Después del descansito que hicimos en La Cola de Caballo y que nos supo a gloria bendita, continuamos ruta...¡¡ya nos falta menos!!...el calor sigue apretando...¡¡ha sido un día de fuego!! Vamos hacia la última parte del recorrido, Circo de Soaso, bosque de hayas, Cascada del Estrecho y Pradera de Ordesa (lugar del que salimos a las nueve de la mañana)
El paisaje pirenaico aún nos sigue cautivando...cada parte de esta ruta ha tenido su encanto, y por eso he decidido dividirla en tres entradas diferentes.
Hasta los carteles que nos encontramos son divertidos y originales.
LLegar al Circo de Soaso se agradece de lo lindo...es a mi gusto uno de los rincones más preciosos de la ruta, y además el fresquito que nos regala el agua nos da un chute de energía...ya estamos cansados y nos sobra calor.
Vamos a disfrutar de Soaso.
Y ahora vamos directos hacia el Bosque de Hayas y La Cascada del Estrecho...los que me seguís, sabéis de mi devoción por los bosques y los árboles...adentrarme en éste fue un cúmulo de sensaciones...sensaciones que aún tengo grabadas en el alma.
Disfrutando de mis momentos en el bosque, el abrazo a un montón de ejemplares y mi contacto con sus enormes y fuertes raíces.
Quiero quedarme aquí muuuucho rato y disfrutar de esta quietud, de esta paz, de este silencio, de este fresquito a la sombra...qué ya bastante sol hemos sufrido y momentos de tensión...ahora toca relax y tranquilidad...sensaciones que valoro mucho en mi vida.
Otra maravillosa cascada que nos regala esta ruta en el corazón de Pirineos.
Y ya cuando estábamos a un par de km de La Pradera, pero que a todos los montañeros nos parecían una kilometrada, por el cansancio acumulado a lo largo de toda la jornada...nos encontramos con una madre y su hija adolescente que llevaba el pie llenito de llagas...¡qué escozor!...la cría ya no podía dar ni un paso más, lloraba de dolor...y aquí Manuel sacó de su pedazo mochila ese botiquín que siempre lleva con él, y la curó...los agradecimientos fueron grandes y se añaden los del padre y demás familia que iban llegando. No hay de qué..."hoy por ti, mañana por mi"...¡¡Cómo la vida misma!!.
Y al llegar a La Pradera de Ordesa nos encontramos con todo el despliegue del Greim...en todos los días que seguimos allí ni una noticia en ningún sitio, por lo tanto entendimos que nadie falleció y todo salió a la perfección, cosa que nos alegró un montón...puesto que como os conté en la segunda parte de esta ruta estuvimos escuchando al helicóptero hacer maniobras de búsqueda durante mucho tiempo y cuando llegamos aquí, un greim me dijo que aún no les tenían localizados, que sólo veían las cuerdas.
Y terminamos la jornada con una cervecita rica y muy fresquita en el restaurante de La Pradera para después coger el bus que nos dejaría en Torla...había sido tanto lo vivido, que la bajada en bus por esos precipicios no me causó gran desasosiego.
"El cansancio que arrastraba desde hacía rato se hizo más ligero, lo sustituyó una sensación de serenidad, una calma difícil de describir"