. También el mundo de los concursos está rebosar de buenísimas obras de todos los géneros. Por desgracia, gran parte de esa literatura no traspasa la frontera que la catapulte a los estantes de las librerías.       

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Editorial Almuzara acaba de publicar la novela con la que gané el XXIX Premio Jaén, en setiembre de 2013. Se titula «OPERA MAGNA», (OPERA sin acento porque está en latín).

En teatro se están representando varias piezas cortas de manera recurrente en distintos espacios de Comunidad Valenciana. Uno de los habituales es Bibliocafé, en Amadeo de Saboya 17. Un espacio muy recomendable.  
Y ayer me comunicaron mi condición de accésit del Premio Lope de Vega de Teatro.


Ahora estoy trabajando en una novela que supongo habré terminado en febrero y que transcurre en la Amazonía, concretamente en la Cordillera del Cóndor, Ecuador y en Edimburgo, entre los siglos XIX y XX. 


Vicente Marco. Nacido en Valencia en 1966 ha publicado las novelas Murmullos, (Premio de la Comisión Cultural del Alto Almanzora), Los trenes de Pound, (Premio Tiflos), El Collage de Orsson Beans (Finalista Premio Ateneo Valladolid) y Ya no somos niñas (Finalista Premio Logroño) así como la recopilación de cuentos Los que llegan por la noche. Ha obtenido más de cuarenta premios y galardones, entre los que destacan el Julio Cortázar, Unamuno o Alberto Lista.
Fue finalista del premio Agustín González de teatro con la obra Terapia de Bala (estrenada en Teatro Olympia de Valencia en 2012), ganador del Premio Nacional de Teatro Castellón a Escena 2013 con la obra Viernes trece y sábado catorce y accésit del prestigioso premio Lope de Vega en 2013 por “La náufraga y sus 21 náufragos”  Durante el año 2013 se han estrenado diversos espectáculos teatrales  entre los que destaca Doce Gentes en coches de ocho.

Es, además, profesor de Talleres Literarios.

jueves, diciembre 12, 2013

Javier Morales - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Empecé a leer compulsivamente a partir de los doce años, todo lo que caía en mi mano. Supongo que el paso siguiente, escribir, era inevitable. Quizás yo también pueda contar historias, se pregunta uno.  Las palabras, el libro más memorable de Sartre, solo tiene dos capítulos: leer y escribir. Creo que ahí está todo. La literatura es un refugio contra la soledad, un lugar donde asombrarse y atisbar alguna luz. Un espacio donde nos reconocemos como humanos y en el que habitan pequeñas verdades que no pueden expresarse de otro modo. Contar historias, leerlas, es el medio que he encontrado para mostrar mi perplejidad ante el mundo.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Cuando era pequeño carecía de cuarto propio y tenía que estudiar en la cocina, un lugar de tránsito. Esta experiencia me inmunizó, tanto que en la universidad me preparaba las clases en los cafés y alguno de mis textos los he escrito ahí. Eso antes de tener a mi hijo, claro. Ahora escribo en casa, con un poco de música, a veces a solas y otras con interrupciones inevitables. Las condiciones ideales no existen. Además, parte de mi escritura la concibo mientras camino o hago recados. Los personajes, las frases, las palabras, son una especie de sombra las veinticuatro horas. Escribo a diario, incluidos los fines de semana, intentando aprovechar todos los huecos que me permite el trabajo y la vida cotidiana.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Me gustaría que mi literatura estuviera hecha de personajes vivos. Me interesan las relaciones humanas, la zona gris de nuestra existencia, la que nos define como seres vivos, complejos y contradictorios. Trato de llevar a los personajes a situaciones en las que deben adoptar decisiones que quizás cambien el resto de sus vidas. La tensión entre la vida en el campo y en la ciudad siempre ha estado presente en todo lo que he escrito. Un escritor debe mantener el reto de no repetirse y de abrir nuevos caminos. Por supuesto, debe buscar la belleza. En mi caso, me gustaría conseguir un estilo transparente, como un papel de cebolla, con las palabras precisas, donde no sobre nada. La facundia, el engolamiento y la prosa sonajero, que diría Marsé, no van conmigo.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Que nadie se fíe de los consejos. La literatura es uno de los pocos espacios de libertad real que nos quedan.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Siempre hay un punto de partida, unos personajes más o menos definidos, unas situaciones. Suelo tener claro el inicio y no siempre el final. Tenerlo todo planificado me aburre, pero no creo que los personajes existan por su cuenta. Eres tú quien los mueves, quien los creas.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Hay decenas. Aparte de los clásicos, a los que siempre hay que regresar, si tuviera que elegir algunos más o menos contemporáneos me quedaría con Dublineses,  El gran Gatsby, El primer hombre, los cuentos de Cheever, El largo adiós, cualquiera de los libros de Alice Munro, cualquiera de las novelas de Marsé, Campo de amapolas blancas, Estrella distante. Aunque no soy un gran lector de poesía, suelo releer a Claudio Rodríguez, Cernuda y Ángel Campos Pámpano, entre otros.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Antes del verano publiqué Pequeñas biografías por encargo, mi primera novela. Hace años escribí otra, que guardo en un cajón y que nunca saldrá de allí. De alguna forma Pequeñas biografías por encargo ha supuesto cerrar un ciclo iniciado con mis dos libros de relatos anteriores, Lisboa y La despedida.

