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lunes, abril 06, 2015

Vogue Monaco

La portada de Carlota Casiraghi en Vogue París, de abril de 2016, me hace recordar la multitud de veces que Vogue París, aunque también otras ediciones, han sacado a los de Mónaco en portada. En mi opinión, ninguna de las hijas de Grace Kelly tiene su belleza aunque eso no quite que sean bellísimas, claro. En concreto, Carolina y la que sería la nieta, Carlota. Sin embargo, me parece desolador lo mal que sale Carlota en la portada. Ya es tradición, porque creo que quedan mucho mejor al natural, sacados en Hola y más revistas del colorín, que más arreglados. En eso creo que Grace Kelly era superior también. No se puede ser más radiante que la Kelly en las películas de Hitchcock, por ejemplo. El principal defecto que le veo yo es que tiene la mandíbula algo ancha, y que tanto Carolina como Carlota, han heredado. Creo que es por eso por lo que la bella Carlota sale tan mal en la portada de Vogue. El editorial es algo mejor pero tampoco una maravilla. Y parece difícil que no haya otras prendas Gucci mejores, por mucho que Carlota sea imagen de la firma. No obstante, bonitas son todas las portadas. Y quiero recordarlas.


El reportaje que hizo W me parece la mejor portada posada de Carlota.


En agosto de 2011 apareció en Vogue París fotografiada por Testino, con poco acierto, en mi opinión.


En diciembre de 2008/enero de 2009 posó Estefanía. Se criticó el brazo flácido. 


De este primer plano con escote tan matador de Carolina no hay crítica posible. Es la portada más bonita de Vogue París-Mónaco. Es de junio de 1988.



Estefanía, con un escote matador pero en otro sentido, posó para Vogue París en septiembre de 1986.


Para Vogue Alemania, donde la realeza tiene fascinación, posó Estefanía en julio del 85.


Esta portada me entusiasma, tan Andywarholiana, de diciembre del 83 con Carolina. 


Carolina en octubre del 77.


Esta no me gusta, aunque es setentera a morir, de marzo de 79.


Esta es bonita por la sonrisa, de octubre de 77.


Me sorprende lo similares que son las dos portadas de Grace Kelly con más de diez años de diferencia. Esta es del Vogue británico, del 1 de marzo de 1972.


Esta es del Vogue americano de diciembre de 1982.




Pero a mí me parece que en los Hola son donde están radiantes. Por cierto, hay estudios sobre por qué no interesan sus imágenes en movimiento y en cambio sí funcionan, y de maravilla, en prensa rosa.


Eso sí, a mí de revistas, Grace Kelly y Bazaar en La ventana indiscreta.

martes, febrero 10, 2015

Tres En Raya: Lara Stone, Kate Moss Y Daria Werbowy


En septiembre de 2012, Vogue París, dirigida por Emmanuelle Alt, publicó tres portadas diferentes de la revista, protagonizadas por Lara Stone, Kate Moss y Daria Werbowy, en idéntica postura y con igual vestuario, de Dolce & Gabbanna.


Para este marzo, Emmanuelle Alt ha vuelto a repetir la operación. Kate Moss, Lara Stone y Daría Werbowy, vestida idénticas y en idéntica postura (las mejores piernas las de Lara, por cierto).


Las portadas, las seis, son bonitas, y sobre todo las segundas, las actuales, tienen un aire a Helmut Newton que está bien. No es que sean un prodigio de original, sobre todo porque el juego de dobles solo tiene gracia si se hace muy bien y no cuando es una fórmula. Newton lo hizo para ver la diferencia de actitud entre una mujer vestida y una desnuda (por cierto, una de las modelos levanta el pie equivocado).


Además, la idea no es ni explotada por primera vez, Katie Grand en Love ya hizo una edición con ocho modelos -Kate Moss, Naomi Campbell, Lara Stone, Daria Werbowy, Amber Valleta, Natalia Vodianova, Kristen McMenamy y Jeneil Williams- en idéntica pose en el verano de 2010.


Y, por si fuera poco, en junio de 2006, la revista W ya juntó a las tres tops, Kate, Lara y Daria, fotografiadas por Weber.

