Esta vez sí...hace seis años que nos alojamos en Ezcaray con intención de alcanzar esta cima, y como cuento en este blog, fue imposible, las imágenes de aquella ocasión hablan por sí solas, agua, nieve, hielo, niebla...tuvimos un tiempo muy malo que nos impidió subir el San Lorenzo.
Esta vez es 30 de Octubre y parece Agosto, hemos pasado hasta calor...el día no podía ser más estupendo.
Desde la estación invernal de Valdezcaray empezamos nuestra ruta, está todo precioso, los hayedos debajo del San Lorenzo lucen sus colores más extraordinarios y cuando llegamos arriba, según está el día de clarito las vistas son un lujazo.
Alcanzamos los 2.271 metros de altitud con 730 m de desnivel...¡¡ha estado muy bien!!, de esas cimas que me gustan a mi ...sin aéreos ni precipicios...parecía más complicado y estuve muy vaga...sino es por Manuel creo que me hubiese quedado a mitad del camino.
Nuevamente gracias por tu insistencia compañero del alma, y ese confiar en mi...muchas veces más que yo misma.
Casi al mismo tiempo que nosotros llegan dos ciclistas que suben por otra vertiente, y su bicicleta nos dejaron escenas bien prestosas.
Las telas de araña y el sol hacen de las suyas y nos regalan escenas bonitas.
Las cabras nos entretienen un buen rato tanto a la subida como a la bajada...¡tenemos tiempo, no hay ni gota de prisa!, estamos de puente largoooo y lo comenzamos ese día...además hasta mañana no cambiarán la hora con lo que tenemos que aprovechar esta claridad de día y una hora más de luz.
Detalles en la subida y en la bajada.
Paradita en el hayedo y abrazo a estos maravillosos árboles...está todo de un color preciosisimo de otoño...al siguiente día lo íbamos a comprobar mucho mejor cuando nos sumergimos en esos bosques de colorido otoñal Riojano .
Una perspectiva completa de esta preciosidad de cima, el colosal San Lorenzo techo de La Sierra de La Demanda.
Y Manuel rebequeando un poquitín.
La vaquita en las praderías de la estación de Valdezcaray, y nosotros recordando que la otra vez fue aquí donde me quedé resguardada para que no me llevase el fortísimo aire que soplaba, mientras Manuel intentaba la subida, que le fue imposible.
Telas de araña, arandaneras y sol nos muestran cortinas de seda.
Bajo feliz y contenta, una cima para disfrutar y repetir...volveré precioso San Lorenzo, porque tú eres muy bonita montaña y porque estás en un lugar del que nos enamoramos, ¡¡Ezcaray!!.
Y ya con el precioso atardecer de La Rioja, nos reflejamos en las gafas de Manuel, El San Lorenzo y yo. Jamás olvidaré esta subida...una gran jornada.
¿Se puede decir la verdad mintiendo?