Hace poco he terminado un nuevo libro de relatos, Ocho cuentos y medio, en el que he intentado abrir mi narrativa a otros temas. En el libro tengo el honor de contar con una colaboración muy especial, un cuento del gran Gonzalo Calcedo. Ahora ando inmerso en una nueva novela, quizás más visceral y pegada al momento, en ningún caso una novela de tesis, no me gusta soltar moralina.


Javier Morales Ortiz (Plasencia, 1968) es escritor y periodista. Estudió Periodismo y Derecho en Madrid. Es autor de la novela Pequeñas biografías por encargo y de los libros de relatos La despedida y Lisboa. Ha participado en la antología 2012:La generación del #FinDelMundo.  Además de su trabajo como reportero en varios medios de comunicación de ámbito nacional (El País, Mujer Hoy), tiene una columna dominical sobre libros, Área de Descanso, en El Asombrario, el portal de cultura de eldiario.es. Colabora habitualmente en Quimera o Leer. Es profesor de escritura creativa e imparte un ciclo sobre pintura y literatura en el Museo Thyssen. 

lunes, diciembre 09, 2013

Ismael Martínez Biurrun - Cuestionario básico



1.- ¿Por qué escribes?


No sé por qué escribo, pero sé que cuando lo hago mi cabeza se siente bien. Supongo que libera las endorfinas adecuadas. Cualquier otra cosa que te cuente sobre mis razones para escribir sería literatura.


2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?


Intento levantarme muy temprano para escribir y corregirlo por la tarde, aunque no siempre lo consigo. Me gusta trabajar con música instrumental, aunque me parece que es hacer trampas, como escribir borracho; crees que estás haciendo maravillas y al día siguiente compruebas que no era para tanto. Utilizo un procesador de textos normal, con el documento a pantalla completa.


3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?


No sé si debería responder a esto. De hecho, escribo novelas para no tener que psicoanalizarme. Está claro que algunas obsesiones se repiten, como los conflictos entre padres e hijos, pero prefiero no sacar conclusiones. En todo caso, no soy capaz de escribir historias de pura evasión, necesito que algo de lo contado me involucre personalmente. Hay que escribir en un cierto estado de cabreo íntimo o incomodidad para que el resultado tenga algún interés.


4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?


Solo hay un consejo universal e invariable para escribir: evita los clichés. A no ser que quieras ganar mucho dinero con esto, claro. En ese caso, haz lo contrario.


5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?


