La Edad Media demonizó a un gran número de criaturas y de seres de gran belleza originarios del paganismo convirtiendo al demonio en lo retorcido y en la fealdad. Los enanos, los seres deformes, los minúsvalidos y la fealdad en general se entendía como atributo y propiead de lo horrendo.
De alguna forma los limpios de espíritu, los píos, necesariamente tenían que ser bellos por fuera en una relación de la dualidad alma-cuerpo. La mentalidad popular encontraba el todo unitario formado por la dualidad del doble y el cuerpo como la necesidad por lo que lo bello era bueno y lo feo malo.
Hasta aqui tenemos la mentalidad popular -de las gentes- hasta el punto primero de la genealogía de la moral de Nieztsche en el que encontraríamos la asimilación de lo bueno a lo noble y lo malo a lo llano -lo bajo, lo vulgar, lo no noble-. Nos encontraríamos bien en la mentalidad pagana, bien en la sociedad trinitaria y tripartita de Dumezil, bien en el primer intisto del maná, necesariamente en el primer estadio de la mentalidad humana por asociación unitaria.
Y... necesariamente, el cambio.
De la misma forma que los judíos -la mentalidad judeocristiana monoteísta devota de la monolatría- invierten el valor de lo bueno a lo bajo y lo malo a lo "alto" -nobleza- convirtiendo en benditos de Dios a los tullidos, los ciegos, los mendigos, los pobres en todos los sentidos mientras que los ricos "no entrarían en el reino de los cielos como no pasa -soga- por el ojo de una aguja" en una comparación más que ad hoc.
La mentalidad cristiana encontró la inversión haciendo que lo bello tuviera cualidades negativas y lo feo, lo que inspira compasión necesitaba ser bueno pues el espíritu se esconde y son los ojos los que no ven.
Tenemos entonces a las brujas que si bien en sus inicios carecían de culto por su carácter negativo y eran feas se transmutan en las hadas -que como las ninfas tienen un marcado lado peligroso de voluble carácter y de problemas con los mortales a los que aturden, matan tras hacer el amor o hacen enloquecer-- que son hermosas y vampiresas -femme fatale-que atraen con su belleza de la misma forma que las plantas carnívoras son de bellos colores para atraer a sus presas.
Negra soy más hermosa.
Es el lema de la Iglesia en el medievo que advierte de la materia triunfando sobre el espíritu.
De esa inversión tenemos un ejemplo claro en la mitología menor, de por ejemplo, elfos y enanos en el seno de la mitología germánica.
Los elfos, seres bellos -sin confundirlos con el Oberon de Shakespeare en El Sueño de Una Noche de Verano- con culto, relacionados con aguas, sueños y muerte en una equiparación similar a los manes pero benévolos, algo así como germanos santificados tras su muerte indudablemente positivos que además son bellos como el sol, dominan la magia y los elementos naturales, brillan y son blancos o relucientes y desterran de su vida el pecado, la suciedad, la mentira y los males morales de la sociedad siendo seres intachables relacionados con los primigenios wanes fértiles que alegraban a los primitivos hombres la vida disipada del nomadismo antes de la llegada de los Ases y los espíritus del tiempo y el destino -las nornas-. Con el cristianismo, se produce una inversión y se convierten en espíritus malvados y retorcidos con connotación de transmisor de enfermedades, espíritus negativos -wichte- y profundamente
Y en cambio, tenemos a los enanos seres negativos en la mitología germánica que sujetan la cúpula celeste y que cualquier día la soltarán provocando el "fin del mundo" o el Ragnarok -término con el que se designa- que emergen de la carne putrefacta del gigante malvado primigenio llamado Ymir que con su sacrificio crea el mundo ya que de su carne salen los gusanos que son los enanos con raciocinio, condena que les dan los dioses. Viven en la oscuridad, son retorcidos, se les relaciona con lo manual en cierta forma como herreros y con la habilidad técnica y son negativos pues no se les rinde culto.
El cristianismo los convierte en los bonitos gnomos de jardín con gorrito rojo con relaciones en la naturaleza virgen y la vida mientras que antaño se relacionaban con la muerte y la putrefacción con promotores del fin del mundo y con la putrefacción pero cambian y se convierten en amables criaturillas de tres palmos máximos con un aire entrañable, mucha sabiduría y algo gruñones pero de buen corazón, sin duda.
La inversión de valores, sin duda alguna es una realidad.
Morgana se ha convertido en bella y los leprosos son los elegidos del Nuevo Testamento.
Y tenemos bonitas conversiones y metáforas con aguja -e hilo-.
Ay... la frivolidad.