Trato a los perros en el Sur de Europa

Ayer, estuve hablando con un alemán residente en Colonia. Él y su senora tienen una perrita pastora alemana muy amorosa. Me contó que la trajeron de Italia hace diez anos, cuando la perrita tenía aproximadamente un ano.

Me dijo que antes de que ellos la buscaran, la perrita vivía en un patio trasero de alguna casa italiana, donde la maltrataban, la castigaban, le pegaban, apenas le daban de comer y quién sabe qué más hacían con ella.

Me explicó que ese trato a los perros era lo normal en Italia, donde la gente no consideraba a los perros como "parte de la familia". A los perros los tienen de cachorros para entretener a los ninos; cuando crecen ya no sirven para ello y cuando pastores alemanes o de razas similares, los usan los hombres para andar por la calle como machos, como un símbolo más de su masculinidad.

Cuando ya no sirven ni para esto, los echan a la calle (por eso, hay tantos perros callejeros en esos países) o los encierran en algún patrio trasero u otro lugar, donde apenas les dan de comer.

Las organizaciones de protección de los animales (a las que él pertenece) pagan un rescate por los perros en estos países, a sus duenos, para que los entreguen... los den en adopción.

Sí, ahora ya entiendo la enorme cantidad de gente que tiene perros espanoles o italianos en Alemania.

Me contó que cuando buscaron a su perra, estaba en los huesos y enferma, muy débil y psicológicamente, estaba muy mal.

Dice que esta es la forma de tratar a los animales, concretamente a los perros y a los caballos en toda Europa suroriental. Enumeró: desde los Balcanes, Grecia, Croacia, Italia y Espana. Dice que, tanto a perros, como a caballos, les pegan, los golpean y los tratan pésimo.

Como amante de los animales, les confieso que me causa repulsión la crueldad hacia ellos. Creo que es una signo inequívoco de falta de civilidad, de cultura y de educación.

El nuevo libro de cocina

Ayer en la tarde, estuve donde ni otorrinolaringóloga (fui una de las miles de víctimas del frío este invierno en Alemania).

Al llegar, en la sala de espera, había sólo una mamá alemana bío con dos ninos en edad pre-escolar. El nino hablaba y hablaba y hablaba. En un momento, tomó uno de los libros que tienen en la sala de espera para que lean los chicos.

Era un libro grande, de cartón, con bellas ilustraciones en colores sobre... caballos.

Yo me reí interiormente y estuve a punto de decirle: "¿Es ese un nuevo libro de cocina?"

Jaja, les prometo que me reí mucho interiormente. Pero, decidí no decirlo ya que 1) el nino era demasiado chico para entender el chiste y 2) la mamá bío, con toda seguridad no se reiría de mi excelente chiste e incluso se podía enojar;)