Cada vez planifico más e improviso menos. La escritura intuitiva está sobrevalorada. Pero siempre es mucho más lo que ignoro acerca de la historia y sus personajes que lo que tengo apuntado en mis esquemas. Tiene que haber un margen para que los personajes respiren, tomen decisiones propias y nos resulten creíbles. De lo contrario no hay compasión, y sin compasión es inútil que exhibas tu ingenio con una sofisticadísima intriga.


6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?


Hay autores a los que vuelvo recurrentemente, aunque ninguno es sagrado: Ray Bradbury, Don DeLillo, Cormac McCarthy, Jonathan Lethem o el mismo Stephen King. De los más recientes: Emilio Bueso, David Vann, Anna Starobinets…


7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Mi última novela se titula Un minuto antes de la oscuridad y saldrá en febrero con el sello Fantascy. Cuenta la historia de un hombre que ve cómo el mundo comienza a derrumbarse a su alrededor —su relación de pareja, su trabajo, su barrio, la ciudad entera— y tiene que decidir por dónde empezar la lucha. Es una historia de deserciones, martirios y rupturas ambientada en un Madrid que está a punto de saltar desde el futuro inmediato hasta la edad media. Y sí, es ciencia ficción, porque además del escenario distópico se juega con el elemento de la clonación humana. Mi intención era hacer un libro esencialmente perturbador, y creo que al menos eso está conseguido.


Ismael Martínez Biurrun (Pamplona, 1972) Especializado en el desarrollo de guiones cinematográficos, comenzó a publicar novelas en 2006. Después de rendir un homenaje al maestro Lovecraft con Infierno nevado (Transversal), decidió llevar el terror a un escenario cotidiano con Rojo alma, negro sombra (451 Editores), novela que le mereció su primer Premio Celsius a la mejor obra fantástica del año, así como el Premio Nocte de la Asociación Española de Escritores de Terror. 

La editorial Salto de Página publicó sus dos siguientes novelas: el thriller oscuro Mujer abrazada a un cuervo, de nuevo ganadora del Premio Celsius, y El escondite de Grisha, aplaudida por El Cultural como “una buena, original y desasosegante historia de almas trastornadas”.
Dos veces finalista del premio Ignotus, también ha participado en diversas antologías de relatos como Visiones (AEFCFT), Hombre Lobo (451 Editores), Aquelarre (Salto de Página), Bleak House Inn (Fábulas de Albión) y La soledad es el hogar del monstruo (Imagine Press Ediciones).


*La foto es de Isabel González

miércoles, diciembre 04, 2013

Sergi Bellver - Cuestionario básico



1.- ¿Por qué escribes?

Porque hubiera vendido mi alma por ser un gran compositor, un pianista clásico o un guitarrista de rock, pero tengo el oído musical de un buzón de correos. Porque como dibujante, de niño, tuve cierto talento, pero tampoco como para haberme dedicado en serio a la pintura. Porque mientras coleccionaba vocaciones artísticas frustradas escribía de vez en cuando, y lo cierto es que con el tiempo no hubo tanta distancia entre la intención y el resultado en mis cuadernos. Porque cometí una rara forma de suicidio a los veintidós y luego anduve doce años como un zombi, sin escribir una palabra, pero al despertar, allá por 2006, supe que ya nunca sería otra cosa que escritor.

Por la misma razón por la que necesito viajar: para intensificar la experiencia del presente y conocer más de lo propio y lo ajeno. Porque la literatura ensancha la vida y nos permite ser otros. Porque soy un egocéntrico y creo que tengo algo que decir. Porque no soy egoísta y quiero darle algo bello y tal vez útil a los demás. Porque pienso que el lenguaje condiciona el pensamiento y las ideas modifican lo real. Porque aún creo que podemos cambiar el mundo, aunque sea empezando por un solo lector, por una frase, por uno mismo.


2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?