Todo es bonito. Pero a veces la belleza es insignificante.
Aunque bella, claro.

sábado, diciembre 06, 2014

La Bella Helena








No sé qué pasa que a veces las modelos más guapas son las que sus genes son una mezcla de distintas nacionalidades. Helena Christensen es hija de danés y su madre es peruana y creo que su rostro es uno de los más bellos de todas las tops, quizá salvo el de Claudia Schiffer (que al envejecer ha visto alargarse su cara lo que la hace muy versátil para producciones de moda y, quizá, menos hermosa por la calle) y el de Christy Turlington que debe ser universalmente bella en cualquier circunstancia e incluso de rubia y con el pelo corto, que era como menos me gustaba.

Este editorial, es una lástima la calidad, me ha gustado mucho. Tiene algo que huele a Helmut Newton, quizá porque Helena sale en top less. La segunda foto, en mi opinión la mejor, es helmunewtoniana total. Pero lo que más me gusta es esa ciudad melancólica, tan parisina, que aparece en las fotos. Es Montmartre y me recuerda un poco a esa noche de Medianoche en París de Woody Allen en la que parece que puedes saltarte de siglo si te despistas, de tan poca gente que hay y tan sigilosa que es la noche. 

Quizá sean cosas mías pero ya no hay editoriales como este. 

miércoles, septiembre 10, 2014

Pensar En Rosa












Este editorial, protagonizado por Sasha Pivovarova, se publicó en el número de marzo de 2008 de Vogue París. Lo fotografió Inez & Vinoodh y se tituló Eau de Rose. El estilismo era de Emmanuelle Alt, cuyo trabajo nunca me ha entusiasmado pero que, antes de las voguettes y de la locura del street style y demás que propició -si es que no causó directamente- su ascenso a directora de Vogue París, era reseñable porque era como un radar de lo que se iba a llevar después.

No creo que nada de lo que hay en estas imágenes sea de una belleza estremecedora, ni que las prendas sean reveladoras de nuestro tiempo ni de un estilo especial, ni de una línea editorial, ni de un pensamiento, ni nada por el estilo. Pero yo a Vogue le pido cosas bonitas y entretenimiento y eso, qué duda, lo consigue.

Hay algo hermoso, relajante y melancólico, aunque veraniego y activo, en las imágenes y quizá por eso me parecen adecuadas para septiembre. 
Siempre me pareció que la playa, cuando se avecinaba el otoño, se quedaba sola. 
Sola con su agua.


domingo, enero 19, 2014

Cócteles Y Fotos









Testino no siempre fue un fotógrafo anecdótico, recordado no por su producción sino por su eterna sonrisa junto a la Wintour o por haber hecho fotos a Diana de Gales o sacado a mujeres muy sexuales, descaradas, cuando Tom Ford reinaba en las pasarelas dirigiendo Gucci y Carine Roitfeld era con él uña y carne. En esa época, Testino era un fotógrafo de verdad que no sólo sacaba su cámara para inmortalizar su ego haciendo fotos a Gisele o a Kate Moss para luego sacar libros en Taschen. Que eso está bien, claro, pero no deja de ser deprimente que haya quedado vinculado a la portada de Vogue USA, sosainas total, sacando fotos a estrellas de cine en los mejores casos, actrices de más de cuarenta que aparecen con tanto retoque que es casi imposible saber si son ellas o sus nietas o muchachas prontas a ser olvidadas tras un éxito en la taquilla, en los más de casos que, además, suelen aspirar a ser it girls (como Sienna Miller en la mítica portada del September Issue aquel del que hicieron un reportaje).

En los 90, Meisel molaba. Hacía editoriales como éste para Vogue París, es de 1994, y sus fotos tenían un halo que todo el atrezzo y el retoque actual hacen que se borre en la mayoría de los casos. No quiero decir que fueran perfectas o que ahora no se haga nada que valga la pena -al contrario, hay producciones de muy alto nivel y tan hermosas que casi son trágicas- pero se ha perdido el aire de una época que, aunque a nivel de prendas y de colecciones quizá fue olvidable, tuvo una impronta tan personal como los 80 o los 70 o los 40. Son los años de una mujer que bebe un poco de la iconografía de Helmut Newton para YSL pero que es más agresiva en los negocios sin ser una yuppie ochentera porque es más sofisticada. Testino la plasmó muy bien en este editorial. Es una mujer elegante y algo hipererotizada aunque insumisa. Vestida con líneas rectas, sacadas de Calvin Klein en su mayor parte, pero mezcladas con faldas tubo, turbantes, joyería escandalosa (de marcas italianas como Gucci o Prada) y un aire de diversión desenfrenada -pero no nociva como en los 80 con toda la coca y la prostitución y el arribismo de por medio- pero sana. Y molaba.