Lo ideal y lo posible no suelen coincidir. Tengo unos amigos en el campo con una habitación de invitados en la que podría pasarme años escribiendo novelas, madrugando cada día para empezar a trabajar al alba, cuando el mundo permanece aún en silencio y hay como un fulgor nuevo sobre todas las cosas. Pero no quiero incordiar demasiado a mis amigos y sólo les visito unos días, muy de vez en cuando, por desgracia, supongo. El resto del tiempo tengo que escribir cuando puedo y donde surge, en medio del mundanal ruido. Tampoco me quejo demasiado, ya que a veces la escritura se vuelve más sucia pero también más eléctrica bajo presión, atenta al barullo de la vida, cuando tiene más que ver con el reto de la supervivencia que con el placer monacal de la vida resuelta. De manera que, hasta que no pueda permitirme una cabaña en el bosque y esas cosas, intento buscar el silencio donde puedo, yéndome a una biblioteca lo bastante vacía o encerrándome en un zulo. Porque, eso sí, durante la fase creativa necesito soledad y silencio a toda costa. La música es sólo para cuando me pongo el uniforme de corrector y mis textos caen bajo la ley marcial de la tijera. Aunque, ahora que lo pienso, como todo ser humano, puedo ser contradictorio: uno de los cuentos más largos de mi libro lo escribí escuchando en bucle la banda sonora de Ry Cooder para París, Texas.


3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?


Todo escritor debería asumir cuál es su territorio literario y dónde es extranjero. Hay códigos que no domino en narrativa, como el humor o el análisis sociológico, y otros terrenos en los que sí me siento en mi hábitat natural, como el simbolismo de los objetos, la personalidad del paisaje y las emociones, derivas y pulsiones vitales de los personajes. Me interesa todo lo que nos hace humanos y nos pone en jaque, con nuestras luces y sombras, aunque acercarme a nuestra naturaleza desde el lado oscuro me parece literariamente más atractivo. Al menos por ahora. También me atrae la permeable frontera entre sueño y vigilia, lo onírico como hechizo de lo invisible y una potencia más de nuestra mente. Al escribir, no dejo de cuestionarme el mundo y sus convenciones, me siento más cómodo al formular preguntas que intentando dar respuestas y prefiero la curiosidad del buscador a la certeza del moralista. Supongo que intento provocar todas esas cosas en los lectores: emoción, hechizo, una duda razonable sobre sí mismos y algo de asombro ante nuestra propia oscuridad. Tal vez porque, por paradójico que suene, aún creo que hay en nosotros algo de luz y que ante ese incómodo espejo puede revivir el deseo de convocarla.


4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?


Vivir. Hacerlo intensamente y con verdad. Ray Bradbury escribió que «Somos copas que se llenan constante, silenciosamente. El truco consiste en saber volcarse para que la belleza se derrame», de modo que sobre todo leo, vivo y dejo que el tiempo llene mi copa. Creo que es importante prescindir de modas y camarillas, no congraciarse con todo el mundo y no compararte con nadie más que con la mejor versión de ti mismo. Aprender a renunciar, no tener prisa y preferir la lectura o la vida lejos de la página si no hay nada mejor que decir en ella. No hace falta escribirlo todo, es más importante saber callar lo superfluo y esperar a que las palabras precisas pidan paso, saber ver si lo esencial late o no en ellas. Intento seguir mi propia ética, cierta idea moral del mundo en la que no separo demasiado lo artístico de lo demás, pero siento que cualquiera tiene también derecho a llevarse la contraria cuando sea necesario. Más si cabe el artista, que aprenderá de los errores más que de los halagos. Se debe escuchar a quienes más saben cuando estás aprendiendo, pero tampoco con demasiados complejos ni durante demasiado tiempo, porque es mejor un original imperfecto que un sucedáneo correcto de otra voz: mejor para el autor y mejor para cualquier lector inteligente. Porque un buen día hay que empezar a volar solo. Porque para escribir algo genuino y volcar aquella copa hay que saborear la soledad y ser libre, esto es, valiente. Siempre. Valiente para plantearte tu vocación y reconocer, si es necesario, que no vales para esto. Valiente, si después de hacerte esa pregunta aún crees de veras en ti mismo, para no escuchar a nadie más y seguir adelante como un rompehielos soviético.


5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?


Vuelvo al símil del viaje, que tanto tiene que ver conmigo: si no te dejas sorprender por el camino, probablemente no seas más que un turista. Pero si vas siempre a lo loco, sin ni siquiera un plano de la zona, bueno, lo más probable es que acabes despeñándote por cualquier barranco o en el caldero de alguna tribu caníbal. Me gusta preparar mis viajes, sobre todo los literarios. A menudo las historias maduran en mi cabeza durante semanas, meses o incluso años antes de escribir una palabra. A veces tengo tan vívido el mundo que he creado que sólo necesito dar un paso para hacer pie en él y recrearlo en la página. Pero sin extravío no hay descubrimiento, y sin conflicto no hay evolución, de modo que siempre le concedo un margen a lo desconocido. Sospecho que las obras demasiado planificadas tienen algo de mecanos, es decir, muy poco de organismos vivos, que son la clase de historias que más me gustan, las que manchan, las que muerden cuando menos te lo esperas.

Lo que sí hago en la siguiente fase son correcciones hasta el hartazgo, hasta que sé que debo dejarlo antes de volverme loco. Aunque cada vez me cuesta menos detenerme y dar por bueno el resultado, supongo que porque tenía que ver hasta ahora con la inseguridad del principiante, pero también con el respeto hacia mí mismo y hacia el lector, algo que no pienso perder jamás. De modo que estoy acercándome a un punto de equilibrio en esa segunda parte de la escritura. Y me alegro, porque es la más agotadora.


6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?


Ante este tipo de preguntas suelo caer en aburridísimas respuestas de profesor miope que pasa lista al final de clase y se olvida de una fila. Sería más honesto poder explayarse y comentar los motivos de cada deslumbramiento y epifanía literaria, pero me imagino que no acabaríamos nunca, así que, por lo menos, mencionaré a los escritores que en algún momento y con algún libro moldearon y cambiaron mi forma de leer y de escribir narrativa. Me refiero, con permiso de Homero, Cervantes y Shakespeare, y pasando de largo por la poesía, a Cortázar, Rulfo, Quiroga, Buzzati, Stendhal, Flaubert, Camus, J. Roth, Orwell, Poe, Melville, Steinbeck, H. Miller, Bradbury y Cheever, pero sobre todo a Chéjov, Dostoievski, Mann, Kafka, Conrad y Faulkner, seis miradas sobre el mundo sin las que ya ni siquiera concibo imaginármelo.


7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Ediciones del Viento acaba de publicar mi primer libro de relatos, Agua dura, lo que me hace sentir realmente bien, por culminar mi dedicación de los últimos años al cuento, por la apuesta de un editor serio como Eduardo Riestra, quien tomó la decisión con una celeridad inusitada, y por compartir colección con otros narradores españoles que admiro y respeto, como Óscar Esquivias, Esther García Llovet o Pablo Andrés Escapa. También estoy muy satisfecho con la bella edición del libro objeto, de la que es cómplice Xabier Armendáriz, autor de la imagen de cubierta. La misma que el editor Pedro Medina ha utilizado para la versión digital de Agua dura en Sub-Urbano Ediciones, esa aventura cultural que, desde Miami, se ha propuesto tender un puente literario entre América y España.

Con mi libro intento, de paso, mostrar una parte del lector que soy y, humildemente, homenajear a maestros como Faulkner o Conrad, pero también a escritores no tan canónicos para la crítica, como Stephen King, que me lo han hecho pasar en grande. Hay en esta docena de textos algunos cuentos muy breves y varios relatos largos, en los que mi escritura respira más hondo al sumergirse en un agua sombría, metáfora de la complejidad de las relaciones humanas. Podría decirse que es también un libro inquietante sobre la familia, en el que utilizo la ficción para filtrar algunas de mis obsesiones personales y literarias. Agua dura, como defiende el movimiento Nuevo Drama, pretende emocionar al lector con una narrativa implicada con su tiempo pero a la vez deudora de sus fuentes, una literatura sin vanas piruetas teóricas en la que pueda prender de nuevo la llama de lo vivo.

«Islandia», el cuento que cierra mi libro, aparece a su vez en la antología Nómadas, que ha publicado casi a la par la editorial Playa de Ákaba. En la actualidad, despacito y con buena letra, sigo metido de lleno en la escritura de mi primera novela, una distopía. Respecto a otras labores literarias, en 2013 publiqué también un extenso prólogo a El jugador, de Dostoievski (Nevsky Prospects), un trabajo del que he decidido regalar el PDF en algunas intervenciones de relieve que tenga en las redes, como ahora en tu página, Miguel. Espero que tus lectores lo disfruten y te agradezco que me hayas ofrecido este espacio para conectar con ellos.



Sergi Bellver (Barcelona, 1971). Escritor y guionista, ha publicado el libro de relatos Agua dura (Ediciones del Viento & Sub-Urbano Ediciones, 2013). Empezó a dedicarse a la literatura en 2007 y desde entonces ha trabajado como editor, crítico literario, periodista cultural, profesor de narrativa y librero. En los últimos tres años ha participado en una decena de antologías de relatos en España y Latinoamérica, ha escrito guiones de cortometraje y ha publicado narrativa y poesía en revistas como Quimera o en medios como el diario Tiempo Argentino. Editó los libros colectivos Chéjov comentado (Nevsky Prospects, 2010) y Mi madre es un pez (Libros del Silencio, 2011; con Juan Soto Ivars), y ha escrito el prólogo a una nueva traducción de El jugador, de Dostoievski (Nevsky Prospects, 2013). Ha colaborado con críticas literarias, artículos, entrevistas y columnas en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia, en las revistas Qué Leer, Tiempo y BCN Mes, y en varios medios de la red. En 2008 se inició como profesor en Escuela de Escritores de Madrid, ciudad en la que residió durante catorce años, y ha impartido cursos y conferencias en diferentes eventos e instituciones públicas. A día de hoy coordina sus propios talleres de narrativa.

www.sergibellver.com

lunes, diciembre 02, 2013

Cierre de una televisión


Muchas veces he bromeado diciendo que lo mejor era ver los informativos en Canal 9 porque ahí nunca pasaba nada: era una especie de mundo feliz. Lo más relevante que ocurría a nuestro alrededor eran concursos escolares o fiestas patronales. Sin embargo, ahora que lo han cerrado y me enfrento al canal vacío en mi televisor me siento como si me hubieran dado una patada en la boca.

Una televisión autonómica debería administrarse con diligencia, lo mismo que la sanidad, la educación, el transporte público, y todos los servicios que son de todos. Habría que exigir una gestión responsable y debería haber mecanismos auditores que la garantizaran, y que sancionaran con dureza a quien no lo hiciera.

Los periodistas de Canal 9 han resistido todo lo que han podido. Han querido demostrar que son capaces de hacer una buena televisión. Han conseguido que la audiencia de la cadena subiera espectacularmente. Mucha gente les reprocha que no denunciaran antes lo que estaba ocurriendo, como si hubiera muchos héroes en este país, pero ahora resulta evidente que la situación ha ido demasiado lejos, que el exigible derecho a la información ha sido pisoteado durante demasiado tiempo. Supongo que la naturaleza humana ha sido siempre igual. El maldito instinto de conservación, que nos impide actuar mientras vamos sobreviviendo. 

Eso explica ese famoso poema que se atribuía a Bertolt Brecht pero que parece ser de un pastor protestante llamado Martin Niemöller.

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío, Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi, no había nadie más que pudiera protestar.

Cuando llegó el momento de luchar, intentaron dar voz a aquellos que no la tuvieron durante tantos años, a los protagonistas silenciados, a los hechos ninguneados... pero ya era demasiado tarde.

Supongo que el siguiente paso será una televisión privada que aparecerá como salvadora y que estará al servicio del partido dominante, porque un César necesita un trovador.